Viernes 21 de enero de 2005
Los campesinos de la selva y zona norte soportan ya una década de crisis del sector
Estrategia zapatista consigue mejorar el precio del café que se compra a indígenas
A finales de 2004 anunciaron que adquirirían el grano a $12.50, y desde entonces compiten con los coyotes, quienes ahora ofrecen $15 por cada kilogramo de la semilla
La Realidad, Chiapas, 20 de enero.
Cuando doña Cristina me contó que había podido vender el café a los “compas de la junta” al mismo precio que daban los coyotes, como un ejemplo de que las cosas habían mejorado después de la creación de los caracoles, confieso que no entendí. ¿Cuál era la mejora? Pero ya no me explicó. De esto hace dos semanas.
Hoy comenzaron a bajar desde temprano los cafeticultores de las comunidades de la montaña, cargando con mulas y caballos sus costales de café. Hacia el mediodía esperaban junto al camino, sentados sobre sus bultos. La producción no ha sido muy abundante, pero como sea salieron bastantes kilos.
Los cafeticultores de la región venden en el mercado abierto, sin garantía ni precios especiales. La experiencia de la cooperativa zapatista Mutwitz, en los Altos, la cual vende café orgánico en la pista internacional del “precio justo”, no es, por desgracia, la misma de miles de campesinos rebeldes en la selva y la zona norte. Ni de los productores de Chiapas en general, siendo éste el estado con más cafeticultores en la República mexicana.
En esta zona el café no es orgánico, y durante más de una década ha sufrido los muy bajos precios internacionales. Tanto, que con frecuencia los analistas han señalado la caída histórica del café como una de las causas determinantes del levantamiento indígena de 1994. No obstante, el café sigue siendo el producto que mejor comercializan los tojolabales de estas montañas.
Una excepción es la comunidad Guadalupe Tepeyac, que después de seis años de exilio y ocupación militar de su pueblo, perdió por completo los cafetales. Ahora, luego de tres años de haber retornado, los tepeyaquenses apenas empiezan a cosechar un poco de café, y casi sólo para autoconsumo. Algunos otros, como don Esteban, de La Realidad, no levantaron mucho grano este año. “Ya mis matas se hicieron viejas. Habrá que renovar, pero toma tiempo para que produzcan las matas nuevas. Por lo regular cinco años”. El ya envejece, tiene problemas de riñón y está casi ciego; no parece en condiciones de volver a empezar el cultivo de su cafetal.
A finales de 2004, la junta de buen gobierno (JBG) Hacia la esperanza anunció que compraría café a 12.50 pesos el kilogramo. Así dijo Radio Insurgente. La gente se sorprendió. Los zapatistas pagaban mejor que los coyotes. Entonces sucedieron dos cosas: los indígenas buscaron vender a los zapatistas, y los coyotes subieron a 13 pesos para ganarle a la junta. Entonces ésta subió a 13.50, y los coyotes aumentaron a 14. Desde el 18 de diciembre todos pagan 14.50, y algunos coyotes hasta 15 pesos por kilo. La gente vende en uno u otro lado, pero mejor que antes.
Como hoy, cada mañana llegan vendedores al caracol Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños. Unos son zapatistas, otros no. La JBG informa que su almacén ya no da abasto. No lo construyeron con ese propósito, es temporal. En su interior se concentran decenas de costales, divididos en tres rincones con su letrerito: café seco, húmedo y manchado, respectivamente. Puesto que el Chómpiras no ha llegado, no hay modo de mandar el grano al lugar donde la JBG lo vende, en un almacén de la distante región del Soconusco.
El Chómpiras es un camión de 10 toneladas, propiedad de la JBG, “que ya ha tenido muchos viajes y aventuras”, según decía hace poco uno de los choferes. Ahora mismo, el vehículo salió a la ciudad a comprar (con las aportaciones de la sociedad civil) láminas, clavos y materiales para los pobladores de Primero de Enero, quienes se trasladarán en los próximos días de Montes Azules a tierras recuperadas del municipio autónomo Libertad de los Pueblos Mayas. Además, junto con otros carros, el Chómpiras va a realizar la mudanza de las familias a reubicar.
De manera que si las cosas siguen igual, la junta ya no va a tener dónde almacenar el grano. En diciembre, los zapatistas vendieron 8 mil kilos, y ahora esperan vender lo mismo, “si no es que más”, según dicen.
A esto se refería doña Cristina cuando reveló que la venta de café “salió mejor, pues ya lo están comprando los compañeros”. No es espectacular, pero tampoco es poco.
Algo de economía comparada
Un economista ambicioso saldría decepcionado de contabilizar los logros de la autonomía. En términos monetarios, y fuera de la órbita gubernamental, lo que por acá se mueve parece muy poco. Cuando la Secretaría de Turismo anunció que destinará 5 millones de pesos “más”, sólo al proyecto ecoturístico Las Guacamayas, en Marqués de Comillas, fue inevitable la comparación: con cuatro veces menos, las JBG de La Realidad o Morelia atienden en un año sus municipios autónomos (a la primera corresponden cuatro, a la segunda una decena): clínicas, escuelas, transporte y todo lo que habitualmente se llama “obra pública”.
Otros indicadores también resultan pertinentes. Al calor del escándalo provocado por el presidente Vicente Fox con sus declaraciones respecto al conflicto chiapaneco como cosa “del pasado”, el periodista Alvaro Delgado divulgó el 13 de enero los salarios del coordinador para el diálogo y la reconciliación en Chiapas, y los de sus colaboradores. Resulta que Luis H. Alvarez devenga cada mes 162 mil pesos brutos, y 123 mil libres. Casi millón y medio al año. Muy cerca del sueldo del Presidente de la República.
A esto se agrega una oficina integrada por siete funcionarios “con abultados emolumentos”: Hugo García, director general de Enlace Político, cobra poco más de 100 mil pesos mensuales. Los demás son Jesús Aguilar Muñoz, subdirector de Enlace en San Cristóbal de Las Casas; Lilián Estañol Corona, subdirectora de Análisis Coyuntural, y Adriana Hernández Peláez, enlace administrativo. Se agregan Fermín Ramírez, titular de la Dirección de Comunicación Social de la coordinación para el diálogo, y Ezequiel Rojas Lugo, subdirector de Audio, Video e Internet.
Los noticiarios de Radio Insurgente han divulgado reiteradamente una enumeración de los salarios que devengan el Presidente de la República, los secretarios de Estado, senadores y diputados, el gobernador de Chiapas, sus colaboradores, un presidente municipal, un síndico. Multiplican los sueldos por 12 meses del año, y también dividen para saber lo que recibe al día cada uno de ellos.
Ya los radioescuchas sacan cuentas de cuánto valen un “proyecto productivo”, un “programa” oficial o sus propios ingresos familiares. Con las conclusiones respectivas.
El finado Fidel Velázquez tenía razón: vivir fuera del presupuesto es vivir en el error. Cambios democráticos van y vienen pero, como sentenciara ese otro dinosaurio egregio, el profesor Carlos Hank González, “un político pobre es un pobre político”.