Marcos se reúne en Huixtla con damnificados de Stan

14.Ene.06    Análisis y Noticias

Bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional formaron vallas durante el arribo del subcomandante Marcos a Huixtla, en la costa de Chiapas FOTO Víctor camacho

Sin reconstrucción, no queremos elecciones.

La Jornada
Jueves 12 de enero de 2006

Huixtla, Chiapas, 11 de enero.
“Es una ofensa para nosotros que se haya autorizado más dinero para las próximas elecciones que para la reconstrucción. Si no hay construcción, tampoco queremos elecciones”, estalla el señor Oscar Esquinca, damnificado, integrante del Consejo de Reconstrucción de Huixtla y simpatizante expreso de “la lucha del subcomandante Marcos”.

Esta noche se congregan cientos de huixtlecos desencantados y desesperados por el abandono gubernamental. El señor Esquinca expresa: “Quiero quejarme por el abandono despiadado que estamos pasando los damnificados. Los puentes siguen caídos, los ríos azolvados, las casas llenas de agua y lodo, las carreteras destrozadas. Se habla de una millonada de pesos, pero vemos que llegará primero el dinero de las elecciones, y es más que el dedicado a las obras”.

No todo son protestas y lamentos. Juan Domínguez, de esta ciudad, manifiesta. “No sé por qué aquí en el Soconusco la gente tiene miedo de protestar contra ese gobierno que nos insulta”. Y llama a que todos hablen sin miedo y “expresen sus sentimientos”.

También toman la palabra personas de la sierra, de lugares como Motozintla, La Grandeza, Bejucal de Ocampo, El Porvenir (”donde ahora mismo está cubierto de hielo”, dijo uno, lo que suena casi fantástico en la calurosísima noche huixtleca), Amatenango de la Frontera, Siltepec. Otro hombre dijo: “Hablo en nombre de los huérfanos de la patria, los olvidados”.

El encuentro de la otra campaña en esta ciudad se celebra en un predio rural, entre platanares y milpa, organizado y vigilado por centenares de bases de apoyo del EZLN, con el rostro cubierto con pasamontañas, en un acto inusitado por estos lares. Los rebeldes, procedentes de la costa y la sierra Madre de Chiapas, han construido un pequeño caracol con bancas y cobertizos para recibir a las más de mil personas que llegaron esta noche a encontrarse con el subcomandante Marcos.

“Es una reunión de los de abajo con los de hasta abajo, mirando siempre a la izquierda contra el neoliberalismo”, dijo el primer orador, ante una larga mesa donde se encuentran Marcos y una decena de zapatistas, responsables regionales de por acá.

Jorge Martínez Morales, también huixtleco, dice: “En este municipio existimos muchos simpatizantes del Ejército Zapatista, y queremos protestar porque nos tienen totalmente tirados por ahí. Las autoridades nos tienen engañados, a puras mentiras y dádivas. No vemos viviendas, pues seguimos desalojados”.

Recuerda que después de las aguas de Stan, la arena del río subió cinco metros, alcanzando la altura de la ciudad. “Y no vemos que se desarrollen los trabajos. Nos urge un muro de contención. Nuestras vidas siguen en peligro”.

Otro huixtleco reitera: “Aquí estamos por los suelos”. Los tricicleros “regularizados” toman la palabra, unos para apoyar a los rebeldes, otros para protestar contra los tricicleros zapatistas, “porque no pagan como los demás las licencias que expide el gobierno municipal”.

A media reunión, Marcos interviene para invitar a la gente a seguir hablando, y de paso denuncia que el gobierno puso a funcionar la maquinaria de construcción en la autopista costera “nomás porque ibamos a pasar nosotros con la prensa, pero antes no estaban trabajando”.

Escenas del abandono y el engaño

“Gracias, Presidente, por no ayudar”, ironiza un trozo de muro de lo que debió ser una casa entre las ruinas y la arena amontonada del río Huixtla, a más de tres meses del desastre provocado por el ciclón Stan en la costa y la sierra del estado.

