Zapatismo: Ecología y pueblos indígenas en la otra campaña

08.Sep.05    Análisis y Noticias

Jueves 8 de septiembre de 2005

Neil Harvey
La Jornada

Agradezco a Víctor M. Toledo los comentarios publicados en su artículo “Zapatismo y sustentabilidad” (La Jornada, 1/9/05). Por supuesto que los indígenas que luchan por la sustentabilidad no son capitalistas ecológicos neoliberales. Mi preocupación se refiere más bien a la forma en que una concentración en los proyectos agroecológicos locales puede perder de vista problemas más grandes, como es la formulación de políticas de desarrollo en las que los indígenas no están incidiendo.

Por esta razón muchas organizaciones indígenas han decidido apoyar a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. No es que nieguen la importancia de la sustentabilidad o que sólo se interesen por hacer política con los zapatistas. Más bien, la otra campaña ya incluye referentes importantes a las luchas ecológicas y políticas de los pueblos indígenas donde sí están incluidas sus demandas.

Por ejemplo, en la segunda reunión preparatoria de la otra campaña asistieron representantes de 35 organizaciones de 11 estados de la república más el Distrito Federal (Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Durango, Guerrero, Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Hidalgo, Puebla, Veracruz y San Luis Potosí). Resumiendo sus intervenciones, podemos señalar las siguientes propuestas emanadas de esta reunión.

1. Las luchas por la sustentabilidad van de la mano con las luchas por la autonomía, los derechos humanos y una nueva política económica. Es importante notar que en esta reunión se denunciaron violaciones de los derechos humanos que se derivan precisamente de la represión ejercida en contra de las luchas indígenas en defensa de las tierras, los bosques y el agua.

2. La organización para resistir los intentos de privatización de tie-rras y los recursos naturales por parte de empresas transnacionales, como el caso de Monsanto en la sierra de Manantlán, Jalisco.

3. La recuperación y fomento de prácticas sustentables propias de las culturas indígenas, o “la ciencia y la técnica de nuestros antepasados”, como dijeron indígenas de Chiapa de Corzo.

4. El reconocimiento y apoyo a las mujeres en todas las áreas de trabajo comunitario y en sus organizaciones.

5. El apoyo a las demandas de los indígenas que viven en las ciudades, sobre todo en cuanto al acceso a la vivienda digna y el fin de la disriminación.

6. La relación con otros sectores en la construcción de un nuevo proyecto nacional, con coordinación colectiva representativa y sin protagonismos.

Los participantes en esta reunión saben que lograr estos objetivos no es tarea fácil, pero lo ven necesario para tener alternativas viables al sistema actual. Retoman los acuerdos de San Andrés como referente básico, pero su lucha no se reduce al reconocimiento constitucional. Hay nuevos problemas que requieren de más discusión, análisis y propuestas. Al respecto, varias organizaciones propusieron la realización de foros y talleres sobre los siguientes temas: defensa de las tierras, biodiversidad, ALCA, maíz nativo, autonomía, Plan Realidad-Tijuana, acuerdos de San Andrés, comercio justo y soberanía alimentaria. No parten de cero porque ya venían participando en diversas luchas locales y regionales. Reconocieron el impacto positivo que ha tenido el zapatismo en sus luchas, aunque tambien hubo críticas por el trato preferencial que ha dado el EZLN a personalidades e intelectuales por encima del movimiento indígena de base.

La sustentabilidad no está ausente en la otra campaña. Las organizaciones que están participando viven la crisis ecológica de forma cotidiana. También luchan por consolidar sus propias alternativas productivas sustentables como parte central de la renovada reivindicación de sus culturas. En su visión, la resistencia y la conservación van de la mano. Como dijeron los comuneros de Milpa Alta “en (nuestro) pueblo resistimos mediante estrategias de conservación. Niegan nuestra existencia, nuestros derechos territoriales. La lista de agravios se intensifica en el periodo actual… No es casualidad, la conservación ecológica se debe a la tradición indígena”.

La Sexta Declaración es una invitación a la gente “sencilla y humilde”, incluyendo a los indígenas que luchan por la sustentabilidad ecológica y política, a construir una visión hacia el futuro. Aunque haya otras experiencias que puedan enriquecer este debate, un programa nacional de lucha que incorpore las propuestas vertidas en la reunión mencionada no se podría caracterizar como “inviable” o “inoperante”.

nharvey@nmsu.edu

Grupo ecologista pide al EZLN incluir defensa de recursos
La Jornada, Jueves 8 de septiembre de 2005

La organización ecologista Maderas del Pueblo del Sureste propuso al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que dentro de la otra campaña se discutan de fondo los conceptos “desarrollo” y “modernidad”, porque las organizaciones de izquierda “siempre han luchado contra la explotación del hombre por el hombre, pero nunca ven lo injusto y absurdo que es la explotación de la naturaleza que hacen todos los sistemas sociales, sin excepción”.

Durante una de las reuniones a las que llamaron los zapatistas en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la citada organización saludó que el EZLN haya planteado como una de sus principales demandas decir “no a la privatización de los recursos naturales”, porque éstos son bienes aún más estratégicos que el propio petróleo o la electricidad y están “en la mira del neoliberalismo”.

Esa comprensión y esa demanda “no están y nunca han estado” en la agenda de las organizaciones políticas de la llamada “Mera Izquierda”, indicó, y señaló que incluso algunos países socialistas como fue la Unión Soviética y son Cuba y China se cuentan entre los más “depredadores” del medio ambiente, y este últi- mo es “hoy el país más contaminado del planeta”.

Apuntó que en último caso podríamos vivir sin petróleo o sin electricidad, pero no sin agua o sin el clima que producen los bosques.

Recordó que incluso el propio EZLN, al inicio de su lucha, en su primer programa de demandas, luego de la primera fase del diálogo en San Cristóbal, exigía al gobierno “fertilizantes, pesticidas, tractores, semillas mejoradas y vivir como en las ciudades”, y reconoció que ahora las juntas de buen gobierno hayan rectificado este aspecto, considerando a la agroecología como una de sus acciones prioritarias. Subrayó que en realidad lo que está de fondo en este tema no son sólo las relaciones de explotación socioeconómica en la sociedad, sino el modelo de desarrollo mismo.

Manifestó, por otra parte, su preocupación de que el EZLN pudiera perder no sólo el carácter de la lucha por los derechos indígenas, sino también y sobre todo “su creatividad, su visión incluyente, su decisión de construir ‘un mundo en donde quepan muchos mundos’, y se contagie del sectarismo, el dogmatismo, el mesianismo, el vanguardismo y el discurso acartonado que siempre han padecido las ‘Meras Izquierdas’ tradicionales en México”.

Expresó igualmente la preocupación “de que el cártel mafioso Madrazo-Albores llegue al poder en 2006, porque ellos sí tienen intereses directos y hasta personales sobre los recursos naturales del sureste”.