CNI y EZLN convocan de forma urgente al cuarto Congreso Nacional Indígena

08.Abr.06    Análisis y Noticias

Martes 4 de abril de 2006

Evaluarán la guerra de conquista y devastación capitalista en contra de las etnias

La reunión se realizará en Ocoyoacac, estado de México, los días 5 y 6 de mayo

La Jornada

En Pamatácuaro, Michoacán, el delegado Zero reunió a más de 700 indígenas de 14 pueblos y les dijo: “hemos demostrado que podemos gobernar mejor que esos cabrones que están allá arriba” Foto Víctor Camacho
Nurio, Mich., 3 de abril. El Congreso Nacional Indígena (CNI) y la Comisión Sexta del EZLN llamaron hoy, con carácter de urgente, al cuarto Congreso Nacional Indígena, a celebrarse los días 5 y 6 de mayo en la comunidad ñañú de San Pedro Atlapulco, en el estado de México. La convocatoria fue leída por don Juan Chávez Alonso, autoridad moral del pueblo purhépecha, al cabo de una reunión a puerta cerrada de los representantes de la región centro-pacífico del CNI con el subcomandante Marcos.

Cabe recordar que en esta comunidad de Nurío se celebró el tercer Congreso Nacional Indígena, durante la Marcha del color de la tierra. Cinco años después, y con un planteamiento muy diferente, vuelve a ser “la casa del purépecha” el lugar donde se abre esta nueva etapa, en un momento de gran gravedad en la vida de los pueblos originarios en México, y dentro de la otra campaña, que el domingo pasado realizó aquí mismo una reunión con representantes de decenas de pueblos de la meseta tarasca.

La convocatoria parte de tres lineamientos: “Considerando que hasta 2001 los pueblos indígenas de México dimos una larga lucha por el reconocimiento constitucional de nuestros derechos según los acuerdos de San Andrés, mismos que fueron traicionados por todos los poderes del Estado mexicano, creciendo la guerra de conquista, despojo y devastación que desde hace 513 años los de arriba han declarado a los pueblos primeros de esta nación y que hoy tiene como fin la destrucción y la entrega de la patria.

“Considerando que a partir de la burla y la traición que representó la reforma constitucional en materia indígena del 28 de abril de 2001, misma que se ha acompañado de un conjunto de leyes y políticas oficiales tendientes a la destrucción y a la privatización de nuestras tierras, territorios, base alimentaria y cultura, nuestros pueblos han decidido ya no solicitar el reconocimiento legal de sus derechos y sí ejercer tales derechos y la autonomía en los hechos”.

Y “considerando que la Sexta declaración de la selva Lacandona emitida por el EZLN invita a todos los de abajo a construir una gran fuerza anticapitalista y de izquierda que trabaje por la construcción de un nuevo programa nacional de lucha y una nueva constitución con el fin de frenar la guerra de devastación capitalista, hemos acordado convocar urgentemente a las autoridades y representantes directos de los pueblos, naciones, tribus, barrios, comunidades y organizaciones indígenas a la celebración del cuarto Congreso Nacional Indígena, que tendrá lugar en la comunidad de N’Donhuani-San Pedro Atlapulco, municipio de Ocoyoacac, estado de México”.

La médula del congreso será la discusión de dos puntos. Uno, balance de la lucha indígena a partir del tercer Congreso Nacional Indígena realizado en marzo de 2001. Y dos, diagnóstico y evaluación de la guerra de conquista y devastación capitalista neoliberal en contra de los pueblos indígenas y de la nación entera.

Firman la convocatoria, por la Comisión Sexta del EZLN, el subcomandante insurgente Marcos, y por el Congreso Nacional Indígena, región Centro-Pacífico, comunidades, frentes, organizaciones, consejos de mayores, autoridades tradicionales, colectivos de Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Durango, Guerrero, Colima y estado de México.

A su llegada la noche del sábado a Nurío, donde fue recibido festivamente por centenares de indígenas de la comunidad, el delegado Zero había expresado: “Hace cinco años llegamos aquí a la casa del purépecha. Estuvimos aquí en la reunión del CNI que convocó a decenas de pueblos indios de este país y juntos elevamos nuestra palabra al poderoso reclamando que reconocieran nuestros derechos y nuestra cultura como indígenas que somos.

“Hace cinco años ofrecimos al poderoso nuestra palabra de dignidad para demandar un lugar para nosotros en la bandera nacional. Los poderosos y sus partidos políticos nos negaron ese lugar, nos traicionaron. Entre esos que nos traicionaron está el que hoy malgobierna las tierras de Michoacán, el que se dice gobernador y dice que se preocupa por la gente de abajo. De esa gente y de gente como esa llegó la traición a nuestra oferta de diálogo y acuerdo para que este país reconociera a los indígenas, a los que levantaron esta nación sobre sus espaldas, con su sangre.

“Ahora no venimos a ofrecer diálogo ni acuerdo, ahora los reconocemos a ellos como nuestros enemigos. Ahora reconocemos que la guerra de conquista no ha terminado y que el extranjero quiere apoderarse otra vez de nuestras tierras por medio de las trampas gubernamentales. No estamos ya buscando el diálogo con el que manda, lo que estamos buscando es que caiga, que desaparezca y junto con él caigan y desaparezcan los ricos que nos han sumido en la larga noche que venimos padeciendo desde hace más de 500 años. Llegó la hora de alzarse en un gran movimiento civil y pacífico para ocupar a la fuerza el lugar que debemos tener en esta nación mexicana. Ya no tiene caso esperar del poderoso un oído atento. No les interesamos. Nos desprecian.”

