San Salvador Atenco, Mex., 11 de julio. Para saber qué tan abierta sigue la herida de Atenco basta con venir aquí. La marcha efectuada hoy desde Chapingo hasta la cabecera municipal fue convocada y encabezada por representantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, a caballo, en tractor y a pie. Muchos iban con el rostro cubierto bajo pasamontañas o paliacates, y no porque buscaran parecer zapatistas -de por sí los identificaban sus machetes en el puño-, sino para evitar que los reconocieran las policías mexiquense y federal que rodearon la marcha, la infiltraron con camarógrafos y fotógrafos vestidos de civil, y les recordaron a los atenquenses que esto no ha terminado, que siguen en pie las órdenes de aprehensión contra ellos. Que siguen en prisión sus compañeros. Que las agresiones y vejaciones que sufrieron hace ya dos meses permanecen impunes. Que nada indica que las autoridades vayan a castigar a los responsables. Y que las presiones por depojarlos de sus valiosas tierras seguirán; el poder no se ha dado por vencido.
Ellos tampoco, aunque las ofertas del gobierno siguen siendo miedo y sometimiento. Se requiere valor y decisión para manifestarse en sus condiciones actuales. Muchos y muchas permanecen prófugos. La marcha fue intensa y fuerte, y de ánimo combativo pese a que se prolongó más de tres horas y en ella participaron 500 personas únicamente (y otro tanto se sumaría en el jardín central de Atenco). En el recorrido Chapingo-Texcoco-Acuexcomac-Atenco los acompañaron el subcomandante Marcos y miembros de la otra campaña. A lo largo del camino, centenares de personas se congregaron en silencio a verlos pasar. Hoy se cumplen cuatro años de la primera represión fuerte que padecieron, en Acolman, cuando el ex gobernador mexiquense Arturo Montiel los traicionó.
Por la tarde, al dirigirse a los atenquenses reunidos en el jardín central, el delegado Zero les entregó “un saludo de los hombres, mujeres y niños del EZLN”, y les reiteró el compromiso de luchar junto con ellos “por la libertad y justicia para los presos políticos”. Les informó también que la otra campaña ha hecho movilizaciones y actos de solidaridad demandando la libertad de los presos en las 32 entidades de la República. Que en 52 países se llevan a cabo acciones de solidaridad. Y les dijo: “Hay una pregunta que nos hacemos todos los que luchamos abajo. Nos la hicimos en el EZLN hace 22 años. Nos la volvimos a hacer los primeros días de enero de 1994, cuando nos atacaron con helicópteros, aviones, tanques y toda la fuerza del Ejército. Nos lo volvimos a preguntar en febrero de 1995, cuando el gobierno nos traicionó y entraron los ejércitos a atacar nuestras comunidades. Cada tanto que tenemos problemas nos hacemos esta pregunta, como se la hicieron ustedes hace cuatro años, cuando los atacaron por defender su tierra, y como en la represión del 3 y 4 de mayo”.
Marcos prosiguió: “cada que tenemos problemas, dificultades, muertes, heridos, desaparecidos, presos, nos contestamos -a veces pocos, a veces muchos- que sí, que vale la pena, va a llegar un día, tal vez sea en la mañana, tal vez sea en la tarde, tal vez sea en la noche, tal vez esté lloviendo o esté despejado, y aquí en este templete va a estar Ignacio del Valle, lo vamos a ver más delgado, por causa de los días de la cárcel. Y ustedes, pueblo de Atenco, le van a preguntar: ‘Oye, Nacho, ¿valió la pena dar la solidaridad con toda esa gente que se sentía sola, porque era poca y porque tenía que enfrentar la autoridad? ¿Valió la pena todos esos días de cárcel, los golpes?’ Y estarán también los presos y presas, pero ya libres, y les preguntarán ustedes si valió la pena los golpes, las agresiones, las violaciones, y estamos seguros que ellos, que Nacho, bromearán, como de por sí bromea él, pero les dirá la verdad: sí valió la pena”.
Tras reconocer el esfuerzo de las mujeres y jóvenes que mantiene la responsablidad de no dejar a los presos “a pesar de muchas presiones en contra”, el delegado Zero aseguró que, “ahora que se aplacan los nubarrones de las elecciones”, hay posibilidades jurídicas. “Las detenciones y todo lo que se hizo fue ilegal, además de ilegítimo. Se trata de que sigamos en las movilizaciones para seguir presionando a los gobiernos, para que hagan justicia”.
Y eso será, como dice el poeta Juan Gelman, valer la pena.