Mayas del Yucatán: El P’uj es la batida que hacemos para cazar venado. Hoy, con un P´uj llevaremos nuestra palabra. ¡No en nuestro nombre!

03.Sep.05    Análisis y Noticias

QUISTEILE’ TÁN PA’ATAJ YAN
A oídos de pueblos mayas ha llegado una noticia que nos preocupa, que el gobierno quiere hacer una ley indígena. Nosotros preguntamos ¿qué tipo de ley se quiere hacer para nuestros pueblos? ¿será que nos van a reconocer como sujetos de derecho? O van a legalizar que bailemos jarana y estemos legalmente marginados? Hay más de mil hermanos que han manifestado su desacuerdo con una ley no consultada y cientos de amigos que han reaccionado al NO EN NUESTRO NOMBRE con un TAMPOCO EN NUESTRO NOMBRE.

En tanto el dulce sonido del honk’a y del caracol siguen convocando a los Yum lak’in Yum chik’in, Yum xaman y Yum nojol, desde los rincones de los Yum Cháak se ven hombres y mujeres que motivados por la sobrevivencia de nuestros pueblos alientan este hecho matizados por las voces y lágrimas de niños y niñas y uno que otro aullido de los perros. Alguien nos preguntó si teníamos esperanza en ser escuchados y respondidos positivamente; nuestra esperanza se ha fortalecido cada vez desde hace más de 500 años porque en el corazón llevamos siempre un mañana.

Con un P’UJ llevaremos nuestra palabra

De Cisteíl al Congreso del Estado

A todas las personas que han firmado el manifiesto maya “No en nuestro nombre”; a quienes, sin ser mayas, han dicho “tampoco en nuestro nombre”; a todas las mujeres y hombres interesados en lograr el pleno respeto a los derechos de los pueblos indígenas les comunicamos que hemos tomado ya acuerdo sobre cómo y cuándo llevar las firmas al Congreso del Estado.

1. Hemos decidido hacer un P’UJ para llevar las firmas al Congreso del Estado. El P’uj es la batida que hacemos para cazar venado, actividad que es todo un rito en nuestros pueblos y que siempre necesita organización. El P’uj comienza siempre con el jonk’a, sonido de caracol con el que nos vamos convocando para salir a la batida. Así, con este comunicado comenzamos el jonk’a para irles llamando e invitarlos a acompañar este esfuerzo.
2. El Jonk’a sonará con fuerza en el antiguo pueblo de Cisteíl el miércoles siete de septiembre próximo, lugar que hemos señalado como el inicio de salida hacia el p’uj. Muchas y muchos se preguntarán cómo llegar ahí, siendo que Cisteíl fue destruido por completo y borrado de los mapas desde 1761, cuando los dzules quisieron borrar y destruir nuestra palabra, nuestra organización y nuestro pensamiento; cuando quisieron acabar con la rebelión encabezada por Jacinto Can Ek. Cisteíl existe en nuestra memoria, pero no sólo en nuestra memoria. Al final vienen las indicaciones para llegar.

3. De Cisteíl saldremos a las tres de la tarde, hora en la que comenzó la batalla final en ese antiguo pueblo, según el archivo general de indias citado por don Pedro Bracamonte en ese libro que tanta falta nos hacía tener y que se llama “La encarnación de la profecía: Canek en Cisteil”. De ahí nos dirigiremos al pueblo de Maní, donde quemaron muchos documentos nuestros; donde intentaron borrar nuestra historia, nuestros conocimientos, nuestra identidad. A Maní esperamos llegar a las seis de la tarde para contarle nuestra palabra a quienes hoy habitan el pueblo de Maní.

4. El jueves ocho de septiembre estaremos en el pueblo de Tecoh. Nos han contado que ahí escucharon a algunas personas decir no hace mucho: “hasta aquí llegaron los mayas rebeldes en la guerra de castas. Aquí los detuvimos”. Quizás no es más que una persona la que así dijo, pero ahí queremos hablar un poco de historia y, sobre todo, de presente y de futuro para quienes somos mayas y se nos roba el derecho hasta de saber nuestra propia historia.

