Intervención del Movimiento por la Asamblea del Pueblo

08.Nov.05    Análisis y Noticias

Santiago: Acto OCTUBRE REVOLUCIONARIO - 29 de octubre 2005

Compañeros, compañeras:
Nos reune hoy, aquí, una doble tarea. Recordar a quienes cayeron por la
revolución y discutir cómo hoy debemos reinventar un nuevo camino
revolucionario.
Hoy recordamos la muerte de todos nuestros compañeros, la lucha de nuestro
pueblo. Su ejemplo sigue en nosotros.
Pero lo importante cuando uno mira hacia atrás es reflexionar acerca de
la tarea desarrollada, para encarar mejor la acción futura.
Es solo, en el proceso de la construcción revolucionaria que la dimensión
del Che, de Miguel, de Raúl, de Cecilia y de todos los que cayeron por dar
nacimiento a una sociedad mejor, adquieren su verdera dimensión.
Es por esta razón, por la cual nosotros, hemos querido enfocar nuestra
intervención
en las tareas y desafíos que nos plantea la situación actual. Es en estas
tareas y es en estos desafíos que siguirán viviendo con nosotros quienes
dieron su vida por la revolución.
El problema, por lo tanto, que a nosotros nos debe preocupar, es cómo dar
impulso a una estrategia revolucionaria, de aquí en adelante. Para ello
debemos tener en claro tres aspectos que quisiéramos tocar hoy.
Primero: ¿Cuál es la revolución que queremos hacer?.
Segundo: ¿En qué momento se encuentra este proceso revolucionario?.
Tercero: ¿Qué es lo que vamos a hacer de aquí en adelante, para dar los
pasos necesarios en esta dirección?.

SOMOS PARTE DE LO QUE ESTA NACIENDO

Somos parte de una derrota pero también parte de lo que está naciendo.
La formidable movilización revolucionaria de los pueblos que se levantó
en todo el mundo en el período de la posguerra, no alcanzó la victoria.
En nuestro Continente, el aniquilamiento de las organizaciones revolucionarias,
fue una derrota de toda latinoamerica, fue una derrota en toda la línea
de la revolución.
Fuimos testigos del hundimiento de los países del Este y el afianzamiento
de un nuevo poder hegemónico mundial.
Hemos asistido al derrumbe de los grandes partidos de la izquierda tradicional
y de las grandes organizaciones sindicales.
Es evidente que una derrota de esta magnitud, que una derrota de esta
profundicad,
no es un pequeño error ?táctico o de análisis?.
Es un error colectivo, ideológico, profundo, y por lo tanto estratégico.
Debemos ser capaces de mirar el pasado con frialdad para sacar las lecciones
que nos impidan volver a cometer los mismos errores.
Debemos ser capaces de conectar la lucha revolucionaria con la nueva situación
de la historia.
Uno de los razgos más distintivos de los revolucionarios, que hoy recordamos,
es haber barrido con todos los dogmas heredados de la izquierda tradicional.
El haberse planteado una revolución dentro la revolución.
Si hoy queremos avanzar, debemos en primer lugar tomar conciencia de los
profundos cambios que se han operado en el mundo y, en segundo lugar, instalar
una nueva estrategia revolucionaria adecuada a las nuevas condiciones que
nos toca vivir.
En una palabra, Pensamos que hoy es posible y necesario dar un salto en
las perspectivas estratégico, tácticas y organizativas de la revolución.

