A un año de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona

19.Jul.06    Análisis y Noticias

La otra cara de la luna
A un año de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona
Enrique Pineda.[1]

Comenzamos a avanzar. Éramos unos 25 mil. Estaba anocheciendo y empezamos la movilización. Un poco más adelante estaba ya todo casi completamente oscuro. De pronto, conforme avanzábamos, las luminarias de las calles empezaron a apagarse. Por pares se apagaban hacia adelante. Nos dejaron en la oscuridad. Se escuchaban nuestros gritos y nuestras consignas pero no se veía casi nada. El gobierno local había apagado todas las luces. A nadie le importó y seguimos con la marcha. Suponemos que
apagaron las luces para que no pudieran vernos. Era el inicio de una marcha encabezada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; de una movilización que avanzaba en la oscuridad; que avanzaba a pesar de no ser vista. Era el 1 de enero de 2006. Era el inicio de la otra campaña.

Una triple alineación de actores ha decidido construir un cerco
alrededor de la otra campaña. Clase política, medios masivos de
comunicación
y el sector intelectual –al menos la mayoría- han emitido un juicio y
han decidido no mirar lo que abajo germina, y empieza a crecer. Es un
cerco de poder, dinero y desprecio. Es un cerco en el que se alinean
derechas e “izquierdas”. Es un cerco creado bajo la premisa de que lo
importante, lo relevante y lo correcto lo deciden ellos. Clase política,
medios e intelectuales han levantado un muro de condenas y silencio. Pero
abajo, a pesar del cerco, a pesar del griterío electoral, a pesar de la
guerra verbal que han desatado lo seguidores de la izquierda partidaria
contra la otra campaña, esta nace, crece, se desarrolla. Con todo en
contra, algo abajo sucede. Este es un texto que habla sobre ello. La otra
cara de la luna existe, a pesar de que haya quien no pueda – o no
quiera- reconocerlo. La otra cara de la luna existe, a pesar de no
poderse ver…por ahora. La otra campaña, convocada por el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional es sin duda un proceso social inédito.
Aquí un recuento de lo que desde nuestro punto de vista, hace de esa otra
campaña un enorme e importante proceso social en México.

I. Escuchar y aprender. El monstruo, las resistencias y los sueños.
Mientras los medios de comunicación comerciales se rascan la cabeza
confundidos por el método de la otra campaña; mientras los intelectuales
enfurecen porque la iniciativa zapatista opta por una reunión con una
veintena de trabajadoras sexuales en vez de una alianza con las grandes
dirigencias sindicales, mientras el poder trata de ignorar las
reuniones con potencial subversivo de la otra campaña, abajo, se
experimenta
otro modo y algo nuevo. Escuchar y aprender.

La otra campaña, con el recorrido del Subcomandante Marcos se fue
develando como una brillante muestra del funcionamiento sistémico. Al
hablar cada poblado, cada organización , cada individuo, y conocer los
dolores y las luchas de las y los otros, de forma enormemente didáctica se
comprende el funcionamiento del sistema basado en la explotación, la
dominación, el despojo y la exclusión. Es decir, el funcionamiento del
capitalismo. Enseña también que la devastación por el funcionamiento
sistémico es mucho más amplia y profunda de lo que pensamos.

La otra campaña es un método altamente subversivo ya que orienta la
centralidad política en los de abajo y en los mecanismos de
funcionamiento del sistema capitalista en México. Es una verdadera
campaña política
que articula una red de historias de dominación pero sobre todo de
resistencias. Una red que visibiliza al otro México, que lucha y resiste en
lugares y formas insospechados y que puede convertirse en un enorme
movimiento de excluidos.

El EZLN es una especie de imán, de atractor, una fuerza que ayuda a
reunir a todas y todos y facilita que entre si nos escuchemos y nos
conozcamos, objetivo de esta primera etapa de la otra campaña. Varias
voces intelectuales pierden el control porque en vez de impulsar un
programa preestablecido, se escucha lo que tienen que decir cada uno y
una de
las que asisten a las innumerables reuniones y asambleas que
conformaron la otra campaña. De una asamblea de 8 horas, la comisión
sexta del
EZLN sólo habla una media hora, generalmente al final, introduciendo una
especie de reflexión general o resumen y en muchas ocasiones, dando una
intervención tremendamente analítica sobre el funcionamiento
capitalista en México. El actor central es la asamblea y sus integrantes con
sus
múltiples y diversas voces, contradicciones, límites, capacidades y
potencialidades. El programa no existe antes del sujeto. Los asistentes
se escuchan, se conocen y aprenden de sus historias de
resistencia y, de forma paulatina enlazan todas las historias,
ayudándose a comprender el funcionamiento del sistema. Cuando le
explicábamos
a alguien este método, no pudo contenerse y con alegría dijo “es como
un enorme proceso de educación popular”y, en efecto, lo es. Como dijeron
los indígenas huicholes: “sólo entre todos sabemos todo”

