Dos visiones sobre la autonomía de la costa atlántica nicaraguense

24.Ene.06    Análisis y Noticias

Las contradictorias visiones desde el Ejecutivo y las Regiones Autónomas

Autonomía regional a evaluación

Desde que en Nicaragua se instauró oficialmente el régimen de Autonomía para el territorio Atlántico, que abarca cerca de la mitad del país, el sistema ha estado bajo prueba cada vez que sus respectivos gobiernos demandan ser renovados. En marzo próximo, todos pasarán por una quinta evaluación. Más de 300 mil electores de la zona deberán elegir a 90 nuevos concejales, en dos gobiernos autónomos, donde la agenda es tan diversa como compleja: bajos índices de desarrollo humano, extrema pobreza, hambruna y narcotráfico, por enunciar algunos. La Presidencia de la República observa muy de cerca, pero, ¿cuánto puede hacer sin arriesgar el proceso autonómico?

Humberto Meza | hmeza@elnuevodiario.com.ni

Alejandro Sánchez/END.- El tema de la explotación maderera ha sido, hasta hoy, uno de los tópicos claves para el desarrollo de la Costa Atlántica. Las denuncias de irrespeto a la veda y una explotación indiscriminada del recurso se reflejan en los bajos índices sociales de la región.

Carlos Hurtado, Secretario Presidencial para Asuntos del Atlántico, analiza la Autonomía del Atlántico con el cuidado de quien camina descalzo sobre un piso repleto de vidrios quebrados. Tal celo es entendible. Desde que llegó al cargo, su relación con los Gobiernos Regionales no ha sido, precisamente, la más cordial.

Los Gobernadores reclaman al Poder Ejecutivo la escasez del presupuesto oficial para ejecutar los proyectos locales, mientras el presupuesto de la cooperación rebasa cualquier partida nacional. Sólo en cooperación, la zona ha recibido hasta 350 millones de dólares, en tanto el presupuesto oficial no pasa de los 200 millones. En algunos casos, la mayoría de éste se invierte en gastos operativos.

En contraparte, la apatía de los caribeños nicaragüenses ante tales procesos políticos de cambio, parece evidente, al menos desde las cifras. Aunque no se trata de la selección de los gobiernos regionales, el último proceso electoral reciente (las municipales de 2004) reveló que los costeños no están interesados en tales dinámicas. En la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) el abstencionismo fue del 52% y en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS) del 54%.

“Pero eso no quiere decir que los costeños crean que la Autonomía no ha funcionado. Es algo mucho más complejo, porque las elecciones regionales son un proceso sumamente importante”, asegura Hurtado, al determinar qué es lo que se coloca en juego para los costeños durante las elecciones de Consejos Regionales, en marzo próximo

¿De qué se trata entonces?
Se trata de desarrollar un proceso muy propio e importante para las Regiones Autónomas, que en todos estos años ha adquirido suma importancia. Lo que ocurre es que hay un debate nacional sobre la conveniencia de repetidas elecciones en el país. El año pasado hubo elecciones y esta vez vienen dos elecciones más. Estamos hablando de que son procesos bastante seguidos, en los que no se ha alcanzado ese pleno grado de madurez democrática, en el cual los ciudadanos aprendan a diferenciar los niveles de autoridad.

Por eso yo diría que no es que la gente no crea en la Autonomía, sino que el abstencionismo, más bien, obedece a otras causas, como que las ofertas partidarias no son motivadoras o que el mismo desempeño de los gobiernos no sea el mejor.

Sin embargo, para estas elecciones no creo que haya tanto abstencionismo, como en la anterior, ya que la oferta electoral ahora es más amplia, con partidos regionales y más partidos nacionales que en la elección anterior.

Las elecciones regionales tienen siempre una dinámica muy particular. ¿Cuáles son, a su juicio, los temas de debate público que van a entrar en juego en este proceso?
Son muchos, pero hay un asunto que merece toda la seriedad del caso y atención urgente, éste es el de la demarcación territorial de las comunidades indígenas. Luego, el proceso de desarrollo mismo de las comunidades. Hasta ahora los pilares de desarrollo de la Costa han estado en el factor maderero, pero es necesario redoblar esfuerzos en el sector agrícola, pues a final de cuentas hay un sector muy grande invirtiendo en él.

Pero ese no es el factor económico más importante del Atlántico
Esa no es una zona ganadera.
Bueno, pues no lo será en la región costera, pero tenés Siuna, Rosita, El Tortuguero, Paiwas y Nueva Guinea, que son zonas de altísima producción. El cacao, inclusive, está tomando auge.

Otro aspecto importantísimo es la infraestructura y la generación de energía eléctrica a partir de sus mismos recursos hídricos. Es increíble que con tantos recursos, ellos no tengan proyectos de ese tipo.

¿Qué tanta es la capacidad de los Gobiernos Regionales para resolver todas estas situaciones? Generalmente se señalan muchos signos de dependencia financiera de los gobiernos autónomos respecto al Gobierno Central
Hay problemas que son del ámbito nacional y por su magnitud deben ser atendidos por las estructuras nacionales.