NUESTRA LUCHA ES ANTIIMPERIALISTA
Las transformaciones, de todo orden, que se han dado en las últimas tres
décadas tienen necesariamente una repercusión en nuestra estrategia.
El imperialismo, es un sistema de dominación mundial en el centro del cual
se encuentran las grandes compañías transnacionales y sus intereses.
El conjunto del planeta está atravesado a lo largo y a lo ancho por estrategias
capitalistas cada día más integradas y homogeneas. Las políticas de penetración
de las compañías transnacionales está conduciendo a los pueblos de Asia,
Africa, América Latina y Europa oriental, es decir a la inmensa mayoría
de la humanidad, a un endeudamiento explosivo, el pillaje descarado de sus
recursos naturales, la miseria masiva y la muerte por hambre, así de claro,
de millones, como hoy lo vemos en todo su dramatismo en paises como Somalia
donde en los últimos 4 años, han muerto de hambre 1 millón y medio, de
somalíes.
En el curso de las últimas décadas, este sistema de dominación se ha venido
articulando a través de áreas económicas de libre cambio (ALCA, APEC y
la Unión Europea) que son al mismo tiempo zonas políticas y militares.
El objetivo estratégico del imperialismo es la unidad económica, política
y militar de estas áreas.
Para lograr este objetivo, todo está permitido, incluso matando u organizando
guerras artificiales contra los pueblos.
Para defender este proceso de pillaje, explotación y muerte el imperialismo
recurre hoy a la militarización, ya sea de forma abierta o paramilitar.
En Afganistan e Irak a travez de una intervención brutal y criminal. En
América Latina: el Plan Puebla Panamá; Plan Colombia; Plan Dignidad; Acuífero
del Guaraní y región de Los Lagos en Argentina, conectan la defensa de los
intereses imperialistas desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
La militarización es un síntoma de guerra y la guerra en América Latina
es un presente, que, necesariamente se va a continentalizar en el futuro,
de manera irremediable. Y nosotros somos tambien, parte de América Latina.
Si algo tenemos claro, es que no podemos seguir siendo rehenes del miedo
interminable que nos imponen los imperialistas y los gobiernos de turno.
La primera línea de demarcación, el primer frente de lucha es el conflicto
entre la gran mayoría del pueblo con el capital transnacional y las potencias
imperialistas.

En Chile, los sectores dominantes, también han sufrido profundas
transformaciones.
Ya no podemos hablar de una burguesía nacional. El traspaso de activos de
poder de empresas nacionales a consorcios transnacionales se ha desarrollado
masivamente desde los últimos años de la década de los noventa. Basta con
mirar el mapa económico de Chile, para ver que quien define las estrategias
económicas, no es ni el gobierno ni el parlamento, sino que las grandes
compañías transacionales.
Es el bloque dominante derecha/concertación el que organiza en Chile, la
administración de las políticas imperialistas y responde a los intereses
y necesidades de las grandes compañías transnacionales.
Es un bloque de partidos de la burguesía y del imperialismo. Centro político
de la reacción a escala continental y soporte principal en América Latina
del imperialismo.
El principal puntal de esta política en Chile, es en la actualidad, el gobierno
de la Concertación.
La Concertación, logró reagrupar a la burguesía y a toda la institucionalidad
en un proyecto de recomposición del sistema bajo la hegemonía del capital
transnacional y de las políticas imperialistas.
Es este bloque, al que hay que enfrentar, combatir y vencer, porque ellos
son el vector principal del proyecto de dominación imperialista en nuestro
país.

AMERICA LATINA CAMINA HACIA LA REVOLUCION
Es frente a este enemigo, que nosotros debemos levantar una estrategia.
Los pueblos, nosotros, también hemos venido aprendiendo.
En toda América Latina, se desarrollan luchas de los oprimidos y excluidos
con el fin de conquistar su dignidad y la determinación de sus vidas.
Una nueva forma de ver y entender la política revolucionaria, una nueva
concepción de la revolución, se ha venido instalando en estas luchas.
Formamos parte de la nueva corriente y del nuevo pensamiento revolucionario
que hoy se levanta en toda América Latina.
Los pueblos están aburridos de seguir esperando indefinidamente la promesa
revolucionaria. La construcción de la nueva sociedad ya no se vincula a
un futuro hipotético, sino que se plantea como un proceso del presente.
Hasta el siglo pasado, la esperanza de la transformación de la sociedad
después de la ?conquista del Estado?, fue uno de los motores principales
de la lucha popular. Pero hoy, entre sectores populares cada vez más
crecientes,
el problema de la revolución se plantea como construcción de poder, como
ejercicio de poder. Se trata de levantar una estrategia de toma del poder
en cada barrio, en cada población, en cada escuela, en cada universidad,
en cada fábrica. Ir estableciendo, paso a paso, nuestras propias leyes,
nuestra propia justicia, nuestra propia cultura, nuestra propia
institucionalidad,
nuestro propio poder, en contraposición y lucha con el Estado y su
institucionalidad.
Ya no queremos seguir esperamos la llegada de la nueva sociedad, queremos
ser la nueva sociedad en construcción.
En esta perspectiva, es necesario ver en las más diversas experiencias
de construcción que se desarrollan a lo largo y a lo ancho de nuestro país,
algo más que formas de organización contestarias al sistema, debemos ver
en ellas el centro mismo de la formación del poder del pueblo, las células
del nuevo país, de una nueva institucionalidad revolucionaria.
Quizas esto pueda parecer una tarea fuera de nuestro alcance. Es por eso
que para lograrlo debemos creer realmente en el pueblo, creer en la revolución,
creer en el socialismo.
En esta perspectiva nuestra orientación es en primer lugar la construcción
del poder popular, que plasme esta estrategia.

