Mensaje al Mundo Occidental

09.Sep.05    Análisis y Noticias

Hau de no sau nee “Pueblo que construye”

Hau de no sau nee es el nombre de la Confederación de Seis Naciones o Iroqueses que agrupa a: Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras. Estos pueblos se ubicaron en el noroeste de Norteamérica. Su cultura y forma de relacionarse han sido estudiadas con mucha curiosidad y dedicación, ya que posibilitaba relaciones horizontales entre los seres humanos y evitaba que una jerarquía vertical estableciera relaciones de poder en la comunidad.

En 1977 formularon tres documentos que sintetizan magistralmente su visión del cosmos, la naturaleza y los seres vivos y, de la historia de la humanidad; estos fueron presentados a las Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas. Éste es el primero de ellos:

Hau de no sau nee, o Confederación de las Seis Naciones Iroquesas, ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Nuestra cultura está entre las más antiguas culturas de existencia continua en el mundo. Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar. Somos los Ongwhehonwhe el Pueblo Genuino.

En el comienzo, nos fue dicho que los seres humanos que caminan sobre la Tierra han sido provistos con todas las cosas necesarias para la vida. Se nos instruyó para portar amor del uno al otro, y para demostrar un gran respeto por todos los seres de esta Tierra. Se nos mostró que nuestra vida existe con la vida arbórea, que nuestro bienestar depende del bienestar de la Vida Vegetal, que somos parientes cercanos de los seres de cuatro patas. En nuestras maneras, la consciencia espiritual es la forma política más elevada.

El nuestro es un Estilo de Vida. Creemos que todos los seres vivientes son seres espirituales. Los espíritus pueden ser expresados como formas de energía manifestadas en la materia. Una hoja de hierba es una forma de energía manifestada en materia: materia de hierba. El espíritu de la hierba es esa fuerza no visible que produce las especies de hierba, y se manifiesta a nosotros en la forma de hierba real.

Todas las cosas del mundo son reales, cosas materiales. La Creación es un verdadero fenómeno material, y la Creación se manifiesta a nosotros a través de la realidad. El universo espiritual, entonces, se manifiesta al Hombre como la Creación, la Creación que sostiene la vida. Creemos que el hombre es real, una parte de la Creación, y que su deber es sostener la vida en conjunción con los demás seres. Es por eso que nos llamamos a nosotros mismos los Ongwhehonwhe -el Pueblo Genuino (o Real).

Las instrucciones originales indican que quienes caminamos por la Tierra tenemos que expresar un gran respeto, un afecto, y una gratitud hacia todos los espíritus que crean y sostienen la Vida. Congratulamos y agradecemos a los muchos sostenedores de nuestras vidas: el maíz, los porotos, la calabaza, los vientos, el sol. Cuando la gente cesa de respetar y expresar gratitud hacia estas muchas cosas, entonces toda la vida es destruida, y la vida humana en este planeta llegará a su fin.

Nuestras raíces calan hondo en las tierras donde vivimos. Tenemos un gran amor por nuestro país, pues en él se encuentra nuestro lugar de nacimiento. El suelo es rico de los huesos de miles de los de nuestras generaciones. Cada uno de nosotros fue creado en tales tierras, y es nuestro deber cuidarlas mucho, porque de esas tierras brotarán las futuras generaciones de los Ongwhehonwhe. Caminamos por ellas con gran respeto, porque la Tierra es un lugar muy sagrado.

No somos un pueblo que exige o le pide cosa alguna a los Creadores de la Vida, sino que en cambio, saludamos y agradecemos que todas las fuerzas de la Vida estén todavía en acción. Comprendemos profundamente nuestra relación con todos los seres vivientes. Hasta este día, los territorios que todavía conservamos están llenos de árboles, animales y demás dones de la Creación. En tales lugares todavía recibimos nuestro sustento de nuestra Madre Tierra.

