DECLARACIÓN DE CARACAS
SIN TRANSFORMACIÓN DE LOS MODOS DE PENSAR
NO HAY REFORMA UNIVERSITARIA
Los participantes del SEMINARIO INTERNACIONAL “La Universidad Hoy: Desafíos y Oportunidades”, organizado por el Observatorio Internacional de Reformas Universitarias (ORUS.Int) - Capítulo Venezuela, (ORUS.Ve), patrocinado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, UNESCO-Iesalc, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad del Zulia, reunidos en Caracas-Venezuela los días 27, 28 y 29 de Octubre del 2005, reconocen como tarea urgente profundizar el proceso de transformación de los modos de pensar, pues la crisis de paradigmas que caracteriza al momento actual supone un cuestionamiento de las lógicas que subyacen a la racionalidad de la ciencia y demás saberes establecidos, así como también a los modos de existir de las instituciones de Educación Superior.
La crisis civilizacional a la que nos enfrentamos está siendo contestada por los movimientos ambientalistas y de género portadores de una nueva conciencia intersubjetiva; por una masiva revuelta cultural protagonizada, especialmente, por el mundo de los jóvenes que irrumpen en el espacio estético de la vida urbana de un modo irreversiblemente irreverente; por el replanteamiento del espacio público; por la transfiguración acelerada del mundo del “trabajo” y por la entronización de los procesos de mundialización. Estos son algunos síntomas elocuentes de un cambio epocal que interpela de una manera insoslayable al modelo educativo sobre el cual se fundó la universidad que hemos heredado.
Dentro de esta crisis la universidad no parece capaz de hacerse cargo de la producción de conocimiento y de la formación de los nuevos actores que pueblan la escena en la sociedad que emerge. La vieja universidad no es “adaptable” a la nueva época en cuyo tránsito se han roto todas las centralidades, se han desvanecido los viejos mitos, se han relativizado las antiguas hegemonías. De allí que las reformas universitarias a las que nos referimos deben fundamentarse en espacios que puedan expresar la lógica civilizacional que está en curso, la nueva episteme que emerge, la nueva realidad socio-política y cultural que bulle en todos lados y que pueda dar cabida a la diversidad que caracteriza estos tiempos.
Es dentro de esta perspectiva que aspiramos a posicionar una idea diferente de la universidad: como espacio para la construcción de los nuevos tejidos intersubjetivos, como ámbito de una nueva socialidad, como plataforma de los nuevos modos de producción de conocimiento, como espacio para la creatividad intelectual, como lugar de encuentro de nuevas sensibilidades y saberes.
En consecuencia:
1. Invitamos al mundo universitario a asumir la tarea de explicitar, en todos los ámbitos, los presupuestos epistemológicos definitorios de nuestra mirada del mundo contemporáneo y las interpretaciones de la crisis de civilización subyacentes a las concepciones sobre la educación y la universidad, las cuales sirven de palanca para la formulación de las propuestas alternativas frente a la crisis de la academia, la universidad y, en general, de la educación.
2. Entendemos que sin una crítica epistemológica a la lógica disciplinaria que está en la base de los modelos de enseñanza prevalecientes no hay manera de salir del impasse histórico en el que hoy nos encontramos.
3. Promovemos la recuperación de los paradigmas de la complejidad y la transdisciplinaridad para la agenda de las reformas universitarias pues constituyen un lineamiento estratégico de enormes repercusiones que obliga a repensar las viejas categorías y dispositivos intelectuales y a la creación de nuevos instrumentos, de nuevos saberes, de nuevos campos, de nuevas formas de organización.
4. Abogamos a favor de una sensibilidad intelectual desde la cual se forje una visión solidaria de la mundialización que represente, de entrada, una postura crítica contra toda hegemonía o forma de dominación, contra los modos encubiertos de neocolonialismo, contra la hipocresía del “libre mercado”, y sobre todo, contra todo intento de convertir a la educación, y a los saberes académicos y populares alternativos, en “bienes mercantiles”.
5. Asumimos la educación como bien universal y público en el marco de la diversidad cultural, al tiempo que promovemos el debate a favor del derecho de todos los pueblos a desarrollar sus prácticas culturales en condiciones de equidad y de justicia social, sin otro condicionamiento que la calidad intrínseca de esas prácticas; sin más limitaciones que las que provienen de las características propias de cada experiencia cultural; sin más regla que la del diálogo multicultural y el respeto a la diversidad de civilizaciones colocadas transversalmente en el mismo plano de igualdad.
6. Promovemos las acciones que conduzcan a lograr que la universidad sea cada vez más socialmente pertinente, a vincularla responsablemente con el resto de los niveles del sistema educativo y a conectarla estrechamente con las necesidades de la sociedad en una época signada por la centralidad del capital humano, del conocimiento y la información.
7. Finalmente, abogamos por una caracterización de la Reforma Universitaria que esté comprometida con el entorno epistemológico emergente y con una visión de la academia, la educación, la ciencia y la tecnología, los saberes populares que asuma la emergencia de nuevos actores políticos con una mirada plural. Tal Reforma debe estar fundamentada, al menos, en los siguientes valores que compartimos: la pertinencia social; la equidad; la calidad e innovación; la autonomía; el ejercicio del pensamiento crítico; la formación integral; la educación humanística y ética y la educación a lo largo de la vida
Esta es la aportación que queremos compartir con todos aquellos empeñados en producir las transformaciones de fondo de nuestras universidades, transformaciones éstas que son después de todo las mismas que soñamos para el mundo diverso en que vivimos.
“La universidad responsable de la sociedad/mundo del siglo XXI está comprometida con una reforma urgente de los modos de pensar”. (Edgar Morin).
Caracas, 29 de octubre de 2005