Foto de la Marcha Mapuche por la Autonomía
Azkintuwe Noticias
Pueblos indígenas de Latinoamérica
En la mira de EE.UU
El poderío económico, político y militar de China, la expansión del Islam y la emergencia de un movimiento radical indígena en Latinoamérica, son algunos de los fenómenos que el National Intelligence Council (NIC) ha identificado como probables amenazas para la hegemonía de EE.UU el año 2020. Asi lo establece su tercer informe sobre proyecciones futuras publicado recientemente y entregado al Departamento de Estado para guiar la política exterior de la principal potencia político-militar del planeta. El documento fue elaborado en base de información recabada y procesada por unos 13 organismos estatales de inteligencia, entre ellos la CIA y complementada con las conclusiones de reuniones y conferencias de expertos en Estados Unidos, además de seis conferencias regionales, una de las cuales se desarrolló en Santiago de Chile.
Por Pedro CAYUQUEO / Azkintuwe Noticias / 28 de marzo de 2005
Para el año 2020 se estima que el PIB de la República Popular China será mayor que el de la mayoría de los países de Occidente. Y aunque el poderío del gigante asiático es casi una certeza en el futuro cercano, es una incógnita si sus relaciones con otros países serán de cooperación o más bien de confrontación. El Islam por su parte, tanto en su vertiente religiosa como política, tenderá a acrecentar su impacto mundial y aunque es probable que Al Qaeda ya no exista el 2020, esta será reemplazada por otros grupos islamistas radicales, mucho más pequeños y eficientes gracias a los avances en la tecnología de la información. ¿Y qué sucederá en Latinoamérica? Nada bueno. La emergencia de movimientos indigenistas políticamente organizados hará tambalear los estados y pondrá en serio riesgo la seguridad regional. Los casos de México, Ecuador, Bolivia y Chile ya lo estarían advirtiendo.
¿Una catastrófica predicción de Nostradamus? No. Más bien los resultados del último informe del Proyecto Global Trends 2020, impulsado por el National Intelligence Council (NIC o Consejo Nacional de Inteligencia) de los EE.UU y que busca identificar las probables amenazas para la hegemonía mundial del país del norte hacia el año 2020. En una perspectiva de 15 años hacia adelante, el Informe presenta las principales tendencias y escenarios para el mundo en materia política, económica, social y militar, buscando de esta forma orientar la política exterior del gobierno estadounidense. Es asi como el NIC reporta sus análisis estratégicos directamente al Presidente George W. Bush, los cuales elabora en base de información recabada y procesada en coordinación con el resto de la comunidad de inteligencia, compuesta por unos 13 organismos estatales, entre ellos la CIA, además de la colaboración de un grupo multidisciplinario de expertos internacionales.
En su tercera versión -la primera data de 1997- el Informe del NIC eñala que para el año 2020, el rostro de la globalización será asiático. Estados Unidos y Europa tendrán que acomodar a dos nuevos jugadores -China e India- en el mapa geopolítico mundial. “Conjugando su sostenido y alto crecimiento económico, la rápida expansión de su capacidad militar, y la mera dimensión de su mercado interno (se estima que el total de la población de China e India llegará a 2,7 mil millones), China e India liderarán al continente asiático en su nuevo rol de poder económico y político -y potencialmente también tecnológico- con el que los tradicionales “patrones del mundo”, Estados Unidos y Europa, tendrán que lidiar seriamente, debiendo ceder su privilegiada posición de mando”, señala el NIC.
De la misma forma, el Informe advierte sobre las nuevas amenazas militares y geopolíticas en ciernes sobre el planeta, entre las cuales identifica en primer lugar a la expansión del Islam. Según el NIC, fortalecida por la globalización de las comunicaciones, el renacimiento de la identidad musulmana fomentará la expansión del islamismo radical dentro y fuera del Medio Oriente, incluyendo el sudeste asiático, Asia Central y Europa Occidental. La gran población joven en países árabes, las malas perspectivas económicas, la influencia de la educación religiosa, y la islamización de instituciones como los sindicatos, ONGs y partidos políticos, mantendrán al Islam como una fuerza política determinante. Y si bien duda que Al Qaeda pueda seguir existiendo el 2020, advierte que su lugar podría ser ocupado por otros grupos islámicos, más pequeños y eficaces gracias a los avances en la tecnología de la información.
