Chávez y Uribe ofrecen cooperación y respeto en la lucha contra el terrorismo. Simultaneamente las Farc lanzan fuertes ofensivas

17.Feb.05    Análisis y Noticias

Chávez y Uribe ofrecen cooperación y respeto en la lucha contra el terrorismo

“Plena” reanudación comercial entre Venezuela y Colombia; fin a la crisis

Anuncian que impulsarán proyectos con Brasil para afianzar la integración sudamericana

Caracas, 15 de febrero. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció hoy la “plena” reanudación del intercambio comercial entre su país y Colombia tras entrevistarse con su par colombiano, Alvaro Uribe, y dar ambos por superada la peor crisis diplomática bilateral desatada desde enero último a raíz de la captura en Caracas de un líder rebelde colombiano por órdenes de Bogotá.

Chávez también afirmó que su gobierno “lucha contra el terrorismo cualquiera que sea su rostro, disfrácese como se disfrace, vístase como se vista”. A su vez, Uribe admitió que este fenómeno en Colombia “engendra dificultades entre nuestros vecinos y hermanos”.

A finales de enero Caracas y Bogotá anunciaron el fin de la crisis, aunque quedaban algunos asuntos pendientes que ahora fueron finiquitados, como el comercio fronterizo y otros proyectos, cuyo retraso se debió a que Uribe se vio obligado a cancelar una visita a Caracas el 3 de febrero debido a una enfermedad en el oído.

Esta vez, tras recibir en el palacio de Miraflores y sellar el fin de la crisis al dar “vuelta a la página”, Chávez dijo que “los proyectos continúan” con la reanudación del comercio bilateral, por lo que dio órdenes a los gobernadores de los estados fronterizos con Colombia a cesar las medidas extraordinarias que su gobierno aplicó durante enero, cuando retiró a su embajador en Bogotá.

Indicó que se reactivaban los trabajos del gasoducto tranfronterizo, la venta de gasolina venezolana a poblados fronterizos y el libre paso de carbón de Colombia hacia venezuela. “Si hay alguna medida extraordinaria producto del impasse, eso quedó plenamente superado”, explicó en rueda de prensa con Uribe.

Anunció la reactivación, mediante los embajadores de ambos países, de las comisiones bilaterales y de todos los convenios en lo político, económico, social y en materia de seguridad que venían impulsando.

Informó de una pronta visita de su vicepresidente, José Vicente Rangel, a las ciudades colombianas de Bogotá y Medellín para estrechar las relaciones entre los dos países, Además, dijo que ambos gobiernos acordaron impulsar con Brasil “proyectos trilaterales para continuar afianzando la integración sudamericana”.

Chávez ratificó la decisión “más contundente e irrevocable” de luchar contra el terrorismo de cualquier signo y sin distinciones. Subrayó que su gobierno no apoya acto terrorista alguno, y que luchará con todas sus fuerzas, con la inteligencia, la contrainteligencia y todos los recursos a su alcance contra ese flagelo.

No obstante, reivindicó plenamente el concepto de soberanía que, dijo, debe ser reactivado y relanzado, como algo intrínseco a la existencia de un pueblo, un Estado. Apuntó que para eso están las constituciones y leyes de cada país.

“Para nosotros -expuso-, cuando vemos cómo se falta el respeto a pueblos desde centros de poder mundial, hay que levantar ese precepto”. Abogó por una “sana praxis” de la soberanía, sobre todo entre pueblos hermanos y vecinos, para la vida de los pueblos y el desarrollo de las naciones.

Por su parte, Uribe externó que no podía desconocer que el desafío terrorista en Colombia engendra dificultades a sus vecinos y hermanos, y que considerando el examen de los últimos sucesos y las relaciones de dos años y medio con Venezuela, se desprende que debe haber una comunicación ágil.

Una comunicación, explicó, tanto entre los presidentes como entre los ministros de Defensa, de los comandantes de las fuerzas armadas y de las policías de ambos países. Subrayó que “la cooperación dentro del respeto implica cooperar para que no se afecte la soberanía y respetar la soberanía”.

