Comparando votos, Evo hizo historia no sólo en Bolivia, sino en el continente

25.Dic.05    Análisis y Noticias

Evo hizo historia en la democracia multipartidaria

Victoria. A falta de sólo 10 mesas por escrutar, el MAS logra acumular el 53,7% de los votos. Podemos tiene 28,5%

El Deber, Santa Cruz.-
El Movimiento al Socialismo (MAS) es el partido más votado de la historia desde que la papeleta multicolor y multisigno hizo su aparición en 1979 e inauguró la etapa de las elecciones transparentes en Bolivia. Puesto en el contexto histórico, el 53,74% conseguido por Evo Morales en las elecciones del 18 de diciembre pasado es un resultado pálido frente al apabullante 98,86% conseguido por el Partido Liberal en 1913 y que llevó al poder a Ismael Montes.
También se queda corto si se lo compara con el 97,89% de las elecciones de 1964, cuando Víctor Paz Estenssoro compitió contra sí mismo. Ni siquiera se le acerca a la rotunda victoria de Hernán Siles Zuazo en 1956, en la primera contienda electoral que reconoció el derecho al voto universal. En esa ocasión, el MNR obtuvo el 84,43% y ocupa, apenas, el décimo lugar entre los presidentes más votados de la historia de nuestras 37 elecciones.
Como lo dice el historiador y ex presidente Carlos Mesa en su libro Entre urnas y fusiles, los comicios antes de la aparición de la papeleta multicolor y multisigno estuvieron en sospecha de fraude. No era extraño que en las épocas de hegemonía emenerrista desaparecieran las papeletas de los candidatos de la oposición, o que urnas enteras fueran cambiadas en su camino a las cortes electorales.
Si eso era poco transparente, en las épocas posteriores a la Revolución Nacional (las elecciones entre 1956 y 1966) era completamente opaco antes de la aprobación del voto universal. Cuando sólo sufragaban los hombres que sabían leer y poseían bienes (voto calificado), las elecciones estaban en constante sospecha de fraude, amedrentamiento o compra de votos. Es por eso que, salvo los comicios de 1873, 1884, 1947 y 1951, todos los candidatos obtuvieron mayoría absoluta. Sin embargo, una de las pocas veces que se comprobó fraude electoral -sino la única- fue en los comicios de 1978, cuando votaron más ciudadanos de los inscritos.
Es recién a partir de 1979 que se ingresa a un sistema pluralista de partidos y a la llamada democracia moderna, -pese a que ésta sólo recuperó en 1982- con un padrón electoral más confiable. Desde ese momento, nadie superó la barrera del 35,99% impuesta por Siles Zuazo en dichos comicios. Es más, según las estadísticas, siete de las 10 victorias electorales con menor votación se dieron en este período.
Otro de los antecedentes de los últimos 26 años es que en 1985 fue la primera vez que el Congreso eligió presidente a un candidato que no ganó la elección. En 1979, tras el empate catastrófico, el Parlamento había aplicado una especie de decisión salomónica e interpretado el Artículo 93 de la Constitución para permitir que el presidente del Senado, Wálter Guevara, asuma la Presidencia. En las últimas dos elecciones, con el pluralismo electoral boliviano hubo dispersión del voto y obligó a realizar pactos.
Es por eso que la socióloga María Teresa Zegada considera la victoria de Morales como un hito histórico en la historia de las elecciones bolivianas que son verificables. Más allá de la amplia diferencia entre primero y segundo (25%), está el hecho que dos fuerzas electorales concentran al 80% del electorado nacional y se necesitará pactos temporales en el Parlamento entre ambas para aprobar leyes con dos tercios de los votos.
Pese a ello, Zegada recuerda que ni el MAS ni Podemos son partidos políticos estructurados. Explica que Podemos es un conjunto de acuerdos con sectores y el MAS es un conglomerado de movimientos sociales. “En este momento se han agrupado en estas dos fuerzas, pero en el corto plazo van a optar por otras tiendas políticas u otras formas de agruparse. Algo que hay que lamentar en el país es que no tenemos un sistema de partidos sólidos. Tanto el MAS, Podemos como Unidad Nacional tienen que crear tiendas fuertes, porque no hay democracia sólida sin partidos”, recomendó.
La analista Magaly Cavero considera que el triunfo del MAS no se puede comparar con nada en la historia de Bolivia y sólo le encuentra parangón en la victoria en las urnas chilenas de Salvador Allende. “Es una manifestación de lo que los psicólogos denominan una profesía autocumplida: una suerte de miedo a que se produzca algo que al final se materializa”, dice.
Zegada considera además, que el Movimiento al Socialismo ha logrado copar varios mercados electorales que quedaron vacantes tras el debilitamiento de los partidos tradicionales. Observa que gran parte de la base campesina del MNR migró hacia el MAS, así como buena parte de los votantes del MIR y, sobre todo, los votos neopopulistas que antes recogían Conciencia de Patria y Unidad Cívica Solidaridad.
En este punto coincide con el politólogo Henry Oporto y advierte que uno de los mayores retos del MAS es lograr cohesión, disciplina e institucionalidad entre sus representantes electos.
“Es difícil pensar que el conjunto de fuerzas que se están moviendo alrededor del MAS puedan actuar de una manera unitaria. En buena medida, el partido de Evo Morales es una bolsa de gatos y eso se va a poner de manifiesto después de la elección. Es por eso que su mayor reto es lograr que el MAS logre autonomía e independencia de las estructuras sindicales”, dijo.
Pese a la opinión de los analistas, el MAS tiende a consolidar su alianza con los movimientos sociales de cara a la Asamblea Constituyente y cogobernar con ellos a través de la institucionalización de mecanismos de consulta y coordinación. Con ello espera consolidar su liderazgo más allá de 2010.

