Marcos llama a los indígenas de Ayotuzco a correr a los ricos que quieren apoderarse de sus tierras

01.May.06    Análisis y Noticias

El subcomandante Marcos se reunió ayer con más de 2 mil estudiantes del CCH Naucalpan, en el estado de México Foto Víctor Camacho

Martes 25 de abril de 2006

Agradece el zapatista a los asistentes su presencia, pese a la fuerte lluvia y el frío

Critica delegado Zero crecimiento desmedido de la mancha urbana

La Jornada

Santa Cruz Ayotuzco, Edomex. 24 de abril. “Es una injusticia que el gobierno y los extranjeros nos estén quitando la tierra que nos vio nacer. Los compañeros de bienes comunales tienen órdenes de aprehensión y no pueden salir de sus casas por temor a ser detenidos.” Habla Javier, comunero otomí de San Francisco Ayotuzco: “La empresa que dice llamarse Francia en México nos ha demandado por defender nuestra tierra. En 2005 fueron encarcelados dos compañeros. Ese es el precio que pagamos los comuneros del estado de México por defender nuestros derechos”.

La otra campaña encontró en Huixquilucan uno de los escenarios más elocuentes del brutal choque que han generado los ricos verdaderamente ricos y los gobiernos cómplices y socios suyos, donde los pueblos campesinos e indígenas son despojados por sistema, para beneficio de los grandes desarrollos residenciales y comerciales vinculados a Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim y Emilio Azcárraga, por mencionar a los principales. También empresas internacionales como Wal-Mart, Aguas de Barcelona, Coca Cola y un etcétera tan largo como los desarrollos y consorcios que “adornan” los suburbios del privilegio, tan lejos y tan insoportablemente cerca de Ayotuzco: Santa Fe, Interlomas, Bosques de las Lomas y otros.

Refieren los comuneros de los diversos poblados de Huixquilucan las acechanzas pasadas y las presentes. Asegurán que ya no permitirán que siga el saqueo. En el parque Hidalgo de La Marquesa, Carlos Slim tiene planeado un aeropuerto privado, y lujosos chalets en el Desierto de los Leones, donde los pobladores podrán convertirse, si se animan, en futuros esclavos. El primer proyecto se ubicaría en tierras de San Mateo Tlaltenango (Huixquilucan); el segundo, ya en el Distrito Federal.

El agua de Huixquilucan fue privatizada por la graciosa concesión del alcalde David Korenfeld a la empresa ibérica Aguas de Barcelona, siendo propiedad de la población, y sin que mediara ningún decreto expropiatorio, sólo la parcialidad de clase y la complicidad en los negocios de los empresarios del gobernante que los aqueja.

En el caso de San Fernando, los comuneros vieron desaparecer sus bosques para que “florecieran” Interlomas y el centro comercial Santa Fe. Y a nadie, fuera de los propios comuneros, se le ocurrió pensar en ellos. El progreso es lo que importa. El negocio. La ciudad.

Los campesinos de San Juan Yautepec fueron expulsados de sus tierras por el grupo fraccionador Bosque Real, que les pagó una miseria y vendió a precios millonarios el producto de su despojo “legal”.

La peste de la mancha urbana

La reunión de la otra campaña, que se celebró la noche del domingo en Santa Cruz Ayotuzco bajo una intensa lluvia y en condiciones muy precarias, fue saludada por el delegado Zero con un especial agradecimiento, “porque están aquí para escuchar nuestra palabra, a pesar de que está haciendo frío y llueve”. Y les contó una anécdota sobre el aguante y la resistencia de los pueblos:

“Hace unos años, después de que nos alzamos en armas contra el supremo gobierno, empezó un diálogo en una comunidad de los Altos que se llama San Andrés. Allí iban nuestros comandantes y comandantas a hablar con los representantes del gobierno. Estaban rodeados por soldados del Ejército federal, policías y orejas; entonces las comunidades indígenas mandaron hombres y mujeres, así como ustedes, a que hicieran un cinturón de seguridad.

“En el lugar que les estoy platicando hace mucho frío, como aquí, o tal vez más, y una madrugada empezó a llover, una lluvia muy fría como ésta, y los soldados inmediatamente corrieron a meterse debajo de los techos; los únicos que quedaron firmes, sin moverse, fueron los indígenas zapatistas, hombres y mujeres, que ni siquiera se cubrieron con un nylon. El mando de los federales se les quedó viendo un rato a ver si se iban a mover, y vio que no. Le dio orden a su tropa que volviera a tomar posición del cinturón que estaban haciendo, y unos le obedecieron y otros no, hasta que tuvo que dar la orden de que se pusieran sus impermeables para que salieran a su guardia. Entonces, este general se acercó con otro oficial, le señaló a los indígenas zapatistas que hacían la guardia y dijo: ‘Ojalá y lleguen a un acuerdo, porque si sigue la guerra nosotros no vamos a poder con esta gente, porque no aguantamos lo mismo que ellos’. Así dijo y así ha pasado desde entonces.”

