Miles de personas asisten al entierro de líder “machetero”
Martes, 27 de septiembre de 2005
SAN JUAN, Puerto Rico - El cadáver del líder independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos fue enterrado hoy en el cementerio de su pueblo natal, Naguabo, ante miles de personas que acudieron a mostrarle sus respetos y a protestar por las condiciones en las que murió.
El féretro de Ojeda Ríos, quien murió el pasado viernes a los 72 años de edad por un disparo de un agente del FBI, fue enterrado sin lápida, para fundirse, como él deseaba, con esa tierra cuya independencia quiso conseguir por las armas.
Ojeda Ríos, desde hace 15 años uno de los 10 fugitivos más buscados por el FBI, estaba condenado a 55 años de cárcel por haber robado 7,2 millones de dólares de un camión blindado de la compañía estadounidense Wells Fargo en 1983.
En las cercanías del cementerio del barrio Río Blanco de Naguabo, este de Puerto Rico, en los tejados de las casas y sobre los muros, una multitud de independentistas hacía ondear sus banderas y alzaba sus puños para cantar el himno nacionalista “La borinqueña”.
Como era imposible que toda esa gente entrara al camposanto, el féretro de Ojeda Ríos fue expuesto durante casi dos horas en el exterior, donde líderes independentistas y familiares lanzaron sus proclamas.
La primera en hablar fue la esposa de Ojeda Ríos, Elma Beatriz Rosado, quien compartió con los presentes que cuando se comprometieron, su esposo le dijo: “te entrego mi corazón porque mi vida es de la patria”.
Rosado recordó que Ojeda Ríos participó activamente en la revolución cubana y dijo de los agentes del FBI que “esos criminales asesinos mienten en todas las declaraciones. Que ningún puertorriqueño crea sus mentiras y que se vayan ya”.
” En Borinquen morirán!”, exclamaban los asistentes al sepelio en referencia a los funcionarios de la administración federal estadounidense que actúan en Puerto Rico. Estado Libre Asociado a EEUU.
Luego se leyó un mensaje del embajador venezolano en Estados los Unidos, Fermín Toro Jiménez, en el que condenaba la operación policial del FBI que acabó el pasado viernes con la vida de Ojeda Rios, líder del Ejército Popular Boricua “Los Macheteros”.
El copresidente del Movimiento Nacional Hostosiano, Julio Muriente, señaló que la muerte de Ojeda Ríos será el catalizador que unirá a los distintos sectores independentistas.
“Juramos que esta patria será libre, cueste lo que cueste”, exclamó el presidente del Frente Socialista, Jorge Farinacci.
Media docena de dirigentes independentistas subieron a la tarima para arengar a un público emocionado que les respondía “todo boricua es machetero”.
Uno de los momentos más celebrados fue la interpretación por parte del joven artista Mikie Rivera de una canción que le dedicó a Ojeda Ríos y que uno de sus versos dice: “Si el pitirre (pájaro pequeño) es temido por el güaragao (ave grande), el águila también lo temerá”.
“Filiberto, camarada, tu muerte será vengada”, fue uno de los gritos más repetidos durante el entierro.
Miles de personas acompañaron el féretro de Ojeda Ríos en su traslado desde San Juan a Naguabo.
El cortejo fúnebre, en el que participaron cientos de vehículos, recorrió la carretera hacia esa población, que estaba adornada con banderas puertorriqueñas y carteles en los que se podían leer lemas como “Filiberto vive” o “FBI asesinos”.
La policía controló los accesos al cementerio, mientras cientos de automovilistas improvisaban estacionamientos en las zonas cercanas.
El acontecimiento también atajo a multitud de vendedores ambulantes de comidas y bebidas, y de personas que han montado puestos para la venta de camisetas conmemorativas.
También fueron enviadas al lugar varias ambulancias para atender a las personas que pudieran sufrir problemas de salud o desmayos debido al sofocante sol.
Ojeda Ríos murió tras haber recibido el viernes un disparo en un tiroteo con policías de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) que pretendían detenerlo, acción en la que también resultó herido un agente federal de EEUU.
El líder independentista puertorriqueño murió desangrado durante las 20 horas en las que el FBI lo mantuvo acorralado en la residencia del oeste de Puerto Rico en la que había sido localizado.
El cadáver del líder independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos fue enterrado hoy en el cementerio de su pueblo natal, Naguabo, ante miles de personas que acudieron a mostrarle sus respetos y a protestar por las condiciones en las que murió.
Naguabo recibe con flores y aplausos los restos de Ojeda Ríos
Martes, 27 de septiembre de 2005
NAGUABO - Con una llovizna de flores, y vítores que lo exaltaban como héroe caído en batalla, miles de personas recibieron hoy los restos mortales de Filiberto Ojeda Ríos a su llegada al cementerio de Naguabo.
El cantante Andy Montañez cantó la versión revolucionaria de “La borinqueña”, mientras la multitud aplaudía, se abrazaba, sonreía y lloraba.
En una tarima al frente del cementerio Río Blanco, en una zona rural del Naguabo en que Ojeda Ríos nació hace 72 años, se entonó también el número “Guerrillero”, de Noel Hernández, cantada a coro por miles de personas que alzaban el puño izquierdo.