Su fortaleza es su principal amenaza

Nadie duda de que la estructura sindical del Movimiento al Socialismo y la alianza con movimientos sociales son la base de la victoria de Evo Morales en las elecciones del 18 de diciembre, pero también los analistas, nacionales y extranjeros, apuntan a esa misma base como su principal amenaza.
Morales conoce muy bien la dinámica de los movimientos sociales, ya que proviene de uno de ellos: los cacaleros del trópico cochabambino. Desde antes de su triunfo electoral, ha abierto el paraguas para contener las previsibles avalanchas que intentarán desbordarlo en el momento que sea presidente. Luego de su cierre de campaña en Santa Cruz recordó que 500 años de marginación social no se pueden revertir en cinco, pero confía que cambiar el sistema de Estado colonial y erradicar la corrupción y cambiar el régimen neoliberal le bastarán para pasar a la historia. Sin embargo, no se duerme en sus laureles.
Sus primeras medidas ya se vislumbran. En el tema tierra, por ejemplo, planea negociar con los latifundistas ya identificados para que devuelvan las tierras al Estado a fin de evitar confrontación y contentar a los campesinos que no tienen tierras. Por otro lado, la antena social de su gobierno siempre estará encendida, gracias a una comisión política que será una especie de segundo gabinete. Ésta estará integrada por movimientos sociales, representantes regionales del MAS y parlamentarios. Será la encargada de dar los lineamientos de las políticas del gobierno del MAS.

Morales es el segundo más votado de la región

Evo Morales se convertirá el 22 de enero próximo en el segundo Presidente con mayor votación en las urnas de Sudamérica. El 53,74% de los votos obtenidos en los comicios del 18 de diciembre lo sitúa sólo por debajo de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, que en su reelección obtuvo un 59% de los votos y juró el 19 de agosto de 2000 ante la nueva Constitución que había reformado en su anterior periodo.
Si bien se tienen porcentajes mayores al 60%, todos ellos se dieron en la segunda vuelta electoral. Ése fue el caso de Luiz Inácio Lula da Silva. El líder del PT obtuvo en Brasil el 61,3% del total de los votos frente a José Serra. Sin embargo, en la primera vuelta, Lula se quedó con el 46,4% del electorado brasileño. Ésta era la cuarta vez que Lula iba a un segundo sufragio en Brasil.
La amplia popularidad de la que goza Néstor Kirchner en Argentina la ha construido desde el interior de la Casa Rosada. El ex delfín de Duhalde salió segundo en las elecciones de 2002, con sólo el 22%, a dos puntos del ex presidente Carlos Saúl Menem, que acumuló el 24,3% del caudal argentino. Sin embargo, el restante 75,7% no estaba dispuesto a votar en la segunda vuelta por el ex líder del Partido Justicialista y se pronosticaba una clara victoria de Kirchner, por lo que Menem renunció a la segunda vuelta. En Uruguay, Tabaré Vázquez obtuvo el 50,45% de los votos el 31 de octubre de 2004, lo que lo pone en el cuarto lugar de la lista de los presidentes en ejercicio más votados. El tercer lugar de la lista es para Álvaro Uribe, de Colombia que ganó la elección de su país con el 53,1% de los votos. Recientemente, Michelle Bachelet obtuvo en Chile el 45,95% y deberá definir el sillón presidencial en enero con el empresario Sebastián Piñera.