Así, se va creando un masivo y extenso autodiagnóstico que pasa desde
las resistencias y luchas personales hasta los procesos antisistémicos
estatales y regionales que van construyendo un primer acercamiento al
panorama del funcionamiento del capitalismo en México, basado en la
explotación, el despojo, el desprecio, pero también la explotación, el
dominio y la exclusión. De las propias narraciones, análisis, historias,
deducciones, textos, interpretaciones, conocimientos e historias de
quienes participaron en las reuniones de la otra campaña, podemos de
forma
apretada explicar y visibilizar cómo la acumulación y el capital se
desenvuelven por todo México.

a) El capital y el progreso.
Disfrazado de desarrollo modernizador, la ambición de la expansión e
intensificación de la acumulación en México se desarrolla a través del
capital en la industria de la construcción que busca expandir y ganar
con la especulación de nuevos sectores habitacionales con el
empresariado inmobiliario y con el crecimiento exponencial y devorador del
sector
servicios; busca incesantemente la inversión en la infraestructura para
mejorar sus ganancias con comunicación y traslado de mercancías más
rápidas; busca con el empresariado turístico crecer y expandirse en zonas
antes libres, o al menos, antes poco controladas por la lógica
mercantil.

Cada una de estas tres dinámicas, incluso – de manera tendencial-
podríamos ubicarlas de forma geográfica, aunque, es obvio, estas se
yuxtaponen y complementan.

Así, la Ciudad de México crece con el ímpetu desarrollista más
clásico –Faustico, podríamos decir- que equipara desarrollo a cemento,
modernidad a comercio capitalista, y progreso a devastación. Los estados
circundantes a la capital del país, en la lógica de expansión ilimitada del
capitalismo, quedan subordinados a las necesidades del centro, en una
lógica de relación dominante en la que Hidalgo, Morelos, el Estado de
México, son el campo de expansión para satisfacer las necesidades
aeroportuarias, habitacionales y turísticas del Distrito Federal. Frente a
esta lógica se piensa en nuevas carreteras (como el proyecto de carretera
Siglo XXI en Morelos), la expansión de las cadenas como Wal-Mart (
donde las resistencias se organizan en Amecameca, en Jojutla, en
Teotihuacan para no ser avasallados por el super comercio); o en un nuevo
aeropuerto, (en Zapotlán, Hidalgo). El proyecto de lo que podríamos
denominar
una supercarretera periférica que uniera en un enorme circuito a
todas las ciudades por fuera del Valle de México y que está en marcha,
es sin lugar a dudas la expresión monumental del hiperdesarrollo
devastador que prioriza ganancias y necesidades de crecimiento urbana por
encima de ecosistemas, culturas y pueblos es el mejor ejemplo de esta
forma de acumulación.

Una segunda tendencia es la multiplicación de vías de comunicación,
enmarcadas en el ambicioso proyecto del Plan Puebla Panamá. El corredor
transísmico, un megaproyecto de comunicación interoceánica, de
proporciones monumentales es un ejemplo de proyectos estratégicos para la
acumulación y su papel en el comercio trasnacional, dominado en la región
por Estados Unidos. Pero también autopistas como las que denuncian los
campesinos de Chomacán y Tomatlán, en Veracruz que destruirá sus
comunidades, son el segundo eje de reproducción y crecimiento en los que
las
empresas cementeras, constructoras y administradoras de cuotas y peajes
saborean sus ganancias. Podemos encontrar múltiples proyectos
precisamente en el sureste mexicano, geoestratégicamente en Oaxaca,
pero también
en Veracruz, Chiapas y otros estados.

