Acuden lo mismo sindicalistas que luchadores agrarios
San Rafael, Chiapas, 6 de agosto. Por extravagante que suene, el pingüino zapatista estuvo aquí, rondando una reunión no menos extraña: la de una treintena de organizaciones de izquierda que vinieron hasta acá, a sostener un improbable encuentro de generaciones distantes y distintas. Veteranos comunistas, trotskistas, maoístas (con o si el prefijo ex, pero todos al margen de la institucionalización de la “izquierda” mexicana), así como sindicalistas y luchadores agrarios, compartieron un toldo en esta comunidad tzeltal con jóvenes de grupos diversos de Ciudad Juárez, Puebla, Oaxaca, San Cristóbal de las Casas, Guadalajara y el Distrito Federal. Se manifestaron en torno a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en tonos variados. “En esto estamos poniendo, además del pingüino, nuestra vida”, había advertido el subcomandante Marcos esta mañana al abrir los trabajos de la primera reunión preparatoria de la otra campaña convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Presidió la reunión la Comisión Sexta en esta región, compuesta por 16 miembros del CCRI-CG del EZLN, donde nueve son mujeres. De manera negativa, u ocasionalmente positiva, un fantasma recorría las intervenciones de los grupos derivados de la vieja izquierda: el electoral, y más precisamente, la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador por parte del PRD (organización política ausente aquí, por cierto). En cambio, los jóvenes desecharon sistemáticamente al “fantasma” (denominado así por los veteranos). Los chavos sencillamente “pasaron” de la cuestión. No fue para eso que se internaron en la selva Lacandona. El verdadero tema fueron “esas diferencias que nos hacen iguales”, como dijo una muchacha en nombre del comité Todos Somos Presos, de la ciudad de Oaxaca. Digamos que parte del ala más contestataria (y hasta respondona) del acto. Con un espíritu peleador y anarquista, la joven manifestó su coincidencia con la propuesta zapatista de una “nueva política”. Replicando a un veterano comunista que había hablado antes en favor de “un mundo donde quepan todos los mundos”, ella se refirió a los poderosos y a los que “nunca nos han respetado”. A esos “no los queremos en nuestro mundo. No queremos el mundo de los que pretenden acabar con los demás”, agregó. En cuanto a la idea de una nueva Constitución dijo: “Hemos aprendido a desconfiar de los que deciden por los demás. Esos son los que han hecho las constituciones de los países”. Ante la inquietud que le despierta el asunto, sugirió que en vez de constitución, “ponerle igual y otro nombre”. Al concluir el largo día de trabajos, el subcomandante Marcos acusó registro ante la concurrencia de los extremos que se encontraron aquí. Se trata de jóvenes impacientes y desencantados, y también sindicalistas del IMSS, Pujiltic, la Intersindical Primero de Mayo o Uníos. Los variopintos colectivos Socialista, revista Rebeldía, Reflexiones en Acción, y los frentes Zapatista, Socialista, del Pueblo en Defensa de la Tierra de Chalco. Los partidos sin registro PRT, POS, de los Comunistas, PPS (ajá) y Fuerza de Izquierda Revolucionaria del Pueblo, y los movimientos de San Salvador Atenco, la Casa de Cultura para Todos de Ciudad Juárez y la Red Toma las Calles. Un rompecabezas de grupos teóricos de viejos luchadores continuamente reprimidos y traicionados por la historia, y grupos prácticos que siguen dando guerra. Unos ya peinan canas, pero no han dejado de luchar ni se han corrompido. Otros no han terminado la escuela pero ya empezaron a romper los esquemas establecidos de práctica política. Este es un “proceso”, como expresó el colectivo Rebeldía. “No se trata de armar consignas bien hiladas, sino de asumir que los pueblos de los Altos, la selva y la zona norte tomaron una serie de demandas que permitieron su levantamiento”. Un camino en construcción, una discusión no de pequeños grupos (aunque muchos sean pequeños) sino de las demandas de grandes sectores, llamados peyorativamente “minorías”. La comunidad donde se efectuó esta reunión es una buena muestra de lo que ha sido la lucha zapatista. Hasta 1994 era la finca El Zapote, y la casa del patrón estaba cercada con alambre para establecer un claro “apartheid” entre él y los peones. Hoy estos “peones” y muchas otras familias conforman San Rafael en estas tierras recuperadas, y si bien se conserva el alambrado en torno a la casa, hoy sólo rodea la casa comunal en la que devino el casco hacendario, en el actual municipio autónomo Francisco Gómez. ¿Y el pingüino? Bueno, es sólo una gallina negra, pero “muy otra”, pues camina erguida. Lleva una pechera de algodón blanco con una estrella roja bordada al centro. Es el pingüino real, extraño pero posible, de la selva. Más que un símbolo, o una broma de la naturaleza, es una señal de lo imposible posible.