La crisis se desató luego que el 13 de diciembre fue “secuestrado” en territorio venezolano el líder guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Granda, y luego presentado oficialmente en Colombia como una captura gracias a un sistema de “recompensas”, que involucró a militares venezolanos.

Para Venezuela fue un “secuestro” violatorio de su soberanía y de sus leyes; en el conflicto, Estados Unidos tomó partido por Colombia. En contraste, el diferendo fue disipado gracias a la mediación diplomática de Perú, Cuba, Brasil, Argentina y España.

El flujo comercial colombo-venezolano, de 2 mil 500 millones de dólares en 2004, fue el más afectado, pues Venezuela suspendió el comercio y los proyectos bilaterales. Las consecuencias se sintieron sobre todo el Colombia, en cuyas regiones límitrofes hubo desabasto de electricidad y gasolina.

Finalmente, Hugo Chávez defendió la compra de armamento ruso y sobre el llamado de alerta de Estados Unidos al respecto, señaló: “nosotros sí debemos estar preocupados por tantas armas que tienen ellos”.

A su vez, Robert Zoellick, número dos del Departamento de Estado estadunidense, señaló que su gobierno no debe tener miedo de protestar ante Hugo Chávez, pues es él quien realmente “coarta las libertades”.

Ofensiva de las Farc:

‘Las Farc aún tienen mucho poder’, asegura el Comandante de las Fuerzas Militares

El general Carlos Alberto Ospina dice que el país debe esperar más ataques de ese grupo insurgente, pues busca demostrar que está vivo.

Ospina se refirió a los recientes golpes de las Farc en Iscuandé (Nariño), Putumayo y Mutatá (Urabá), que dejaron 43 militares muertos en apenas ocho días.

Es el primer alto mando en reconocer públicamente que ese grupo aún no ha sido derrotado. “Nosotros siempre hemos dicho que las Farc están siendo derrotadas, pero que todavía no están derrotadas, todavía tienen mucho poder”.

¿Cómo interpreta usted los hechos ocurridos en los últimos días?

Es claro que las Farc están perdiendo mucho de su poder y por eso, luego de tantos reveses, están tratando de demostrarse a sí mismos que no están derrotadas y que todavía tienen poder.

¿Eso no es una forma de restarle mérito al enemigo?

Solo en Iscuandé hubo verdadera intención de atacar y, sin embargo, no ingresaron a la base a robar los fusiles y el material de los soldados. El de Putumayo fue una acción pasiva con explosivos, mientras que en Urabá la tropa estuvo a la ofensiva.

¿Para las Fuerzas Militares qué representan estos golpes estratégicamente?

Desde el punto de vista humano es un golpe muy duro porque todos eran excelentes soldados. Tácticamente representan situaciones adversas puntuales, pero estratégicamente no cambian la situación: las Farc siguen siendo derrotadas. Lo que tienen estos reveses es un valor sicológico y eso lo aprovechan. Y en el marco estratégico es muy difícil cambiar el balance de un día para otro.

Pero se dice que fueron emboscadas de las Farc…

En realidad lo que querían en Iscuandé era hostigar la base. Pero en Putumayo lo que ocurrió fue que un oficial, de manera inconsulta, tomó unos soldados del batallón de servicios -que son administrativos y no están en el monte- y los montó en un vehículo, se va sin informarle y cae en una trampa. No es una situación ofensiva de las Farc sino un movimiento errático de nosotros.

Y en Urabá, las tropas fueron a buscar a los bandidos que estaban escondidos en el monte y se presentó una acción defensiva de las Farc.

¿Por qué en el caso de Urabá no se habló de error militar?

Porque la patrulla cumplió con su objetivo que fue sorprender y enfrentar a los bandidos. Ahora lo que revirtió la situación fue un daño en el radio y que en el momento en que combatían con el primer grupo apareció otro más grande. Eso lo estamos investigando. Los soldados lucharon con valentía, son unos héroes y van a ser condecorados póstumamente, al igual que los sobrevivientes.