Indígenas en la mira
La emergencia de los pueblos indígenas o el reforzamiento de las identidades étnicas en Latinoamérica no escapan al análisis predictivo de uno de los principales “think thank” que resguardan la hegemonia política, económica y militar de los EE.UU en el planeta y la región. Para realizar este verdadero escanner contrainsurgente, pieza clave de la ingeniería militar de la llamada Guerra de Baja Intensidad (GBI), un remozado esquema de la antigua Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el NIC contó con la colaboración de numerosos expertos latinoamericanos, quienes se reunieron en una conferencia regional realizada en Santiago de Chile en junio del 2004, denominada “Latinoamérica 2020: Pensando los escenarios de largo plazo” y coorganizada por la Universidad de Georgetown, el Centro de Estudios Nueva Mayoría (Buenos Aires) y la Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago).
Tomando como ejemplos el levantamiento zapatista en el sureste mexicano, el ascenso político del movimiento indígena en Ecuador, el discurso fundamentalista y radical de un sector del movimiento aymara en Bolivia (MIP) y la lucha de los mapuche en el sur de Chile, el Informe es claro en destacar que temas como la gobernabilidad democrática y sus instituciones, la inserción internacional -incluyendo la relación con Estados Unidos y las principales potencias mundiales- y la seguridad frente a las nuevas amenazas -entre ellas el narcotráfico y las reivindicaciones indígenas- serán los principales factores que determinarán el futuro latinoamericano de cara al 2020.
“En el sur de México, la región andina y algunos países centroamericanos, reivindicaciones territoriales impulsadas por grupos indigenistas irredentistas podrían incluir el escenario de insurgencia armada y violencia política”, predice entre sus conclusiones el documento, que contó con la participación de “expertos” chilenos como Andrés Allamand (RN), Enrique Correa (Ex PS) y José Joaquín Brunner, este último sociólogo, ex ministro del gobierno de Eduardo Frei y uno de los directores de la Fundación Paz Ciudadana, “think thank” de la derecha empresarial chilena, promotora de las políticas represivas de “tolerarancia cero” del ex alcalde de New York, Rudolph Giuliani.
“La emergencia de movimientos indigenistas políticamente organizados también puede representar un riesgo para la seguridad regional. Si en los próximos años los movimientos de reivindicación indigenista no logran inserción en el sistema político ni determinados niveles de inclusión social, existe la probabilidad de que muchos movimientos evolucionen hacia reivindicaciones de tipo autonómico territorial como sucediera décadas atrás en la costa atlántica nicaragüense; en el sur de México, la región andina y algunos países centroamericanos”, lo que a juicio de los expertos amenazaría gravemente la “integridad territorial” de numerosos estados.
“Algunos conflictos latentes y en curso, particularmente aquellos que involucran a grupos étnicos transfronterizos, amenazan con regionalizarse. En el peor de los casos, podría resultar con algunos territorios y poblaciones fuera de cualquier control gubernamental efectivo”. Pero no solo eso. A juicio del NIC, “algunas reivindicaciones territoriales impulsadas por grupos indigenistas irredentistas podrían incluir el escenario de insurgencia armada y violencia política”, advierten los expertos, conscientes que gran parte de los territorios históricos de los pueblos indígenas en Latinoamérica se encuentran hoy divididos por las fronteras de los actuales estados, como ocurre con el Kollasuyo Aymara (Peru, Chile y Bolivia) o el Wallmapu de los mapuche (Chile y Argentina).
“El irredentismo indigenista plantearía altas dosis de incompatibilidad con el orden político y económico occidental sostenido por los latinoamericanos de origen europeo, y por lo tanto una profunda fractura social, que derivaría en insurgencia armada, respuestas represivas por parte de gobiernos contrainsurgentes, violencia social y balcanización política y territorial. Un escenario de turbulencia como éste, ahuyentaría capitales, inversiones y la propia dinámica del mercado por un período prolongado. Asimismo, se profundizaría la heterogeneidad regional, entre los países que sufrieran el ascenso del irredentismo etnopolítico (en la Región Andina o Guatemala) y aquellos países de población mayoritariamente europea (el Cono Sur)”, enfatizan.
