Ollanta Humala y el fin de las ideologías en Perú

27.Nov.05    Análisis y Noticias

De populismo en populismo, los habitantes de los territorios controlados por el estado peruano ven pasar por las altas esferas del poder a Fujimori, Paniagua, García, Toledo y ahora vienen nuevas elecciones donde la candidatura de Ollanta Himala crece y amenaza con disputar la segunda vuelta.

Las tradiciones y formas de lucha de los pueblos y comunidades de esos territorios son de una importante riqueza en el campesinado, originarios, habitantes de barriadas y algunos sectores de trabajadores, en particular el profesorado. Desde las batallas de resistencia contra los invasores europeos hasta las guerrillas y diferentes formas de autoorganización local, llegando al día de hoy con las fuertes batallas de los cocaleros, los aymaras, en especial de la región de Ilave y otras, así como de algunas áreas campesinas y el particular fenómeno político de las luchas regionales, desde donde nacieron y se desarrollaron fuertes combates cívicos, paralizaciones y bloqueos contra Fujimori.

Del punto de vista de los teóricos y organizaciones, esta región ha dado varias contribuciones: una personalidad como José Carlos Mariátegui, que desarrolló sus particulares apreciaciones del llamado marxismo, luchadores como Hugo Blanco, que aún de avanzada edad, continua activo participando en procesos de organización campesina, organizaciones como el MRTA que reunió varias expresiones de lucha, el Sendero Luminoso -una particular manera de interpretar el maoísmo-, una de las más aguerridas organizaciones de profesores del planeta, otra importante personalidad es Yehude Simon, diputado prisionero por el fujimorismo y acusado de pertenecer a las guerrillas y cuando salió se afincó en la región de Lambayeque, donde es el actual presidente regional militando ahora en el Partido Humanista.

Durante mucho tiempo la organización y lucha de las mayoritarias comunidades originarias y su enorme influencia hacia otros sectores sociales, había estado siendo tratada de forma subsidiaria por estas y otras expresiones de izquierda. Ha tenido que venir de las mismas comunidades el rescate de su identidad, su autonomía y su propia voz para los temas sociales en discusión, como fue Pro-Indígena, una coordinación de personas y grupos de distintas ideas de comienzos del siglo XX, apoyada por el anarcosindicalismo, que no pasó de ser una superestructura de apoyo externo tipo ONG, aunque se vincularon dirigentes de heroicas luchas sociales grabadas a fuego en los anales de esas tierras. Hoy día Ilave es un hito, donde los comunarios aymaras se levantan, atacan la alcaldía y matan al alcalde, desarrollan el asambleismo y la democracia directa, la horizontalidad y el rescate de aquellas tradiciones culturales, jurídicas, ayllus, levantamientos y otras junto al control territorial.

Eso es parte integrante de un proceso que viene sucediendo en todo el continente y que en los territorios del estado peruano expresan muy bien los ashaninka, pueblo amazónico del nororiente que atraviesa fronteras hacia los territorios del estado brasileño. Estas comunidades en defensa de su autonomía tuvieron que asistir a la invasión de las tropas de Sendero Luminoso, organización que asesinó a varios de sus líderes naturales por negarse a sumarse a las filas de la “revolución”, por eso hoy son un firme baluarte contra toda actividad que traiga nuevamente la guerra en sus territorios. Las expresiones actuales de Sendero Luminoso, en abierta discrepancia con Guzmán, tratan de establecer un diálogo respetuoso con estas comunidades, pero ya no les creen.

Así la autonomía territorial presenta las siguientes expresiones: En el sur las comunidades aymaras, en el norte las comunidades ashaninka y los cocaleros, en el resto del país algunas comunidades campesinas. Atravesando todo ello están las dinámicas de los Frentes Regionales o nombres diversos que se han dado a las prácticas de coordinaciones por región que movilizan por determinados temas, pero con una fuerte base de ideas, principios, sensaciones y prácticas totalmente independientes del centro del poder, aunque muy distante de las prácticas de los cívicos de Santa Cruz en los territorios del estado boliviano. Sin embargo una de las experiencias actuales más importantes la representa Tambogrande, región donde la población se organizó para combatir la minería, con una serie de logros y victorias. Su ejemplo es observado con atención desde otros territorios de ese país.

Sobre este terreno surge la propuesta etnocacerista de los hermanos Humala, teoría y agrupamiento ideado por su padre, y otros sectores, que prende en estos dos hermanos militares, Ollanta y Antauro, quien en una entrevista publicada en Indymedia Bolivia dice: “Si ser golpista es rectificar lo malo, entonces yo amo el golpe de Estado. No me asusta. No sé que tiene de malo ser golpista. En otras palabras lo enfoco así: un soldado, hasta el mariscal en todo ejército del mundo, ha jurado ante la bandera de su país fidelidad a la Nación. No le he jurado fidelidad al Gobierno, ni a Perú Posible ni a Alan García. Yo he jurado ser fiel a la Nación”. “el líder nato para encabezar cualquier rebelión y que arrastraría medio ejército es Ollanta Humala”.

Otra parte de la misma entrevista: “El etnocacerismo es simplemente el nacionalismo en versión castrense. Nace en una perspectiva militar, producto de la vivencia que tienen los oficiales que pertenecen a la generación de los 80′, quienes salen de las escuelas militares a comandar patrullas contrasubversivas en la década del terrorismo. Muchos simplemente actuaron, pero otros pensaron que era algo anormal salir a matar compatriotas que tenían otra ideología. Entonces había que pensar por qué se hacía eso, y en esa inquietud sale una alternativa de solución no marxista, en función a nuestros lineamientos propios. Así sale la palabra etnocacerismo que vincula dos acepciones, la etnia y Cáceres. Escogimos a Andrés Avelino Cáceres porque dentro de la historia militar es el único que hace una doctrina castrense eminentemente y es la única que ha dado resultados eficientes: la campaña de la Breña. Y la etnia porque simplemente se refiere a nuestra estirpe ancestral”.

