Venezuela. Manifiesto de los movimientos sociales y populares

01.Sep.05    Análisis y Noticias

Conexión Social

Tomado de Indymedia Chile Sur

Manifiesto de los movimientos sociales y populares

Después de la reafirmación del Presidente Chávez en el Referéndum Revocatorio del 15 de agosto de 2004, y superada toda una etapa de ofensiva de la oligarquía golpista y pro-imperialista, en una situación económica de bonanza, producto de los altos ingresos petroleros, las expectativas de las masas populares cobraron un renovado aliento, en post de la concreción y efectivo disfrute de las anunciadas conquistas del proceso revolucionario en el plano económico, social y político.

El propio Presidente Chávez respondió a esas expectativas con las consignas de: “Profundización de la Revolución”, “De Revolución dentro de la Revolución”, y con el planteamiento del “Salto Adelante”, más recientemente, ha traído al debate la propuesta de superar el Capitalismo y avanzar rumbo al Socialismo de nuevo tipo del Siglo XXI.

No obstante, la sensación del pueblo, palpable en sus ámbitos comunitarios y en sus lugares de trabajo, así como en la calle misma, es que a pesar de los avances de las misiones y las demás políticas de bienestar social, es de que todo eso, que está dispuesto a defenderlo, como lo hizo el 13 de abril de 2002, no es suficiente para resolver los principales problemas estructurales subyacentes a la pobreza producto de la explotación capitalista que el pueblo sigue padeciendo.

La gente se queja de que los Ministros y los funcionarios de las instituciones del Estado, no aplican realmente las políticas y las medidas dictadas por el Presidente, no materializan los cambios sociales, económicos, y en la distribución de la riqueza contenidos en varias de las leyes habilitantes. Empieza a haber frustración y desconfianza en cuanto al entorno que rodea al Jefe de Estado, y que él mismo pareciera no poder controlar.

Esto se expresa en la tendencia a un incremento de las protestas, las movilizaciones y las luchas de distintos sectores que reclaman cumplimiento y efectividad a los organismos gubernamentales. Los damnificados bloquean vías exigiendo viviendas, las comunidades toman hospitales reclamando las deficiencias de los servicios de salud, sectores laborales protestan ante los obstáculos interpuestos por los gerentes y “la tecnocracia parasitaria” a la aplicación “cogestión revolucionaria” con control obrero y social; los campesinos marcharon en Caracas contra el Sicariato impune y por la Revolución Agraria, denunciando las trabas de la burocracia y de la corrupción frente a la aplicación de la Ley de Tierras; los Indígenas se han opuesto a la invasión y destrucción de su ambiente por las trasnacionales autorizadas contra su voluntad por organismos del Estado para la explotación del Carbón; los jóvenes han salido a reclamar levantando su voz frente a los crímenes y abusos de las policías que no han sido depuradas.

El Presidente Chávez ha dado la razón a alguna de estas protestas y ha dicho que el pueblo organizado debe reclamar, que los “Funcionarios negligentes deben salir”. Pero, los partidos que cuentan con Ministros en el Gobierno y con representación parlamentaria, no han venido dando muestras de capacidad y voluntad política para resolver todo esto y garantizar el rumbo hacia el Socialismo del Siglo XXI. Esta debilidad interna del proceso revolucionario nos hace incluso más vulnerables frente a las amenazas del imperialismo, que continúa posicionado en importantes áreas del aparato productivo venezolano y sigue alimentando la conspiración en el marco de una alarmante y prolongada impunidad golpista de la derecha, de sus medios de comunicación y de sus instrumentos de violencia. Y esto sucede en contradicción con el lenguaje y la política anti-imperialista de defensa de la soberanía nacional que ha asumido el Presidente Chávez frente a la América Latina y frente al mundo entero.

Tenemos un enemigo interno enquistado en el proceso, un verdadero Caballo de Troya que le abre paso a la derecha, a la oligarquía capitalista, abriendo flancos que nos exponen al imperio.

Frente a esto viene reaccionando el pueblo, todas estas luchas que apuntan hacia la profundización de la revolución, y a la revolución dentro de la revolución se vienen dando por ahora de manera dispersa y desarticulada, por lo que urge un gran esfuerzo de las organizaciones sociales y políticas luchadoras, que ya están dando los primeros pasos dirigidos a dar la pelea en condiciones unitarias y solidarias por sus intereses propios y comunes. Es necesario un frente unido, una gran alianza de los movimientos sociales en lucha y de los factores consecuentemente revolucionarios con objetivos y acciones compartidas apoyándose mutuamente. Esta es la única manera de garantizar el prometido “Salto Adelante” y de salvar el proceso revolucionario venezolano para ir verdaderamente hacia la “Revolución Socialista” en lugar de quedar reducidos como decía el Che, a una “caricatura de revolución”.

Pero así como necesitamos unificarnos en la lucha es preciso que los movimientos sociales avancen en el desarrollo del poder popular en todos sus niveles, con las asambleas, con los comités, con los Consejos Comunales y Locales, y también en la conquista de representaciones genuinamente vinculadas al movimiento popular, a los trabajadores, a los campesinos y a las bases revolucionarias, dentro de los poderes del Estado, y en la próxima coyuntura electoral, dentro de la Asamblea Nacional.