Hemos visto que no toda la gente de la Tierra muestra el mismo tipo de respeto por este mundo y sus seres. El pueblo Indo-Europeo que ha colonizado nuestras tierras ha evidenciado muy poco respeto por las cosas que crean y sostienen la Vida. Creemos que tal gente cesó su respeto por el mundo hace un larguísimo tiempo. Muchos miles de años atrás, todos los pueblos del mundo creían en el mismo Modo de Vida, el de la armonía con el universo. Todos ellos vivían de acuerdo con las Maneras Naturales.

Alrededor de diez mil años atrás, gente que hablaba los idiomas Indo-Europeos vivía en un área que hoy conocemos como las Estepas de Rusia. En tal época, eran un pueblo del Mundo Natural que vivía de la tierra. Había desarrollado la agricultura, y se dice que había iniciado la práctica de la domesticación de los animales. Se ignora que fue el primer pueblo del mundo que practicó la domesticación de los animales. Los cazadores y recolectores que erraban por el área probablemente adquirieron animales al pueblo agricultural, y adoptaron una economía basada en reunir y criar rebaños de animales.

El juntar y criar animales señaló una alteración básica de la relación de los humanos con otras formas de vida. Puso en movimiento una de las verdaderas revoluciones de la historia humana. Antes de los rebaños, los humanos dependían de la Naturaleza para los poderes reproductivos del mundo animal. Con el advenimiento de los rebaños, los humanos asumieron las funciones que a través de los tiempos habían sido las funciones de los espíritus de los animales. Tiempo después de que eso sucedió, la historia registra la aparición inicial de la organización social conocida como “patriarcado”.

El área entre los ríos Tigris y Eúfrates fue la patria, en tiempos antiguos, de varios pueblos, muchos de los cuales hablaban lenguajes Semíticos. Los pueblos Semitas estuvieron entre los primeros del mundo que desarrollaron una tecnología de la irrigación. Este desarrollo condujo al surgimiento inicial de poblados, y eventualmente de ciudades. La manipulación de las aguas, otra forma de vida espiritual, representó otro estilo en el cual los humanos desarrollaron una tecnología que reproducía funciones de la Naturaleza.

Dentro de estas culturas, se cristalizó una organización social estratificada jerárquicamente. Las civilizaciones antiguas desarrollaron el imperialismo, en parte debido a la propia naturaleza de las ciudades. Obviamente, las ciudades son concentraciones de población. Más importante todavía: son lugares que deben importar desde el campo las necesidades materiales de dicha concentración. Esto significa que el Mundo Natural debe ser subyugado, exprimido y explotado según el interés de la ciudad. Para ordenar este proceso, el mundo Semítico desarrolló códigos tempranos de ley También desarrollaron una idea del monoteísmo que sirviera como modelo espiritual para su organización material y política.

Mucho de la historia del mundo antiguo relata las luchas entre los pueblos Indo-Europea y Semíticos. Durante un periodo de varios milenios, las dos culturas se impactaron y combinaron. En el siglo -2 (A.C.), algunos Indo-Europeos, más específicamente los Griegos, habían adoptado la práctica de edificar ciudades, envolviéndose así en el proceso que denominaron “Civilización”.

Ambas culturas desarrollaron tecnologías afines a tales civilizaciones. Los pueblos Semitas inventaron marmitas que permitieron la, creación de alfarería para el comercio y el acopio de excedentes. Esas marmitas primitivas se convirtieron en hornos que podían generar calor suficiente para fundir metales, notablemente cobre, estaño y bronce. Los Indo-Europeos desarrollaron la manera de fundir el hierro.

Roma fue heredera de estas dos culturas, se convirtió en el lugar donde sucede el engarce final. Roma es también el auténtico lugar de nacimiento del Cristianismo. El proceso que ha venido a ser la cultura de Occidente es histórica y lingüísticamente una cultura Semítico / indoeuropea, pero ha sido comúnmente definido como tradición Judeo-Cristiana.

