Indymedia Argentina
Por Clandestin@s - Tuesday, Nov. 08, 2005 at 5:48 PM
El comunismo no es una forma de organización política, sino el sistema económico avanzado y basado en el binomio “distribución-cooperación” que debe sustituir al primitivo sistema capitalista de la “apropiación-dominación”. La acción política que hace posibible el comunismo no es pues ninguna suerte de dictadura, sino precisamente aquello que Marx rechazó en 1871, es decir, los principios libertarios de autogestión y democracia directa y horizontal. La Revolución no es la ?toma del poder? pues invariablemente los que lo ?toman? pasan a reproducir los esquemas de ?apropiación y dominación que definen el capitalismo, sino la ?disolución del poder? mediante la autogestión consciente de los recursos y de la nueva economía comunista.
Como continuidad de los trabajos teóricos sobre el desarrollo y los principios políticos de la Revolución, se debate aquí sobre la lucha de clases y el sujeto revolucionario.
Desde posiciones comunistas de izquierda, en concreto desde secciones locales de la Corriente Comunista Internacional se nos invita a debatir en torno a estos dos predicados ?clásicos? de la teoría marxista revolucionaria.
Vaya por delante lo que ya hemos afirmado en alguna otra ocasión sobre ésta parte concreta del materialismo dialéctico: que nos parece la parte más débil y confusa, dictada en nuestra opinión más que por un convencimiento ?dialéctico?, por la necesidad de plantear una ?vía de acción? revolucionaria.
A nosotros, para ser claros, la ?dictadura del proletariado? nos parece la menos afortunada de las construcciones teóricas de Marx. Es más, creemos que dicha construcción tiene que ver con el drama histórico que supone la ruptura entre Marx y Bakunin, la cual ha sido la semilla de una división infructuosa entre el anarquismo y el comunismo. División que por otra parte, únicamente ha servido para acrecentar hasta niveles inconmensurables el impacto del capitalismo sobre el Planeta.
Volvemos a plantear nuevamente la idea de que el comunismo no es una forma de organización política, sino el sistema económico avanzado y basado en el binomio ?distribución-cooperación? que debe sustituir al primitivo sistema capitalista de la ?apropiación-dominación?. La acción política que hace posibible el comunismo no es pues ninguna suerte de dictadura, sino precisamente aquello que Marx rechazó en 1871, es decir, los principios libertarios de autogestión y democracia directa y horizontal. El Estado como organización coercitiva y planificadora es por tanto, tan adversario de la Revolución como su ?alter-ego?, el capital. La Revolución no es la ?toma del poder? pues invariablemente los que lo ?toman? pasan a reproducir los esquemas de ?apropiación y dominación que definen el capitalismo, sino la ?disolución del poder? mediante la autogestión consciente de los recursos y de la nueva economía comunista. La Revolución es un proceso social evolutivo, y como tal, para fructificar, tiene que estar respaldado por masa crítica suficiente de componentes de la masa social. Lamentablemente, no disponemos todavía de instrumentos de medida de esa masa crítica: no sabemos cuánta masa social está ya preparada para la Revolución ni a qué ritmo crece o decrece. Sabemos no obstante por los pésimos resultados electorales que es bastante baja,aunque la toma de conciencia, la educación popular en los principios revolucionarios y el entrenamiento para resistir las trampas capitalistas, la violencia como primera y más importante, constituyen elementos favorables al proceso revolucionario.
No son pues ?lucha de clases? las confrontaciones que periódicamente se producen entre distintas facciones capitalistas, entre burguesías de izquierdas y de derechas, neoliberales o neoproteccionistas, entre otras. No es lucha de clases la violencia-lumpen alentada por la policía, como la que tiene lugar en Francia en estos días. No es ?lucha de clases? el ?terrorismo global? alentado por la Cia. No es ?lucha de clases? los procesos reivindicativos que se basan en ?reivindicaciones? de tipo indentitario, racista, nacionalista, etc. Todas estas confrontaciones tiene carácter burgués e interburgués, en tanto que mantienen el esquema de dominación-apropiación aunque modiquen la correlación entre las distintas fuerzas capitalistas (incluídas las estatalistas) . (Por ejemplo, cambiar la potencia dominante en un área territorial, crear o refundar Estados capitalistas nuevos, modificar la correlación de fuerzas entre Estados imperialistas, etc, etc)
En nuestra opinión, al pretender fijar de forma unívoca un sujeto revolucionario determinado, lo que indirectamente queremos hacer es fijar una vanguardia que lo dirija: es decir, detrás de la búsqueda teórica del sujeto revolucionario, encontramos el afán de protagonismo político. El mismo afán de protagonismo político que llevó a la ruptura entre Marx y Bakunin y que en nuestra opinión, supuso el acicate para la formulación más que dudosa de la teoría sobre la ?dictadura del proletariado?.
Si el comunismo lo entendemos como un sistema económico evolucionado que supera el vetusto, ineficaz e ?improductivo? en el sentido estricto capitalismo, pero no como principio político, se hace innecesario fijar quién sea el sujeto revolucionario, en tanto que el principio político de la revolución no es otro que el principio libertario de la autogestión. La masa crítica revolucionaria es el sujeto activo y necesario de la Revolución, sin que ésta masa social se tenga que identificar, de forma unívoca y unilateral con ninguna clase ?predefinida? ni por tanto dirigida por una determinada vanguardia o élite ?representativa? que aspira a ?dirigir? la Revolución. La Revolución por su propia naturaleza, no puede ser ?dirigida?, sino que se dirige a sí misma como proceso masivo de cambio y transformación social con el objetivo de superar la amenaza vital que supone para el conjunto de la Humanidad y la vida en el Planeta, la continuidad del sistema capitalista.