LOS ÚLTIMOS COMICIOS

1978 El gran fraude del ‘delfín’
En 1978, luego de la huelga de hambre que obligó a Hugo Banzer Suárez a llamar a elecciones, la Unión Nacionalista del Pueblo, de Juan Pereda Asbún, se hizo con el triunfo con 50,88% y relegó al segundo lugar a la Unión Democrática y Popular de Hernán Siles Zuazo con 25,01%. Sin embargo, cuando se terminaron de contar los votos, se verificó que la abstención era de -3,49%. Es decir: sufragaron 67.155 personas más de las que estaban inscritas. Allí se acuñó la frase de “hasta los muertos votaron”. La elección del delfín de Banzer fue anulada y fue la primera vez que a un partido oficialista se le pudo comprobar el fraude electoral que siempre se había sospechado.

1979 El empate catastrófico
La diferencia entre la Unión Democrática y Popular de Hernán Siles Zuazo y el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Víctor Paz Estenssoro fue de 1.500 votos. Sin embargo, el MNR ganó en siete de los nueve departamentos y la UDP obtuvo los dos restantes. Esto, además de provocar una paridad en los porcentajes, generó una pequeña diferencia en el Parlamento en favor del MNR. Sin embargo, no fue suficiente para encumbrar a Paz como presidente, que se quedó corto por cinco votos. En una interpretación forzada del artículo 93 de la Constitución, Wálter Guevara Arce asumió la presidencia y luego fue derrocado por Natusch.

1980 La elección frustrada de golpe
Hernán Siles Zuazo esta vez obtuvo una victoria clara en las elecciones celebradas el 29 de junio. La UDP se impuso con el 38,74% de los votos, frente a un 20,15% del MNR y un 16,83% de Acción Democrática Nacionalista. Ésta fue la primera vez que más del 25% de la población se abstuvo de votar desde la instauración del voto universal. Sin embargo, el Congreso no se pudo reunir para elegir presidente por el golpe de Estado de Luis García Meza. Sólo dos años después, Guido Vildoso logró reunir al Congreso que eligió a Siles presidente de la República. No pudo concluir su mandato presidencial.

1985 Inaugurada la era de los pactos
Luego de quedar dos veces en tercer lugar, Hugo Banzer Suárez gana las elecciones con el 32,83% de los votos, por delante de Paz Estenssoro, que alcanzó el 30,36%. Sin embargo, en la segunda vuelta en el Parlamento, el MNR logró volver al poder después de 1967, gracias a que las otras fuerzas con representación congresal se optaron por apoyar al líder de la Revolución Nacional. Banzer aceptó la derrota y firmó el Pacto por la Democracia con el MNR, lo cual le permitió cogobernar durante los cuatro años de mandato. Esta alianza postelectoral inauguró el ciclo denominado de democracia pactada en el país.

1989 El tercero se convirtió en primero
La previa de la elección de 1989 estuvo marcada por una frase de Gonzalo Sánchez de Lozada: “Ya no tengo mis manos atados”. En su español rudimentario, el nuevo líder del partido rosado resumía la ruptura del Pacto por la Democracia, que ya no lo obligaba a votar por Banzer en el Parlamento. Eso le permitió ganar la elección del 7 de mayo con el 25,65% de los votos, frente a un 25,24% de Banzer y un 21,83% de Jaime Paz Zamora. Óscar Eid se encargó de divulgar la tesis del triple empate y, ante la imposibilidad de ser presidente, Banzer decidió no apoyar a Sánchez de Lozada y logró que Paz Zamora cruzara “un río de sangre” para llegar al sillón presidencial.