El Cristianismo fue un elemento absolutamente esencial del desarrollo inicial de este tipo tecnología. El Cristianismo preconizaba un solo Dios. Era una religión que se imponía a si misma exclusivamente sobre todos los demás. El pueblo local de los bosques europeos era un pueblo que creía en los espíritus de las forestas, las aguas, las colinas y la tierra; el cristianismo atacó tales creencias, y efectivamente desespiritualizó al mundo Europeo. Los pueblos cristianos, que poseían armamentos superiores y necesidad de expansión, pudieron someter militarmente a los pueblos tribales de Europa.

La disponibilidad del hierro condujo al desarrollo de herramientas que podían talar el bosque fuente de carbón de leña para hacer mas herramientas. Las nuevas tierras, despejadas de árboles, fueron entonces trabajadas por el flamante desarrollo del arado de hierro que fue, por primera vez, tirado por caballos. Con semejante tecnología mucha menos gente podía trabajar mucha más tierra, y efectivamente muchos hombres fueron desplazados para volverse soldados o campesinos sin tierra. El surgimiento de esa tecnología dio paso a la Edad Feudal e hizo posible, eventualmente, la aparición de nuevas ciudades y un comercio expansivo También marcó el principio del fin del bosque Europeo, aunque para completarse dicho proceso llevó mucho tiempo.

La edificación eventual de ciudades y el surgimiento concomitante del Estado Europeo crearon la arremetida de expansión y búsqueda mercados, que condujeron a hombres, tales como Colón, a desplegar las velas a través del Atlántico. El desarrollo de los navíos a velas y las tecnologías de navegación volvió inevitable el “descubrimiento” de las Américas.

Las Américas proporcionaron a los europeos una vasta área nueva para la expansión y la explotación material. Inicialmente, las Américas suministraron materiales nuevos y hasta materiales terminados para la economía mundial en desarrollo que se fundaba en las tecnologías Indo-Europeas. La Civilización Europea tiene una historia de apogeos y decadencias según las tecnologías alcanzan sus límites materiales y culturales. El finito mundo Natural ha proporcionado siempre una especie de contradicción intrínseca ante la expansión Occidental.

Los Indo-Europeos atacaron cada aspecto de Norteamérica con saña sin paralelos. Los pueblos Nativos fueron destruidos despiadadamente porque eran un elemento inasimilable para las civilizaciones de Occidente. Los bosques proporcionaban materiales para buques grandes, la tierra era fresca y fértil para los excedentes agriculturales, y algunas áreas proveían fuentes de mano de obra esclava para los conquistadores invasores. A la hora de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XIX, Norteamérica ya era líder en el área del desarrollo de las tecnologías extractoras.

Los bosques de maderas duras del noroeste fueron abatidos con la finalidad de proveer maderas agrícolas. Aquellos bosques fueron destruidos para crear carbón de leña para las forjas de los fundidores de hierro y los herreros. Hacia 1890, Occidente se había volcado al carbón, un combustible fósil, a fin de abastecer la energía necesaria para las muchas formas de maquinaria que habían sido desarrolladas. Durante la primera mitad del siglo XX, el petróleo reemplazó al carbón como fuente de energía.

La cultura Occidental ha sido horriblemente explotadora y destructora del Mundo Natural. Más de 140 especies de aves y animales han sido totalmente destruidas desde la llegada Europea a las Américas, en su mayor parte porque a los ojos de los invasores eran inutilizables. Los bosques fueron aplanados, las aguas contaminadas, los pueblos Nativos sometidos al genocidio. Las vastas manadas de herbívoros quedaron reducidas a meros puñados, el búfalo casi quedó extinguido. La tecnología Occidental y la gente que la ha empleado han constituido las fuerzas pasmosamente más destructivas de la historia humana. Ningún desastre natural ha destruido en tamaña magnitud. Ni siquiera la Edad Glacial tuvo tantas victimas. Pero así como los bosques de maderas duras, los combustibles fósiles también son recursos finitos. A medida que avanzó la segunda mitad del siglo XX, la gente de Occidente pasó a buscar otras fuentes de energía que motivaran su tecnología. Sus ojos se han posado en la energía atómica, una forma de producción energética cuyos sub-productos son las substancias más ponzoñosas que el hombre haya jamás conocido.