Promesas y gesticulaciones aparte del gobierno y los medios electrónicos de comunicación, las secuelas del siniestro siguen casi intactas.

La otra campaña llega a la costa para encontrar este escenario, y un descontento que, lejos de disiparse, se va haciendo crónico. Muñones de casas y grandes montones de arena revelan que las obras de desasolve no han avanzado.

“¿Despensas? ¿Ayuda? ¿Cuáles?”, comenta una mujer que, aclara, no es zapatista, sólo curiosa, ante el predio de la calle Tuzantán donde esta tarde se reunió a puerta cerrada el delegado Zero con las bases de apoyo del EZLN en esta zona, antes del acto público de la noche.

También se congrega un grupo de tricicleros regularizados de la ciudad, demandando diálogo con el subcomandante Marcos. Hay que mencionar que los triciclos son el medio de transporte público más socorrido en Huixtla, y desde hace tiempo los “regularizados” (por el gobierno municipal) están en conflicto con los tricicleros autónomos, los cuales ostentan la calcomanía de la junta de buen gobierno (JBG) de La Realidad, que los legitima y los reconoce como miembros del municipio autónomo rebelde Tierra y Libertad.

El recorrido por la autopista costera que va de Arriaga a Tapachula revela lo que diversos pobladores denuncian desde Pijijiapan hasta aquí: el gobierno reparó puentes y vados arrasados por las crecientes del siniestro, pero no se han levantado muros de contención ni nuevos cauces que prevengan futuras inundaciones.

Como dijo ayer en San Isidro (Pijijiapan) el señor Sebastián, en la recepción brindada ahí al delegado Zero: “Lo único que les importó fue abrirles paso a los camiones y carros de la autopista, pero nosotros, la gente, no contamos para nada”.

En la sierra fronteriza que atraviesa los municipios de Motozintla, Tuzantán, Amatenango de la Frontera y Frontera Comalapa, la destrucción es todavía más evidente. Los poblados sepultados por las aguas y los cerros desgajados.

También vinieron a reunirse con Marcos los damnificados de Huixtla que siguen confinados en albergues donde se sienten, más que olvidados, inexistentes.

Una señora de edad, al borde del llanto, dijo que hay mujeres solas, sin hombre, con hijos, sin casa, “y nadie nos quiere apoyar en la desgracia”.

Los damnificados huixtlecos y de la sierra también hablaron de las altas tarifas eléctricas y anunciaron la creación de un frente regional de resistencia, que se sumará a los que luchan en las demás regiones de Chiapas, y que han sido interlocutores constantes en lo que va de la otra campaña.

El descontento contra los gobiernos de Vicente Fox y Pablo Salazar Mendiguchía es explícito, constante, y por momentos, gente de aquí y de Motozintla recurre a expresiones altisonantes, pero, como dijo uno de ellos, “es que ya no podemos más”.

Posteriormente toman la palabra las bases de apoyo del EZLN. En nombre de los tricicleros, Juromín expresa: “Estamos resistiendo. Ya estamos cansados de que el gobierno ande chingando. Tenemos triciclos detenidos. Quieren acabarnos. Por eso dijimos ‘ya basta’”.

Esmeralda pide a los periodistas que sean “bondadosos” para transmitir sus palabras. “Nosotros somos muy marginados. Yo soy una mujer sola, cuido mi mamá y mi hija. Pero ya me organicé. Me duele que hay huixtlecos que bajan la cabeza. Si nacimos para morir, por qué no morir luchando.

“Hay personas damnificadas que se hacen pasar como líderes y se quedan con todo lo que llega de ayuda. Nosotros estamos contra el gobierno”, agregó, para explicar que la única ayuda que los zapatistas aceptan es la que viene de la sociedad civil, por conducto de la junta de buen gobierno.

La reunión se prolonga por varias horas de la noche. Los costeños y serranos necesitan hablar, quejarse, protestar. Y esperan que Marcos los escuche.