TAWANTINSUYU: FRANCISCO PIZARRO Y EL HANAN INKA ATWALLPA - 1532 - 1533

25.Jul.05    Análisis y Noticias

Por ASUNCIÓN ONTIVEROS YULQUILA - Saturday, Jul. 23, 2005 at 2:26 AM Indymedia Argentina
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El 26 de julio se cumplirá un año más de la firma de la Capitulación de Toledo, instrumento que reglamentaba la invasión del Tawantinsuyu por un abesado grupo de delincuentes: El fraile Vicente de Valverde, Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Soto. Desde España operaba el emperador Carlos V. En el año 2005, permanecen secuestrados millones de habitantes de los países andinos, incluso de la Argentina por las mentiras de la historia oficial colonial.

TAWANTINSUYU
FRANCISCO PIZARRO Y EL HANAN INKA ATAWALLPA
1532 – 1533
MITOS DE LA HISTORIA OFICIAL HISPANÓFILA

Por Asunción Ontiveros Yulquila: yulquila49@yahoo.com.ar

El Perú es uno de los países más espectaculares del mundo andino. Posee, por herencia desde antes de 1532, capital simbólico, cultural, social y natural genuino extraordinarios. En pleno 2005 es uno de los mayores exportadores de oro de la región latinoamericana. Corporaciones norteamericanas, canadienses y australianas succionan sus recursos de metales preciosos, a cambio de contaminación ambiental, corrosión de pulmones, derrame de la corrupción por arriba y por debajo de los niveles de riqueza y de pobreza, montañas y praderas carcomidas por todo tipo de agujeros, recursos arqueológicos destruidos. Cuando un viajero o turista preguntón visita a la ciudad de Cajamarca y desea apreciar la realidad a través de la información de los “guías de turismo” y de los libros de la historia de consumo popular, se encuentra con casi nada de producción propiamente peruana. La historia y los mitos que se transmiten no son de “propiedad” peruana, no pertenece al Perú, prolongación del antiguo Estado del Tawantinsuyo, como lo define acertadamente la meticulosa investigadora y etnohistoriadora María Rostowrowsky.

Un guía de turismo, en un viaje desde el centro de la ciudad de Cajamarca hacia el Este, para visitar Cumbe Mayo donde se ubican las tomas y los canales de agua del periodo prehispánico y que enloquecen a cualquier ingeniero hidráulico contemporáneo, expresa “Atawallpa era bastardo y un impostor aquí en Cajamarca… estaba en guerra con su hermano Waskar. Cuando se pregunta específicamente por Atawallpa, la respuesta es: “Fue capturado el 16 de noviembre de 1532 y ajusticiado el 26 de julio de 1533”. A doce horas de viaje en bus hacia el Norte de la ciudad de Cajamarca, se encuentra la ciudad de Chota; una vendedora de quesos del mercado central municipal, de ojos azules, cabellera rubia y con rasgos aborígenes rememora la historia local: “Después de matar a Atawallpa, los españoles vinieron aquí a Chota; mataron a nuestra gente y quemaron la ciudad… porqué habrán hecho así no”. Perú, desde la perspectiva histórica, es un país secuestrado por la historia oficial producida para propósitos coloniales y de rapiña de las compañías “conquistadoras” y del reino imperialista de la católica España, de los siglos XVI al XIX.

PRIMERO: El 16 de noviembre de 1532, antes de ponerse el Sol, el Hanan Inka Atawallpa concurría al palacio gubernamental de la ciudad de Cajamarca. Había pactado una cena fraternal y amistosa con Francisco Pizarro y su delegación, atraído por la curiosidad que por lo general tienen la mayoría los seres humanos que ofician de huéspedes. Para lo tawantinsuyanos, los hombres montados sobre caballos, uniformados con armaduras metálicas, armados con arcabuces y ballestas, portando un falconete liviano y acompañados por esclavos y perros, eran wiracochas, es decir extraños, forasteros que llegaban desde lejos. Francisco Pizarro y sus secuaces portaban en sus cerebros y en soportes de papel un plan definido desde antes de la Capitulación de Toledo (fechada el 26 de julio de 1529 y suscripta el 17 de agosto del mismo año): secuestrar al “emperador”o al “rey” del “Perú”, exigir un voluminoso rescate de oro, plata y otros metales preciosos, y avanzar progresivamente la invasión hasta tomar el poder político del Estado víctima. La cena entre Moctezuma y Hernán Cortez (1519) y el sangriento secuestro del anfitrión azteca era un modelo paradigma a imitarse en el Tawantinsuyu. En Cajamarca, una semana antes del 16 de noviembre, Atawallpa había autorizado a sus funcionarios la entrega, a los “embajadores” de Francisco Pizarro, de un obsequio de llamas y otros productos, como también las instalaciones del Tampu de la ciudad de Cajamarca, para que los visitantes cocinaran la mejor comida de su patrimonio culinario. Atawallpa concurría al encuentro acompañado de una reducida delegación de primera línea y por distinguidas mujeres en plan de una fiesta de recepción a los desconocidos viracochas.

