Rosalía Paiva rocepaiva@hotmail.com
¡Venturosa, afortunada fiesta principal! ¡Para todas y todos!
En diciembre se produce un nuevo solsticio, para este tiempo, la
Semilla ha brotado del vientre de su madre que la alimenta, ahora
es ya una planta pequeñita y llena de vida. Los ojos de nuestras
Familias pueden predecir su hermosura, su bondad, su fortaleza; esta
visión misma se traduce a festejar el nacimiento de la nueva vida.
Las plantitas se comparan a nuestros niños, juguetones, alegres;
llenos de ternura, ellos son nuestras alegrías y nuestras
esperanzas.
Nuestros Taytas llamaban Qhapax RAYMI es la fiesta de la nueva vida,
es la principal fiesta del año andino
Entonces se engalanaban a las futuras generaciones con obsequios que
a futuro van ha servir en su proceso de vida. También en este tiempo
donde están tiernas las alpaquitas, las llamitas y demás animalitos
en los andes.
En nuestra región andina existen cuatro tiempos importantes en el
ciclo
vital determinados como equinoccios y solsticios, produciéndose
cambios.
Nuestra espiritualidad y vida van en
relación con estos cambios naturales.
Nuestra vivencia espiritual va ligada a nuestros valores que de
generación en generación han sido compartidos y perviven en el
tiempo.
Los Colonizadores impusieron su religión a nuestros Pueblos con
genocidio masivo, suplantaron nuestras fiestas y les pusieron otros
nombres, nuestros templos sagrados los destruyeron y allí en esos
mismos lugares, construyeron sus iglesias
colocando elementos extraños para nuestra espiritualidad y en esa
mezcla aparecieron nuevos rituales y símbolos, pero nuestros abuelos
y abuelas inteligentemente continuaron haciendo sus ceremonial y
practicando su propia espiritualidad en los mismos lugares, ha esa
mezcla ahora conocemos como sincretismo.
En nuestros Pueblos aún se mantienen el grano puro que
va a germinar, sabemos esencialmente lo que representa y es el
porque de nuestras alegrías, el porque de nuestras esperanzas y
sueños.
En la naturalidad de nuestra cosmovisión, el equinoccio de
Septiembre es el tiempo de siembra, nuestra Madre Tierra se halla
desnuda, virgen, solo muestra el color de la tierra pura, lista para
recibir la semilla; por esto, nuestros pueblos veneran a la
feminidad (KOYA RAYMI).
En el transcurso, la semilla que se ha sembrado, sufre una
transformación grandiosa, de la muerte a la vida, la semilla se
transforma y pasa hacer una planta, nuestros pueblos la traducen
festejando el día de los muertos en Noviembre.
En Diciembre se produce un nuevo solsticio, para este tiempo, la
semilla ha brotado del vientre de su madre amorosa que la alimenta,
ahora ya
es una planta, pequeñita y llena de vida. Los ojos de nuestras
familias pueden predecir su hermosura, su bondad, su fortaleza; esta
visión misma se traduce en festejar el nacimiento de la nueva vida.
Las plantitas se comparan a nuestros niños, juguetones, alegres;
nuestros Taytas lo llaman Qhapax RAYMI y es la fiesta de la nueva
vida,
entonces se engalanaban a las futuras generaciones con obsequios que
a futuro van ha servir en su proceso de vida.
Nuestro Qhapax RAYMI desde la profundidad de nuestro
espíritu nacerá nuevamente en este solsticio para amar y respetar la
bondad natural. No queremos nunca cambiar esto. Por eso, pensamos
que la enseñanza es eterna cuando se la comparte, por ello ,
sabemos que el/la/andina andino es/son eternos en la eternidad,
porque comprenden la fuerza de la enseñanza. Superando espacio y
tiempo
Qhapax RAYMI, es el tiempo de compartir de todo corazón y con
amor.
