El subcomandante Marcos se reunió con adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en Orizaba, Veracruz Foto Víctor Camacho.
La Jornada
Domingo 5 de febrero de 2006
Tuxtepec, Oax., 4 de febrero. Al dejar atrás el sur de Veracruz, la otra campaña se internó hacia la Chinantla y llegó a las instalaciones del Comité de Defensa Ciudadana (Codeci) en un barrio de la ciudad más jarocha de Oaxaca. El delegado Zero fue recibido por representantes de más de 10 organizaciones que son adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, y se reunió con ellos en privado durante varias horas.
En Tuxtepec se resume de un tirón cómo llegan a ser la política y los partidos del sistema. Salvador Santos Sierra, presidente municipal por el PRD y con ganada fama de represor, viene del PAN, aunque originalmente pertenecía al PRI. Como sea, según la gente de Codeci, el edil es “un panista de ultraderecha”, que apoya la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
Las organizaciones independientes sencillamente no pueden hacer gestiones con este alcalde, pues al señor Santos Sierra no le interesa. El descontento de los campesinos de la cuenca del Papaloapan, en su mayoría chinantecos y mazatecos, se extiende a las instituciones federales que atienden los asuntos agrarios y administran la política “para indígenas”.
Pertenecen al Codeci la Unión de Organizaciones Indígenas de la Chinantla, el Consejo de Organizaciones Indígenas y Productivas de Oaxaca, el Colectivo Nacional Campesino e Indígena y la Consultoría Agropecuaria y Campesina del Papaloapan. Estas organizaciones llevan cerca de ocho años compartiendo la lucha y los logros de las comunidades de la Mazateca Baja, la Chinantla y municipios mestizos como Loma Bonita.
Se trata de pueblos que sufrieron uno de los desarraigos más crueles del México moderno, cuando las presas Cerro de Oro y Temazcal destruyeron pueblos enteros y condenaron a la errancia (encubierta) a miles de indígenas que habían vivido allí durante siglos. Empezó Miguel de la Madrid, y concluyó la “obra” Carlos Salinas de Gortari.
De entonces datan las demandas agrarias incumplidas y la perversidad gubernamental. Nunca se les restituyeron tierras de la misma calidad que las “expropiadas”. El gobierno también expropió 270 mil hectáreas para cumplir su compromiso. Sólo pudo ocupar uno por ciento.
“Los caciques no permitieron que los reubicados tomaran las tierras”, cuenta Catarino Torres Pereda, representante del Codeci. “Lograron fragmentar y dispersar los ejidos originarios y el tejido social de las comunidades. Así garantizaron que no hubiera forma de reclamar”.
Muchas de las comunidades están sin servicios. No hay caminos ni agua potable. Muchas de las comunidades vecinas a la hidroeléctrica de Temazcal carecen de energía eléctrica, siendo que a pocos kilómetros se genera electricidad para todo el país. En el vaso de la presa hay 22 comunidades de cinco municipios.
Además, por acá reinan las guardias blancas y el grupo paramilitar Consejo Regional o Crocup. Se pasean por las comunidades armados con AK-47 “y ni el Ejército federal los toca”, dice otro miembro del Codeci esta tarde. Un miembro del comité fue asesinado recientemente en el vecino municipio veracruzano de Playa Vicente, donde es sabido que dominan las bandas de narcotraficantes.
El Codeci, como muchas otras organizaciones y pueblos de Oaxaca, puede decir, con Catarino Torres Pereda: “hemos sido reprimidos por los gobernadores Diódoro Carrasco, José Murat y Ulises Ruiz”. También tienen a un compañero preso en el penal de Ixcotel, Pedro Castillo Aragón, con cargos falsos, pues es un preso político.
Mañana por la mañana las organizaciones campesinas, el magisterio y organizaciones políticas marcharán con el subcomandante Marcos al centro de Tuxtepec para realizar un mitin en la plaza central.
El viejo Antonio en Orizaba
Al concluir la reunión con adherentes de la Sexta en Orizaba, Veracruz, el subcomandante Marcos contó ante los campesinos nahuas y la sociedad civil de la región una historia del viejo Antonio, sobre el origen de ciertas palabras, y su valor en la existencia colectiva.
“Nos contaba uno de nuestros compañeros jefes, el viejo Antonio, la historia de unas palabras que tal vez venimos a aprender aquí en la otra campaña con toda la gente que escuchamos así. Nos contaba cómo nació la palabra yo. Decía que los primeros hombres y mujeres que poblaron estas tierras eran como la mayoría de los que están aquí, indígenas. Decía que al principio el trabajo que hacían estos hombres y mujeres era parejo repartido para todos y que después llegó el poderoso, el rico, y empezó a quedarse con el trabajo de cada uno.