¿Estos reveses pudieron ocurrir porque algunas tropas se durmieron en los laureles ante los buenos resultados del año pasado?

Yo no diría esto porque la acción de las Fuerzas Militares y de la Policía continúa y las Farc ya no tienen espacio, nadie los apoya, quienes les temían ya no lo hacen.

Pero, ¿las Farc están derrotadas o no?

No. Lo que hemos dicho es que están siendo derrotadas, pero no se ha logrado eso porque aún tienen el apoyo del narcotráfico y este no ha sido derrotado. Es posible que se presenten nuevos ataques, porque están tratando de demostrar que aún están vivas.

¿Estos ataques no serán una forma de presionar a las tropas para que liberen la presión en la zona del Plan Patriota, donde los operativos militares son constantes?

Eso lo teníamos previsto desde antes de iniciar el Plan Patriota. Sabíamos que estos ataques podían ocurrir y que la población iba a pedir la presencia de la tropa regresara de zonas alejadas para cuidar las ciudades. Pero la realidad es que los jefes de la guerrilla sienten el peligro y están tan escondidos que, en realidad, no hemos podido localizarlos porque están en lo más profundo de la selva.

¿Pero la Fuerza Pública tiene suficiente capacidad para cubrir aquellas zonas que han sido abandonadas por las autodefensas?

Con lo que ha ocurrido muchos han salido a decir que como las autodefensas se fueron de esas áreas ahora se metieron las Farc. Si eso fuera así ellos se habrían tomado esas poblaciones. Y en las zonas donde ha habido desmovilizaciones como Norte de Santander y Valle hay presencia de la tropa.

Quisiéramos llevar más hombres, pero para suplir eso se les ha ordenado que haya más movilidad. Y otro factor que es fundamental es el de los cooperantes pues si hay gente que dé información se pueden evitar muchos ataques.

En el caso de Iscuandé murieron varios soldados campesinos. ¿Están realmente bien preparados?

Ellos ingresan como cualquier soldado y se llevan tres meses a un centro de entrenamiento del Ejército o de la Armada. Una vez cumplen ese proceso regresan con la misión de cuidar sus poblaciones y se les da buena dotación. En el caso de Iscuandé tuvieron dos semanas más de entrenamiento. El problema, que se detectó en la investigación, fue que no tenían normas de seguridad.

¿Entonces los soldados campesinos están pasando a la ofensiva?

Su función es la proteger las poblaciones. Para cumplir esa misión tienen que hacer operaciones en los alrededores, mientras la Policía cuida los cascos urbanos. En ese aspecto sí es estar a la ofensiva. Por eso, en Iscuandé no había solo infantes campesinos, sino soldados regulares.

El caso de Urabá lo llevó a usted a retirar del mando al Comandante de la Brigada 17 ¿Eso no es ponerles a las Farc en bandeja las cabezas de oficiales y, de paso, bajar la moral de la tropa?

Es algo que no nos gusta. Las investigaciones arrojan resultados que necesitan correctivos. No se trata de pérdida de dinero o bienes, sino de vidas humanas. En Urabá relevamos a un general para que la investigación sea transparente. Cuando uno asiste a los velorios ve el dolor de las familias y siente el peso de la responsabilidad. Esos soldados son los verdaderos hijos del pueblo, no vienen de los colegios del norte de Bogotá o de Medellín. No vi ricos allá, vi gente pobre. Y a esa gente es a la que yo le tango que responder.

Algunos analistas critican a las Fuerzas Militares, hablan de que el repliegue de las Farc terminó e incluso sentencian que fracasó la Política de Seguridad Democrática. ¿Qué opina de esas posiciones?

Algunos analistas mezclan la estrategia con política partidista. Esos análisis no son objetivos. Una cosa es un estratega y otra un analista político. No los critico, pero creo que están fuera de contexto.

¿Cómo va el Plan Patriota?

