Jueves 20 de abril de 2006
Reconoce que la policía comunitaria logró dar tranquilidad y seguridad a su gente
Ratifica Marcos que sólo con una guerra construirán La Parota
En El Charco, el Ejército cometió un crimen, no se trató de un enfrentamiento, dicen
La Jornada
Tlapa de Comonfort, Gro. 19 de abril. “Yo no dije que el asunto de La Parota era mío, es del EZLN y lo vengo a ratificar como jefe militar de las tropas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”, dijo anoche el subcomandante Marcos en El Rincón (municipio de Malinaltepec), ante varios centenares de personas y los destacamentos de la policía comunitaria de ocho municipios de la Montaña.
Esto, en respuesta a las declaraciones de los funcionarios gubernamentales tras lo dicho por el delegado Zero en Agua Caliente (municipio de Acapulco) respecto a la programada presa La Parota y las amenazas de intervención militar hechas por la Comisión Federal de Electricidad contra los campesinos que se oponen a la hidroeléctrica.
Marcos añadió: “esa gente nos dijo lo que ya había dicho a otros, que iban a resistir contra esa presa, y que estaban dispuestos a pelear con su vida; que los habían amenazado con el Ejército. Ahorita no hace calor, hay viento fresco, estoy hablando tranquilamente. Vuelvo a repetir que si el Ejército federal entra a La Parota, tiene que entrar a las comunidades zapatistas. Van a tener que construir esa presa con una guerra, o no construirla. Zeferino Torreblanca ofrece la aniquilación de esas comunidades indígenas a cambio de un puesto en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador, y su secretario de Gobierno también. Lo que les están diciendo a los grandes ricos es ‘yo te hago la presa no importa quien muera’ (porque los campesinos de ahí ya dijeron que iban a morir pero no iban a dejar su tierra), y a cambio de eso tú me tienes que dar un puesto”.
Esta mañana, el subcomandante Marcos dejó El Rincón y con la caravana que lo acompaña recorrió la carretera San Luis Acatlán-Tlapa, recientemente inaugurada por el presidente Vicente Fox y ya completamente en ruinas. Total, es para indios.
La otra campaña culminó hoy su travesía de la Montaña guerrerense con un acto público en la plaza central de Tlapa y luego una abigarrada reunión con adherentes de la Sexta declaración de la selva Lacandona en la escuela normal de esta ciudad, en el corazón de la región mixteca, nahua y me’ phaa (tlapaneca), lugar de ancestrales injusticias y también de importantes luchas y victorias de la izquierda, al grado de que en los años 80 llegó a ser llamada “la montaña roja” con los triunfos del viejo Partido Comunista en Alcozauca, y luego del PSUM, el PMS y el PRD en Metlatónoc y otros municipios.
Hoy el PRD gobierna incluso Tlapa, la ciudad de los amos, pero ya pocos lo llamarían “de izquierda”. Un viejo comunista, y luego perredista, asistente al acto público, señaló al edificio del ayuntamiento y dijo a este enviado: “El actual presidente municipal es del PRD, pero hace todo eso contra lo que nosotros luchábamos”. Otra vez alguien cita sin saberlo el poema de José Emilio Pacheco. “Es corrupto, da licencias para los antros que sean, es represor y autoritario con los movimientos”. Cuenta que renunció al PRD hace 6 años. “Me dabe vergüenza. Y ya ves, ahora ya perdieron hasta Alcozauca, finalmente lo recuperó el PRI”. (Cabe recordar que ese municipio mixteco fue el primero en México gobernado por la izquierda, cuando el PCM lo ganó en 1979).
En tanto, un miembro Tlachinollan, centro de derechos humanos de la Montaña, leía en el quiosco tlapense, ante el delegado Zero, un documento suscrito por 16 organizaciones. “Aquí, 45 por ciento de los indígenas no tenemos derecho a escuela, y la franja de analfabetismo es de 70 por ciento”. Describió la desastrosa situación agraria, económica y de salud, y el flagelo terrible de la migración. E hizo eco a un clamor en estos pueblos: “el Ejército es una de las autoridades que más violenta y agrede a nuestros pueblos. Los casos documentados de tortura, desapariciones forzadas, violaciones, detenciones arbitarias, allanamientos, constituyen los efectos colaterales de la militarización de nuestras comunidades. Bajo el argumento de la erradicación de enervantes, nuestra región es una de las más militarizadas del país, promoviendo una guerra de baja intensidad que pretende intimidar, desmovilizar, perseguir y criminalizar a los hombres y mujeres que luchan por la justicia, la igualdad y la democracia. La guerra contra las drogas se ha transformado en una contra los pobres, que ha devastado los territorios indígenas, ha fragmentado las comunidades y ha impuesto la ley del más fuerte”.
Con la policía comunitaria
En su alocución a la policía comunitaria, el delegado Zero había expresado: “Compañeros policías (nunca habíamos dicho los zapatistas esto cuando hablábamos con un policía ), hace unas horas, cuando recibieron a la caravana y al convoy de la Comisión Sexta del EZLN les di un saludo militar, a compañeros que hacen un servicio a la comunidad, sin paga, igual que nosotros.