Una tercera tendencia busca explotar a través del desarrollo de
centros turísticos y comerciales, lugares hasta hace poco deshabitados o
habitados sólo por pueblos originarios y pequeñas comunidades. Este tipo
de desarrollo devastador podemos encontrarlo esencialmente en la zona
peninsular (Campeche, Yucatán, Quintana Roo) pero en general en todas
las
costas y playas visitadas por la otra campaña (por ejemplo, en Guerrero
o en San Blas en Nayarit. Estas tres tendencias de expansión sin
embargo no funcionarían sin otras lógicas de dominación que describimos
brevemente:

b) El capital y la naturaleza.
Esta tendencia de crecimiento exponencial necesita por supuesto, para
sostener su lógica de acumulación –el capitalismo crece o perece- de
más territorios, de más materiales, de más recursos y de más energía.
Dotar al proyecto expansionista de sus insumos es una tarea depredadora.
El capital nacional y extranjero requiere urgentemente de
termoeléctricas, presas, agua, bosques, barrancas, mantos acuíferos,
playas,
arrecifes, litorales, zonas costeras, manglares, biodiversidad y hasta el
aire. Así, en la extracción y privatización destructora, capital y Estado
van de la mano. En Huixquilucan Estado de México, Aguas de Barcelona ya
ha acaparado los recursos acuíferos; se organizan luchas para defender
las Lagunas de Santa Catarina; la Barranca de los Sauces en Cuernavaca
o la Laguna de Acuitlapilco en Tlaxcala. Los adherentes a la otra
Campaña hablan de cómo en las cercanías de Apizaco, el presidente
municipal
de Reyes Ruiz ya ha vendido el agua a la compañía Coca Cola.
Pero ello por sólo hablar del agua. Las empresas mineras, textileras,
los talamontes y ganaderos, las empresas que han privatizado la energía
eólica en el istmo, las empresas y gobiernos que buscan la construcción
de la Presa en la Parota, son el conglomerado de poder y dinero que
buscan explotar los últimos recursos para el proyecto de expansión. En su
lógica mercantil, la inversión en la explotación y mercantilización de
territorios y recursos es un fin en sí mismo, ya que las ganancias son
enormes, considerando que el Estado y los Gobiernos reorientan recursos
y apoyos para dichos proyectos. Los recursos públicos son orientados
para el apoyo de empresas que explotarán recursos y con ello ganarán
enormes sumas de dinero. Los recursos estatales son usados para despojar
a
otros y otras. Las consecuencias de sobreexplotación, devastación,
destrucción y ecocidio son de características dantescas. Las comunidades y
organizaciones que viven en territorios ricos en recursos
sólo tienen dos opciones: rendirse, venderse y vender todo lo que ahí
crece, o bien, organizarse y resistir. La mayoría opta por el primer
camino. Los que optan por el segundo, muchos de ellos, se acercan a la
iniciativa zapatista.

c). El capital y la tierra.
Todo ello no sería posible sin el control del territorio. Así como en
el Siglo XVII en Inglaterra había procesos de cercamiento de la tierra,
o en el siglo XIX compañías deslindadoras para despojar de sus tierras
al campesinado, hoy existen nuevos métodos de engaño y despojo en el
México moderno. Cada comunidad campesina visitada por el recorrido de la
comisión del EZLN denuncia a los programas gubernamentales llamados
PROCEDE Y PROCECOM como mecanismos para despojar a los campesinos
de sus
últimas tierras. Argucias legales que permiten enajenar las tierras y
que con base a presiones otorgan la propiedad de la tierra a quienes
desean reproducir esta lógica expansiva del centro a la periferia con el
inconveniente de que para controlar dichos territorios, usual y
ancestralmente ocupados por pueblos indios y comunidades campesinas,
estos deben
ser destruidos. Es decir, con el control del territorio para la
expansión urbana, o de vías de comunicación o turísticas, expulsados
de las tierras en las que antes vivían, son destruidas culturas e
historias, comunidades y formas de vida; formas de trabajo y mecanismos
de
subsistencia.

El obstáculo para el control de extensos territorios por explotar son
dichas comunidades, organizaciones y pueblos que, orillados por el
despojo, solo pueden resistir, migrar o disolverse como identidad
colectiva. Los menos, resisten, afectados y erosionados también como
tejidos
comunitarios y colectivos. Resisten, y muchos de ellos se acercan a la
otra campaña.