Flanqueado por autoridades indígenas de diversos pueblos y estados de la República concluyó: “hemos llegado a la casa del purépecha para empezar a hacer junto con otros el gran acuerdo que vuelva a levantar la rebelión como en la revolución mexicana, como en la guerra de independencia pero ahora teniendo cuidado que no vuelvan a quedar olvidados los pueblos indios a la hora del triunfo”.

Quemar sus naves

La noche del domingo, al concluir el encuentro con los purépechas, el delegado Zero expresaría: “después de escuchar las palabras de todos ustedes se confirma lo que hemos escuchado en el resto del país. Las naves donde está desembarcando el extranjero son los partidos políticos, las cámaras de Diputados y Senadores, los gobiernos, municipales, estatal y federal. De ahí se está llevando primero una estrategia de destrucción de la tierra y de despoblamiento, al mismo tiempo que destruyen todo lo que hay, que desertifican los pueblos, los desaparecen junto con la gente que los habita. La migración no sólo en Michoacán, sino en todo el país, ha provocado que comunidades enteras desaparezcan realmente, además de que desaparezcan en su vida comunitaria”.

Al mismo tiempo, prosiguió, “la crisis económica provoca que la gente abandone el campo, porque lo que da ya no es suficiente para mantenerse. Si seguimos viendo esta destrucción del campo mediante las leyes, se suscita en nosotros como pueblos indios un primer mecanismo de resistencia, un reflejo de que hay que resistirse y oponerse. Volteamos entonces con la Sexta hacia los campesinos que no son indígenas, y encontramos esa misma estrategia de destrucción y despoblamiento en todo el país.

Marcos añadió que la crisis en los precios de los productos del campo “está obligando cada vez más a que se vendan las tierras, ahora ya sin la traba del artículo 27 y apoyado con todas las leyes. Queremos insistir en que se trata de una guerra que tiene todo el apoyo del gobierno federal”. Mencionó los efectos de esta “guerra”, que no iría dirigida sólo contra los pueblos indios, sino “contra todos de abajo”. En las ciudades, las fábricas, las clínicas de salud, las escuelas. “El objetivo de ellos es muy claro: destruyen, despueblan y vuelven a poblar, ya no con mexicanos”.

Ante un centenar de autoridades y comuneros purépechas adherentes a la Sexta, que durante varias horas expusieron cómo se vive y desvive en los pueblos de estos lados del occidente mexicano, el delegado zapatista abundó: “En todos los lugares la gente se está organizando y resistiendo. Pero no basta. En esta guerra de conquista (los de arriba) no van a parar ante nada. Incluso la zona zapatista, que no nos atrevemos a llamar liberada sino en resistencia rebelde, con todo el avance que tiene y la presencia nuestra, sufrirá una agresión total hasta ser destruida completamente como una alternativa”.

Las palabras del delegado zapatista entre los indígenas de la costa, y ahora la meseta de Michoacán, han alcanzado una intensidad sin duda estimulada por los discursos, las actitudes y las determinaciones que la otra campaña ha encontrado en sus encuentros de las semanas recientes: “La única forma de resistir a esa guerra de conquista, de detenerla, sería que todas las resistencias que están ahora dispersas se unieran. Si siguen las resistencias sueltas, seguirán siendo heróicas, valiosas y llegarán a ser cosa del pasado. Si seguimos solos cada quien por su lado, vamos a ser derrotados”.

Explicó que la propuesta de la otra campaña es unir las resistencias y rebeldías. “Porque según nosotros para parar esta guerra se necesitaría tal nivel de organización que la resistencia le queda corta. ¿Por qué, si logramos juntar toda la fuerza para resistir esa ofensiva, quedarnos ahí? ¿Por qué, si ya logramos unir toda esa fuerza a nivel nacional, detenernos en reformar el país para irla pasando poco a poco si tendríamos ya la fuerza para destruir totalmente el sistema que nos tiene así? Derrocar al gobierno y destruir al sistema que promete la destrucción.”

Pronunciándose por una nueva Constitución, Marcos concluía: “Pensamos que para enfrentar esa guerra tenemos que ir por ellos, pasar a la ofensiva. Ya no es posible más sobrevivir en la resistencia si no organizamos este alzamiento a nivel nacional. Llegó la hora, tenemos que levantarnos. Y tenemos que decidir si es para ya nunca ponernos de rodillas o simplemente para esperar que el otro reconozca que existimos. Según nosotros, hay que levantarse y ya quedarnos de pie por el resto de la historia”.

Tras dos días de trabajo de la otra campaña en Nurío, el delegado Zero fue recibido por unos 700 comuneros de las 14 pueblos de Pamatácuaro, ante quienes expresó: “No hay que hablar más con los gobiernos. Ni una palabra. ¿Por qué vamos a pedir permiso para gobernar y gobernarnos? Hemos demostrado que podemos gobernar mejor que esos cabrones que están allá arriba”.