5. El viernes nueve de septiembre estaremos en Mérida para hacer el P’UJ en el Congreso del Estado, para que los diputados y diputadas escuchen nuestra voz. Pensamos que primero nos vemos en San Juan, a las seis de la tarde, para que ahí digamos también un poco la palabra y de ahí nos vayamos al Congreso caminando y pasando por la plaza grande. Si alguno piensa que a las ocho de la noche es muy tarde para encontrar a los diputados, no se preocupen. La palabra no se escucha según si se dice en la mañana o en la tarde; la palabra se escucha si hay voluntad de escucharla. Ya veremos si los diputados saben escuchar.

6. Ah! Habíamos prometido explicaciones para facilitar la llegada a Cisteíl. Van las indicaciones, aunque se sabe que el que quiere llegar llega y que todos los caminos llevan a la memoria, pues según lo que hemos recorrido nos pareció que para quienes salgan de Mérida en coche propio lo mejor es llegar a Peto y de ahí dirigirse a Timul, pasando primero por Tahdziú. Llegando a Timul encontrarán una manta que indica para dónde está Cisteíl (que se pronuncia kisteíl). Si preguntan, ahí la gente conoce el pueblo por el nombre de Kantirix, pero no duden que en realidad se dirigen a Cisteil, que está como a siete kilómetros de Timul en un camino que no está ni muy malo ni muy bueno, es decir que sí pasa bien el coche pero despacito, y que hace pensar que por ahí se les ha olvidado construir carreteras, pero no sólo eso.

Aprovechamos comunicarles con mucha alegría y gusto que más de mil quinientos mayas hemos firmado el documento “NO EN NUESTRO NOMBRE” y más de trescientas personas no mayas han dicho “Tampoco en nuestro nombre”. Les invitamos a visitar la página tampocoennuestronombre.info y ver si está ahí su nombre (no sea que alguno se haya perdido en el ciberespacio). Todavía pueden firmar.

Entonces, resumimos:
Miércoles 7 de septiembre, a las tres de la tarde, Cisteíl; a las seis de la tarde, Maní.
Jueves 8 de septiembre, a las seis de la tarde, Tecoh
Viernes 9 de septiembre, a las 6 de la tarde, Parque de San Juan para caminar hacia el Congreso del Estado y estar ahí a las 8 de la noche.

Pedro Uc Be
José Anastasio Euán
Russell Pebá

¡NO EN NUESTRO NOMBRE!

“Había en los mayas sabiduría…saludables vivían…no había entonces enfermedad…rectamente erguido iba su cuerpo entonces… No fue así entonces lo que hicieron los ts’ules cuando llegaron… ellos enseñaron el miedo; y vinieron a marchitar las flores. Para que su flor viviese, dañaron y sorbieron las flor de los otros…”
(K’ajlay de la Conquista, en El libro del Chilam Balam de Chumayel)

