Junio 19, 2005
INGAPIRCA, Cañar, territorios controlados por el estado ecuatoriano.
Como hace más de 500 años, los pueblos indígenas descendientes de las culturas Inca y Cañari eligen a doncellas como princesas del Sol para honrar las fiestas de su señor.
Pero a diferencia de esa época, estas jóvenes entre los 17 y 18 años, llamadas ñustas, no son sacrificadas en el altar cuando su señor muere, para acompañarlo en la tumba, ahora deben trabajar con los niños difundiendo su cultura.
Desde el viernes pasado, 15 ñustas de la comunidad cañari que celebra las fiestas del Inti Raymi o solsticio presiden los rituales que concluyen hoy.
Durante estos tres días, las princesas, orientadas por su yáchac o médica sabia, ofrecieron sus sacrificios al Taita Inti, con un rito de purificación en Pilaloma.
Pilaloma es un sector del Castillo de Ingapirca en el que, según la historia inca-cañari fue sepultado Atahualpa con sus once princesas.
Ese lugar fue este año el primero que el Instituto Arqueológico de Ingapirca, organizador del Inti Raymi designó para el ritual de las doncellas. Allí la yáchac Mercedes Duchi levantó un altar en honor a la Mama Luna. “Es que el Taita Inti no puede tener hijos sin la mujer que es Mama Luna”, dijo la matrona.
Luego las ñustas rezando oraciones en quichua, le entregaron flores, frutas y el cuy, símbolo de su vocación agropecuaria. La yáchac dio muerte al animal y ofreció su sangre derramada sobre el sepulcro, como símbolo de agradecimiento por la prosperidad.
Acto seguido las ñustas levantaron hacia el cielo ramilletes de paja toquilla y danzaron agitándolos en el aire y limpiando la tierra con ellos. “Es para pedir al cielo y a la tierra que siga bendiciendo las cosechas”, explicó Nube Pomabilla, una de las princesas.
Desde el viernes anterior y ayer grupos del Oriente ecuatoriano, Chimborazo, Imbabura, Azuay y Cañar participaron en el festival de música y danza folclórica en la explanada del museo del Instituto Arqueológico de Ingapirca.
También resaltaron la festividad varios grupos colombianos, peruanos y venezolanos que durante cada año son invitados por los organizadores de esta conmemoración.