d). El capital y la nueva explotación.
Una vez que estas comunidades y espacios colectivos son
desarticulados, despojados de sus pocas riquezas, despreciados por la lógica
expansiva de una supuesta modernidad que trae consigo desarrollo, las y
los
despojados están listos para participar de la cuarta dinámica,
quintaesencia del capitalismo: la explotación. Puebla, Guanajuato, Hidalgo,
Aguascalientes, Jalisco, como zonas de amplios corredores industriales y
maquiladores dejan entrever el proceso de precarización del empleo, que
como fenómeno global se extiende en la mejor lógica neoliberal. Así, las
narraciones de trabajos de jornadas de 12 horas contínuas y más; de
empleos sin seguridad social, con bajos sueldos, con terrible represión
frente a los procesos de organización de los trabajadores son comunes en
las reuniones de la otra campaña. No son las grandes dirigencias
obreras quienes hablan, son las pequeñas e incipientes organizaciones de
trabajadores precarios, un nuevo proletariado el que habla, denuncia,
analiza, se acerca a la otra campaña, como en la emblemática reunión
en Altepexi, Puebla. Pero si el trabajo textilero o ensamblador son
trabajos precarios, hay que conocer también las condiciones de los
trabajadores agrícolas, como los jornaleros de los cañaverales que en
Morelos,
-del Ingenio en Zacatepec- o en Veracruz, se acercan a la otra campaña
como la última alternativa frente las terribles condiciones laborales
en una de las industrias más sucias y explotadoras.

e) El capital y el poder.
El círculo de terror de la lógica capitalista en México no estaría
completo sin un elemento clave: el poder y el Estado. Contrario a las
tesis neoliberales de una menor intervención gubernamental en la lógica
del mercado, lo cierto es que la lógica de máxima ganancia poco podría
funcionar sin el apoyo estatal. Como hemos visto, los Gobiernos
interceden una y otra vez para asegurar la reproducción capitalista, sea
empujando el control de territorio por las manos privadas del mercado; sea
favoreciendo a ciertos sectores del poder económico para el crecimiento y
la inversión; sea apostando por reglas desfavorables para los
trabajadores, volviendo más precario el empleo o no cumpliendo las leyes
que dan
seguridad al trabajador; o bien, externalizando los costos de impacto
ambiental que deberían ser pagados por las empresas; o peor aún, no
haciendo nada frente a la destrucción ambiental, responsabilidad
generalmente de las megaempresas nacionales o multinacionales. Es decir,
que aunque los capitalistas en su discurso demandan una menor
intervención del Estado, en los hechos son ellos quienes más necesitan de
la
actuación gubernamental para asegurar sus intereses. Pero hay otros
mecanismos para favorecer el proyecto de expansión e intensificación de la
acumulación que hemos descrito a grandes rasgos en México. Es el saqueo
de recursos a través de la complicidad de la clase política que incide
en el Estado y en las políticas gubernamentales, así como en licencias,
permisos, decretos, apoyos, expropiaciones que favorecen a los
empresarios con la cercanía indispensable de prestanombres, socios,
familiares,
tráfico de influencias, permisos ilegales, amigos y compadrazgos con la
clase política.

En las historias de la otra campaña uno puede sintetizar tres
procesos de este tipo de complicidad con el poder político, que es tan íntimo
que se desdibuja la separación entre poder económico y poder político:
a) la corrupción para el saqueo y despojo a favor del empresariato
dominante; b) la articulación del poder económico con los poderes
caciquiles de varias regiones del país – denunciado también por sus
grandes
dosis de violencia- y c) la utilización de la represión, de los cuerpos
represivos del Estado para imponer el proyecto de expansión e
intensificación de la acumulación.

Aunque muchas de estas explicaciones no son nuevas, lo cierto es que
lo nuevo es que miles de personas se hayan reunido en pequeñas
asambleas para narrar sus historias, reunir los pedazos del rompecabezas y
que
sea la gente de abajo y a la izquierda la que abre esta posibilidad de
análisis sistémico. Por supuesto, aquí es imposible sintetizar otras
líneas de dominación que las innumerables reuniones narraron y
analizaron
durante el recorrido de enero a mayo pasado.

Frente a este proceso de reproducción de la acumulación, existe un
peligro y una esperanza. Como hemos visto, la expansión descrita está
basada en la intensificación y aceleración de la inversión inmobiliaria e
infraestructura que permite el crecimiento a la vez del sector
servicios y del turismo. Si uno revisa la lista de los empresarios mexicanos
más poderosos – lo que alguien denominaría burguesías y oligarquías
“nacionales”- esta refleja fielmente lo que las innumerables voces de la
otra campaña denuncian y analizan. Es Carlos Slim (TELMEX, Grupo Carso,
GF
Inbursa, US Comm) y Lorenzo Sambrano dueño de Cementos de México
(CEMEX) quienes encabezan la lista de los 100 empresarios más exitosos.
[2]
Es relevante que el capital especulativo o financiero no sea el eje de
las historias de devastación en la otra campaña, a pesar también de su
poder y crecimiento en México. El peligro inminente es que después de
visibilizar que esta expansión devastadora en nuestro país está
favoreciendo a un sector específico de la burguesía nacional, con los
efectos ya conocidos, en el llamado Proyecto Alternativo de Nación de
Andrés Manuel López Obrador, es decir, de quien se dice la izquierda
partidaria, el eje de crecimiento de la economía propuesto en su programa
sea explícitamente la industria de la construcción y del turismo. [3]
La alerta esta frente a nosotros. La izquierda partidaria, esta
proponiendo reorientar la acumulación precisamente en estos ámbitos,
trasladando hacia ese vector la fuerza del Estado, con el beneplácito de esa
parte de la clase dominante. Hasta ahí el peligro y la advertencia.