Y por último, traemos el siguiente planteamiento hecho en la entrevista aludida:

“En un hipotético gobierno de los Humala, ¿los conflictos ya cerrados con Ecuador o Chile podrían reavivarse?

Obviamente. A menos que me estés insinuando que mejor sigamos con el pantalón abajo. Mira, el tratado de Itamaratí, que establece la paz con el Ecuador, es firmado por parte de Perú por un canciller y un presidente. Ese presidente es Fujimori, de nacionalidad japonesa, y el canciller es De Trazegnies, de nacionalidad belga, ya que tiene pasaporte de dicha nación. Entonces, dos extranjeros han decidido por 25 millones de peruanos. Por consiguiente un gobierno nacionalista debe desconocerlo. Eso no es ser radical, es ser realista. Ahora, si por decir, hay un gobierno etnocacerista acá, y en Ecuador gobierna la Confederación Nacional Indígena, y en Bolivia, Evo Morales, pienso que estos problemas se van a diluir.

Así esta candidatura recoge varios elementos, reales o simplemente enunciados:

La crítica y preocupación que circulaba dentro de las fuerzas armadas peruanas en las acciones contra la guerrilla. Destacando que el entrevistado sólo se refiere a las muertes de los guerrilleros, sin tocar, más bien respetando, las muertes que el ejército y la aviación causaron a la población, especialmente en territorios comunitarios, barrios suburbanos y zonas campesinas en las famosas operaciones de tierra arrasada. Esa cuenta no está saldada y es sintomático que los Humala la escondan para ganar adeptos dentro de las filas castrenses, en especial oficiales que en cualquier eventualidad continuarían con mando de tropas.

Las contradicciones con los países vecinos. Un fuerte nacionalismo que de alguna manera es reforzado por la actitud del parlamento y del gobierno en el tema de la territorialidad marítima en la frontera con Chile.

El apelo a la etnia. La manifiesta intención de penetrar las comunidades ashaninka y aymaras viene con la intención de desconocer sus propias reglas del juego y estructuras comunitarias, ya que la etnia y la comunidad son conceptos diferentes y el primero sin el segundo se adecúa perfectamente a las necesidades del estado para centralizar la cohesión de la población.

Las alusiones a las eventuales victorias electorales de representantes de los pueblos originarios en los territorios de los estados ecuatoriano y boliviano, lo que debe sumarse a las continuas apelaciones al Imperio Inca y al Tahuantinsuyu como formación estatal más que como realidades comunitarias con autonomía y respeto de la pluralidad.

Cada uno puede formarse sus propias conclusiones.
De hecho la candidatura Humala viene a sumarse a la corriente electoral del continente que promueven los partidarios del capitalismo de estado en contraposición a la ya derrotada postura de la humanización que hegemonizaba el eje formado por Lula, el PT, el peronismo y el Forro de Porto Alegre, y en oposición a la corriente de autoorganización social que cruza todo el continente y que concentra la atención más en las capacidades locales que en las posibilidades de control del poder central.

La crisis de la izquierda peruana que se arrastra desde varios años sólo podrá ser resuelta por la incorporación de las organizaciones y militantes a las tareas de autoconvocatoria y de contribución al poder local, como fue lo de Tambogrande, los cocaleros, las regiones, las comunidades originarias, etc. en avance hacia el no poder, como muy bien explican el compa europeo del artículo sobre la Europa Fortaleza publicado en la página de Clajadep.

Gane Humala u otro, nuevamente será puesto en el tapete el problema que ha colocado el intendente de Caracas: la descentralización del poder. El problema radica en que no es posible depender de la sola voluntad o disposición de los gobernantes, por muy avanzado que sea su programa de administración del capital, sino que será necesario realizar más esfuerzos por desarrollar, mostrar y multiplicar las experiencias de autoorganización local.

Humala toca algunos de los puntos más sentidos por la población de los territorios del estado peruano como el origen, pero lo hace en el más rancio populismo chauvinista, en una especie de neo-nacionalismo. Si la intención es montar un fuerte aparato central de dirección y control de la población, podrá contar con la adscripción de importantes sectores de la estructura militar. Su acotación referente a Evo Morales parece otro intento de acceder a los votos de la población aymara, de donde proviene el presidenciable boliviano. Más compleja le resulta la vinculación que hace con la CONAIE, pues es sabido que su estructura se asienta en las comunidades locales y no en un aparato militar.

De hecho Humala está subiendo vertiginosamente en las encuestas sobre intención de voto, mientras los otros candidatos bajan. Faltando menos de cinco meses para el evento institucional, el candidato etnocacerista se acerca al segundo lugar aumentando en casi 300 % su preferencia. Los comentaristas sostienen que seguirá subiendo y el resto bajando, además que el escenario más probable, hasta hoy, sería la segunda vuelta entre Alan García y Humala.

Habrá que seguir de cerca el desarrollo de esta elección, así como conocer más, divulgar y discutir las prácticas autónomas territoriales.

Como conclusión, pensamos que la candidatura Humala aspira a frenar el desarrollo de la autoorganización comunitaria por vía del apelo a la conciencia étnica y nacionalista, esto es, lo mismo que hizo el “cholo” Toledo, pero esta vez con un fuerte sector del ejército comprometido con Humala. Podemos imaginar los conciliábulos con los uniformados donde se les ofrece el oro y el moro cuando “se gane”.

Abrazos
Profesor J