Hoy la especie del Hombre enfrenta la cuestión de la propia sobrevivencia de la especie. El estilo de vida conocido como Civilización Occidental está en una senda mortal para la que su propia cultura carece de respuestas viables. Cuando se encara con la realidad de su propia destructividad, sólo atina a avanzar ha, terrenos de destrucción mas eficientes. La aparición del Plutonio en este planeta es la más clara de las señales de que nuestra especie está en dificultades. Es una señal que muchos Occidentales han elegido ignorar.

El aire está podrido, las aguas están envenenadas, los árboles se mueren, los animales están desapareciendo. Pensamos que hasta los sistemas climáticos se están modificando Nuestras enseñanzas antiguas nos advirtieron, que si el Hombre interfería las leyes Naturales tales cosas iban a suceder. Cuando el último Estilo Natural de Vida se haya ido, toda la expectativa de sobrevivencia humana se habrá ido con él. Y nuestro Estilo de Vida desaparece velozmente, víctima de procesos destructivos.

Los otros documentos de Hau de no sau nee han delineado nuestro análisis de la opresión legal y económica.

Pero nuestro mensaje esencial al mundo es un llamado básico a la consciencia. La destrucción de las culturas y los pueblos Nativos es el mismo proceso que ha destruido y está destruyendo la vida en este planeta. Las tecnologías y los sistemas sociales que han destruido la vida de los animales y de las plantas, también están destruyendo a los pueblos Nativos. Ese proceso es la Civilización Occidental. Sabemos que hay mucha gente en el mundo que puede discernir rápidamente la intención de nuestro mensaje. Pero la experiencia nos ha enseñado que son muy pocos los que desean buscar un método para determinar cualquier cambio real. Si es que va a existir un futuro para todos los seres de este planeta, tenemos que comenzar a buscar las avenidas del cambio.

Los procesos de colonialismo e imperialismo que han afectado al Hau de no sau nee son apenas un microcosmos de los procesos que afectan al mundo. El sistema de reservaciones empleado contra nuestro pueblo es un microcosmos del sistema de explotación utilizado contra el mundo entero. Desde los tiempos de Marco Polo, Occidente ha estado refinando un proceso que ha mixtificado a los pueblos de la Tierra.

La mayoría del mundo no halla sus raíces en la cultura o las tradiciones Occidentales. La mayoría del mundo tiene sus raíces en el Mundo Natural, y es el Mundo Natural, y las tradiciones del Mundo Natural, las que deben prevalecer si es que vamos a desenvolver sociedades verdaderamente libres y equitativas.

Resulta necesario, a esta hora, que iniciemos una dinámica de análisis crítico de los procesos históricos de Occidente, para exponer la naturaleza real de las raíces de las condiciones explotadoras y opresivas que fuerzan a la Humanidad. Al mismo tiempo, mientras obtenemos la comprensión de estos procesos, debemos reinterpretar dicha historia para los pueblos del mundo. En ultima instancia, el pueblo más oprimido y explotado es el pueblo de occidente. Cargan el peso de siglos de racismo, sexismo e ignorancia que han vuelto insensibles a sus gentes a la verdadera naturaleza de sus vidas.

Tenemos que desafiar consciente y continuamente cada modelo, cada programa, y cada proceso que Occidente trata de imponernos. En su libro Pedagogía del Oprimido, Paulo Freire escribió que imitar al opresor es una característica del oprimido, para obtener a través de tal acción un alivio a la condición opresiva. Debemos aprender a resistir tal respuesta a la opresión.

La gente que vive en este planeta precisa quebrar el estrecho concepto de la liberación humana, y comenzar a ver la liberación como algo que es menester expandir a la integridad del Mundo Natural. Lo que se necesita es la liberación de todas las cosas que sostienen la Vida -el aire, las aguas, los árboles- todas las cosas que sostienen la sagrada trama de la Vida.

