Crónicas desde el país donde un indio ES presidente

24.Ene.06    Análisis y Noticias

“Esta lucha no termina. En el mundo, o gobiernan los ricos o gobiernan los pobres”
(Evo Morales, Tiwanaco, Bolivia, 21 de enero de 2006)

Ricardo Lannutti, corresponsal de Clajadep, desde Tiwanaco y La Paz, Bolivia. ricardo_lanutti@yahoo.com.ar

“Las naciones Latinoamericana nacieron mentidas, mutiladas porque las independencias alumbraron países sin mujeres, sin indios, sin pobres, reducidos a una minúscula cantidad de seres elegidos para decidir todo por los demás”
Eduardo Galeano, Plaza de los Héroes, La Paz, Bolivia, 22 de enero de 2006

Más de medio milenio de luchas de resistencia de los que hoy son 80.000.000 de indios en América Latina, y en el país donde más del 60% de su población se reivindica india, en el país donde los aymaras, los quechuas y el resto de los pueblos lucen orgullosos su lengua, sus dioses y su cultura, en el país que durante 2001, febrero y octubre de 2003, mayo y junio de 2005, los pobres salieron a las calles a luchar por su liberación, por terminar con mas de cinco siglos de opresión, en el país que tiene una tradición de lucha por su libertad que no se fecha en 1810 sino en 1781 (ocho años antes de la Revolución Francesa) y cuyos mártires son indios como Tupac Katari y Bartolina Sisa, es Este país en que estoy escribiendo, un indio es presidente. Un indio juró con el puño en alto y la mano en el corazón, un indio agradeció a Dios y a la Pachamama en medio de su asunción.
Las crónicas periodísticas de los especialistas seguramente hablarán de otras cosas, de la ropa, de la presencia de presidente extranjeros, de la futura política. Ayer en la Plaza Eduardo Galeano decía que para los “especializados” en política internacional Bolivia es un país “invisible, porque no lo ven”.
Nosotros intentaremos seguir con estas crónicas, que no se jactan por ver… sino por reconocer que es poco lo que podemos ver, y tratar de hacer, al menos, eso.

Tiwanaco centro ceremonial y político de las naciones originarias
Recién salía el sol cuando llegamos a Tiwanaco. Los putus llamaban a la ceremonia agradeciendo a Inti (el sol) por estar. De centenares de carpas salían miles y miles de habitantes de las distintas naciones con sus ropas coloridas, diferentes en cada pueblo y diferentes también en cada Ayllu (comunidad. “Gracias hermano por estar” me dijo ante mi asombro uno de los 3000 malkus (jefe político y religioso) cuando le pedí autorización para tomar fotografías.
Tantos son los colores y las formas que se hacen imposibles de explicar de otra manera que no sea con las fotos, tantos los sonidos diferentes de sus músicas que no se podrían escribir sin escuchar.
Miles y miles ingresaban las ruinas y los tempos de Tiwanaco. Las wilpalas (banderas multicolores que muestran la convivencia de todas las naciones originarias) precedían las delegaciones, seguidas de su música y sus ropas. Respondías orgullosos mi saludo, algunos estrechaban mi mano, otros sonreían. Era su día. Más de 500 años habían esperado.
El ambiente era de alegría, de lucha, de atenta vigilancia. Más de 3000 guardias campesinos estaban a cargo de la seguridad de Evo Morales, junto a las fuerzas de seguridad estatales.
Dicen que había 30000 personas, para otros éramos 100.000. poco importa. Tiwanaco tiene 3.000 años, 2500 mas que Machu Pichu, posiblemente 2200 más que el Cuzco, 1000 mas que Atenas y 1200 más que Roma, pero es poco conocido en el exterior fuera del ambiente de los historiadores. Otra vez Bolivia el país “invisible”.
Las aumautas (sabios) hiban a ungir a Evo Morales, a hacer que se cierre un ciclo de 500 años de resistencia para abrir un ciclo de poder indígena y de los pobres. Pero ellos están atentos, como dijo Genaro Flores Velazco, secretario ejecutivo de la Federación Departamental Única de Trabajadores campesinos de La Paz, “tiene nuestro apoyo, pero no vamos a cruzarnos de brazos si cumple sus promesas, seremos los fiscalizadores”.
La ceremonia se desarrollo en medio del altiplano, en medio de una tormenta brutal que se anunciaba con relámpagos y vientos fuertísimos que hacían ondear las wilpalas… hasta que salió el sol y apareció Evo Morlaes vestido con un traje que hacia mas de 1000 años no se usaba, el de los sacerdotes de Inti.
Euforia, emoción, alegría, espíritu de rebelión. Evo aparece “Esta lucha no se para, esta lucha no termina, en el mundo o gobiernan los pobres o gobiernan los ricos”… “quiero pedirle a nuestras autoridades originarias, a nuestros amautas, a nuestras organizaciones sociales a controlarme, a empujarme si no puedo avanzar”. Bailamos, festejamos, nos abrazamos, pichamos coca. Vamos a dejar Tiwanaco junto a los militantes de base del MAS de La Paz con los que hemos venido.
De nuevo las preguntas se mezclan con la emoción ¿por qué esta cultura, esta identidad sigue viva y reasume su lugar, su espacio después de mas de 500 años?, ¿No era que los habían derrotados. Me acuerdo del libro de Silvia Rivera de 1986 “ Oprimidos pero no vencidos”. Así es este rebelde y porfiado pueblo, así son estas rebeldes y porfiadas mujeres

