Llama Marcos a unirse contra plan de aeropuerto en Hidalgo

04.Mar.06    Análisis y Noticias

Jueves 2 de marzo de 2006

Condena enriquecimiento de Fox, Marta y sus hijos

La Jornada

Zapotlán de Juárez, Hgo., 1º de marzo. En la plaza central de esta comunidad, “bendecida” por los designios del poder para construir el próximo aeropuerto internacional de la capital del país y, en consecuencia, condenada a desaparecer, el subcomandante Marcos dijo la noche de este martes: “Si la gente de aquí y de otras comunidades cercanas se unen, se puede parar ese aeropuerto. Se puede acusar al gobierno de fraude, de haber engañado a los campesinos, de haberlos despojado. Se les puede acusar de todo el daño que van a hacer a la naturaleza, de que van a acabar con el agua y la gente va a ser expulsada de sus tierras”.

Fue el acto más concurrido hasta ahora en Hidalgo. Ante cerca de un millar de personas que, reticentes al principio, se aproximaron a escuchar el discurso del delegado Zero, al cabo de un acto musical con sones jarochos, baladas rebeldes, rock acústico marca Mastuerzo (hidalguense, por cierto) y hip hop. Azorada, la audiencia escuchaba algo increíble: a lo mejor todavía hay esperanza. Y asentía emocionada.

También la voz de Marcos poseía una emoción y un volumen poco frecuentes: “Aquí escuchamos la historia de dolor y de rabia de este aeropuerto que quieren imponer a las comunidades los grandes ricos y los gobiernos. Supimos que la gente fue engañada y presionada para que vendiera la tierra.

“Supimos que hay coraje y rabia porque fueron engañados. Los metros cuadrados que les pagaron a 15, 20 y 49 pesos, ahorita se están cotizando en 350, 450, 500 y hasta 700 pesos. Y los que se están enriqueciendo con ese engaño que les hicieron a ustedes son los gobiernos del estado y el federal, de Vicente Fox, junto con su familia, Marta Sahagún y sus hijos. Se están enriqueciendo las grandes constructoras. Tal vez ellos piensan que ya no tiene remedio, que son los propietarios de la tierra. Pero sí tiene remedio. Compañeros y compañeras, se pueden organizar todavía como comunidades, como pueblos, y puede ser que den marcha atrás.”

Acerca del “proyecto de engaño” del gran aeropuerto, Marcos dijo: “Nunca vamos a volar en avión. Ni siquiera nos van a dejar entrar. Porque los han engañado que les van a dar concesiones de taxis. ¡Mentira! El contrato del aeropuerto ya está arreglado con concesionarios de otras partes. Les han dicho que van a trabajar ahí. ¡Mentira! La concesión ya viene con los empleados incluidos. Les están echando mentiras que ahí van a poder poner sus puestos comerciales. ¡Mentira! Todo lo que está dentro del aeropuerto ya está vendido y arreglado, junto con los hoteles, los centros comerciales y los restaurantes que se van a construir alrededor”.

El discurso tenía carácter de urgente, e iba dirigido a la población de Zapotlán: “¿Acaso han visto alguna vez a algún rico que viva al lado de un pobre? No les gusta, les damos asco, nos desprecian. ¿Ustedes piensan que las grandes residencias que van a construir alrededor del aeropuerto van a tolerar vivir con la gente pobre de Zapotlán o de otras comunidades? No, van a hacer que se vayan, y sólo van a permitir que vivan al lado de ellos gente del mismo poder económico”

El delegado Zero alertó: “Detrás del aeropuerto viene una gran guerra de despojo, y no pueden permitirlo. Sabemos que ustedes tienen sangre rebelde; es la historia que ha hecho que Hidalgo brille en otras páginas de nuestra historia. Venimos a pedirles que no se rindan, que no desmayen, que no se detengan ahora que se puede levantar el movimiento. Venimos a decirles que no van a estar solos. En la otra campaña habemos organizaciones de todo el país. Obreros, sindicatos, organizaciones de trabajadores de la ciudad, choferes, pescadores, pueblos indios, campesinos, agrupaciones de mujeres, colectivos de jóvenes, grupos culturales, niños y niñas”.

De manera igualmente inusual, durante más de una hora antes de su discurso Marcos se dejó rodear por centenares de jóvenes y adultos que le solicitaban un autógrafo. Así, estampó su rúbrica en revistas, libros, papeles y camisetas. Como si dejara una huella de su paso por aquí. “La gente en este país, humilde, sencilla y pobre, nos estamos juntando porque ya nos cansamos de las mentiras de los gobiernos. Venimos de recorrer el sureste mexicano, y por todas partes vimos que los grandes proyectos que propone el gobierno sólo significan miseria y expulsión para los pobres.”

Insistió: “Detrás de ese aeropuerto hay un engaño. A ustedes les están presentando un dibujo de lo que va a ser, y a los grandes ricos les están enseñando otro. ¿Cuál creen que se va a hacer? Pues el que enseñan a los ricos. Y cuando pase el tiempo, si no resisten, si no se rebelan, van a ver que el aeropuerto que les dibujaron a ustedes no existe, porque no va a haber lugar para ustedes.