Ya dentro del palacio gubernamental del Tampu y durante la cena, el Hanan Inka Atawallpa es sorprendido por la acción del secuestro; cayó en la trampa delincuencial al igual que Moctezuma ante Cortez y sus secuaces. Las tecnologías del secuestro, la extorsión, el rescate, el requerimiento, la intimidación mediante el “escarmiento ejemplar”, la quemazón en la hoguera, el engaño, el botín de mujeres, la conversión religiosa punitiva, fueron herramientas inquisitoriales esenciales durante el proceso de guerra de reconquista de la península ibérica que había caído bajo el dominio de los árabes durante siglos. Atawallpa secuestrado por Francisco Pizarro y sus acólitos, trastorna la realidad del gobierno y de la población altamente disciplinada y cohesionada del Tawantinsuyu. Todos, desde la madre de Atawallpa, los hermanos, el Urin Inka Waskar, las mujeres, los funcionarios, los militares, los habitantes en general debían colaborar con los secuestradores, para evitar la muerte del Hanan Inka Atawallpa. El verdugo o el guardián de Atawallpa desde su secuestro hasta su asesinato era Francisco Pizarro, nadie más; los traductores, “martinillo” o “felipillo” eran simplemente dos protagonistas de “intérpretes”. Desde el 16 de noviembre, al atardecer, hasta la consumación del asesinato, ocurrida a mediados de 1533, los secuestradores convivieron con las muestras de solidaridad y apoyo de la población del Tawantinsuyu hacia Atawallpa. Desde los cuatro suyus convergían hacia la ciudad de Cajamarca los cargamentos de oro, plata y otros metales preciosos, transportados por centenas de personas. Como siempre, un volumen inesperado de oro enloquece a todo ladrón; quiebra la confianza y genera la competencia y la traición entres los miembros de la banda de ladrones.

SEGUNDO: Entre enero y febrero de 1533, Francisco Pizarro ordena dos comisiones para acelerar la llegada del oro y de la plata a Cajamarca. La primera delegación de secuestradores encabezados por Hernando Pizarro (hermano de Francisco) se dirige hacia Pachakamac (Sur de Lima) acompañando por Tupac Wallpa, hermano de Atawallpa y militares tawantisuyanos de primera línea. La segunda delegación presidida por Hernando de Soto, a mediados de febrero, se dirige hacia el Cusco, acompañado por militares locales. Los militares tawantinsuyanos eran la “carne” para “garantizar” que ningún habitante local tenga la ocurrencia de rebelarse contra los secuestradores: todos debían colaborar. En Jauja, la delegación de Hernando de Soto se encuentra con la de Hernando Pizarro; ambos secuestran a Chalko Chima y al Urin Inka Waskar, quienes concurrían a Cajamarca con un cargamento de oro y de plata. Hernando de Soto y su comitiva trasladan al rehén Waskar hacia el Cusco para la extorsión y el requerimiento de rescates. En el Cusco, los secuestradores e invasores no “recibieron beneplácitos” de Manko Inka, sino del propio Urin Inka Waskar (rehén). Por otra parte, Hernando Pizarro se dirige a Cajamarca con el rehén Chalko Chima y con el correspondiente cargamento de oro y de plata.

Hernando de Soto y sus cómplices, ingresan a todos los palacios del sistema de gobierno del Cusco, recolectan las mejores piezas de oro y de plata a su entera disposición; ordenan guardar una cantidad inmensa de objetos de metales preciosos y disponen que una guardia tawantinsuyana las vigile. Luego retornan a Cajamarca con el secuestrado Urin Inka Waskar y un cargamento de oro y plata. A mitad de camino, entre Andamarca y Jauja, protegidos por el poder disuasivo de las armas de fuego, asesinan premeditadamente al Urin Inka Waskar y sus familiares.

