El subcomandante Marcos a su llegada al penal de Tehuantepec, Oaxaca, donde se reunió con los indígenas zapotecos Alfredo Jiménez, Roberto Ortiz, Jorge Reyes, Feliciano Jiménez y José Luis Jiménez, recluidos en enero de 2005 Foto Víctor Camacho
La Jornada
Miércoles 8 de febrero de 2006
Jalapa del Marques, Oax., 7 de febrero. Unión Hidalgo, Juchitán, San Blas Atempa, el penal de Tehuantepec, Jalapa del Marqués. La marcha oaxaqueña de la otra campaña avanza con rapidez e intensidad. Hoy dejó atrás la región istmeña y continuó su seguimiento de esa terrible línea roja de injusticia, desmembramiento y desigualdad que transcurre en el México que no se ve, y mucho menos en temporada prelectoral.
Esta mañana, el subcomandante Marcos ingresó por segunda ocasión a una cárcel mexicana a visitar presos políticos. Esta vez se trató de los cinco detenidos en enero de 2005, después de la rebelión electoral en San Blas Atempa, adonde anoche visitó el Ayuntamiento Popular y habló ante una aguerrida multitud zapoteca sobre la autonomía y la defensa de los gobiernos conquistados por el pueblo.
En sus intervenciones recientes, el delegado Zero ha destacado la descomposición de las izquierdas “históricas ” (el término es del reportero), como aquella que dio la alternativa en Juchitán, fue fundadora del PRD y evolucionó a nuevo cacicazgo, que se afianzaría al abrazar la dirigencia de Cocei los programas y designios de Carlos Salinas de Gortari desde 1993. Y el EZLN sirve de termómetro de ese desengaño, como expresó el subcomandante Marcos ayer en la plaza de dicha ciudad. Recordó su anterior paso por ahí, en enero de 2001:
“Muchos dirigentes políticos nos dijeron con su palabra que iban a apoyar nuestra lucha porque era la misma del pueblo juchiteco y los pueblos indios del Istmo y de Oaxaca. Hubo cantos, hubo baile, hubo fiesta. Nosotros creímos que tenían palabra, creímos en ellos creyendo también en el pueblo de Juchitán.
“Nos fuimos y seguimos nuestra marcha hasta la ciudad de México para demandar el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. No sólo de los indígenas zapatistas, sino de todos los pueblos indios de México. Entre ellos, los pueblos indios que le han dado dignidad y valor a las tierras de Oaxaca. Nos regresamos, y al regreso nos recibieron en la Casa de la Cultura de Juchitán. Otra vez fiesta, saludos, cantos.
“Lo que pasó, ya lo conocen. La clase política mexicana, el PRI, el PAN, el PRD, se pusieron de acuerdo y echaron atrás el compromiso de reconocer los derechos y la cultura indígenas. Años de guerra y de sufrimiento, años de resistencia y la más grande movilización nacional que ha tenido este país en los últimos años fueron despreciados por la clase política y aprobaron una ley que no es la que queríamos como pueblos indios.
“Volvimos a las montañas y empezamos a caminar ahí según nuestra idea de la autonomía y la independencia.” Relató el ataque de perredistas a zapatistas en Zinacantán. “Esperamos a ver si Juchitán dice algo… y Juchitán calló. Una y otra vez hemos sufrido agresiones y hasta ahora, antes de salir para acá, nos dimos cuenta que el Juchitán que callaba no era el Juchitán de abajo, el de la izquierda. No era el Juchitán rebelde y digno, el que está ahora escuchándonos. Entonces entendimos que el Juchitán que nos traicionó fue el de arriba.”
Frente al ayuntamiento juchiteco lo escucharon unas mil 500 personas. “Una gran rebelión que ya empieza con un viento que se levanta en el sureste y que ahora está pasando por Juchitán con la pregunta de si van a estar con nosotros o van a seguir mirando para arriba. Nosotros pensamos que lo que necesitamos, lo que merecemos, lo tenemos que tomar con nuestras manos. El rumbo de la otra campaña es que desaparezcan los ricos propietarios y la clase política que los sirve, y que nosotros tomemos en nuestras manos nuestro destino, formemos los gobiernos y las leyes que necesitamos. Que como campesinos tomemos la tierra, como obreros tomemos las fábricas, como estudiantes y maestros tomemos las escuelas, las calles, los campos y las montañas, porque lo que se está uniendo en este movimiento no son líderes, sino la gente que está haciendo que las cosas caminen.”
Un orador adherente a la Sexta declaración de la selva Lacandona había preguntado antes a la multitud en la plaza central: “Paisanos, ¿quiénes son ahora los más ricos, sino esos que aseguraron defendernos y representarnos en la Cocei y el PRD? Y si no es verdad, paisanos, escúpanme en la cara”.