Sentimos que los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a !a sobrevivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde nuestra voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales, y para proteger el Modo de Vida que seguimos.

Sabemos que es una labor muy dificultosa. Muchas naciones-estados pueden verse amenazadas por la posición que representan la protección y liberación de los pueblos y las culturas, del Mundo Natural una orientación transformadora que debe ser integrada por las estrategias políticas del pueblo que busque defender la dignidad del Hombre. Pero tal posición cita creciendo en fortaleza, y representa una estrategia necesaria en la evolución de un pensamiento transformador.

Los pueblos Nativos, tradicionales tienen la clave para revertir los procesos que en la Civilización Occidental prometen un inimaginable futuro de sufrimiento y destrucción. El espiritualismo es la forma más elevada de la consciencia política. Y nosotros, los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental, estamos entre los portadores sobrevivientes de tal tipo de consciencia en el mundo. Aquí estamos para impartir ese mensaje.

Notas compiladas por Clajadep:
Las profecías de los indios Hopi que inspiraron en parte el lanzamiento de la Convergencia Armónica siguen siendo propagadas por el mundo, las últimas noticias llegan de Haway, donde el centro Axiom presentó a John Kimmey, discípulo de Abuelo David Monongye, última profeta Hopi, que antes de su reciente muerte legó en Kimmey su tarea. La profecía ‘Desde el Origen de la Vida hasta el Día de la Purificación’ fue presentada el 23 de marzo pasado en el contexto de la coincidencia de la aproximación del cometa Hale-Bopp con el solsticio de primavera, la luna llena y un eclipse lunar. Mientras que los Hopis son la nación Anazazi o justamente, Indios Pueblo, algunas de cuyas profecías también inspiraron las películas Koyaaniskatsi y Powaaqatsi de Godfrey Reggio, los “Hau de no sau nee”, que significa “pueblo que construye”, es el nombre del Pueblo de la Casalarga: Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras. O sea, la Confederación de las Seis Naciones, o Iroqueses. Datos sobre ellos pueden encontrarse en “The League of the Ho-de-no-sau-nee or Iroquois (1851), by Lewis H. Morgan. Hay un libro pariente de ese en castellano y del mismo autor: La Sociedad Antigua, publicado en 1993 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México 1993, en la serie Cien del Mundo. Y finalmente otra fuente es ‘La Vuelta De Las Tribus Pájaro’, por Ken Carey, ed. Sirio, Malaga 1991.

HAU DE NO SAU NEE: LAS TRIBUS PÁJARO

“Hau de no sau nee” significa dentro de las tradiciones de los pueblos nativos de América del Norte, “pueblo que construye”. Es el nombre atribuido a una alianza legendaria, conocida también como Pueblo de la Casa Larga, o sea, la Confederación de Seis Naciones Iroquesas formadas por las tribus Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras. Quienes han investigado y estudiado la cultura y la religión de aquellas tribus embebidas de principios míticos, también las identifican como Tribus Pájaro, el Clan Solar o los Hijos de las Estrellas.

Fueron una vez un pueblo poderoso y pacífico que habitó el noroeste del continente norteamericano. Sus costumbres fueron siempre espirituales: su gobierno y su economía, todo lo que se denominara “Hau de no sau nee” ha tenido profundas raíces no ceñidas al mundo material. Su Gran Ley incluía muchas ideas que fueron absorbidas por quienes redactaron luego la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos de América que, paradójicamente, fue tomada como referente para la que los argentinos vamos ahora a reformar.

Entre los muchos principios elevados de aquellos nativos había un sistema de verificaciones y equilibrios que impedían el ascenso de una jerarquía verticalista, con los conflictos que de ello emana. Los descendientes actuales de la Confederación de Seis Naciones Iroquesas destacan que “Hau de no sau nee” ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Se estima que su cultura está entre las más antiguas. Y expresan que “Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar, somos los Ongwhehonwhe, que significa fieles a la realidad.