Con frecuencia se confunde el Plan Patriota con la captura de los cabecillas de la guerrilla, pero en realidad es una actividad a largo plazo. Lo primero que hicimos fue hacer presencia en todos las poblaciones que habían sido abandonadas, tanto con la Policía como el Ejército y la Armada, en especial los lugares más remotos.

Pero hay otros resultados…

Estamos destruyendo su infraestructura, en especial la dedicada al narcotráfico. Les hemos quitado infraestructura equivalente a 350 mil millones de pesos, 300 vehículos, cuatro hospitales y 300 campamentos. También hemos encontrado carreteras que salen del suroriente y llegan cerca de Bogotá o de Venezuela. Hay una parte que no hemos cumplido, que es la captura de los cabecillas, y eso lo tenemos presente todos los días.

¿El plan es sostenible?

Se requieren muchos recursos económicos, pero también hay que tener en cuenta el desgaste de la tropa. Todo eso lo hemos calculado y nos estamos ocupando, en especial, de la recuperación moral y física de la tropa porque se está luchando en zonas muy difíciles.

¿Qué tanta deserción hay en las filas oficiales?

No tenemos deserción. Tenemos soldados profesionales que después de las vacaciones deciden retirarse del servicio. Pero yo puedo garantizar que ese porcentaje es mínimo y el 98 por ciento de la tropa que sale a descanso regresa.

¿Y el número de muertes?

Solo en el sur del país el año pasado se dieron de baja 287 de las Farc, 252 capturados y 83 que se han salido de ese grupo. Y de tropas nuestras tuvimos 67 muertos y 346 heridos. De estos, 170 ya han regresado al trabajo.

Incursión de Farc en El Tarra

Guerrilleros de las Farc hostigaron ayer en la madrugada la estación de Policía del municipio de El Tarra (Norte de Santander), en la región del Catatumbo.

Así lo informó el comandante de la Quinta Brigada del Ejército, general Édgar Ceballos. Según el oficial, los soldados repelieron el ataque de los insurgentes.

Cincuenta guerrilleros arribaron a las 5:30 a.m. al casco urbano e iniciaron el hostigamiento. En El Tarra, municipio montañoso y selvático no se registraban acciones de las Farc desde hacía más de tres años, cuando las autodefensas impusieron un dominio total.

Más acciones de las Farc en Urabá

El secuestro anteayer de ocho personas en Dabeiba, en la vía que conduce de Medellín al Urabá antioqueño, 48 horas después de la muerte de 19 soldados del batallón Voltígeros en Mutatá, en la misma zona, así como el hallazgo de una caleta de armas del frente 5 de las Farc en San Pedro de Urabá, tienen intranquila a la comunidad de esta región que teme la llegada de una nueva época de violencia.

Desde hace 10 años la presencia de las Farc en el área del golfo de Urabá, sector que dominaron hasta inicios de los 90, se hizo mínima debido a la llegada de las autodefensas que obligaron a la guerrilla a retroceder y refugiarse en áreas vecinas como el norte del Chocó y la serranía de Abibe, norte de Antioquia.

Fallas del ataque

Un factor que contribuye a la zozobra de los últimos días son los numerosos interrogantes desde el punto de vista militar que dejó el ataque de la guerrilla en Mutatá, y que originó el retiro del comandante de la brigada XVII, general Héctor Fandiño, por posibles fallas tácticas.

Las Fuerzas Militares insisten en que se no se trató de una emboscada de las Farc sino de un combate. Pese a esto, hay versiones en contravía de esa afirmación.

Ayer trascendió que la patrulla del batallón Voltígeros en efecto llegó en operación ofensiva hasta la vereda Porroso para defender a esa comunidad indígena de un asalto guerrillero. Sin embargo, al parecer, esto hacía parte de un señuelo puesto por las Farc.

Así lo confirmó uno de los soldados que resultó ileso y el hermano de dos de los militares que fallecieron en la vereda Porroso, de Mutatá.

“El lunes, un informante advirtió que allá había 11 guerrilleros. Ahí mismo enviaron la patrulla. La información era precisa pero estaba preparada, era una carnada”, dijo el soldado profesional Didier Guisao.

