Zapatistas durante la otra campaña, en imagen de archivo Foto Víctor Camacho
Sábado 18 de febrero de 2006
La Jornada
¿Qué tan grande es el mundo?
Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México
17 de febrero de 2006
Después de una jornada en las reuniones preparatorias de la otra campaña (era septiembre, era madrugada, era la lluvia de una nube lejana) nos dirigíamos a la champa donde estaban nuestras cosas cuando nos topamos a un ciudadano que, de buenas a primeras, me soltó: “Oiga Sup, ¿y qué se proponen los zapatistas?” Sin detenerme siquiera le respondí: “Cambiar el mundo”. Llegamos a la champa y empezamos a preparar las cosas para irnos, la insurgente Erika esperó a que me quedara solo, se acercó y me dijo “Oí Sup, pero el mundo es muy grande”, como si tratara de que me diera cuenta del despropósito que proponía y que, en realidad, no sabía lo que estaba diciendo cuando dije lo que dije. Siguiendo la costumbre de responder a una pregunta con otra pregunta, le solté:
“¿Qué tan grande?”
Ella se me quedó viendo y casi con ternura me respondió: “Muy grande”.
Yo insistí: “Sí, pero ¿qué tanto?”
Ella lo pensó un momento y dijo: “Mucho más grande que Chiapas”.
En eso nos avisaron que debíamos irnos ya. De regreso, ya en el cuartel, después de acomodar al Pingüino, la Erika llegó hasta donde yo estaba, cargando un globo terráqueo, de ésos que usan en las escuelas primarias. Lo puso en el suelo y me dijo: “Mira Sup, aquí en este pedacito está Chiapas y tooooooodo esto es el mundo”, y al decirlo casi acarició con sus morenas manos el globo.
“Mmh”, expresé encendiendo la pipa para darme tiempo.
La Erika insistió: “¿Ya lo miraste que es muy grande?”
“Sí, pero no solitos lo vamos a cambiar, sino que vamos a cambiarlo con muchos compañeros y compañeras de todas partes”. En eso la llamaron a la guardia. Ella, demostrando que ya había aprendido, antes de irse me lanzó: “¿Y qué tantos compañeros y compañeras?”
¿Qué tan grande es el mundo?
En el valle de Tehuacán, en la Sierra Negra, en la Sierra Norte, en la zona conurbada de Puebla, desde los rincones más olvidados de la otra Puebla se aventuran respuestas:
En Altepexi responde una mujer joven: más de 12 horas diarias de labor en la maquiladora, trabajar los días de descanso, nada de prestaciones, ni seguro, ni aguinaldo, ni reparto de utilidades; el autoritarismo y mal trato del gerente o el jefe de línea, ser castigada sin goce de sueldo cuando me enfermo, ver mi nombre en una lista negra para que no me den trabajo en ninguna maquiladora; si hacemos un movimiento el patrón cierra y se va para otro lado, el transporte es malo y llego ya muy tarde a la casa donde vivo y ver la cuenta de la luz, el agua, el predial, hacer la cuenta y ver que no alcanza; darse cuenta de que no hay agua ni para tomar, que el drenaje no sirve y en la calle apesta. Y al otro día mal dormida y malcomida, de vuelta a la chamba. El mundo es tan grande como la rabia que siento contra todo esto.
Una joven indígena mixteca: mi papá se fue hace más de 12 años a Estados Unidos, mi mamá trabaja cosiendo balones, le pagan 10 pesos por cada balón, y si no queda bien uno, le cobran 40 pesos. No pagan luego, sino hasta que vuelve a regresar al pueblo el que contrata. Mi hermano está empacando para irse también. Las mujeres estamos solas en esto de sacar adelante la familia, la tierra, el trabajo. Así que nos toca también a nosotras sacar adelante la lucha. El mundo es tan grande como el coraje que me hace sentir esta injusticia, tan grande que me hace hervir la sangre.
En San Miguel Tzinacapan una pareja de edad se mira entre sí y responde casi al unísono: el mundo es del tamaño de nuestro empeño en cambiarlo.
Un campesino indígena de la Sierra Negra, veterano de todos los desalojos, menos del de la historia: pues ha de ser muy grande, por eso necesitamos hacer crecer nuestra organización.
En Ixtepec, Sierra Norte: el mundo es del tamaño de la sinvergüenza de los malos gobiernos y de Antorcha Campesina que puros prejuicios le hacen al campesino y todavía la envenenan a la tierra.
En Huitziltepec, desde una escuelita autónoma, una televisión rebelde transmite una verdad: el mundo es tan grande que cabe la historia de la comunidad y de su afán y lucha por permanecer asomándose al universo con dignidad. Una señora, artesana indígena, de la misma rodada que la finada comandanta Ramona, agrega en voz en off: “El mundo es tan grande como la injusticia que sentimos porque nos pagan una miseria por lo que hacemos, y las cosas que necesitamos pues nomás las vemos pasar de largo, porque nomás no alcanza”.