Posteriormente, Marcos se dirigió a Jalapa del Marqués, donde pasó la noche, y esta mañana sostuvo una reunión con adherentes a la Sexta. Este es un poblado de desplazados por la contigua presa Juárez. Jalapa Viejo quedó inundado para siempre y sus hijos viven hoy en un sitio sin historia. Van hacia delante sólo pertrechados con su memoria.
Mensaje de Ramona a las mujeres de Tehuantepec
“La comandanta Ramona, que hace unos días murió, me pidió especialmente que buscara a la mujer indígena del Istmo. Me dijo búscala a ella que tiene el cabello blanco, a la que es joven y lleva el color y el amor en la falda y en los labios. Busca a la niña, que lleva en la luz morena de sus ojos la admiración por su pueblo que lucha. Busca a la mujer indígena, ella va a entender. Y me dijo que llamara a la mujer indígena de la cintura de este país”, había expresado el delegado Zero en Boca de Monte (San Juan Guichicovi) ante varios miles de indígenas que lo recibieron con gran generosidad la noche de este domingo.
“Busca a esa mujer y dile que la larga noche de dolor que llevamos puede terminar ya o puede volverse otra vez una gran pesadilla. Cuéntale que el poderoso y el que lo sirve quiere cortar nuestro país por esa cintura. Cuéntale que hay un plan, un proyecto, para convertir el color, la dignidad y la rebeldía de la mujer del Istmo en un páramo, en un desierto. Dile que hay un plan para que el gris del concreto y del dinero apague para siempre el color que adorna su vestido para acallar para siempre el canto que habla en sus labios.
“Cuéntale lo que va a pasar si esa pesadilla llega, en el Istmo va a haber carreteras, ferrocarril, maquilas, prostíbulos, gasolineras, cantinas, expendios de drogas, grandes hoteles, grandes oficinas. No se va a respetar la propiedad ejidal, se va a vender; no se va a respetar la propiedad comunal, se va a comprar; no va a haber respeto para el trabajo de los campesinos, van a ser despojados de sus tierras; no va a haber respeto para los derechos y la cultura indígena, se van a pisotear como hace 500 años, pero ahora para siempre.”
En referencia, que sólo en un acto posterior haría explícita, a Andrés Manuel López Obrador, el delegado Zero añadió a la mujer tehuana: “Dile que el poderoso y quien lo sirve tiene un nombre para este plan de muerte y se llama ‘Plan transístmico’; es parte del programa de gobierno de uno de los candidatos a la Presidencia de la República. Si él llega, o cualquiera de los otros que llegue, su plan no es el Puebla-Panamá, pero lo mismo con otro nombre.
“Dile que si ella cae, que si ella se rinde, que si ella es derrotada, vamos a quedar muy solas todas, las que vivimos de este lado de la historia. Pídele que no deje que su hombre agarre otro camino, que no rinda su dignidad, que no venda por el color de una papeleta electoral, que no venda el Istmo.
“El futuro que nos espera si dejamos que esa noche llegue es que nosotras, las mujeres, dijo, seremos prostitutas o sirvientas. Nuestros hombres serán mozos o tendrán que irse a otras tierras. No habrá ya pueblos indios en el Istmo o en el sureste. Pídeles que no dejen que partan nuestra historia y no dejen que destrocen nuestro corazón.
“El plan del poderoso allá arriba y del que lo sirve en el cambio de gobierno es crear otra frontera que asegure a los gringos que estén tranquilos. La frontera se va a correr del río Bravo al Istmo. Ese es su plan. Se los pueden endulzar, se los pueden cambiar de color, pero ese es el plan. Necesitamos de ustedes.
“Porque hay allá arriba, en los tres candidatos principales a la Presidencia, en los tres, el proyecto de destruir el Istmo, de destruir su organización social, a toda la gente que está aquí, y levantar un muro de carreteras, de oficinas, de prostíbulos, de grandes hoteles.” Ese muro, dijo, separará no sólo el sur del norte de México, “sino también para hacer otro tapón para nuestros compañeros y compañeras de Centroamérica que están buscando trabajo en otro lado.
“Los grandes poderosos de Norteamérica, de acuerdo con los ricos que están acá en México, han decidido que hay que cortar el país y dejar fuera a los pobres del sureste. Nosotros tenemos que decidir si dejamos que eso siga y signifique nuestra derrota ahora sí definitiva, después de 500 años de estar resistiendo, o de una vez vamos a decir ya basta.”
Marcos remató ante unos 4 mil mixes, zapotecos, chatinos, zoques y huaves: “Lo que estamos haciendo no es un movimiento cualquiera, es una rebelión profunda”.