Claves de la democracia

01.May.05    Análisis y Noticias

Mientras Condeleezza negociaba con el mexicano y el chileno para despejar el camino hacia la secretaría general de la OEA y mientras los paramilitares, las FARC y el ejército colombiano cañonean territorios indígenas expulsando comunidades, casi simultáneamente se realiza un debate sobre el futuro de la democracia convocado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Nuestras tesis sobre una nueva democracia y un nuevo derecho fueron publicadas el año 2003 y pueden verse en la sección Nueva Democracia de la página web de Clajadep http://clajadep.lahaine.org y a ellas nos remitimos para argumentar los recursos interpretativos que permean este análisis.

Lo democrático se encuentra supeditado a lo económico y por eso se presenta de forma vertical y autoritaria, pues de otro modo, si la sociedad pudiese optar, lo haría naturalmente por el uso común de las tierras, los instrumentos de producción –incluyendo la tecnología- y los productos del quehacer humano.

Esto parece ser consenso en intelectuales, profesores, escritores, dirigentes, analistas, investigadores, ONGs y otras categorías que operan en el campo social. El disenso está en las formas de llegar a ello, optando unos por lo que llaman profundización o extensión de las actuales formas de la prehistoria de la democracia, otros preconizando el capitalismo de estado y los menos –aunque en número e influencia creciente- entendiendo que lo democrático debe ser una forma de vida social en las localidades, al tanto que otros proponen o actúan relacionando estas modalidades.

Sin la autoorganización de democracia directa en barrios, localidades, centros de estudio y trabajo, la extensión de las actuales formas estatales, por muy democráticas que parezcan, y el advenimiento del capitalismo de estado dirigido por corrientes socialistas o comunistas, por mucho que simpaticen o divulguen criterios sobre el poder popular, las historias han demostrado que se regresa a cero o que se mantienen sin modificación las formas de gobierno verticales, centralizadas y autoritarias, por lo que el solo desarrollo de una o más de esas modalidades no permite el avance hacia una verdadera democracia social.

La única garantía de avance está dada por el desarrollo de asambleas horizontales y la experiencia de autogobiernos locales donde la comunidad autoconvocada y autoorganizada asume el territorio y los asuntos de todos en sus manos.

Contando con ello es posible articular relaciones con las modalidades centralistas de ejercicio del poder estatal, relaciones de intercambio, cooperación y apoyo mutuo que permitan hacer escuela de vida comunitaria y legitimar ante los ojos del resto de la población la opción del autogobierno local.

La experiencia de la CONAIE en Ecuador, aún contando con sólidos espacios de participación local y control ciudadano de algunos municipios, ha estado haciendo una escuela de aprendizaje con aciertos y errores en su relación con el aparato estatal y el gobierno central. El índice para medir los resultados alcanzados no es más que la verificación de si han salido fortalecidas o debilitadas las experiencias locales. Ningún discurso o capacidad organizativa nacional podrá suplir las falencias que ocurran en la práctica de la democracia local, cuya destrucción ha sido buscada por Gutiérrez y que, a no dudarlo, será la tónica de las formas de administración estatal que se alcancen en el pos gutierrismo.

Evo Morales ha sido más astuto en parte, avanza y retrocede según las circunstancias, se suma o no a los bloqueos según los resultados probables, pero su gran debilidad es que ha subordinado la organización social a los objetivos de alcanzar el gobierno central. Diversas organizaciones sociales han sufrido el sectarismo del MAS, pero también han tenido la suficiente perspicacia para reunirse con ellos en pos de sus propios objetivos de fortalecimiento de las dinámicas locales. Esperamos que esa dinámica no flaquee.

Estas dos experiencias se encuentran entre dos dinámicas continentales, combinando a veces una, a veces la otra. Una de esas dinámicas es la electoral, donde predominan los partidos y frentes que hacen del centralismo y del personalismo su vocación, a saber, las experiencias de Brasil, Venezuela, Uruguay y Argentina. La otra dinámica es la de autoorganización local y territorial, cuyos máximos exponentes son los zapatistas y los mapuche, pero en menor escala se manifiestan en campos y periferias de ciudades de prácticamente todo el continente.

México se encuentra hoy ante una coyuntura electoral, donde López Obrador, máxima autoridad de la capital, se erige como candidato de unidad de la izquierda a la presidencia. En el PRD, PT y demás partidos que se encuentran en negociaciones y movilizaciones conjuntas contra el desafuero, predomina la tendencia al verticalismo y al personalismo, pero una victoria electoral de la izquierda en ese país sería distinta, producto de que la autonomía zapatista se consolidaría y su ejemplo podría ser más acogido en otros lugares. Los riesgos de una contradicción entre un gobierno vertical progresista y las autonomías locales son reales, lo que explica las maduras opiniones vertidas por algunos académicos en el debate que comentamos.

La noticia, publicada en la página de Clajadep, informa parte de lo que allí se dijo: “La construcción de un modelo alternativo de país, democrático y progresista, requiere de la persistente participación ciudadana en los espacios públicos con el propósito de consolidar la construcción de nuevas instituciones democráticas, pues la política no puede sustituir el esfuerzo ciudadano por defender y preservar sus derechos”.

“Frente al reto que representa la consolidación de una gran alianza ciudadana para luchar por la democracia y contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno del Distrito Federal, la izquierda también debe impulsar una visión autocrítica de los modelos de nación que se proponen y no apostar sólo a la fuerza de los liderazgos carismáticos, que por tradición no suelen romper con esquemas autoritarios”.

”A pesar de que la izquierda en México ha sido la corriente democratizadora más importante en los pasados 40 años, hoy tenemos un discurso muy empobrecido de la democracia, debido al pragmatismo en el que ha caído una buena parte de la izquierda en condiciones de deterioro del ejercicio de la política y de los propios partidos políticos”.

”La esperanza de alcanzar el éxito en un nuevo proyecto económico, social, político y cultural para el país, debe reconocer que el único camino es impulsar una participación democrática ciudadana, es decir, una democracia sustantiva, que no sea sólo un concepto vacío, sino una alternativa que la gente sienta como un espacio de participación y lucha”.

”La victoria de las fuerzas democráticas que logró frenar una ofensiva siniestra contra los derechos políticos de millones de mexicanos y de López Obrador, no significa que podemos bajar la guardia y aplicar una democracia delegativa, ya que es la sociedad civil, plural y compleja, la que puede consolidar las transformaciones democráticas”.

”Enorme abismo entre representantes y representados, así como enorme desprestigio de las instituciones públicas”.

Pensamos que estas opiniones son una excelente contribución para el objetivo de neutralizar las tentaciones centralistas y autoritarias de la vieja izquierda. Esperemos a ver los próximos acontecimientos.

Suponemos que no es fácil para el capital permitir la llegada al gobierno de López Obrador bajo estas premisas, por lo que las presiones y negociaciones deberán estar a la altura de una Condoleezza, que hizo salir al mexicano en un abrir y cerrar de ojos de la carrera por el principal sillón del ministerio de colonias de USA, la desprestigiada OEA. Algo se les ha ofrecido a cambio, quien sabe si no es la certeza de que el mexicano podrá tener una importante compensación, que sin duda será del agrado de Fox y de Slim, el magnate mega empresario amigo de Bush y de Soros. Ya destaparán el negociado.

Pero los zapatistas están ahí.
Imperturbables e irreductibles.

Profesor J

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