Votos más, votos menos, la abstención del domingo estaba situada en un 75-80% y la participación en 20-25%.
En las parlamentarias anteriores y a nivel histórico, votos más, votos menos, la abstención era la misma, con algunas modificaciones que harán las delicias de los analistas para explicar el cuadro a favor de Chávez o a favor de la oposición.
Partiendo de esa base, podemos decir que la población no ha acogido el llamado chavista, que sólo lo han hecho algunos de los que votan siempre, es decir, votos que circulan de un lugar a otro, que ayer estaban con la AD o con el COPEI, y hoy están con la V República. Como era evidente que esos votos los perdieron los partidos tradicionales, lo más indicado era inventar un pretexto para retirarse y así luego continuar con una falsa “legitimidad” derivada desde la abstención hacia ellos, como que ellos hubieran conseguido que la gente los escuchase y “no fuese” a votar.
En Chile casi la mitad de la población en edad de votar se niega a inscribirse, se abstiene, vota nulo o blanco. Los votos del por ciento que interviene no legitiman a nadie, sino que sirven más bien para buscar la legitimación, lo que es diferente. Se usan los porcientos efímeros de los votantes para sostener algún modelo que no tiene asidero real en la voluntad de la población, es decir, la tarea es usar esa “legitimidad” para extenderla en el plano de la conciencia popular.
Está muy claro que Chávez se sostiene por arriba y que para nada ha conseguido la adscripción popular que aduce, así como está más claro todavía que esa gente tampoco está por la oposición, y menos a sumarse a actividades anti-Chávez, lo que le otorga a este último un buen handicap para seguir avanzando en la conquista de las mentes populares, pero al mismo tiempo denota una enorme debilidad en el plano concreto de la incorporación de lo social a las tareas del socialismo cotidiano.
La oposición ha perdido doblemente terreno, por una parte han quedado fuera de parte del aparato donde podían negociar y por la otra no ha habido ni la más mínima modificación en el terreno de la abstención, votos más, votos menos. Pero no van a cejar, para eso son bien alimentados de la teta de Estados Unidos, como los gusanos de Miami.
Pero no es esa oposición el enemigo real del proceso venezolano, ni Estados Unidos, eso es cuento. El enemigo es el capital. Y el capital está instalado ahí, y se extiende por vía del petróleo hacia otros países del continente. Ojalá Chávez fuese franco como Álvaro García, el vice de Evo Morales, y reconociese que se trata de armar el capitalismo de estado, lo que le facilitaría las cosas, así como facilitaría la necesidad del protagonismo social en la forma de autonomías locales con capacidad de resistir todas las agresiones y de establecer el socialismo cotidiano del Che como avance concreto hacia la sociedad sin clases.
Resulta altamente auspicioso que la enorme mayoría de la población no vea la necesidad de juntar votos, están libres de la práctica del ganado electoral que apuntala a los mandos. Las modificaciones a este panorama vendrán cuando se reconozca, se estimule y se materialice el autogobierno de democracia directa en las localidades, que se constituyan redes horizontales de relaciones e intercambios de todo tipo que en la práctica comiencen a sustituir al estado. El destino de Chávez es aprender a mandar obedeciendo o a ser el jefe de la tropa social, no hay otro. Para mandar obedeciendo aún falta mucho, y es más difícil, es más fácil mandar formando aparato y concientizando, pero eso es como el escorpión, que se clava el aguijón a si mismo.
La macro política actual de dirigir los estados, aunque sea con un súper ultra beneficioso programa progresista, revolucionario, socialista, en fin, como quieran llamarlo, ha fracasado, no seduce a la población. El reencantamiento no vendrá del toque de flauta del encantador de serpientes, sino del ir asumiendo la población el mundo inmediato en sus propias manos, haciéndolo con ternura a su medida, en un mundo donde quepan muchos mundos.
Si los bolivarianos se dejan de discursos y de “disfrutar” las ínfimas cuotas de poder formal adquiridas, quizás puedan dirigir sus ojos hacia la población, dejar las ínfulas y acercarse humildemente a participar en el poder local, las redes de contrapoder que avancen desde ahora hacia el no poder, que los funcionarios del estado sean sacados de inmediato si no obedecen el mandato de las asambleas y consejos locales.
Ya es sabido que eso allí está lleno de burócratas y no será entregándoles más votos que los vamos a ganar para la autonomía social, será con la autoorganización y la lucha directa por el acceso a la tierra y la dirección comunitaria de la producción industrial y de servicios.
Abrazos
Profesor J