En este momento, se acercan las elecciones de Diputados al Poder Legislativo, allí se ha logrado muchas veces derrotar la derecha e imponer democráticamente leyes progresivas al calor de las movilizaciones populares que han permitido al pueblo ir ampliando y consolidando sus derechos; pero también es un sentir general que la mayoría de los parlamentarios de los partidos que participan en el Gobierno, tienden a actuar despegados del pueblo que los eligió y son instrumentos exclusivos de sus respectivos partidos, de las maquinarias políticas, o proceden a título individual sin consultar a los electores que los llevaron a esa posición.

A menudo o no pocas veces, se han prestado para proponer o aprobar leyes o artículos retrógrados que contradicen los principios democráticos bolivarianos y revolucionarios, como cuando aprobaron aquella Ley Orgánica de la Hacienda Pública Estadal que contemplaba la privatización de las aguas y que fue devuelta por el Ejecutivo Nacional. En ese momento los parlamentarios “revolucionarios” levantaron la mano para emitir un voto netamente neoliberal, no se sabe bajo qué influencias o presiones evidentemente contrarias al proceso.

Recientemente, decidieron penalizar las protestas del pueblo y cercenar el derecho a huelga incorporando artículos en la reforma al Código Penal, que le aplican a los métodos de lucha de los trabajadores y del pueblo sanciones que no se le aplicaron jamás a los ejecutores del sabotaje petrolero y de las guarimbas sin entender que no tiene el mismo sentido una huelga patronal golpista que una huelga de los trabajadores para defender o conquistar lo que les corresponde en esta revolución. Por eso el pueblo, aunque ha votado por las morochas del MVR y la UVE, lo ha hecho para enfrentar a la derecha, dando sentido a la utilidad de su voto y siguiendo las orientaciones de su máximo líder, el Presidente Chávez. Pero, ese voto no ha sido porque estén plenamente satisfechos con los diputados del Bloque del Cambio, sino a pesar de sus incomodidades e insatisfacciones. Y esto ha tenido su expresión en un porcentaje nada despreciable de votos que se manifestaron a favor de otras fuerzas del campo revolucionario que no iban en las morochas por haber sino excluidas debido a los procedimientos antidemocráticos y las designaciones a dedos que se han impuesto en las listas de los grandes partidos.

El movimiento popular organizado, lamenta que muchos de los que en el pasado fueron impuestos en dichas listas hayan sido también tiempo después, primeros en la lista de conspiradores golpistas y contrarrevolucionarios salta-talanqueras, ese fue el caso de Alfredo Peña, Luis Miquilena, Leopoldo Puchi, de decenas de Parlamentarios oportunistas, entre ellos, los Alvarenga y los Farias, e incluso los militares traidores del 11 de abril de 2002 que estaban agazapados dentro del Gobierno y buena parte de los gerentes saboteadores de PDVSA incluido su expresidente Guaicaipuro Lameda.

¿Por qué en lugar de postular a señores de ésta calaña, el Gobierno, los Partidos del Bloque del Cambio y el mismo Presidente Chávez, no postularon a los más destacados líderes y luchadores del movimientos sindical revolucionarios, de los campesinos que pelean por la tierra, de los comités de tierras urbanas, de los comités de salud, de los medios comunitarios y alternativos, de los grupos políticos de base que se la jugaron en la calle el 11-12-13 de abril, así como el paro-sabotaje patronal de diciembre 2002 y enero 2003 y que continúan peleando por la profundización del proceso, en actitudes mucho más sobresalientes que renombradas “eminencias notables” y militares?.

El reconocimiento merecido a este liderazgo popular sería una manera de acercar al pueblo al poder y reforzar las garantías de consecuencia revolucionaria.

Por eso, en reclamo de la aplicación verdadera de la democracia participativa y protagónica y en post del desarrollo del poder popular le planteamos al compatriota Presidente Hugo Chávez Frías, la necesidad de que brinde su apoyo a la participación de candidatos refrendados democráticamente por las organizaciones populares, los movimientos sociales y los colectivos políticos de activistas revolucionarios en las venideras elecciones parlamentarias, sin que por ello declinemos en nuestra voluntad independiente de impulsar este tipo de candidaturas. Llamamos entonces, a la articulación del movimiento popular comunitario, obrero, campesino, juvenil, indígena y a las distintas expresiones organizativas del pueblo en lucha, para que nos unamos en todos los terrenos, en las acciones de movilización por nuestras reivindicaciones y derechos, y en el combate por la profundización de la revolución, así como también en la disputa de los espacios que nos corresponden en los poderes públicos, como es el caso de la Asamblea Nacional. Para luchar contra el Capitalismo y por el Socialismo del Siglo XXI, hay que asegurar la presencia en las instancias de poder para los luchadores de las clases oprimidas, en lugar de dejar que penetren o se mantengan en dichas instancias elementos capitalistas o precapitalistas, altos funcionarios que han estado vinculados a los viejos gobiernos y a grandes empresas o burócratas que actúan enmascarados como bolivarianos y elementos corrompidos que arrebatan las oportunidades del pueblo, queremos que se deje de aplicar el capitalismo, y que impulsemos de una vez las soluciones socialistas, la propiedad colectiva sin explotación y el poder popular democrático y protagónico en la conducción del país frente a las amenazas de magnicidio y de intervención imperialista nuestra respuesta debe ser la construcción del Socialismo.