“Empezó entonces una historia de dolor y de lucha a recorrer la tierra, la tierra que somos y que hoy llamamos México. Y dice que entonces uno empezó a hablar y a decir yo cuando empezó a nombrar su dolor, su rabia, su indignación. Y cuando empezó a decir ‘yo sufro, yo peno, yo tengo estos problemas’, es cuando aprendió a reconocerse a sí mismo como ser humano. Antes del yo no había nada. Y antes del yo que nació entonces no había explotación ni miseria. Cuando uno dice ‘yo’ dice un individuo, no dice un colectivo.
“Entonces dice el viejo Antonio que cuando decimos ‘yo’ nombramos esta historia. A partir de eso empezamos a aprender las otras palabras. Aprendemos a reconocer por la mirada y por el oído al otro que es diferente y lo nombramos ‘él’, ‘ella’. Pero seguimos siendo nada más nosotros, como un individuo, solos separados del resto. Y es hasta cuando abrimos no el oído, no la palabra, sino cuando abrimos el corazón que empezamos a reconocer en el ‘él’, en la ‘ella’, esos mismos dolores y esas mismas penas. Y dice el viejo Antonio que cuando el ‘yo’ encuentra al ‘él’ o al ‘ella’ y descubre que es el mismo el dolor que tiene, empieza a construir una palabra que es la más difícil de construir en la historia de la humanidad, que es la palabra ‘nosotros’.
“Cuando el ‘yo’ y el ‘él’ y el ‘ella’ se convierten en ‘nosotros’, entonces es cuando hay la oportunidad de que el dolor y la pena que hizo nombrar al ‘yo’, que hizo nombrar al ‘él’ o al ‘ella’, tienen la posibilidad de transformar el ‘yo’ en alegría.
“Y llega un momento en que los dolores se juntan y empiezan a preguntarse quién es el responsable de ese dolor y de esa pena que empezó siendo individual, que pasó a ser de una familia, luego de un grupo de trabajo. Y es cuando hablando y escuchando descubren que el responsable de eso es el que está arriba y es entonces cuando nace la palabra ‘ellos’.
“Dice el viejo Antonio que cuando uno dice ‘ellos’ mira hacia arriba, al que construye su riqueza a costa de nuestra pobreza; al que construye su felicidad a costa de nuestra infelicidad; al que construye su futuro a costa de nuestro presente y de nuestro pasado.
“Y entonces dice el viejo Antonio cuando queda acomodado, cabal la forma de hablar de los que están hablando. Nos enseñó que teníamos que dejar el ‘yo’ en algún momento y aprender a identificar el ‘él’, el ‘ella’ sobre el que íbamos a construir el ‘nosotros’ que necesitaba nuestro país. Decía que teníamos que apartarnos del espejo por muy doloroso que fuera y teníamos que aprender a mirar al otro, en la única forma que hemos aprendido nosotros como pueblos indios a mirar al otro que es con el corazón.
“Entonces nos dijo el viejo Antonio que tenía que llegar el momento en que los pueblos indios tenían que conocerse entre sí y que tenían que aprender a decir ‘nosotros’, pero iba a seguir existiendo el ‘ellos’ que nos estaba explotando y humillando y que era necesario como pueblos indios que aprendiéramos a escuchar otros corazones y encontrarnos con ellos.
“De una u otra forma la palabra de arriba nos individualiza y nos devuelve el ‘yo’, vacío, con el mismo dolor, a cambio de una vaga esperanza que no se va a cumplir. Y si nos rebelamos solos, solos vamos a perder y solos vamos a desaparecer.
“Tenemos que aprender a decir ese ‘nosotros’ que tanto trabajo nos cuesta; porque nos cuesta trabajo entender que el otro es diferente, nos cuesta trabajo escuchar el dolor y encontrar ahí la semejanza.
“De lo que se trata la otra campaña es de construir juntos ese ‘nosotros’. Unicamente ahí nuestro país tiene futuro. Si dejamos que ‘ellos’, los que están arriba, sigan lo que están haciendo, va a seguir la persecución de la diferencia, el desprecio a las mujeres, la humillación para los jóvenes, el racismo para los pueblos indios.
“Aquí lo que está ocurriendo es que el que produce, el que trabaja, es un delincuente. Doce años después de que los gobiernos nos pusieron que éramos nosotros, los zapatistas, unos transgresores de la ley, después venimos a descubrir que somos millones de transgresores de la ley. De la ley de arriba que es la que nos hace delincuentes. ‘Nosotros’, compañeros y compañeras, somos los otros, las otras, somos la otra campaña.”