En la vecindad de la Granja: no ha de ser muy grande, porque parece que los niños pobres no cabemos, nomás nos regañan, persiguen y golpean, y eso que sólo estamos viendo cómo sacar el varo para la papa.
En Coronango: por grande que el mundo sea, se está muriendo por la contaminación neoliberal de la tierra, el agua, el aire. Se está rompiendo, porque así decían nuestros abuelos, que cuando se rompe la comunidad, se rompe el mundo.
En San Matías Cocoyotla: es tan grande como la falta de madre del gobierno, que sólo está destruyendo lo que hacemos como trabajadores. Ora nos tenemos que organizar para defendernos del gobierno, y se supone que está para servirnos. Ya ven cómo no tiene madre.
En Puebla, pero en la otra Puebla: el mundo no es tan grande porque a los ricos no les basta lo que ya tienen y ahora quieren quitarnos lo poco que tenemos los pobres.
Otra vez, otra Puebla, una mujer joven: es muy grande, así que no podemos cambiarlo unos poquitos, tenemos que unirnos todos para poder, porque si no, pues no se puede, se cansa una.
Una joven artista: es grande, pero está podrido, a nosotros nos extorsionan por ser jóvenes. En este mundo ser joven es un delito.
Un colono: por grande que sea, como que les queda chico a los ricos, porque están invadiendo tierras comunales, ejidales, colonias populares. Como que ya no caben sus centros comerciales y sus lujos y se meten en nuestros terrenos. Yo creo que como que los que no caben somos nosotros, los de abajo.
Un obrero: el mundo es tan grande como el cinismo de los líderes charros. Y todavía dicen que están para defendernos a los trabajadores. Y allá arriba se junta la mierda: o sea el patrón, la autoridad y el charro, por muy nuevo que se diga. Deberían hacer uno de esos proyectos de relleno sanitario, o sea un basurero para meterlos a todos juntos. O no, mejor no, porque seguro contaminan todo. Y luego si los metemos a la cárcel, los criminales se van a amotinar porque ni ellos van a querer vivir junto a esos cabrones.
…
Ya es madrugada en esta otra Puebla que no ha dejado de asombrarnos a cada paso que damos en sus suelos. Apenas hemos terminado de comer y estoy pensando qué voy a decir en esta ocasión. De pronto, por debajo de la puerta, se asoma una maletita, que casi inmediatamente se atora en la rendija. Apenas como un murmullo se alcanzan a oír los resuellos de alguien que empuja desde el otro lado. Por fin pasa la maletita y, detrás de ella, tropezándose, aparece algo que se parece extraordinariamente a un escarabajo. Si no fuera porque sé que estoy en Puebla, así sea la otra Puebla, y no en las montañas del sureste mexicano, casi podría jurar que se trata de Durito. Como apartando un mal pensamiento, regreso al cuaderno donde ya está escrita la pregunta que encabeza este examen sorpresa. Sigo tratando de escribir, pero no se me ocurre nada que valga la pena. En eso estoy, o sea que haciéndome tarugo, cuando siento que tengo algo sobre el hombro, estoy a punto de hacer un ademán para quitármelo cuando escucho:
-¿Tienes tabaco?
“Esa vocecita, esa vocecita”, pienso.
-¿Cuál vocecita? Se ve que tienes envidia de mi voz varonil y seductora - protesta Durito.
Ya no me cupo duda, así que, con más resignación que entusiasmo, dije:
-¡Durito…!
-¡Ningún “Durito”! Yo soy el más grande desfacedor de entuertos, el socorro del desvalido, el consuelo del desamparado, la esperanza del débil, el sueño inalcanzable de las féminas, el póster favorito de los niños, la inconfesable envidia de los varones, el…
-¡Párale, párale! Pareces candidato en campaña electoral, le digo a Durito, tratando de interrumpirlo. Inútilmente, según se ve, porque él sigue:
-…el más gallardo de la raza que ha abrazado la andante caballería: don Durito de la Lacandona SA de CV de RL. Y permisado por las juntas de buen gobierno.
Al decir esto, Durito muestra, sobre su caparazón, una calcomanía en la que se lee: “Permisado por la junta de buen gobierno. Municipio Autónomo Rebelde Zapatista (Marez) Charlie Parker.
-¿”Charlie Parker”? No sabía que teníamos un Marez con ese nombre, cuando menos no cuando salí -digo desconcertado.
-Claro, como que lo fundé apenas antes de salir de allá y venir en tu auxilio, dice Durito.
-Qué raro, yo pedí que me mandaran tabaco, no un escarabajo -respondo-protesto.
-No soy un escarabajo, soy un caballero andante que ha venido a sacarte del apuro en que te has metido.
-¿Yo? ¿Apuro?
-Sí, no le hagas al “héroe precioso” de Mario Marín frente a las grabaciones que dan cuenta de su verdadera calidad moral. ¿Estás o no en un apuro?
-Bueno, apuro, lo que se dice apuro, pues… sí, estoy en un apuro.
-¿Lo ves? ¿Acaso no deseabas que yo, el más mejor de los caballeros andantes, viniera a socorrerte?
Lo pienso apenas un instante y respondo:
-Bueno, pues la verdad es que no.
