Tropas yanquis en Paraguay harán ejercicios en la frontera con Bolivia en el período en que asume Evo Morales. Pura casualidad. No sea mal pensado, vaya!

27.Dic.05    Análisis y Noticias

Buenos Aires, 25 de diciembre.

Al comenzar 2006, cuando se instale el gobierno del presidente electo de Bolivia Evo Morales, tropas especiales de Estados Unidos caminarán hacia la frontera común de Paraguay y ese país, en una serie de ejercicios de contrainsurgencia, bajo el eufemismo de realizar “acción cívica” en favor del pueblo paraguayo.

Las tropas de Estados Unidos tienen autorización, otorgada por Paraguay en mayo pasado, para circular por todo el país, acuerdo renovable hasta finales de 2006, pero además podrán trasegar todo tipo de armamento y equipos, así como aterrizar cualquier tipo de aviones, para lo cual existe infraestructura suficiente.

La cantidad de soldados que realizan ejercicios desde 2002 en Paraguay fluctúa entre 500 y 700, los cuales son cambiados, pero hay que analizar el esquema militar dentro del cual se mueven y la posibilidad de infiltración en las fronteras comunes de Paraguay con otros países.

Con la inmunidad y el asentamiento permanente de cuerpos de seguridad estadunidenses en Paraguay -la Agencia Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) ya está instalando una oficina regional- son pocos los expertos que dudan que los comandos de fuerzas especiales de Estados Unidos, expertos en todo tipo de acciones, incluyendo sabotajes y otros, podrían cruzar con pasaportes paraguayos, por ejemplo, la porosa frontera con Bolivia.

La sospecha, denunciada por expertos brasileños, paraguayos y bolivianos, se fundamenta en el papel que puede jugar la base militar paraguaya de Mariscal Estigarribia, la cual tiene una pista de aterrizaje de 3 mil 800 metros de largo -construida por Estados Unidos desde la época del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989) y mejorada en años recientes- y puede recibir los aviones estadunidenses más grandes de transporte de equipos, como ya se ha probado, está situada a poco más de 200 kilómetros de la frontera con Bolivia.

La agencia de noticias Bolpress denunció a mediados de 2004 que ante la perspectiva de triunfo de Evo Morales, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), funcionarios de la embajada estadunidense en La Paz advirtieron a miembros de las fuerzas armadas y a civiles bolivianos que Washington veía como “amenaza para su seguridad” la posible llegada al gobierno de Bolivia de “un populismo radical”, que podía violentar Sudamérica y, especialmente, la región andina; pero lo más grave es que se aseguraba que ello podría dar lugar a una intervención “por invitación”.

Ante esta situación el director de Seguridad y Democracia, Juan Ramón Quintana, no descartaba amenazas indirectas que podrían manifestarse en Bolivia desde otros países. “Una intervención cubierta bajo el manto de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos podría darse en el escenario boliviano”, advirtió.

Las tropas estadunidenses estaban desde tiempo antes en Paraguay, como dicho periódico informó en 1994, cuando se daban fuertes enfrentamientos públicos en esa nación entre políticos e inclusive militares que rechazaban las llamadas “misiones de Estados Unidos”. Pero la inmunidad y otras ventajas acordadas este año cambiaron de fondo la situación.

Mucha agua corrió desde entonces, pero lo cierto es que aquellas tropas estuvieron activas, construyendo infraestructura suficiente, lo cual hace posible ahora que si Estados Unidos necesita trasladar tropas de cualquiera de sus bases de América Latina para alguna acción en Bolivia u otro país fronterizo con Paraguay lo haga en horas. Además tiene todo previsto para instalarse en el lugar y para ejercer el control necesario sobre la población local y anular anticipadamente cualquier reacción.

Todos los cuarteles paraguayos situados en los departamentos fronterizos con otras naciones de la región servirían de alojamiento para las tropas estadunidenses, las cuales ni siquiera tienen que preocuparse por el agua potable, ya que tienen suficientes pozos cubiertos.

El pasado 21 de agosto el experto brasileño en geopolítica Leonel Almeida Mello analizó en una entrevista en San Paulo, con el periodista Darío Pignotti, el peligro que significaba la presencia militar estadunidense en Paraguay tanto para su país como para Bolivia.

En esos días viajó por la región el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien denunció entonces la “penetración venezolana y cubana” en Bolivia. El panorama que trazó Rumsfeld durante su gira establecía que el entonces candidato Evo Morales seguía instrucciones de los gobiernos de Venezuela y Cuba, y por tanto quedaba en la “la lista negra” regional.

“Yo no descarto que ese ‘cerco’ (la presencia militar en Paraguay) sea una señal para hacer notar a Brasil que Estados Unidos no comparte su estrategia de dirigir y fomentar la cohesión sudamericana, incluyendo a líderes como Hugo Chávez o dialogando con Evo Morales”, decía Almeida Mello.

“Cualquier conflicto en Bolivia amenaza a América Latina (…) Por eso creo que las denuncias de Rumsfeld sobre infiltración chavista en Bolivia sólo consiguen inflamar más la situación. Es una lógica de guerra”, sostenía el analista.

Lo mismo se señala actualmente, al considerarse que una de las acciones de desestabilización -entre otras, varias que ya se han advertido por Washington contra Bolivia- podría ser el intento de secesión de Santa Cruz de la Sierra, donde se encuentran las mayores reservas de petróleo y terratenientes afines a la política de Estados Unidos.

Lo cierto es que resulta imposible para un gobierno del MAS no estar vigilando esa frontera y la movilidad de las tropas estadunidenses en Paraguay con los llamados emplazamientos operativos adelantados en lugares geopolíticamente claves para la región, con suficiente capacidad de acción e incluso para operar aeronaves en todo tipo de situación.

Dicha infraestructura tiene considerado todo, inclusive el reabastecimiento de combustible, una perfecta retaguardia y una rampa de intervención rápida. Lo más grave es que las Special Operations Forces ya están en maniobras en la zona. Ningún analista militar desconoce lo que significa una presencia semejante.