TERCERO: El 12 de abril de 1533, arriba a la ciudad de Cajamarca Diego de Almagro (el “viejo”), con soldados, esclavos, armas, pólvora, caballos, perros, abundante hambre de oro y de plata, como también, con bastante desconfianza hacia Francisco Pizarro y sus hermanos Hernando, Gonzalo y Juan. Desde principios de enero el “viejo” Almagro se encontraba entre Tumbes y San Miguel (primera “fundación”); era el responsable de las transacciones con compañías navieras, traficantes de esclavos, comerciantes de equino, de armas y de pólvora. El oro y la plata para el pago de las adquisiciones que administraba Diego de Almagro provenía de las tareas de rapiña y del rescate que se materializaba para lograr la libertad de Atawallpa. Desde México hasta Panamá, los “descubridores” estaban desesperados para ser parte de la “conquista” del Perú, atraídos por oro y otras maravillas que describía el rumor de los españoles, la mayoría analfabetos y etnocéntricos por sus convicciones religiosas fundamentalistas. “Dios” era de ellos y estaba con ellos; el oro y la plata, los requerían para ser ricos y para que Carlos V, emperador del “Sacro Imperio Romano Germánico” y de España y Portugal, sostenga y gane la guerra la contra Francia de Francisco I, los protestantes y contra los infieles turcos y moros de Túnez y de Argelia.

El 14 de abril de 1533, arriba a Cajamarca Hernando Pizarro con 27 cargas de oro y 2.000 de plata (rapiñadas en Pachakamac) y con Chalko Chimac como rehén (para evitar cualquier movimiento contrario a los invasores). Chalko Chima había sido secuestrado en Jauja junto al Urin Inka Waskar. Chalko Chimac es transportado hacia Cajamarca en situación de prisionero rehén, teniendo como principal verdugo a Hernando Pizarro. El Urin Inka Waskar es transportado hacia la ciudad del Cusco, también en calidad de prisionero rehén; por ello Hernando de Soto puede desmantelar fácilmente el decorado de oro del templo de Qoricancha y de otros edificios; depositar lo rapiñando en lugares especiales; ordenar una guardia permanente para vigilar el botín; y retornar hacia Cajamarca con su rehén Waskar y asesinarlo a mitad de camino (entre Andamarca y Jauja), cumpliendo el plan trazado con Hernando Pizarro. Chalko Chima por ser el principal jefe militar del Tawantinsuyu, siendo rehén era utilizado como “carne” para la extorsión y se utilizado como “chivo expiatorio”.

CUARTO: A partir del 14 de abril de 1533, comienza a tomar cuerpo la construcción del “relato”, y que luego será leyenda mítica, en el sentido que “por indicación de Atawallpa desde su cautiverio, sus generales, dieron muerte a su hermano Waskar”. Con el asesinato de Waskar, con Atawallpa secuestrado y con el compromiso de dejarlo en libertad una vez pagado el rescate prometido, los invasores administraban (a través del miedo, la extorsión violenta y la incertidumbre del sistema de gobierno y de la población) el vacío político del Tawantinsuyu. El argumento de que los hermanos Atawallpa y Waskar “estaban en guerra por el poder” estaba en pleno proceso de maduración, para ser escrito con la pluma del creativo “cronista” Francisco de Jerez, secretario privado de Francisco Pizarro.

A fines de abril de 1533, Hernando de Soto arriba a Cajamarca con abundante cargamento de oro y de plata rapiñando en la ciudad del Cusco. “Confirma” el argumento del ardid: “que Waskar fue asesinado por Chalko Chima”

Al “chivo expiatorio” Chalko Chima se le aplica la clásicas tecnologías de la inquisición cristiana y española, para amedrentarlo y modificar su soberanía psicológica mediante la tortura. Diego de Almagro (el “viejo”) atropella a Chalko Chima con su caballo; Hernando de Soto prende la hoguera del quemadero donde sujetaban a Chalko Chima; Hernando Pizarro apaga la hoguera; Francisco Pizarro inquiere sobre el oro y la plata que trasladaba hacia Cajamarca el Urin Inka Waskar. Si Chalko Chima declara que Hernando de Soto y Hernando Pizarro trajeron las cargas y que asesinaron al Urin Inka Waskar, lo seguirán torturando: prendiendo y apagando la hoguera. Los invasores no dejan que muera Chalko Chima porque era indispensable para cuando los gobernantes del Tawantinsuyu hayan completado el rescate para la libertad de Atawallpa, y para cuando concurran hacia a la ciudad de Cusco: mostrarlo como testimonio mudo y quemado “por ser el autor de la muerte del Urin Inka Waskar”.