Guisao agregó que los militares llegaron a la zona y se emocionaron cuando dieron de baja a los 11 guerrilleros. “Uno se deja llevar cuando ve que el enemigo es de uno. En ese momento solo murió un soldado”, explicó.

Lo mismo le había dicho el jueves pasado a EL TIEMPO el soldado Édison Osorio, otro de los ilesos. Según él, primero hubo combates durante unas 4 horas y el Ejército iba “ganando”.

“El problema fue que los soldados fueron a sacar a los bandidos muertos y les faltó asegurar la parte alta de la zona. Ni los oficiales, ni suboficiales ni los soldados se percataron de esto”, dijo Guisao.

Relevado comandante de la Brigada 17 por ataque de las Farc

El revés militar ocurrido el martes pasado en Mutatá, Urabá antioqueño, en el que perdieron la vida 19 militares y cinco resultaron heridos, produjo ayer las primeras medidas en las Fuerzas Militares.

El comandante de esa institución, general Carlos Alberto Ospina Ovalle, anunció anoche en rueda de prensa el relevo del mando del general Héctor Jaime Fandiño Rincón, comandante de la Brigada 17, con sede en Carepa, zona del Urabá antioqueño, unidad a la que estaba adscrita la patrulla de 28 militares involucrada en la operación.

En su reemplazo fue designado el general Luis Alfonso Zapata Uribe, quien venía desempeñándose en el la Dirección de Operaciones de las Fuerzas Militares en Bogotá.

En la rueda de prensa, el general Ospina aseguró que aunque la patrulla cumplió con la misión de bloquear la llegada de los guerrilleros del frente 5 de las Farc a la comunidad indígena de Mutatá, fallaron las comunicaciones para con el helicóptero artillado que debía brindarles apoyo.

Este hecho, según el general, desencadenó la falta de apoyo a la patrulla involucrada en los choques contra las Farc.

Como consecuencia, las tropas de refuerzo no pudieron proteger la vida de los militares, pese a que cerca de la zona de los enfrentamientos se encontraba el helicóptero artillado.

Pese a esta explicación, en la que la palabra “falla” salió a relucir, el general Ospina dijo que no se puede considerar que se trató de un error militar e insistió en que la patrulla no fue emboscada por los guerrilleros.

“No fue una emboscada, fue una reacción a un combate directo con la guerrilla”, sostuvo y agregó que “la aparición de los refuerzos de las Farc fue sorpresiva”.

Fuentes extraoficiales dijeron a este diario que los militares que dirigieron la operación al parecer reportaron inicialmente una anomalía que no existía, lo que se tradujo en una errónea planeación de las operaciones.

Por último, el general Ospina aseguró que es posible que en los próximos días se produzcan más medidas, de acuerdo con lo que arrojen las investigaciones que realiza el inspector del Ejército, general Duván Pineda, quien asumió directamente el caso.

CONFLICTO / ENFRENTAMIENTOS EN MUTATÁ, CERCA DE LA LLORONA
17 militares muertos y 8 desaparecidos

Es el tercer revés en 8 días. Analista dice que es el fin del repliegue de las Farc. General Ospina afirma que fue una acción ofensiva del Ejército. Gobierno de Antioquia habla de emboscada.

La incertidumbre por la suerte de una patrulla de unos 30 militares en la región de Urabá, y con la que se había perdido toda comunicación desde el martes en la noche, era total en la tarde de ayer en el Ministerio de Defensa.

De hecho, los jefes de prensa de las Fuerzas Militares vacilaban al momento de entregar cifras sobre el número de bajas o cuando se trataba de precisar lo que realmente habría ocurrido.

El caso preocupaba porque se trataba del tercer revés militar en una semana después de que el martes primero de febrero las Farc atacaron una base de la Armada en Iscuandé (Nariño), en la que murieron 16 militares; al día siguiente atentaron contra una patrulla en Putumayo, con 7 militares muertos, y se hablaba insistentemente de una reactivación de las acciones de las Farc, tras un repliegue estratégico de más de dos años.