Decían: “Bajo el Árbol de las Largas Hojas, el nuevo árbol que florece en nuestros corazones, no hay sino un dirigente, no hay sino un jefe, Wakan Tanka, el Creador, que resplandece en la luz de toda estrella y arde en el fuego del sol. Recuerda Pueblo Mío, el Gran Espíritu vive en ti. No permitas que la luz del sol disminuya al ceder a otros tu poder”.

Los pueblos de las Seis Naciones Iroquesas enterraron sus armas convencidos de que cualquier sociedad dirigida por un solo hombre o por una minoría dominante estaría estructurada según las costumbres de la violencia y seguiría alojada bajo las ramas del Árbol de la Guerra. Creían que la violencia es la raíz de una sociedad jerarquizada, y que tales sociedades jamás conocerían la paz. Sus hombres –decían– estarán siempre agitados, en guerra, si no con otros pueblos, entre sí.

El setiembre de 1977, descendientes de “Hau de no sau nee”" presentaron tres documentos cruciales a la reunión de Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas celebrada en Ginebra, Suiza: “Sentimos que los Pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a la supervivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los Pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde su voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales y para proteger el Modo de Vida que seguimos”.

La tradición oral de las Seis Naciones Iroquesas torna casi imposible penetrar en la dinámica de los mitos y ritos que guían su itinerario germinal por los laberintos de la sociedad industrial contemporánea. Salvo que se decida convivir con ellos y absorber cotidianamente la intensa dimensión de sus visiones pacificadoras.

Las Tribus Pájaro sostuvieron siempre que en los estadios críticos de su evolución, las formas de vida cooperan, por su propio beneficio, con otras distintas. Con el tiempo, pasan de cooperar a quedar unidas, con lo que surge un nuevo organismo. En la creación de formas de vida complejas se repite, una y otra vez, el mismo procedimiento.

De ahí que otro mensaje diga que “esto es análogo a lo que volverá a ocurrir cuando el mundo del siglo XX llegue al momento adecuado para la unión de los seres humanos, orientados hacia lo material y regidos por el ego, con nosotros, sus complementos del mundo del espíritu. Vuestra raza está a punto de experimentar un despertar generalizado o, como lo interpretarán algunos, un copioso descenso de seres de las estrellas”.

La Confederación Iroquesa practicó la democracia solidaria durante muchos siglos antes de que la adoptaran y modificaran los colonos norteamericanos sublevados contra la Corona de Gran Bretaña. En gran medida, sus prácticas pacificadoras habían empezado a descomponerse antes del siglo XVIII, si bien el ímpetu remoto de las “raíces blancas de la Paz” nunca abandonó América por más deformaciones socioculturales que se hayan atravesado durante los últimos cinco siglos.

Se afirma que los vientos del conocimiento que soplan entre quienes se encuentran en la vanguardia del pensamiento humano en los albores del siglo XXI son los mismos que agitaron las hojas de los árboles en torno del legendario Hiawatha, los mismos que elevaron el humo de las hogueras de aquel consejo tribal inaugural y lo alzaron en una única espiral para que continúe iluminando el cielo de la consciencia humana.

Por eso proclama el mensaje inmaterial de Deganawida: “Crecerá un nuevo árbol, aún más glorioso que el que hoy dejo entre vosotros. Con ese nuevo amanecer, yo regresaré y bajo la sombra del nuevo árbol viviré con vosotros. Y se nos unirán no sólo las tribus rojas, sino también las blancas del norte, las negras del sur, y las amarillas del este. Las cuatro razas vivirán en armonía bajo las ramas del nuevo árbol. La era que juntos conoceremos será la mejor que nunca ha existido. Todo lo que se había roto volverá a integrarse Se restablecerá el Aro Sagrado. La caza será abundante y el espíritu de todas las criaturas se regocijará en la armonía de un nuevo orden perfecto. El Gran Espíritu, el propio Pájaro de Trueno, actuará en el interior de todas las razas, vivirá, respirará y creará a través de todos los pueblos de la tierra. Regresarán los creadores originales de la vida, los Alados del cielo, y con ellos llegará a las naciones la paz”.