“¿Quién le preguntó a Zapotlán si quería un aeropuerto? Probablemente si les hubieran preguntan habrían pedido drenaje, pavimentación, menor precio en la luz, mejores servicios públicos, más escuelas, mejores maestros, hospitales y clínicas, pero eso significaría que los están tomando en cuenta, y los gobiernos no toman en cuenta a la gente de abajo, mas que a la hora que vienen a pedirles su voto.Y allá arriba no les dan votos, les dan dinero.”

El delegado Zero agregó que “la historia que vemos en Hidalgo la hemos visto en las demás partes de la República: gobernantes que se enriquecen, que entran pobres al cargo de presidente de cabildo y a los pocos meses tienen mejores casas, mejores vehículos, se hacen ricos y no trabajan”.

Y dijo uno de los leitmotiv de La otra campaña: “En lugar de mirar allá arriba, de esperar a ver si alguien del PRI, el PAN, el PRD, o cualquier otro partido, va a solucionar nuestro problema, ¿porqué no mejor nos organizamos y empezamos a luchar por nuestras demandas? ¿Por qué no preguntamos a la gente de Zapotlán qué es lo que se necesita? ¿Por qué no le decimos que se una y organice, que una su lucha con la gente de abajo en todo el país, los que estamos en la otra campaña. Y que entonces empiecen a hacerse las cosas según la gente necesita”.

Esos que están haciendo las trampas para imponer el aeropuerto, prosiguió, “son los mismos que nos están molestando, explotando y despreciando en todos los estados de la República. Lo que estamos proponiendo no es un cambio de gobierno, sino hacer otro país, porque este que nos están imponiendo no sirve para nada. Ni siquiera puede resolver las necesidades de empleo, ni les puede dar educación a los jóvenes, ni les puede dar empleo a la hora que salen de la escuela porque, lo sabemos bien, cuando salen de la escuela jóvenes y jóvenas, no va a haber trabajo; el que lo va a encontrar, el que va a agarrar el puesto, es el primo, el cuñado, el hermano de ese que está allá arriba.

“Ya basta de esa situación. Ya no vamos a esperar que alguien allá arriba resuelva las cosas. Vamos a levantarnos en todo el país para acabar con el sistema que nos tiene así, el sistema capitalista. Que se vayan los patrones, los terratenientes. Que la tierra sea de quien la trabaja, de los campesinos. Que esas tierras, ahora propiedad del gobierno, que las obtuvo con engaños, se devuelvan a sus legítimos dueños y vuelva a crecer ahí el maíz, el frijol, lo que cada quien sembraba, porque ahí se sembraba vida, y ahora va a haber cemento y concreto encima, que va a ser muerte.”

El público escuchaba con el aliento contenido. “Que las tiendas y fábricas sean de quienes trabajan en ellas, que la gente que trabaja sea propietaria de la riqueza que genera, y no unos cuantos ricos. ¿Por qué vamos a permitir que los grandes centros comerciales lleguen acá detrás del aeropuerto? ¿Qué va a pasar con las refaccionarias, las tiendas de comida, los mercados? Lo único que va a haber son centros comerciales, y ahí ni siquiera vamos a poder entrar porque, lo sabemos cuando estamos en nuestra casa, la paga no alcanza y las cosas cada vez son más caras. No necesitamos salir a la calle para darnos cuenta; en cuanto llegan las cuentas de luz, predial, agua, teléfono, vemos que suben y suben, y los precios de los productos que cosechamos van para abajo.

“No estamos inventando, nos lo contaron de aquí mero donde estamos. Nos dijeron que hace tres años el precio de la tonelada de cebada estaba a un precio, y ahora es más bajo. Pero, ¿a poco bajaron los precios de la luz, el gas, los alimentos que consumimos? No. Trabajamos lo mismo, o más, pero cada vez nos pagan menos por nuestro producto. ¿Por qué lo vamos a permitir?”

Marcos llamó a la gente a organizarse: “A lo mejor aquí sólo en Zapotlán no se puede, a lo mejor sólo en Hidalgo no se puede, pero en todo México seguro que sí se puede, porque no somos unos cuantos, somos cientos de miles ya y llegaremos a ser millones en todo el país, y nos vamos a levantar juntos y vamos a echar a esa bola de haraganes que están allá arriba, y ya no va a haber quien mande allá arriba, sino quien obedezca, porque de eso se trata, que los gobiernos obedezcan a los pueblos, que hagan lo que se les dice, y que si no sirven o si se corrompen, sin tanto trámite, al bote de la basura o a la cárcel, que es donde deben estar”.

Y concluyó: “A eso los estamos invitando. En este 2006, que es año de elecciones, elegimos ser dignos. Y la dignidad es, sobre todo, que uno se respete a sí mismo, que uno aprenda a respetar al otro, que es como uno, que uno aprenda a hacerse respetar. Y eso es lo que vamos a hacer nosotros en este movimiento. Nos vamos a imponer a los ricos. Que sean ellos los que tengan miedo, los que no pueden dormir. Que ellos tengan la angustia de qué les va a pasar, porque durante todos estos años esa angustia era nuestra, y ahora la vamos a cambiar. Por más que se escondan, por más que digan en los periódicos, en televisión o radio, nosotros somos los que vamos a triunfar, porque tenemos la razón, porque nuestra causa es justa y noble”.