Plaza de los Héroes, Plaza del nuevo tiempo

“Este Parlamento ser el ejercito de liberación nacional de la batalla por la segunda independencia: Si lo hacen lo harán los movimientos sociales”, en la Plaza de los héroes se escucha por los parlantes el discurso de Evo morales en el parlamento a 6 cuadras de allí. Ya paso la 1 de la tarde, la Plaza está colmada de gentes, de banderas, de sueños. Desde las 7 de la mañana fueron llegando. Wilpalas, carteles que anuncian quienes y como son.
Una doble seguridad está preparada, de un lado los mineros con sus cascos, mas atrás la Policía y el ejercito. Dos cordones. Hablo con los mineros, son de Oruro, Potosí, De Caracoles, de otros lados que no me acuerdo. Las distintas músicas andinas cubren la Plaza, la llenan, la cubren con un sonido multiforme, con los colores multiformes de los trajes típicos de cada departamento de Bolivia.
Banderas, y gritos se escuchan a eso de las16, bajan por Santa Cruz hacia La Plaza “El Alto de pie, nunca de rodillas” resuenan las voces roncas, saludan puños cerrados. “Nosotros ganamos esta plaza en octubre de 2003, nosotros pusimos la lucha y los muertos este es el gobierno de los movimientos sociales”. La Plaza aplaude, las inmensas wilpalas cuelgan de los edificios, las pequeñas están en manos de las cholas. Igual en Plaza Murillo, frente a la casa de gobierno, dos banderas oficiales, la del estado boliviano y la wilpala.
“Se debe mandar obedeciendo” dice Evo parafraseando al Comandante Marcos, un cartel entre la multitud le habla una señal de transito inmensa que dice “prohibido girar a la derecha”.
La pantalla gigante lo muestra jurando, puño izquierdo en alto, mano derecha en el corazón, el periodista no entiende, “esperábamos que el Presiente se hiciera la señal de la cruz”… no, no entiende. Los símbolos en este pueblo son más importantes que en otros, entrar a El Alto es ver una inmensa cruz andina, son leer el letrero que dice “teníamos razón, el hombre aymara es superior al sistema”.
Se escuchan petardos, las 7 de la tarde, una guardia de seguridad de 20 mineros y 20 campesinos escolta a Evo. La gente aplaude, ondean las banderas “allalla Evo” (viva Evo en aymara); “allalla Bolivia”; “allalla América latina”.
“Hay que escucharlo” Se bajan las banderas. Galeano dice “hoy empieza una nueva era, hoy hemos derrotado al miedo; ¡¡ ese es el enemigo que nos derrota en estos 500 años, el miedo a ser, el miedo a hacer!!”. Sube Evo, no hay grandes gritos, “hay que escuchar” me dice el mecánico que está a mi lado, “fundar un nuevo estado boliviano, un estado para los pueblos originarios, para los pobres, eso hará la Asamblea Constituyente”, ya lo había dicho Galeano“Las naciones Latinoamericana nacieron mentidas, mutiladas porque las independencias alumbraron países sin mujeres, Sin indios, sin pobres, reducidos a una minúscula cantidad de seres elegidos para decidir todo por los demás”.
Termina Evo Morales, empieza la fiesta. Llueve pero la fiesta sigue hasta las 3 de la mañana. “Tantos siglos esperando, ahora la fiesta, mañana la lucha de nuevo” me dice un cocalero cochabambino. Bailamos, cantamos. Me vuelvo al hotel con alegría y la emoción en el cuerpo.
Pienso como escribir esta crónica. No voy a poder reflejar lo que vivimos ayer y hoy. ¿Cómo voy a hacer para explicar que esto es una revolución que marca el continente?, como explicar lo que corre junto a la sangre por las venas de estos pueblos?. Sí. un grito nuevo surge. Estoy en un país donde después de mas de 500 años un indio es presidente y un pueblo lo apoya y lo controla de cerca. Esta revolución que empezó en 2001 hoy tiene un hito, pero sigue desbordando.
Me queda la crónica del sábado, espero poder explicar mejor.