NUESTRAS TAREAS
Esta es un poco la situación que tenemos hoy y como la vemos. En esta
perspectiva,
la pregunta es: ¿Cuáles son nuestras tareas para lograr esos objetivos?
Debemos hablar de tres tareas: Unidad, organización y Lucha.
Para nosotros, no hay ninguna unidad posible sin una orientación que apunte
a la construcción del poder popular. En esta dirección debemos levantar
un acuerdo que unifique a todos los sectores que hoy en nuestro país caminan
en este sentido.
Si no se desarrolla en cada sector de la sociedad un movimiento permanente
y organizado a través del cual el pueblo salga de su propio economicismo,
vaya construyendo su propio poder, vaya generando su unidad, elabore un
modelo alternativo de sociedad, sin todo esto, la revolución no es posible.
El nudo de la revolución , su problema fundamental, está en la construcción
de un poder popular que ataque al sistema en sus estructuras de base: la
población, las escuelas, las fábricas.
Nosotros entendemos que en la actualidad existen divisiones al interior
del pueblo, y entendemos que si realmente no se corrigen, esta propuesta
que estamos tratando de armar no va a tener el éxito que queremos. Debemos
romper con firmeza todas las divisiones, muchas veces sin sentido, que dividen
al poblador del estudiante, al obrero del poblador, a una población con
otra, a un colectivo con otro.

De todos maneras nuestro objetivo es construir el poder popular, por lo
tanto, esa es nuestra consigna. Tenemos que asistir a esta próxima campaña
electoral, y en contraposición a esta, levantando la posibilidad de nuestra
máxima aspiración, y además la única posibilidad que tenemos en el mediano
plazo de revertir la situación en la que nos encontramos: la construcción
del poder popular.
La segunda tarea es la de la organización. La gran masa del pueblo no está
hoy organizada. Debemos volcar todo nuestros esfuerzos, en cada lugar donde
nos encontremos a construir organización. Multiplicar los comités de salud,
organizar la educación popular, unificar las comunicaciones populares. Debemos
organizarnos en barrios y poblaciones, cuadra por cuadra, porque esto tiene
un valor estratégico, ya que el día que intenten golpearnos nos tienen que
encontrar en todos los barrios organizados y pertrechados para resistir
ahí. Esta es entonces la función que debemos encarar. Debemos ir comprendiendo
dónde hay que poner el eje fundamental y los distintos sentidos de cada
organización. Pero además tenemos que construir la organización territorial
del pueblo. Esta organización se llamó en un momento Comandos Comunales.
Nosotros la llamamos Asambleas del Poder popular. Lo importante es el sentido
de fondo que estas tienen como organización del poder del pueblo.
La tercera tarea, es la lucha. Debemos coordinar e intensificar la lucha,
partiendo de acciones pequeñas, que en todos lados dificulten y desorganicen
la actividad de opresión, y de explotación del enemigo. Debemos obstaculizar
sus planes. Hacer que la vida fácil que han tenido hasta ahora, a costa
de la mayoria de nuestro pueblo, se les complique.

Bueno, compañeros: a grandes rasgos esto es lo que queríamos decir.
Los diferentes destacamentos del pueblo, que en diferentes lugares impulsan
la construcción del poder popular, deben lograr un acuerdo sobre denominadores
políticos comunes y apoyar esta unidad.
La superación de la situación actual no es algo que concierne a una persona
o a una organización. La lucha que tenemos por delante, necesita de todas
las fuerzas y voluntades. Debemos recrear la voluntad y la determinación
revolucionaria para dar los pasos que sean necesarios a fin de construir
una nueva sociedad constituida y construida por hombres y mujeres con una
nueva conciencia solidaria, digna y revolucionaria.

Muchas gracias.