A mí me parece que es importante una estrecha colaboración entre los Gobiernos Regionales y el Nacional. Y claro que es importantísima una relación entre nosotros mismos, en el Ejecutivo, para ordenar las políticas públicas. Hemos tratado de hacer esto, de mejorar la coordinación, pero es una asignatura que para nosotros queda pendiente.

La Autonomía ya está llegando casi a los 20 años de existencia ¿Cuánto, hasta este camino, cree que ha valido la pena este régimen?
Hay muchos estira y encoge, pero hemos avanzado. Falta mucho por hacer, y es muy difícil decir qué tanto falta, porque en esto juegan muchísimas sensibilidades y es un asunto espinoso.

Claro que es complicado, porque toda la lógica del Gobierno está pensada en función de la relación con los municipios y tener un Gobierno Autónomo desequilibra esa lógica.

Volviendo al tema del desarrollo, los costeños resienten que habiendo tantos recursos, sobre todo madereros, exista mucha explotación, pero casi nunca queda nada allá ¿No le parece que eso contradice cualquier lógica de desarrollo?
Eso no es exacto, esta dinámica está bien regulada. Además, tenés que entender que son empresas las que entran a trabajar ahí, y su fin es el lucro, se genera trabajo y todo lo demás, pero las utilidades se van. ¿Qué es lo que le queda, de todo ello, a la Costa? Pues le quedan los impuestos, las tasas que cobran para el permiso y licencia.

De todo eso ya está determinado qué es lo que le corresponde al Gobierno Regional, a las Municipalidades y a las comunidades, en algunos casos. Frecuentemente, el Ministerio de Hacienda regresa a la región ese dinero.

La falta de recursos tiene un vínculo muy importante con el narcotráfico, pues ésta es una actividad muy extendida, debida, precisamente, a la falta de opciones. ¿Cómo debe ser formulado este problema, desde una perspectiva electoral?
Ése es un tema central para cualquier elección. Es algo que todos nos debemos plantear y que los partidos políticos que tengan una oferta electoral seria deben poner en un buen lugar
Éste es un problema que no se detiene.
No se puede justificar que sea por causa de la pobreza, sin embargo, la existencia del problema nos lleva a tratar de mejorar los índices sociales, esto acompañado de un fuerte trabajo social, dirigido a transformar el quehacer cotidiano de toda esa gente.

Visión desde el Atlántico

Bipartidismo ahoga desarrollo en la región

El tema de la explotación maderera ha sido, hasta hoy, uno de los tópicos claves para el desarrollo de la Costa Atlántica. Las denuncias de irrespeto a la veda y una explotación indiscriminada del recurso se reflejan en los bajos índices sociales de la región.

Si desde el Ejecutivo el problema que obstaculiza el desarrollo de la zona es la falta de coordinación, desde la visión regional, el principal escollo es la influencia partidaria del Pacífico.

Ésa es, al menos, la percepción de Brooklin Rivera, uno de los más visibles líderes de Yatama, el partido regional más consolidado que participa en las elecciones regionales de marzo.

“Los Consejos Regionales han estado siempre en manos de los mismos partidos. En la RAAS no ha habido gobernabilidad en estos casi cuatro años, porque el PLC a pesar que tenía una mayoría absoluta se dividió y comenzó a pelear entre sí.

En cambio en la RAAN ha tenido mayor fuerza y ha habido inversiones en salud y educación, ya que la población está recibiendo beneficios, claro que no a la medida de sus necesidades, pero creo que se van produciendo cambios que vamos a ir viendo, seguimos con esa posibilidad de gobernar con la gente local”, asegura.

¿Cuánto, en todo esto, ha incidido la Administración de Enrique Bolaños?
No ha tenido mucha presencia. El presidente Bolaños ha llegado a iniciar la entrega de títulos para los territorios indígenas, pero no se ha materializado. Tenemos información de que no está conforme con la ley de demarcación de las tierras, tiene otros conceptos como que la tierra es del Estado y no puede estar dando tantas tierras a las comunidades
Nosotros concebimos todo lo contrario, el Estado de Nicaragua se forma después de que las tierras estaban en manos de las comunidades, y eso debe ser reconocido y legalizado.

En ese sentido, ¿cómo han sido las relaciones con la Secretaría que ejerce Carlos Hurtado?
Es para facilitar e incidir de alguna forma desde Managua, pero ha tenido restricciones en cómo interactuar con las autoridades regionales. No ha podido asentar esa Secretaría y apenas está viendo qué hace este último año. Estamos en pláticas a ver si el presidente Bolaños retoma una iniciativa de un plan de desarrollo regional que estamos planteando

¿Qué contempla?
Fortalecimiento institucional, inversión pública, incremento de la producción y del desarrollo social. Así como la impulsión de la pesca y del rubro forestal, además de la producción de cacao.