QUINTO: Posteriormente, Francisco Pizarro informa a su rehén Atawallpa que su hermano Waskar estaba muerto, y, que el autor material “era Chalko Chima”. La historia oficial colonial asevera que Atawallpa, desde su cautiverio, dio órdenes para asesinar a Waskar, “que lo tenía presionaro Chalko Chima”. Así daba comienzo la intriga y el desorden en el sistema de gobierno y sus relaciones entre gobernantes y gobernados. La dualidad del poder político del Tawantinsuyu estaba siendo herida de muerte. Los invasores creían (y lo siguen creyendo sus descendientes) que el modelo del máximo poder político del Tawantinsuyo era unipersonal, así como el modelo del imperio Romano o del Español.

El historiador peruano contemporáneo Julio R. Villanueva Sotomayor informa que desde Atawallpa estuvo secuestrado y cautivo en el Tampu de Cajamarca, desde el 17 de noviembre de 1532 hasta su asesinato, el “Gobernador (Francisco Pizarro) hacía resguardar la plaza fuerte de Cajamarca con una vigilancia permanente, por rondas de 50 soldados de a caballo, durante el día y gran parte de la noche. Durante las madrugadas eran de 150 de a caballo, amen de los espías informantes y vigías de pie, indios y españoles”. Además, Atawallpa fue encadenado, como lo estuvo Chalco Chima, Waskar y otros, mientras fueron rehenes de los invasores, y, asesinados posteriormente con la metodología de la “Santa Inquisición”.

SEXTO: A partir del 15 de mayo de 1533 se acelera la fundición de las piezas de oro y de plata para ensayar y convertirlos en lingotes de acuerdo a la calidad de ley; desde enero había comenzado la fundición con tecnología del Tawantinsuyu. En los primeros días de junio de 1533, el flujo de oro y de plata, desde los cuatros suyus hacia la ciudad de Cajamarca había completado con creces el requerimiento punitivo de los secuestradores. Acto seguido, Francisco Pizarro tenía que liberar al Hanan Inka Atawallpa. Los delincuentes deciden demorar el compromiso, y, el 18 de junio de 1533, luego de completarse la fundición del rescate y de lo rapiñado, y estando disponibles en lingotes, se realiza el reparto “oficial” de más de un millón y medio de pesos oro. Esta cantidad de oro, en el mercado de Londres, en julio de 2005, equivalen a setenta y seis millones doscientos setenta y cinco mil cincuenta y seis (76.275.056) dólares estadounidenses. Se desconoce la cantidad de oro del reparto no “oficial”. Se realiza la distribución del botín de acuerdo a los méritos y la participación de cada delincuente, y reservan el “quinto” correspondiente para el emperador Carlos V, de acuerdo a lo estipulado en la capitulación de Toledo.

Acto seguido, en junio de 1533, Hernando Pizarro emprende viaje a España transportando la porción del botín del rescate de Atawallpa, que correspondía de acuerdo a la Capitulación de Toledo a la corona de Carlos V. Lleva 153 mil pesos oro y 5 mil marcos de plata, para financiar la guerra contra los enemigos “infieles” de imperio Español. Además llevaba exclusivamente para el emperador 38 vasijas de oro, 48 de plata, entre las cuales había, según Francisco de Jerez, secretario privado de Francisco Pizarro, “una águila de plata que cabían en su cuerpo dos cántaros de agua, y dos ollas grandes: una de oro y otra de plata, que en cada uno cabrá un vaca despedazada; y dos costales de oro, que cabrá en cada uno dos hanegas de trigo, y un ídolo de oro, del tamaño de un niño de cuatro años”. El cargamento llega a Sevilla el 9 de enero de 1534.

SÉPTIMO: Acto seguido, supuestamente se desarrolla la parodia del “tribunal justiciero” para “condenar” o “absolver” al Hanan Inka Atawallpa acusado por Francisco Pizarro de “haber dado instrucciones desde su cautiverio para asesinar a su hermano Waskar y de conspirar contra los españoles”. Según la versión de la historia oficial y colonial, solamente Diego de Almagro (el “viejo”) y Hernando de Soto habrían votado u opinado a favor de la libertad y de la vida de Atawallpa. El resto habría votado por el “ajusticiamiento” del secuestrado. En la práctica, se aplicaron los rituales inquisitoriales clásicos contra una supuesta “herejía” de Atawallpa; se decide quemarlo vivo en la hoguera; si aceptaba el “bautismo” cristiano lo asesinaban por estrangulamiento con el garrote. Es asesinado con el garrote y queman sus restos en la hoguera. La metodología inquisitorial aplicada contra el Hanan Inka Atawallpa trastornaron brutalmente la forma de percibir y de apreciar la realidad que tenían los invadidos; los cuerpos de los gobernantes muertos eran momificados en el mundo andino. Además, desde abajo hasta arriba de cada piso ecológico, desde la pequeña jurisdicción gubernamental, desde los cuatro suyus, hasta el Tawantinsuyu, estaban gobernados por dos autoridades: un Hanan y un Urin; uno gobernante de arriba y otro de abajo. Atawallpa y Waskar gobernaban en forma conjunta el Tawantinsuyu.