La conexión terrorista
La relación entre los movimientos étnicos y grupos terroristas internacionales, pregonada por la prensa sensacionalista y contraria a las reivindicaciones de los pueblos indígenas, como es el caso del diario empresarial El Mercurio en Chile, no escapa a las catastróficas predicciones de los expertos al servicio del NIC. “Poderes fácticos y actores armados no estatales (mafias, narcotraficantes, grupos terroristas internacionales) podrán establecer diferentes tipos de alianzas estratégicas con grupos armados irregulares en la región. Áreas sin control pleno del estado (los departamentos de Boyacá, Caquetá y tantos otros en Colombia; las fronteras venezolano-brasileña y venezolano-colombiana, áreas de Cochabamba en Bolivia, las costas de Haití, etc.) constituirán blancos privilegiados de este tipo de alianzas que representan un riesgo para la seguridad global”, señalan.
Pero no sólo las probables conexiones con Al Qaeda preocupan a los expertos. El progresivo encuentro evidenciado en los últimos años entre el movimiento indígena y grupos contrarios a la globalización, asi como sectores del movimiento popular latinoamericano, también es materia de análisis y predicciones. “El ascenso a gran escala de movimientos indigenistas radicalizados, políticamente revolucionarios, en varios países de la región, podría incluir la convergencia de los indigenistas con algunos o varios de los movimientos sociales no indigenistas, pero con frecuencia radicalizados (“sin tierra” brasileños, campesinos paraguayos y ecuatorianos, piqueteros argentinos, grupos antiblobalización, etc.), que existen en la actualidad”, señalan.
“A principios del siglo XXI, grupos indigenistas radicalizados existen en la mayoría de los países latinoamericanos. Este escenario supondría que, para 2020, los mismos han crecido exponencialmente y logrado la adhesión mayoritaria de los indígenas en sus países; un “efecto demostración” o “contagio” podría hacer que una rebelión indigenista en un país, se extienda a otros países”, señalan. Y para evitar todo esto, la receta pareciera ser la tolerancia cero de Giuliani: mayor inversión en defensa militar y estrechar por supuesto los lazos con el gobierno de los EE.UU, escenario que ven con preocupación ante la llegada al poder de numerosos mandatarios de izquierda en la región, tales como Hugo Chavez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Tabaré Vasquez en Uruguay y el populista Nestor Kirchner en Argentina.
“Este escenario de ola antiimperialista continental implicaría sub-escenarios de aislamiento internacional, empobrecimiento y fuga de capitales, conflictividad e ingobernabilidad a nivel continental” señalan, para finalizar con una sentencia que no deja lugar a especulaciones respecto de la orientación del Informe. “El vínculo que establezcan los países de la región con Estados Unidos será determinante”, para su futuro político y de seguridad, señalan.
El caso mapuche
No es primera vez que los mapuches de Chile figuran en informes de inteligencia continental. El año 2002, un documento secreto de la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA) denominado “Apreciación Combinada de la Situación Subversiva en el Continente”, señalaba que el conflicto mapuche podría convertirse en una amenaza no solo para la estabilidad político-institucional del Estado chileno, sino además para su “integridad territorial”.
De acuerdo al documento elaborado en el marco de la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), que integran altos mando castrenses de toda la región, los jefes militares expresaban inquietud por el avance del “Movimiento Indigenista” el Latinoamérica, principalmente el caso del pueblo mapuche, que a juicio de los analistas podría llegar a constituir “un tema relevante de seguridad nacional”, tanto o más que la acción “terrorista” que realizaron o podrían realizar grupos subversivos chilenos descontentos con el modelo económico-social imperante.
En parte del estudio, que abarcaba toda Latinoamérica, se manifestaba en tono inquietante que la “internacionalización de los conflictos étnicos, constituye una amenaza latente a la integridad de los estados”. De acuerdo a la reflexión de los oficiales de la CEA, en América Latina “estamos sin lugar a dudas frente a un panorama estratégico todavía incierto, complejo, volátil y al parecer precariamente estable que no termina de decantarse”. Años antes, en 1999, un balance similar había sido dado a conocer por el Centro de Estudios e Investigaciones Militares de las Fuerzas Armadas de Chile.
En el documento “El conflicto Mapuche y su Impacto en la Seguridad Nacional”, la activa resistencia mapuche en las regiones VIII y IX del sur de Chile se transformó en un tema de seguridad para los militares. El balance del documento era contundente. “Los mapuche son un problema de seguridad porque afecta el orden interno y la tranquilidad pública del país, a través de diversos llamados que los dirigentes del movimiento han efectuado a transgredir el ordenamiento jurídico”, amenazando además con sus discursos de autonomía la “integridad territorial” del estado chileno / Azkintuwe
* Su autor es periodista. Director del Periódico Azkintuwe.
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