“Conocemos desde hace tiempo su experiencia y venimos para decirles que los admiramos, que han cumplido ese servicio y han logrado lo que el gobierno no pudo dar tranquilidad y seguridad a la gente. Su experiencia no es sólo a perseguir delincuentes, sino que también aplicacar la justicia según nuestras costumbres como pueblos indios. Sabemos que cuando un delincuente es detenido y entregado a las autoridades del gobierno, inmediatamente lo sueltan y entonces ataca con más furia a los pueblos. Sabemos que en las cárceles del gobierno no están los delincuentes sino los pobres. Pero sabemos también que como policía comunitaria y como comunidades organizadas, para la administración de justicia no se preocupan sólo por evitar eso, sino también por dar un castigo que vuelva a esa gente que hace sus delitos otra vez al camino de la comunidad, del colectivo”.
El subcomandante Marcos reconoció ante unos 250 agentes que habían presentado armas ante él: “su experiencia, que ya lleva diez años, no sólo ha traído tranquilidad a sus pueblos; ha traído una experiencia nueva a los pueblos indios de México y de América Latina. Tenemos mucho que aprender, no sólo de su entrega, sus sacrificio y el riesgo que corren. No cualquiera se anima a enfrentarse sin ningún pago en contra de delincuentes, a desafiar al gobierno que los desconoce como lo que son, una autoridad elegida y respetada por la comunidad. Eso es legitimidad, lo que no tienen las autoridades del gobierno.
“Sin embargo, hay otros problemas. El mensaje que traemos es que se viene una gran desgracia, la peor, la más terrible: la destrucción de nuestra patria mexicana. Después de diez años que se formó la policía comunitaria, y 12 de que el EZLN se alzó en armas, pareciera que podemos seguir con nuestra pobreza y poco a poco irla llevando. No va a ser posible, vienen por nosotros y nuestra tierra. Lo quieren todo y lo quieren ya”.
En referencia a un orador de Paz de la Montaña, organización perredista, Marcos dijo: “Hace rato pasó un señor que en forma deshonesta usó esta tribuna para manifestar su intención del voto en favor de lo que él llama la opción menos mala”. Y abundó: “Nosotros pensábamos que algo pasaba con las sillas gubernamentales, que al que se sentaba ahí lo hacían idiota y luego nos dimos cuenta que no, que hay que ser idiota para sentarse ahí. Pero es lo que demuestran las declaraciones de Chavarría (secretario de Gobierno de Guerrero) y del presidente estatal de ese partido que tanto entusiasma al señor que pasó hace rato: para ellos Guerrero es una hacienda, como la porfirista y ellos son los capataces.
“El objetivo de la otra campaña primero es conocernos. Había mucha gente que no conocía la experiencia de la policía comunitaria. Lo único que se sabía es que había un grupo de ilegales, o sea ustedes, que querían hacer justicia por su propia mano. De La Parota sólo se sabía lo que decían los medios de comunicación: que un pequeño grupo de ejidatiarios de oponía al progreso y al desarrrollo de Guerrero. Del Charco se sabía que unos acelerados provocaron al pobre Ejército, que tuvo que responder y matar a quien los estaba agrediendo. En cada parte de la República hay una historia de lucha y encima de ella una mentira, que es lo que conoce la gente”.
En relación a lo escuchado en El Charco, dijo: “fue un crimen lo que hicieron los soldados, un asesinato. No un enfrentamiento como dice el Ejército. Había unas personas que ya estaban rendidas y las mataron. Nos contaron que las mataron por ser indios. La palabra que dijo el oficial del gobierno federal (general Oropeza Garnica) es la que tienen los gobiernos capitalistas y el sistema para nosotros. Nos van a matar porque somos indios y porque quieren nuestras tierras, bosques, manantiales. Y no importa qué partido político. Si alguien tiene el mínimo de decencia para ver quiénes están en torno a López Obrador, verá que están los mismos que con Salinas y Zedillo, los mismos que han explotado al pueblo de Guerrero, al de Chiapas y a todo el país”.
En lugar de estar viendo para arriba, “en esta tontería de ver quien es el menos malo, lo que tenemos que hacer es que la gente hable, cuente su historia y todos las escuchemos. En todos los estados que hemos recorrido hay una rabia y una indignación que no cabe en este pueblo, en este estado, en este país y ojo para ese señor, no cabe en las urnas electorales. Cada vez más gente no se conforma con el menos malo sino que quiere lo bueno. Y lo mejor, lo bueno para este país está abajo, en la gente que lo camina, lo trabaja y lo sufre, no en la bola de haraganes que están arriba”.
En referencia a su actuación en la radio de Suljaa’, y a las mujeres de radio de Buenavista que participaron en El Rincón, dijo: “Hay una ley que dice que eso es ilegal, así como todos los compañeros policías son ilegales y los indígenas somos ilegales. Hay una ley que dice que como pobres somos ilegales y nos tienen que acabar. Porque además esos ilegales que somos, esos transgresores de la ley -dice el Ejército federal de los zapatistas- son los dueños de la tierra”.