Izquierda institucional francesa recibe lucha estudiantil como regalo del cielo. Nadie sabe para quien trabaja. Los estudiantes luchan y los burócratas sacan partido

18.Mar.06    Análisis y Noticias

Esperan masiva protesta estudiantil en Francia

Presión. El presidente Chirac apeló a la ‘responsabilidad’ del Gobierno y de los manifestantes que rechazan un plan de empleo. Hoy marchan en 160 ciudades

París

El presidente francés, Jacques Chirac, instó ayer a sindicatos y Gobierno a dialogar para evitar que la revuelta estudiantil de esta semana se convierta en un movimiento incontrolable. Mientras, el país se preparaba para una nueva jornada de manifestaciones hoy.
Horas después de que las protestas contra un nuevo contrato laboral destinado a los menores de 26 años causaran violentos choques entre Policía y jóvenes, en París y otros puntos de Francia, el jefe de Estado apeló a la ‘responsabilidad’ de todos.
Chirac subrayó que las marchas deben “llevarse a cabo en calma y con respeto a todos”, y volvió a defender este contrato, calificado de ‘elemento importante’ de la batalla contra el desempleo, que afecta a un 25% de los jóvenes de este país. Sin embargo, el llamado al diálogo no anulará las protestas previstas para hoy en 160 ciudades francesas, en los que los organizadores esperan a más de 1,5 millones de personas.
Será la tercera jornada de movilización general y los responsables estudiantiles confían en que sea ‘decisiva’. En ella participarán sindicatos y partidos políticos de izquierda. Si la jornada es un éxito, los sindicatos prevén convocar una huelga general para la próxima semana.
Los manifestantes exigen que el Gobierno retire el Contrato de Primer Empleo (CPE), aprobado hace poco por el Parlamento, que según ellos fomentará su exclusión del mercado de trabajo.
El punto más polémico de la disposición laboral es que el trabajador puede ser despedido, sin explicaciones ni indemnizaciones, durante un periodo de dos años.
Según un sondeo publicado ayer por el diario Le Parisien, un 68% de los franceses se opone al CPE, apadrinado por el Gobierno del primer ministro Dominique de Villepin, que asiste impotente a estas manifestaciones.
“Sus llamamientos al diálogo fueron tardíos. Esa actitud debió tenerla cuando presentó el proyecto de ley”, criticó el diario Liberation.
Efectivamente, Villepin, que hizo de la lucha contra el desempleo la prioridad de su gestión, ve cómo su popularidad se desmorona a poco más de un año de las elecciones presidenciales, en las que aspira a suceder a Chirac.
El jueves, 75 ciudades francesas fueron escenario de marchas contra el CPE.

Un regalo para la izquierda

Para el primer ministro Dominique de Villepin, es todo o nada. Tras la revuelta estudiantil contra su reforma del mercado laboral, los sindicatos pasaron a movilizar sus fuerzas para acorralar hoy al Gobierno francés en una prueba de fuerza decisiva.
En caso de que salgan a la calle los millones de personas que se espera, los sindicatos pueden organizar huelgas para tumbar otras reformas ya acordadas. Para Villepin, puede tratarse del final del sueño de ganar las presidenciales de 2007. El segundo conflicto social ante Villepin en sus 10 meses como jefe de Gobierno -el primero fueron los disturbios en los suburbios de inmigrantes- aparece así como un regalo caído del cielo para la izquierda opositora que hace sólo semanas no alcanzaba a articular un discurso común.

Nota de Clajadep:
El gobierno llama a “dialogar”, ahora que se espera que salgan millones a las calles. Las burocracias sindicales y partidarias van a “sumar fuerzas” que no son de ellos y con eso van a entrar en las negociaciones.
Los estudiantes para asegurar la continuidad de las batallas y el avance desde abajo, deberían apersonarse en los barrios periféricos donde estallaron las barricadas de fuego meses atrás y convocar a cabildos o asambleas populares abiertas para que la población discuta entre vecinos los problemas que les aquejan a todos.

De otro modo serán simplemente instrumentalizados.