1993 El gran triunfo de Goni
Impulsado por la promesa de generar 200.000 empleos para los bolivianos y un sistema de capitalización que traería inversiones para el país, Gonzalo Sánchez de Lozada ganó con un amplio margen las elecciones de 1993. Acompañado en su fórmula por Víctor Hugo Cárdenas, líder del MRTKL y primer vicepresidente de origen aymara de la historia de Bolivia, Goni logró un resonante triunfo con el 35,56% de los votos, muy por delante de Hugo Banzer Suárez, que veía cómo su contrincante abría una brecha de más de 14 puntos entre ambos. Tercero fue una fuerza emergente, Condepa.

1997 El pueblo elige al ex dictador
Luego de perder cuatro elecciones y ganar una, Hugo Banzer Suárez logra ganar la elección y acceder a la Presidencia de la República. El general tuvo como principal contrincante a Juan Carlos Durán, del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Al final, logró ganar la elección con uno de los menores porcentajes de aceptación registrados en la historia: 22,26%. Pese al fallecimiento de su líder, Carlos Palenque, Condepa se confirmó como la tercera fuerza del país con Remedios Loza como candidata, mientras que el MIR quedó cuarto con el 16,77%.

2002 El toque de alerta de Evo
Pese a que Gonzalo Sánchez de Lozada ganó la elección con el 22,46% de los votos, la principal noticia de la elección de 2002 fue la aparición de Evo Morales como presidenciable. El líder cocalero, expulsado ese mismo año del Parlamento nacional y vetado por el embajador estadounidense Manuel Rocha como presidenciable, logró el segundo lugar de los votos con el 20,94%. Manfred Reyes Villa, que había liderado la intención de voto durante toda la campaña, quedó tercero con el 20,91%. Una megacoalición del MNR le permitió llegar al poder, con el respaldo del MIR y la UCS. Luego se unirían los parlamentarios de la NFR. Cayó un año y dos meses después

Las claves de la victoria

Acumulación de fuerzas. Desde el año 2000, los movimientos sociales fueron ganando poder en todo el territorio nacional, y tras los hechos de ‘octubre negro’, Evo Morales comenzó a aglutinar las demandas y esperanzas de estos sectores.

Desgaste de los tradicionales. La ADN prácticamente desapareció luego de las elecciones de 2002, la avanzada edad de Jaime Paz Zamora y la falta de renovación restaron posibilidades al MIR, y la caída de Sánchez de Lozada, luego de las muertes de 2003, debilitaron bastante al MNR y a todo el sistema de partidos. El único que sobrevivió fue el MAS.

Representatividad. La idea de que un indígena gobierne Bolivia por primera vez fue calando hondo en un país donde más del 60% se identifica como originario. Como la etnicidad va unida a la pobreza, se logró articular un movimiento fuerte.

Alianza con la clase media. Tras fracasar en su intento de aliarse con las clases obreras en las ciudades, el MAS comenzó a buscar una alianza con la clase media e intelectual del país. La elección de García Linera fue clave para atraerlos hacia el proyecto.

Polarización. Ante la concentración de los votos en dos fuerzas y la tendencia de Podemos a acentuar esta característica, los indecisos y los que pensaban votar nulo se subieron al carro ganador.

Guerra sucia. Al ser una campaña corta, la guerra sucia, en lugar de perjudicar a Morales, lo elevó y provocó en la población un efecto de identificación con el más débil.

Cansancio. Hubo un porcentaje de la población que, con cierta malicia, votó por Evo para ver qué hace el bloqueador cuando lo bloqueen y “para que pruebe de su propia medicina”

Estructura sindical. La alianza con los movimientos sociales le dio acceso a una especie de voto corporativo, que le permitió el dominio de amplios sectores del país o bolsones electorales.

Pobreza. Cinco años de recesión económica ha hartado a la población y la ha puesto en contra del modelo económico neoliberal.

Vientos internacionales favorables. El avance de la izquierda en Sudamérica le da un impulso fuerte a su candidatura.