Después de escuchar la sistematizada y clara relación de los campesinos y pobladores de Ayotuzco y otras comunidades, el delegado Zero tendió un puente al momento presente: “Nosotros sabemos lo que está pasando aquí en esta zona. Ya hemos escuchado mazahuas, otomíes como ustedes, y otros pueblos del estado de México.y sabemos que mientras más pegados están al Distrito Federal, más vienen tres grandes amenazas: el PRI que gobierna el estado de México, el PAN que está en el gobierno federal y el PRD en el gobierno del DF”.

Los testimonios escuchados por el delegado zapatista confirmaron que los poderosos ambicionan seriamente estas tierras. “Todas, y no se van a detener aquí, sino que van a ir más adentro, para hacer crecer su cinturón de riqueza tratando de desaparecernos. Eso creen ellos, pero nos han platicado aquí los compañeros de San Mateo Tlaltenango cómo se están enfrentando a grandes poderes del dinero. Cómo les están haciendo trampa, aquí también nos han platicado los compañeros de Santa Cruz, de San Fernando, de San Francisco, de los pueblos que están aquí reunidos. De cómo los gobiernos están usando las leyes para quitarnos las cosas, la tierra, y quitarnos la tierra es quitarnos la vida.”

Añadió: “Nosotros somos indígenas de Chiapas, entendemos bien la relación con la tierra. No es nada más que nos da de comer, sino está aquí nuestra historia, nuestra cultura, nuestros muertos, nuestra dignidad. Entendemos bien su decisión de resistir, de que van a estar aquí y que sólo los pueden sacar muertos, pero nosotros estamos haciendo la cuenta de todo lo que llevamos en los estados de la República, de todos los pueblos indios, de todos los campesinos que han sido despojados de sus tierras con las trampas del Procede y del Procecom. Hacemos las cuentas de la gente que en la ciudad de México y en otras partes de aquí del estado de México están también indignados con todas las trampas que hace el gobierno, tanto a obreros como campesinos, empleados o estudiantes. Y entonces decimos que, en lugar de la fuerza que estamos usando para resistir, por qué no usamos esa fuerza, la unimos y vamos por ellos, tumbamos a los malos gobiernos y corremos a los ricos que se quieren apoderar de nuestras tierras.

“No basta con que resistamos solos, tenemos que unirnos, y no basta con resistir unidos, tenemos que ir por ellos, tenemos que pasar a la ofensiva, atacarlos con movilizaciones civiles y pacíficas, y hacer acuerdo con todos los lados donde hay ya compañeros y compañeras que tienen la misma decisión de ustedes. El problema que estamos teniendo cada quien es que tenemos una rabia por la justicia, porque aquí el que tiene dinero compra a los jueces, el que hace las leyes está a su servicio. Y si la gente es pobre, pues entonces no importa qué le pase, porque no tiene dinero para comprar un fallo favorable en la Reforma Agraria o porque no tiene compadres para que los beneficien a la hora de dar los dictámenes.”

Ante más de 200 campesinos, la mayoría indígenas, Marcos declaró: “Nos da rabia ver cómo empieza a crecer la mancha urbana y a darnos cuenta que los famosos segundos pisos de Andrés López Obrador, que ahora quiere ser presidente de la República, vienen hacia acá. Y no para comunicarlos a ustedes con la ciudad de México, sino para que esas grandes vialidades sirvan a los fraccionamientos de lujo que se van a construir acá. Nos da rabia saber que se están llevando el agua.

“Da rabia y parece que no podemos contra ellos. También nos dan desconfianza. ¿Por qué vamos a confiar en un partido político? ¿En otro líder que llegue a hablarnos y a prometernos cosas? Por qué, si vemos que los líderes se venden, si siempre que hay un movimiento resulta que fracasa, pero el líder tiene su carro, su casa, su buena ropa, todo lo que antes no tenía, porque vendió el movimiento. Y entonces tenemos esta rabia contra los que están arriba y pensamos que qué vamos a hacer si desconfiamos de todo.” Entonces, continuó, se revela el colectivo ‘’que somos, y entonces pensamos que en él sí confiamos”.

Por ende, el delegado Zero expuso: “Estamos preguntando a cada quién en cada lugar si hay un sitio para el corazón que tenemos, que es el que no nos va a traicionar. Y vemos que no cabe en los partidos políticos, no porque no lo quieran, sino porque nuestro corazón, su rabia y su indignación no caben en ningún gobierno, no cabe aquí en Huixquilucan, ni en Santa Cruz, ni en el estado de México. Y entonces nosotros venimos a decirles que su corazón cabe en la otra campaña.

“Resulta que nuestro país, nuestra tierra, se está muriendo, y pide que nosotros, los pueblos indios, los guardianes de la montaña, de la tierra y de las aguas, las defendamos; defendamos nuestra tierra de esos extranjeros que se quieren apoderar de ella. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer. Ningún partido político va a defender nuestra patria, y si no la defendemos se va a morir, así como va a morir la tierra conforme avanzan el asfalto, el cemento y el hierro.”

Y terminó así: “Hace tiempo estábamos aquí tranquilos y la ciudad allá, y resulta que fue creciendo y creciendo, y ahora quieren estas tierras, no les basta con Interlomas y Santa Fe. Quieren el Desierto de los Leones, La Marquesa, Xalatlaco, quieren todo el estado de México, y los que estorban no son los gobernantes que están al servicio de los ricos. Los que estorban somos nosotros, los pueblos indios, los trabajadores que vivimos aquí”.