Además, el sitio donde ocurrían los hechos –el cañón de La Llorona– aumentaba la incertidumbre, toda vez que desde hacía casi tres años las Farc no realizaban allí acciones ofensivas contra la población ni contra la Fuerza Pública.

Hacia las 6 de la tarde, la incertidumbre comenzó a despejarse cuando el general Carlos Alberto Ospina, comandante de las Fuerzas Militares, entregó en una conferencia de prensa en Bogotá, el primer parte de guerra: un oficial y 16 soldados adscritos al Batallón de Infantería Número 47 Voltígeros muertos y ocho desaparecidos.

En los choques, según el reporte, también perdieron la vida 11 subversivos y resultaron heridos un suboficial y un soldado.
‘Fue una emboscada’

Sin embargo, anoche el secretari de Gobierno de Antioquia, Jorge Mejía, en declaraciones a la prensa aseguró que se trató de una emboscada.

Pero el informe del Comandante de las FF.MM., insistía en que se trató de una acción ofensiva luego de que la Brigada 17 recibió el martes en la mañana informaciones sobre el desplazamiento de un grupo del frente 5 de las Farc hacia la zona del río Porroso, a 20 kilómetros de Mutatá, unos 40 minutos de la cabecera municipal.

Los militares, según el reporte del alto oficial, llegaron al sitio, en la parte alta de la Serranía de Abibe, y se presentaron los combates contra los miembros de las Farc.

En medio de los choques, según dijo el general Carlos Ospina, las Farc enviaron refuerzos al sitio donde se desarrollaban los hechos y los combates se prolongaron durante toda la tarde.

Al salirles al paso a las versiones sobre un nuevo revés militar, el general Ospina dijo que lo de Mutatá es diferente a lo de Iscuandé y Putumayo, toda vez que ocurrió como consecuencia de una acción ofensiva del Ejército.

“Lo que se hizo fue evitar que las Farc atacaran a la población y que comenzaran a tener el control sobre el Urabá”, sostuvo.
Desde el martes, las autoridades locales y los tres hospitales de Mutatá, Chigorodó y Apartadó se encuentran en alerta máxima ante las versiones de pobladores que hablaban de 20 cadáveres.

Al finalizar la tarde, voceros de la Brigada 17 no habían confirmado si los cadáveres serían trasladados a Mutatá, Chigorodó o directamente a las instalaciones de esa unidad militar, donde anoche se agolpaban familiares de los militares que pedían informes sobre sus seres queridos.

Desde 1992 se han presentado varios hechos, entre enfrentamientos, retenes, emboscadas y tomas de las Farc, que han dejado un gran número de muertos.

Ataques de las Farc

2 de febrero del 2005: cuatro soldados murieron y cuatro quedaron heridos luego de combates en zona rural de Vistahermosa (Meta).

2 de febrero del 2005: 8 militares y un civil muertos, así como 4 heridos dejó el paso de una patrulla por un campo minado en el corregimiento Santa Ana, de Puerto Asís (Putumayo).

Primero de febrero del 2005: 16 militares murieron y otros 24 quedaron heridos después de un ataque a una base en Iscuandé (Nariño).

18 de enero del 2005: 7 militares murieron y 5 resultaron heridos cuando explotó un campo minado en zona rural de Ortega (Tolima).

La Llorona: sitio estratégico

El Cañón de La Llorona, a 230 kilómetros de Medellín, situado entre los municipios de Dabeiba y Mutatá, es el punto más estratégico de la carretera que conecta a Medellín con el puerto de Turbo, en el Urabá antioqueño.

Sitio de encuentro de la cordillera occidental, unos kilómetros más arriba se parte en tres estribaciones: las serranías de Abibe, Ayapel y San Jerónimo, cuyo eje central es el famoso Nudo de Paramillo, bastión de las autodefensas.