La bandera de Lares cubría el féretro de madera. Fue precisamente el día del Grito de Lares, el pasado viernes, cuando Ojeda Ríos falleció tras recibir un disparo del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), que lo buscaba desde hacía 15 años por robarse millones de dólares de un camión de la Wells Fargo en Connecticut en 1983.
El comandante del Ejército Popular Boricua-Los Macheteros decía que el dinero del espectacular robo se había utilizado para la causa independentista y para comprar regalos para comunidades hispanas pobres en Puerto Rico y Estados Unidos.
El féretro estaba flanqueado por la familia de Ojeda Ríos, incluyendo a su esposa Elma Beatriz Rosado, quien ha dicho que, contrario a la versión del FBI, los agentes federales llegaron disparando a la residencia de Hormigueros.
El veterano dirigente independentista Juan Mari Brás dijo que el funeral de Ojeda Ríos era uno de los más concurridos que había visto en su vida, con una multitud que sobrepasaba los entierros de algunos ex gobernadores.
“Él tuvo la acción donde tuvo la palabra. Eso es muy raro de los políticos de hoy y es muy admirado por el pueblo. Por eso ves tanta gente”, dijo Mari Brás.
Durante el recorrido de la comitiva fúnebre, cientos de personas estaban apostadas en ambos lados de la carretera por la que transitaban los restos de Ojeda Ríos.
“Si alguien se pregunta por qué Filiberto Ojeda Ríos pudo estar tanto tiempo en el clandestinaje, aquí está la respuesta”, expresó una de las organizadoras de los actos fúnebres, Roxana Badillo.
A lo largo de la ruta desde San Juan hacia Naguabo, caravanas de autos se unían a la comitiva y manifestantes apostados en puentes lanzaban flores sobre el cortejo fúnebre.
“FBI, terrorista”, leía una pancarta en inglés amarrada a uno de los puentes.
Segundos antes de que el ataúd fuera cerrado en el Colegio de Abogados en Miramar, sus hijos, nietos, hermanos y esposa, todos ataviados de la tradicional guayabera o camisa blanca que el líder machetero solía vestir, lloraron con coraje frente a su cuerpo.
“El pueblo es el dueño de ese cuerpo y de sus ideas. Filiberto no se fue, simplemente se va a su nueva trinchera de lucha”, expresó su hijo Edgardo Ojeda.
Edgardo dijo que su padre cierra el triángulo iniciado por Pedro Albizu Campos y continuado por Juan Antonio Corretjer.
“Don Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer y Filiberto Ojeda Ríos, con ese triángulo ya se puede fijar el rumbo, ya está el camino derecho, el camino es la unidad”, agregó.
Con una llovizna de flores, y vítores que lo exaltaban como héroe caído en batalla, miles de personas recibieron hoy los restos mortales de Filiberto Ojeda Ríos a su llegada al cementerio de Naguabo. El cantante Andy Montañez cantó la versión revolucionaria de “La borinqueña”, mientras la multitud aplaudía, se abrazaba, sonreía y lloraba.
Macheteros juran vengar la muerte de Ojeda Ríos
Martes, 27 de septiembre de 2005
NAGUABO (AP) - Tras llamar “asesino” al Negociado Federal de Investigaciones (FBI), el Ejército Popular Boricua-Los Macheteros prometió el martes vengar la muerte de su comandante, Filiberto Ojeda Ríos.
En una misiva firmada por alguien identificado sólo como el comandante Guasábara, y fechada “desde algún punto de esta Isla”, los Macheteros aseguraron que el FBI nunca anticipó el respaldo que ha recibido el líder de la lucha armada para lograr que Puerto Rico se independice de Estados Unidos.
“Los Macheteros juramos hacer justicia ante el asesinato de nuestro comandante Filiberto Ojeda Ríos. ¡Yanquis, asesinos, sus días están contados! ¡Revolcaron el hormiguero, todo boricua machetero!” reza la misiva, leída por la maestra de ceremonia de los actos fúnebres, Roxana Badillo.
La portavoz del FBI, Omayra Meléndez, no devolvió de inmediato las llamadas de Prensa Asociada en torno al anuncio del grupo político-militar.
Ojeda Ríos falleció el viernes — día en que se conmemoraba el Grito de Lares — tras batirse a tiros con una treintena de agentes del FBI en la residencia donde vivía en Hormigueros.
“Nos reafirmamos en nuestra decisión de liberar a nuestra patria… la lucha continúa ahora y continuará hasta que los malditos yanquis se vayan de nuestro suelo”, agregó la carta de los Macheteros.
Ojeda Ríos estuvo en el clandestinaje por 15 años, mientras el FBI lo buscaba por el millonario robo en 1983 de un camión Wells Fargo en Connecticut, cuyo dinero se usó para la causa independentista, según los Macheteros.
El líder clandestino sostuvo actividades político-militares por la independencia de la Isla durante unos 45 años.
Sin embargo, fueron la muerte de dos infantes de marina el 3 de diciembre de 1979 en Sabana Seca, el robo de $7.2 millones el 12 de septiembre de 1983 de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut, y la destrucción de varios aviones de guerra en la Base Aérea Muñiz, los actos más audaces de la organización, fundada en 1976 bajo el nombre Comando Obrero.
Durante sus últimos años en la clandestinidad, su labor se redujo considerablemente a dirigir mensajes escritos al pueblo puertorriqueño en actividades políticas.