Nuestra memoria y nuestro corazón maya afirman que no morirá la flor de nuestra palabra. Sabemos que el gobierno de Yucatán, por medio del “Instituto para el desarrollo de la cultura maya” (INDEMAYA), la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, (CDI) así como el Congreso del Estado, realizan actividades orientadas a la creación de una ley indígena para los que somos mayas en este territorio; han hecho reuniones a las que llaman “consultas” en algunos municipios de Yucatán en las que han preguntado si los indígenas queremos una vivienda, una buena alimentación, una buena atención a la salud, etc. nosotras y nosotros pensamos que esos aspectos están contemplados en la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos de 1917 en sus primeros 29 artículos que nos rigen hasta el día de hoy; así mismo en diversos tratados internacionales, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que el Estado mexicano tiene obligación de cumplir por haberlo firmado
Venimos a decirle al Gobierno, al Congreso y a toda la sociedad que la flor de nuestra palabra no será marchitada, que la ley que pretenden hacer el Legislativo y el Ejecutivo,no sea en nuestro nombre, ni sea utilizado para justificar su “consulta”; las políticas públicas ya son mandato constitucional no tiene que preguntarse a ningún ciudadano si lo desea o no.
¡No en nuestro nombre!
Este gobierno sigue el ejemplo del mal gobierno nacional que debilitó los acuerdos de San Andrés haciendo una ley para los indígenas no sólo sin los indígenas sino contraria a nuestros derechos y demandas.
¡No en nuestro nombre!
Este gobierno quiere poner a los pueblos indígenas al mismo nivel de un partido político o una agrupación lucrativa por medio de una ley que nos convertiría en “entidades de interés público” y no quiere reconocernos como sujetos de derecho público; pero decimos que nuestra raíz sigue viva y fuerte a pesar del golpe que se nos dio como pueblo indígena por el congreso de la Unión en 2001 al eliminar una parte importante en la Ley de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) y los acuerdos de San Andrés.
¡No en nuestro nombre!
En este gobierno no creemos cuando afirma que quiere saldar un deuda histórica con los mayas; sigue creyendo que sólo él tiene la capacidad de pensar lo que es conveniente para todos, por lo que vemos esta “consulta” como un hecho de poca seriedad.
¡No en nuestro nombre!
En nuestro nombre está impresa la dignidad y la identidad, aquella que nos ha permitido vivir y decir, ¡aquí estamos en resistencia! Venimos a decir la palabra de nuestro corazón, de nuestra historia, de nuestras luchas.
Rechazamos toda ley indígena emanada del incumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
Rechazamos cualquier reforma estatal en la materia hasta no ver concretada la modificación de la constitución federal en los términos de los acuerdos de San Andrés y la ley COCOPA.
Exigimos que se respete nuestra postura, ya que resulta absurdo participar y validar una reforma estatal mientras que la ley federal no reconozca plenamente nuestros derechos, cuando está siendo debatida a escala nacional e internacional por las más altas instancias.
Hemos decidido continuar el camino de nuestra autonomía en los hechos, desde nuestra raíz y no permitiremos que en nuestro nombre nos sea arrebatado este derecho.
Somos los mayas la mayoría en este Estado y no queremos una ley elaborada por la minoría, mucho menos cuando ésta se ha mostrado incapaz de reconocer nuestra existencia, nuestros derechos y de tomar en cuenta nuestra palabra.
Exigimos también que se tipifique como delito y se prohíba en la constitución local toda forma de discriminación ya sea por origen étnico, por género, por orientación sexual, por condición social o cualquier otra que atente contra la dignidad humana.
Exigimos que se detenga este intento de legalizar el asistencialismo que impone el gobierno a los pueblos indios, y que las reformas a la ley local se hagan sólo después de que sean respetados los Acuerdos de San Andrés, plasmados en la iniciativa presentada por la COCOPA.
Exigimos, en otras palabras, que si se hiciera una ley, sea una que reconozca nuestro derecho de hacer nuestras propias leyes.
A pesar de todos esos intentos de olvido, la flor de nuestra palabra maya resistirá y permanecerá, porque nosotras y nosotros tenemos en el corazón un mañana
José Anastasio Euán Romero, Chablekal
Pedro Uc Be, Ticul
Russel Pebá, Ticul
Baltazar Xool May, Becanchén
Randy Soberanis, Chablekal
Margarita Carvajal, Dzibilchaltún
Próspero Serrano, Catmís
Ángel Ku Dzul, Ticul
Álvaro Mena, Ticul
Edilberto Argáez González, Buctzotz
Lorena Zapata Gómez, Maní
Concepción Pérez Parra, Maní
Cecilia Uh Jiménez, Yobaín

Y 1006 firmas más hasta el 21 de julio de 2005

TAMPOCO EN NUESTRO NOMBRE
Clajadep

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