Enrique Reynoso E. (Frente Popular Francisco Villa Independiente)
El Poder Popular en la democracia capitalista
El Poder Popular ha sido concedido de distintas maneras, la más usual es aquella que lo interpreta como resultado de la lucha armada, espacios donde a partir del avance en esta etapa de la lucha revolucionaria se establecen nuevas formas de gobierno, de administración y de convivencia, sin embargo existen también otras concepciones, aquellas que plantean el avance del poder popular de acuerdo al grado de incidencia dentro de amplios frentes, tal es el caso de Cuba con el movimiento 26 de julio, de Nicaragua en el FSLN y de otros más como El Salvador y Colombia, en los cuales los sectores populares han sido capaces de influir en la dirección de los movimientos revolucionarios a pesar de la participación de otros sectores de la sociedad incluyendo a la pequeña burguesía e incluso a la burguesía, en algunos de estos casos no ha existido un partido con carácter de clase proletaria, este es creado a partir del triunfo revolucionario, algunos otros han cedido espacio a una estéril lucha parlamentaria, sin embargo es innegable la importancia de estos movimientos en la reciente historia de América Latina, a partir de lo anterior, una de las muchas preguntas que habría que hacer sería entonces, ¿en qué etapa se encuentra la lucha revolucionaria en nuestro país? y cual debe ser no el modelo revolucionario, sino las tareas del movimiento popular y revolucionario hacia la instauración del socialismo de acuerdo al desarrollo de las fuerzas productivas, ¿debemos pasar por una revolución democrático burguesa o debemos luchar por una revolución socialista? y dentro de esto ¿qué papel le corresponde jugar al movimiento popular y campesino? ¿Seguir esperando el paso cualitativo del proletariado de clase en si a clase para si? Preguntas que hasta hoy han quedado sin respuesta pese a los intensos debates generados dentro de innumerables organizaciones durante décadas pasadas y aún en el presente.
Lenin planteaba: “El grado de desarrollo económico… (condición objetiva) y el grado de conciencia y organización de las grandes masas del proletariado (condición subjetiva, indisolublemente ligada con la objetiva) hacen imposible la liberación inmediata de la clase obrera”, esto lo escribía en 1905 para Rusia pero bien podríamos aplicar el análisis para la etapa actual en México.
Pero también planteaba la imposibilidad de alcanzar el socialismo sin haber logrado la libertad democrática, lo cual nos lleva a replantear cual es el grado de democracia existente en nuestro país y cual sería la forma de luchar para alcanzarla, sin dejar de tener como objetivo estratégico el socialismo. En nuestro país la lucha democrática ha pasado por diferentes etapas todas ellas destinadas a derrotar al Estado y su gobierno, el cual se ha fortalecido periodo tras periodo, desde la culminación del movimiento armado de 1910. Tras los asesinatos de Zapata y Villa, el Estado se consolida en favor de un proyecto de Nación capitalista, todo ello con la consabida estela de represión y aplastamiento de las manifestaciones de lucha populares, en México además se emplea un método eficaz para impedir cualquier levantamiento insurreccionar por parte del proletariado, este método es la corporativización, las grandes centrales obreras campesinas y populares son dominadas, primeramente con una fraseología pseudorevolucionaria por individuos sumisos al sistema, el Estado utiliza, pues, a los diferentes sectores como elementos de legitimación de sus distintas políticas sexenales, la ausencia permanente del sector obrero en las distintas luchas generadas en las últimas décadas lo manifiesta. En los años recientes el mandato de las fuerzas imperialistas demanda la terminación de los gobiernos monolíticos, cada vez más, cobra fuerza la exigencia de instituir sistemas de partidos, es decir un juego “democrático” en el cual los partidos políticos existentes jueguen el papel de válvulas de escape ante la imposición de la miseria como elemento inevitable de esta etapa del capitalismo, en este mismo sentido la despolitización de grandes sectores de la población a través de los medios masivos de comunicación ha sido determinante, lo real es que la población, se encuentra en un estado de indefensión ante la grave situación económica que vive el país, en cuanto a la izquierda independiente empeñada en una lucha defensiva por mantener sus principios ante los embates del estado sin la posibilidad de pasar a la ofensiva, de dar la batalla por incidir de manera definitiva en esta coyuntura que no se circunscribe únicamente al proceso electoral inmediato sino a la ya mencionada instauración de una alternancia en el poder, aprovechando las luchas internas de la burguesía que este proceso ha generado, tratando de avanzar en la construcción de una dirección única de un movimiento realmente nacional y alternativo. Hablar bajo las circunstancias actuales de un proceso revolucionario en nuestro país nos obliga a realizar un permanente estudio y análisis de la situación nacional como requisito indispensable para la elaboración de un planteamiento a largo plazo que contemple la transformación radical de la sociedad.