OCTAVO: Materializado el asesinato del Hanan Inka Atawallpa, el secretario privado de Francisco Pizarro, el escribano Francisco de Jerez, emprende viaje a España, para concluir su relación novelesca ensalzada de ficción: “Verdadera relación de la Conquista del Perú y provincia del Cuzco, llamada nueva Castilla”. Jerez, percibe por su trabajo como secretario privado y como cronista y redactor de la relación sobre cómo era supuestamente la realidad en los acontecimientos vividos en Cajamarca, desde 1532 hasta junio de 1533, una carga de 110 (ciento diez) arrobas de plata (1.750 kilos). Las arrobas de plata viajan hacia España en nueve cajones. El 3 de junio de 1434 Francisco de Jerez arriba a Sevilla con su preciosa carga; cuyo contenido, a junio de 2005 significaría un suma de cuarenta y cuatro mil seiscientos sesenta (44.660) dólares estadounidenses, a acuerdo al tipo de cotización de Londres.

A fines de 1534, la imprenta de Bartalomé Pérez, de la ciudad de Sevilla, publicaba la primera edición de la “Verdadera Relación”. En el prólogo de su obra, Jerez dice que España no puede compararse con los griegos ni con los romanos porque “si los romanos tantas provincias sojuzgaron, fue con igual o poco menor número de gente y tierras sabidas y proveidas de mantenimientos usados y con capitanes y ejércitos pagados; más nuestros españoles siendo pocos en número, que nunca fueron juntos sino doscientos o trescientos y algunas veces cientos y aun menos, los que en diversas veces que han ido no han sido pagados ni forzados, sino de su propia voluntad y a su costa”. Lo que no dice Jerez es que cada soldado español, como parte de pago, debía rapiñar los bienes de su víctima. Las 105 arrobas de plata recibidas por el intelectual Jerez fueron más que suficientes para estimular las neuronas y escribir su novela en concordancia con Pedro Sancho de Hoz, su reemplazante como secretario privado y escribano del Francisco Pizarro.

NOVENO: Algunos autores de la historiografía oficial y colonial, respecto del día del asesinato de Atawallpa, mencionan que habría ocurrido 29 de agosto de 1533, otros el 26 de julio de 1533, otros el 24 de junio de 1533. La étnohistoriadora María Rostowrowsky, quien dedica más tiempo para investigar la historia del mundo del Tawantinsuyu, sostiene que el asesinato de Atawallpa habría ocurrido entre el 8 de junio y el 29 de julio de 1533. Tanto Francisco de Jerez como Pedro Sancho de la Hoz, quienes oficiaron de secretarios y de escribanos de Francisco Pizarro, no mencionan un día determinado de la “ejecución” de Atawallpa. La intención premeditada de no indicar la fecha es ocultar la realidad de los hechos. Además, en ese periodo, la inquisición no permitía escribir realidades, sino lo que la “santa fe” indicaba; por otro lado, la sola mención de los romanos y de los griegos, es un indicio para conjeturar que para redactar la “Verdadera Relación” se plagia los escritos de la historia antigua de Roma o de Atenas. Los “diez” o “doce” “emperadores incas”, no representan no por asomo datos de la realidad histórica del Tawantinsuyu.

Desde el punto de vista de la historia colonial, en junio de 1533, en Cajamarca habían tres ejércitos privados de los invasores. Uno de Francisco Pizarro y sus hermanos. Un segundo de Diego de Almagro. Un tercero de Hernando de Soto, quien en 1536 se retira del escenario del Tawantinsuyu con un botín de 18 mil onzas de oro fino, que representaban alrededor de 51 kilos de oro puro. Las 18 mil onzas corresponden a las partidas registradas; además estaban las partidas informales que no arribaban a Sevilla y que eran mayores que las formales. Para tener un mejor idea de lo que significaban las 18 mil onzas de oro fino en 1536, es bueno volar a través del tiempo y del espacio; en julio de 2005, en el mercado de Londres: las 18.000 onzas, a 423,10 de dólares por onza, representan siete millones seiscientos quince mil (7.615.000) dólares estadounidenses.

