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Desde el inicio del paro, el lunes pasado, los trabajadores cerraron las válvulas de los oleoductos secundarios y redujeron la presión del transporte del producto.
Las continuas negociaciones entre el Gobierno y los trabajadores petroleros no lograron ayer una solución definitiva para suspender el paro de actividades de 4.000 empleados del sector.
Un acuerdo preliminar se puso en discusión ante el presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, desde las 13h30, pero el Mandatario se negó a firmarlo y el paro continúa, informó Diego Cano, representante de los trabajadores ante el directorio de Petroecuador.
El régimen se comprometió a que ninguna de las áreas será privatizada, el crudo pesado de participación del Estado, dentro de los contratos con las empresas privadas, se transportará, con preferencia por el SOTE.
Además, Petrocomercial seguirá envasando los cilindros de 15 kilos de manera permanente y los contratos de asociación para cada proyecto serán revisados, según las condiciones de cada plan.
Pero lo que no aceptó el Gobierno fue que los sindicalistas que se tomaron las oficinas de Petroecuador sigan laborando. A las 18h30, el presidente Gutiérrez ordenó su desalojo y cancelación, informó el secretario de Comunicación, Marcelo Cevallos.
Gutiérrez pidió también a las Fuerzas Armadas y a la Policía que redoblen su presencia en las instalaciones petroleras para intentar normalizar el despacho de los combustibles.
Mientras tanto, a las 20h20 el ministro de Energía, Carlos Arboleda, amenazó a los trabajadores de Petroecuador con despedirlos si el lunes no reanudan sus actividades.
En su reemplazo estarían técnicos petroleros de las empresas privadas y de entidades estatales de Colombia, Perú y Brasil.
