Compañeros y compañeras:
A continuación les enviamos la crónica de la primera actividad de la Campaña EZLN 20 y 10, realizada en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
La reseña fue realizada por compañeros del Colectivo Lavaca, cooperativa de trabajo independiente de comunicación periodística alternativa.
Crónica del primer encuentro con Gloria Muñoz
Con la proyección de un documental, una comida comunitaria y una ronda de charla, los MTDs Solano y Kosteki le dieron la bienvenida a la autora de El fuego y la palabra. Esta es la síntesis del encuentro, según la mirada del profesor Francisco “Pancho” Ferrara.
Domingo 10 de abril, 11 de la mañana.
Hasta que Gloria Muñoz Ramírez no lo dijo, casi ninguno de los ciento y pico de asistentes a esta reunión sabrá que estábamos en sintonía con miles de zapatistas que, en sus pueblos y regiones, conmemoran en este día el 86 aniversario de la traición y muerte (como ellos dicen) de Emiliano Zapata.
Habíamos venido a escuchar a esta periodista zapatista, a ver una película y a compartir una comida comunitaria, gentes de algunos MTD (Kosteki, Solano), asambleas barriales, algunos colectivos (lavaca, La Fogata, Situaciones) amigos sueltos interesados por lo que ocurre en Chiapas. Y fue llamativo lo de la conmemoración compartida, ese sentir que existía, a miles de kilómetros de distancia, una especie de vibración común entre pueblos tan distantes y diferentes.
En este salón de la zona de Wilde, que no puede ocultar que alguna vez fue pensado como capilla, en donde hoy funcionan los Hogares La Paz, nos acomodamos más de ciento cincuenta asistentes, después de haberse cubierto los ventanales del salón para la proyección. Curiosamente, el salón oscurecido posibilita ver la luz que han encendido hace algunos años en el sudeste mexicano los miembros del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. La película así lo facilita, con imágenes fuertes y potentes, de lucha, de resistencia, de represión y asesinatos por parte del ejército federal, de marchas, actos y lenta pero firme construcción de una alternativa al poder y a la marginación por parte de los zapatistas.
Celebrábamos, también, la aparición en Argentina, editado por Tinta Limón, del libro de Gloria El fuego y la palabra, del que la película constituye su versión fílmica, el relato de los años transcurridos desde que se funda el EZLN, en 1984, y desde el levantamiento armado de 1994. “En 1984 éramos seis –dice al subcomandante Marcos- y en 1986 doce. Ahora somos miles”. Y va desgranando las etapas de crecimiento del EZLN: la lenta preparación clandestina durante diez años, el levantamiento de 1994, la apertura al dialogo, las convocatorias a la sociedad civil, “La Marcha de los 111”, la consulta popular, “La Marcha del color de la tierra”, la creación de los Caracoles, de las Juntas de Buen Gobierno. En cada iniciativa el EZLN gana algo más de terreno, se da a conocer, opone al poder político mexicano la repulsa de la comunidad internacional ante sus asesinatos, logra apoyos en todo el mundo, fortalece su organización, avanza en su construcción.
“Un ejército que se arma a sí mismo, a quien nadie le da las armas, es impensable que se desarme” dice Gloria con una voz en la que vibra el entusiasmo de saberse parte de una experiencia inédita. Y remata: “y la dirección colectiva lo hace masivo e indestructible”.
Las imágenes son fuertes, los pueblos zapatistas enfrentando a los soldados federales, construyendo sus organizaciones, deliberando, festejando con bailes y risas sus celebraciones, dando su mensaje. Tras sus rostros encapuchados no quiere haber ningún rostro sino todos los rostros, los de ellos pero también los nuestros y los de cualquier pueblo que sufra discriminación, miseria, prepotencia, dolor, hambre.
Algo insólito ocurre en un momento de la proyección. En esta ex iglesia, la del padre Eliseo Morales, las paredes tienen pintados murales con diversas escenas. Al frente hay uno con caritas de chicos, morochos los más, pobres todos ellos y al lado, en el trozo de pared blanca en que se da la película, se pueden ver otras caritas de chicos zapatistas tan parecidos a los nuestros como parecidos son su postergación, su hambre, su dolor infantil. No somos tan distintos, en definitiva. Si hasta el ejército que los reprime se viste igual que el nuestro y que cualquier otro ejercito represor del mundo. En suma, es la misma lucha, la que dura ya años, siglos, milenios y que en estos tiempos globalizados tiene al EZLN como un exponente de la rebeldía y el orgullo de los pobres, los marginados que han decidido decir “¡Ya basta!”
Después de la proyección viene el almuerzo colectivo, en el que se comparte lo que cada uno trajo o no trajo. Por fin, Gloria Muñoz Ramírez queda frente a los asistentes. Lentamente va hilando su relato. Habla de la celebración, de la figura de Emiliano Zapata, quien después de llegar a la capital mexicana con sus tropas se negó a tomar el poder, de los más de mil pueblo organizados en torno del EZLN, de las diferencias culturales de las distintas etnias indígenas, tzotziles, tojolabales, tzeltales.
“El corazón del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional son los pueblos (como se vio en el film), las bases de apoyo que están en todos los pueblos”. Se entusiasma, su voz vibra, su gesto es elocuente. A esta altura cualquier murmullo, cualquier cuchicheo iniciales se han apagado para dejar paso a un silencio atento, interesado, reflexivo de los asistentes.
La autonomía, los avances en educación, en salud, en justicia son otros de los puntos de la charla. Después vienen las preguntas.
¿Cuál es la situación de las mujeres? “Difícil, el hombre mexicano es machista, es una lucha de todos los días” Cuenta los avances notables logrados, entre otros que casi la mitad de los insurgentes del EZLN son mujeres y hay un buen número de comandantas. Y afirma que los machistas zapatistas saben que lo son y se proponen cambiarlo.
“El zapatismo sabe equivocarse” dice frente a una pregunta sobre el funcionamiento de las Juntas de Buen Gobierno. “Las discusiones son permanentes y, en rigor, no terminan nunca porque siempre se están presentando problemas nuevos o nuevos aspectos de viejos problemas.”
Y remata: “Todo esto que hemos visto es construido con la represión encima, las asambleas funcionan con un helicóptero arriba, con los militares en torno. Pero siguen construyendo.”
El zapatismo no es sólo indígena, su lucha es por la dignidad de todos los sojuzgados, por la vida contra la muerte, por la libertad, por la rebeldía. Responde a preguntas sobre el EZLN, la educación, la justicia, los niños. Y concluye diciendo: “Después de haber estado en Europa, esta es mi primera visita a un país latinoamericano, me siento como en casa. Muchas gracias.”
Tras un aplauso cerrado y prolongado, quedan flotando, las imágenes del film y las palabras de Gloria. Parecen decir: “Se puede”, “Si esto hacen aquellos zapatistas en medio de tantas dificultades, se puede”.
Cierra la jornada el grupo musical “El Portón”. Y en un suburbio de Buenos Aires, a miles de kilómetros de Chiapas, un grupo de mujeres, hombres y niños compartimos la conmemoración de la muerte de Emiliano Zapata, reviviendo su sueño de igualdad, justicia, libertad. Y permitiéndonos soñar un poco