En 1538, los hermanos Pizarro ejecutan con el garrote a Diego de Almagro (el “viejo”) por la posesión de la ciudad del Cusco. Es un acontecimiento de la guerra intestinal de los delincuentes, quienes manipulaban para sus fines a las autoridades y funcionarios residuales del poder político del Tawantinsuyu, en proceso de disgregación y en guerra abierta contra los invasores. Diego de Almagro entablaba relaciones de poder con los descendientes de Atawallpa y de Waskar. Muerto el “viejo” Almagro, queda como heredero de sus mercedes y ganancias su hijo Diego de Almagro (el “joven”), quien había nacido del vientre de una india en la gobernación de Panamá. El “joven” Almagro organiza, apoyado tanto por españoles disidentes como por funcionarios del Tawantintuyu que operaban en el entorno de Manko Inka, el asesinato de Francisco Pizarro; el asesinato por venganza sucede el 26 de junio de 1541, en la ciudad de Lima. El 26 de junio es fecha simbólica, tanto para Diego de Almagro (el “joven”) como para los líderes de la resistencia del Tawantinsuyu. Posteriormente, a fines de 1541, se consuma el asesinado del dominico Fray Vicente de Valverde en la Isla de Puná, en el golfo de Guayaquil. Valverde muere quemado con oro líquido que le vaciaron en los ojos y en la boca.

DÉCIMO: La historia oficial colonial en relación del Tawantinsuyu está ensalzada de la ingeniería intelectual del sistema inquisitorial del Tribunal Religioso del Santo Oficio tanto cristiano romano como español, que se había enquistado en el poder político de España imperial y post imperial, desde 1474 hasta 1834. La mayoría de la “información” que contienen las llamadas “verdaderas relaciones”, como también las “historias” de los cronistas contienen la carga de los prejuicios, perjuicios, mentiras, inventos, con el propósito de justificar la invasión, la expoliación, la rapiña, la colonización y las llamadas “evangelización” y “civilización”. El daño realizado al tergiversar y deformar la realidad del Tawantinsuyu, con propósitos de dominación, es incomensurable tanto en el pasado como en el presente de la actual República del Perú, como para Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador.

Todo país, todo pueblo debe conocer su pasado. No existe la verdad absoluta. Pero los pueblos que fueron víctimas de la invasión y colonización deben aproximarse cada vez más a la verdad de sus pasados. Es necesario y vital conocer las virtudes y defectos de nuestros antepasados, porque constituyen el presente desde cualquier ángulo o posición que se perciba y aprecie la realidad: cultural, social, económica y política. Los francisco jerez, pedro sancho de hoz, pedro de cieza de león, pedro sarmiento de gamboa, juan polo de ondegardo, inca garcilazo de la vega, waman poma, deben ser leídos y releídos con pinzas, para recoger los indicios que permitan reconstruir el pasado contrastándolos con la realidad que persiste en todo espacio y tiempo del mundo andino. Que en la pequeña plaza de Cajamarca se haya llenado con 30.000 o 40.000 indios, el 16 de noviembre de 1532; y que una centena de arcabuces, un falconete y sables hayan matado miles de indios en media hora y en la oscuridad, es un grosero insulto a la inteligencia y a la historia del mundo andino. Es imposible. Se impusieron las tecnologías del secuestro selectivo, la extorsión, el requerimiento del botín de rescate, la disuasión selectiva y asesinato inquisitorial porque la invasión fue perfectamente planificada por los genocidas españoles, sacando provecho de la benevolencia y del bienestar (los niños mayores de tres años eran propietarios de una parcela de tierra), de la abundancia, del elevado sistema de vida y de la sofisticación del Estado del Tawantinsuyu.

Por último, vale recordar la proposición de George Orwell (1903 – 1950): “Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”. Millones de habitantes mundo andino, que tiene relaciones genealógicas con lo que fue del Tawanstinsuyu, desde la Argentina hasta el Oeste de Colombia continuados a través de la historia colonial oficial.

Por Asunción Ontiveros Yulquila; DNI 5.264.397; Av. Remedios Escalada N° 425; B° 25 de Mayo; (4612) PALPALA; Jujuy; Argentina. Licenciado en Comunicación Social, periodista kolla e investigador del mundo andino.

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