Por Ana
Indymedia Ecuador
Las Asambleas Populares como alternativa de ejercer el derecho democrático de participar directamente en las decisiones, es un hecho.
En Quito la gente esta presionando con planteamientos importantes al rumbo de este nuevo gobierno y ello envuelve de un nerviosismo a los mismos Estados Unidos, quienes no terminan de reconocer al gobierno actual, que se determinó como un auténtico mandato de los quiteños.
Es interesante e importante presenciar que luego de la revuelta popular, los individuos se mantienen trabajando, se autoconvocan a discutir sobre el futuro político del Ecuador, esto sin lugar a dudas, es una posición responsable, que imprime al acto insurrecto de los forajidos, de una dosis importante de posicionamiento político.
Las demandas presionan al gobierno en la designación del gabinete de ministros y gobernantes, acordes a las exigencias de la revuelta inicial, es decir, no a la política que ofreció al Ecuador como el mejor aliado de los Estados Unidos.
los planteamientos rebazan una mera gobernabilidad institucional de corte social demócrata hacia una construcción democrática desde la gente organizada y no sólo desde las instituciones del Estado. Desde la gente que se autorepresenta y no tiene ninguna ligazón con la antigua partidocracia, ni siquiera con los pseudo representantes del pueblo, la izquierda ortodoxa.
Se estan replanteando términos de negociación neoliberales como: la firma de los tratados de libre comercio con los EE.UU., se posicíonan los forajidos en contra del Plan Colombia y de la Base Militar yankee en MANTA. La exigencia de la gente no se detiene y los barrios se reunen, no solo se discute de mejoras en los servicios, y no solo se preguntan donde van sus impuestos, lo cual también es importante; se exige un 15% del pago de la deuda externa, para atender la deuda social: educación, salud. La demanda principal se esta posicionando desde un replanteamiento de lo que ha sido la mismísima política neoliberal.
Sin lugar a dudas este esquema asambleario mantiene al nuevo presidente en un estado de alerta y por lo tanto cualquier decisión que éste tomará será en el marco de no provocar una nueva crisis de gobernabilidad. Y en esto la posición de los forajidos y forajidas, de los individuos progresistas y libertarios tiene que estar clara. No permitir ningún desvío, en esta débil estructura del Estado ecuatoriano es sumamente importante no ceder, ni descuidar un milimetro.
La legitimidad del Estado en sí esta en cuestionamiento, y esta ola de descontento crece y se expande; por el momento es en Quito donde las asambleas populares, se han traducido en un descontento encauzado en una práctica concreta que esta determinando los nuevos pasos del actual gobierno; es decir, que la revuelta no nació para terminar en un cambio de fichas, la revulta se constituye a cada paso, con las asambleas, en una insurrección permanente ante un Estado que ha perdido legitimidad y se exige sea replanteado. Estaremos prestos a convocarnos, y nuestro mandato exresaremos.
Es importante no perder el rumbo que estas asambleas populares han tomado, con ganas, sin jerarquías, se estan construyendo modelos válidos de un ejercicio democrático cuestionador del anterior estado de derecho.
Es importante que las organizaciones progresistas del Ecuador asuman un papel determinante en este momento, momento que ha rebazado con absoluta legitimidad los caducos mecanismos de la izquierda ortodoxa tradicional, lo cual exige un crítica y autocrítica hacia esas prácticas obsoletas y equivocadas, que mantuvieron por años estancada la participación consciente del descontento de la sociedad.
Los colectivos, agrupaciones, asambleas, los barrios, los individuos, todos y todas tenemos un compromiso con este proceso de construcción de una nueva democracia. Por la Asamblea Popular Antikapitalista.