Nuestra madre naturaleza no necesita de luces artificiales para
sentirse
bella, ella tiene su poder propio, solo donde se lo haya suplantado
se requiere de los artificial, y lo artificial no es bueno en
nuestra
vida porque nuestros pueblos andinos ancestrales siempre renovados
vuelven a brillar.
Los abuelos afirman que estamos vislumbrando el amanecer de un nuevo
día, una etapa positiva para nosotros y explican que en nuestra
historia tenemos grandes esperanzas y posibilidades si sabemos
comprenderla y aplicarla.
Por ello es imprescindible hacerle caso a nuestra intuición y
nuestros sueño como
Pueblo, comprendiendo que la intuición es el punto de partida del
conocimiento, y sueños, pues ellos tiene origen en algún género de
nuestra
experiencia.
Todo esto es parte de un gran proyecto de felicidad para nosotros y
nosotras . Por ello hay que saber mirar siglos adelante, el punto de
partida es saber quiénes somos
realmente, recuperar nuestra identidad cultural de herencia
ancestral, fortalecerla y mantenerla; por nuestra parte; confiamos
en aquel postulado
que dice que un pueblo sin conciencia, es un pueblo explotado o que
fácilmente se deja explotar. Nosotros no mas!.
Sin embargo, una conciencia sin fundamentos culturales esclarecidos,
es a pesar de todo, una conciencia estéril; un pueblo debe sentir
de su identidad, saber que es imprescindible recobrar su orgullo
para recuperar esa identidad que alimenta nuestra dignidad , sólo
así podemos proyectarnos a un futuro esplendoroso y con grandes
posibilidades de hacer posible nuestro proyecto de felicidad por el
cual hemos nacido. Recuperar esa identidad para nosotros es lo
principal, porque cuando nos reconocernos a nosotros mismos,
esclarecemos nuestras raíces, con ello podremos recuperar nuestros
valores y fortalecer
nuestra memoria ancestral para tener nuestra verdadera
independencia.
Todo esto merece más precisiones, retornar no significa
necesariamente retroceder, significa recuperar nuestra memoria,
nuestra historia, nuestra estructura para proyectarnos hacia nuestro
futuro, nuestro destino. Pues seguir caminos ajenos o ser
repetidores de lo que otros siguen, nos llevará siempre a una
constante frustración.
Seguir nuestros caminos significa aceptarnos a nosotros mismos, ese
es el punto de partida de este proyecto de vivir en comunidad, en el
que se plasme esa aspiración de convivir como una unidad en la
diversidad. Este pensamiento no es fruto de un mero pensar, ni una
intranscendente recreación intelectual, sino un modo de intuir el
mundo para sumir el pensamiento en la activa interacción universal.
Qhapax Raymi…Cada piedra, cada planta nos da la bienvenida; porque
el ser
humano andino está unido al dúo verso. La energía de la tierra está
siendo renovada; las ideas nuevas necesitan espacio, el cuerpo y el
espíritu necesitan nuevos desafíos, el futuro se transformó en
presente.
Todos los sueños tendrán oportunidad de manifestarse. Lo que es
importante permanecerá, lo inútil desaparecerá, en este tiempo cada
paso es importante, cada sentimiento convergente en la unidad.
El ser andino sabe que la estrella más distante del dúo verso se
manifiesta en las cosas que están en este plano. Es el tiempo de no
tener miedo al cambio; la única verdad del dúo verso es que todo
cambia, como vive el gran océano por eso, nuestra vida seguirá…
Por ello hoy 21 de Diciembre de 2005 renovemos nuestra niñez
interior ella nos acompaña siempre en nuestra vida y desde nuestra
experiencia no perdamos nunca nuestros sueños.
La Cosmovisión Andina no mezquina, no excluye a nadie, más bien
integra y humaniza; es un regalo ancestral de los Andes del
Tawantinsuyo al Mundo entero.
Kay Qhapaq simita sonqöykiswan chashkiyukuychis
¡Samiyuk Qhapax Raymi!