-Vamos, no escondas el mucho gusto, la gran alegría y el desbordado entusiasmo que hay en tu corazón al verme de nuevo.
-Prefiero esconderlo -digo resignado.
-Bueno, bueno, basta de fiestas y juegos pirotécnicos de bienvenida. ¿Cuál es el malandrín al que debo derrotar con el brazo que tengo abajo y a la izquierda? ¿Dónde están los tales por cuales de Kamel Nacif, Succar Kuri, y demás gente de tan baja calaña?
-Ningún malandrín ni nada que ver con la ralea de sinvergüenzas. Hay que responder una pregunta.
-Venga de ahí -apura Durito.
-¿Qué tan grande es el mundo? -lo cuestiono.
-Bueno, la respuesta tiene la versión corta y la versión larga. ¿Cuál quieres?
Miro el reloj. Son las 3 am y a mí se me caen los párpados y la gorra sobre los ojos, así que digo sin titubear:
-La versión corta.
-¡Cómo que la versión corta! ¡Acaso he venido siguiendo tus huellas por ocho estados de la República Mexicana para exponer la versión corta! Naranjas podridas, ni mais palomas, nel pastel, niguas, nones, negativo, rechazado, no.
-Bueno -digo resignado-, entonces la versión larga.
-¡Eso es, mi narigón trashumante! Apunta ahí…
Tomo el lapicero y el cuaderno. Durito dicta:
Si lo miras desde arriba, el mundo es pequeño y de color verde dólar. Cabe perfectamente en el índice de precios y cotizaciones de una bolsa de valores, en la tasa de ganancia de una trasnacional, en la encuesta electoral de un país que ha sufrido el secuestro de su dignidad, en la calculadora cosmopolita que suma capitales y resta vidas, montes, ríos, mares, manantiales, historias, civilizaciones enteras, en el pequeñísimo cerebro de George W. Bush, en el corto alcance de miras del capitalismo salvaje mal vestido con el ropaje neoliberal. Mirado desde arriba, el mundo es muy pequeño porque prescinde de las personas y, en su lugar, hay un número de una cuenta bancaria, sin más movimiento que el de los ingresos.
Pero si lo miras desde abajo, el mundo se ensancha tanto que no basta una mirada para envolverlo, sino que son necesarias muchas miradas para completarlo. Mirado desde abajo, el mundo abunda en mundos, casi todos pintados con el dolor del despojo, la miseria, la desesperanza, la muerte. El mundo abajo se crece hacia los lados, sobre todo hacia el lado izquierdo, y tiene muchos colores, casi tantos como personas e historias. Y se crece hacia atrás, hacia la historia que lo hizo mundo abajo; y crece hacia sí con las luchas que lo iluminan, aunque la luz de arriba se apague, y suena aunque el silencio de arriba lo aplaste. Y crece hacia delante adivinando en cada corazón que lo anda el mañana que parirán los que abajo son los que son. Mirado desde abajo, el mundo es tan grande que caben muchos mundos, y aún así sobra espacio para, por ejemplo, una cárcel.
O sea que, resumiendo, visto desde arriba, el mundo se encoge y no cabe en él más que la sinrazón. Y, visto desde abajo, el mundo es tan espacioso que hay lugar para la alegría, la música, el canto, el baile, el trabajo digno, la justicia, la opinión y el pensar de todos, no importa qué tan diferentes sean si abajo son lo que son.
Apenas alcancé a apuntar. Releo la respuesta de Durito y le pregunto:
-¿Y cuál es la versión corta?
-La versión corta es la siguiente: el mundo es tan grande como el corazón que primero lo duele y luego lo lucha, junto con todos los de abajo y a la izquierda.
Se va Durito. Yo sigo escribiendo mientras en el cielo la luna se desgasta con la lúbrica caricia de la noche…
…
Yo quisiera aventurar una respuesta. Imaginar que a ella, con las manos, le suelto el pelo y el deseo, que le cuelgo un suspiro al oído, y, mientras mis labios suben y bajan por sus colinas, entender que el mundo es tan grande como la sed que tengo de su vientre.
O, poniéndome más decente, intentar decir que el mundo es tan grande como el desvarío de hacerlo “otro”, como el oído que se necesita para abarcar todas las voces de abajo, como este otro afán colectivo de ir a contracorriente uniendo rebeldías abajo, donde allá arriba separan soledades.
El mundo es tan grande como la espinada planta de la indignación que levantamos, sabiendo que de ella nacerá la flor del mañana. Y en ese mañana, la Universidad Iberoamericana será una universidad pública, gratuita y laica, y en sus pasillos y salones habrá obreros, campesinos, indígenas, y los otros que hoy están fuera.
Es todo. Sus respuestas deben presentarlas el 30 de febrero y por triplicado: una para su conciencia, otra para la otra campaña y otra con el encabezado que diga claramente: Warning, para los que allá arriba piensan, ingenuos, que son eternos.
Desde la otra Puebla.
Sup Marcos
Comisión Sexta del EZLN
México, febrero de 2006