A lo inmediato, sin embargo, debemos definir el papel que como organizaciones sociales jugaremos dentro de los procesos de lucha del pueblo. Bajo la perspectiva desarrollada en distintos debates, se colige que intentamos construir embriones de poder popular en nuestras colonias, campamentos, etc., espacios donde desde ahora se vaya gestando la nueva sociedad, donde se instaure sin más trámite un nuevo concepto de democracia, una nueva forma de educación, espacios que, inicialmente permitan asumir de una manera crítica la relación con el Estado y sus instituciones, pero que también permitan generar conciencia sobre el poder que reside en el esfuerzo comunitario, que estos embriones deben ser dotados de un carácter proletario, pero también que esta construcción se enmarca en la de conformar cotidianamente, desde la base, un nuevo proyecto de nación.
La tarea es sin duda ardua, las condiciones existentes en el país así lo exigen, con movimientos armados en distintas regiones, todos ellos aislados, unos Más, otros menos, los unos satanizados y vetados por los medios de comunicación y por muchas de las organizaciones llamadas de izquierda que años antes apoyaron “abierta y decididamente” otro movimiento armado, el de Chiapas, aunque hoy, al pasar la moda, únicamente lo hagan de manera intermitente, en todo caso las guerrillas se debaten entre sus propias contradicciones, los unos sin poder accesar su proyecto a amplios sectores de la población pero manifestándose y autoproclamándose como la vanguardia del proletariado los otros, empantanados entre una lenta pero permanente marcha atrás en cuanto a los planteamientos publicados cuando su espectacular aparición en el 94 y la también permanente campaña de militarización del gobierno mexicano. En cuanto al movimiento social, los más recientes procesos electorales han generado una importante etapa de definición que se manifiesta en rupturas y desencuentros, pero quienes han optado por la participación electoral lo hacen de manera aislada, olvidando quien es el enemigo y ello los coloca como presa fácil del sistema, su lucha, entonces se limita a la búsqueda de la proyección individual de algunos de sus integrantes, tal y como ha ocurrido en innumerables organizaciones en la más reciente historia de nuestro país, más allá de esto los esfuerzos honestos por transformar a México sobreviven aunque habría que admitirlo, en una constante indecisión y desconfianza sobre los pasos a seguir para la construcción del poder popular.
Hoy más que nunca se hace necesario romper el cerco que el Estado ha tendido a nuestro alrededor, hoy más que nunca se convierte en indispensable la voluntad de acercamos a otras organizaciones respetando nuestros principios, nuestras diferencias, pero buscando avanzar en base a nuestras coincidencias, estableciendo los cimientos para la necesaria construcción de una gran alianza que a nivel nacional, vincule los diversos, esfuerzos y se convierta, asimismo, en alternativa para el descontento generado, entre la población mayoritaria, a partir de las políticas impuestas por los recientes gobiernos y que no han variado a pesar del resultado de las pasadas elecciones, entendiendo con toda claridad que el momento por el que atraviesa el movimiento social en México requiere dejar de lado el discurso retórico o dogmático y avanzar en la consolidación de una fuerza capaz de pasar a la ofensiva en esta guerra contra el pueblo.
POR LA UNIDAD DEL PUEBLO EN LA LUCHA POR SU LIBERACIÓN
FRENTE POPULAR FRANCISCO VILLA INDEPENDIENTE