Por esto, se ha dicho que quién domine el cañón no solo tiene acceso a la zona bananera de Antioquia, sino que también abre un corredor hacia el Nudo, el occidente y el suroeste del departamento y el Urabá chocoano. El panorama lo completa la posición privilegiada en la que se encuentra por sus salidas al mar, en el Pacífico y el Atlántico, lo que facilita el tráfico de drogas y de armas desde y hacia Centroamérica.

La región ha sido fortín para los grupos armados ilegales porque fue zona de colonización espontánea, sin control ni presencia del Estado, desconectada del interior del país y con una profunda carga de explotación de la clase obrera. El cañón está rodeado por unos 50 kilómetros de una topografía agreste y empinada que se disputan los paramilitares con los frentes 5 y 34 de las Farc.

La consolidación del dominio paramilitar en el eje bananero de Urabá (que conforman los municipios de Turbo, Apartadó, Chigorodó y Carepa) fue impuesta a sangre y fuego por las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), fundadas y lideradas por los hermanos Fidel, Carlos y Vicente Castaño Gil. De hecho, fue en Urabá donde se realizó la ‘conferencia’ que dio lugar a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en abril de 1997, dentro de la cual las Accu fueron su principal fuerza.

Pero Urabá también es vital para las Farc, quienes mantienen un despliegue militar en La Llorona e insisten en conservar allí su control por la importancia geoestratégica de la zona a la que esta agrupación guerrillera, a través de los miembros del bloque Noroccidental.

Reflexiones de un teórico de la contrainsurgencia:

El comienzo del fin del repliegue

ALFREDO RANGEL SUAREZ Director de la Fundación Seguridad y Democracia

El ataque nuevo de las Farc en Urabá eleva a más de cuarenta el número de bajas de las Fuerzas Militares en los últimos tres días.
Luego del ataque en Nariño y Putumayo, la guerrilla realizó otro ataque aun más demoledor en el extremo opuesto del país. Prueba indudable de que, a excepción de algunas zonas de Cundinamarca y el oriente antioqueño, la mayoría de los frentes de las Farc mantiene prácticamente intacta su capacidad militar.

Han sido golpes consecutivos que evidencian una reactivación de acciones militares de las Farc de mayor envergadura, comparadas con las que han venido realizando en los dos últimos años, basadas principalmente en pequeños hostigamientos y emboscadas y muchos campos minados.

Las Farc no han estado inactivas. De hecho, durante los dos primeros años del presente Gobierno realizaron igual número de acciones que durante el cuatrienio anterior; pero eran acciones de pequeña escala que, incluso, no las registraban los medios de comunicación.

Las acciones recientes marcan el comienzo del fin del repliegue de las Farc. Muy probablemente no realizarán todavía una contraofensiva masiva, pero estas acciones marcan un nuevo quiebre en la dinámica del conflicto hacia el futuro. La situación podría ponerse peor a medida que se acercan los momentos de las decisiones lectorales.

El Gobierno haría bien en alertar a la ciudadanía sobre estas posibilidades y atenuar su iluso triunfalismo que lo lleva a explicar estos desastres militares como el producto de errores cometidos por los soldados caídos en combate, y no como resultado de que el adversario todavía es fuerte y no ha sido aún debilitado de manera crítica. Para el Gobierno también será muy difícil seguir sosteniendo que en Colombia no hay un conflicto armado interno sino una amenaza terrorista.

Con todo y su barbarie, hay que reconocer que las recientes acciones son hechos de guerra ejecutados por una fuerza militar jerarquizada, capaz de realizar acciones sostenidas y coordinadas, con uniformes y signos visibles, con mandos responsables, que tienen presencia y control en muchas zonas del territorio nacional.
No se puede tapar el sol con las manos.

Si estas acciones de las Farc continúan, van a seguir creciendo las dudas que ya se empiezan a manifestar en muchos sectores de la opinión sobre la eficacia incontenible y el éxito fulminante de la política de seguridad democrática que nos ha querido mostrar el Gobierno. Los colombianos debemos ser concientes de que nos esperan tiempos muy difíciles y que no hay ni redentores ni soluciones mágicas a la vista.