Pero por el otro lado, la esperanza se basa precisamente en una de
las peores contradicciones del capitalismo, que es que a cada manotazo, a
cada expansión, en cada proyecto, el capitalismo y la dominación crean
a sus contrarios. Es decir, las resistencias. Porque miles de personas
afectadas por este proyecto “silencioso” de devastación están
dispuestas a resistir porque de otra forma serán eliminadas y avasalladas.
La
otra campaña devela, visibiliza que el proyecto de dominación es mucho
más profundo y devastador que sólo las reformas neoliberales clásicas.
Que la expansión que favorece a unos cuantos, destruye, expulsa, despoja,
explota, desprecia y reprime a muchos más. Y muchos de ellos y ellas se
organizan para resistir contra ese dominio. Porque muchos, muchas, con
un poco de historia, de dignidad y de organización han decidido decir
ya basta. Son quienes integran hoy la otra campaña.
II. La campaña de los excluidos.
La maldición de ser explotados
La maldición de ser humillados
La maldición de ser despreciados
La maldición de ser perseguidos
Siempre porque somos los de abajo
Siempre porque somos los otros
Siempre porque somos los diferentes
Siempre porque somos los que sobramos
Los que nadie toma en cuenta
Los que no pueden ver hacia arriba sin rencor, sin coraje,
Sin olvidar que esa riqueza que está allá arriba y que está
creciendo,
es producto de lo que nos quitaron a nosotros.
Subcomandante Insurgente Marcos

Después de recorrer dos terceras partes del país, en la otra campaña
se construye un movimiento de múltiples expresiones. Las historias y
narraciones dejan ver cómo estas agrupaciones, organizaciones, colectivos
han luchado por muchos medios y de muchas formas. Son a veces historias
largas de lucha colectiva, combinándose con nuevas resistencias y
nuevas formas organizativas. Muchos de ellos han recorrido la lucha frente
al Estado, en sus tribunales, en sus congresos locales, en sus penales,
con sus gobiernos estatales, y una y otra vez han recibido una sola
respuesta: desprecio y represión. Muchos de ellos han visto pasar
gobiernos de todos los espectros, incluyendo la supuesta izquierda
partidaria.[4] Nada ha pasado. Nada ha cambiado y en muchas ocasiones
incluso los
problemas se han agravado. Pero también si uno lee, escucha, aprende,
acude a las voces de la otra campaña uno puede ver otro eje de discursos:
están orgullosos por su diferencia, son dignos, son rebeldes
y por todo ello, la conexión con el llamado zapatista fue inmediato.
Mientras los detractores de la otra campaña la narran y la critican
sólo cómo el recorrido del Subcomandante Marcos, la otra campaña es en
realidad un proceso de acercamiento, conexión y organización de muchas
resistencias en México. Aquí un intento de caracterización de los actores
de ese proceso, caracterización general, incompleta e insuficiente pero
necesaria para mirar a lo que abajo y a la izquierda se desarrolla en
la iniciativa zapatista.

Los pueblos indios. Popoluca, zapoteco, mixe, chinanteco, mazateco,
mixteco, triqui, amuzgo, chocholteco, totonaco, otomí, chichimeca,
ñañhú, mazahua, tlapaneco, purépecha, wixaritari, huichol, son sólo unos
pocos de los múltiples pueblos y organizaciones indígenas reunidos en la
otra campaña. Sin lugar a dudas y como el propio Subcomandante Marcos
había pronosticado, la columna vertebral de la otra campaña está erigida
en los pueblos indígenas. A veces con una decena de integrantes de una
etnia, a veces con un centenar, a veces con comunidades y pueblos
enteros, las reuniones con pueblos indios develan el funcionamiento
sistémico, porque es precisamente el movimiento indígena quien resiste en
sus
territorios al despojo y al poder y son cientos de comunidades y
pueblos en resistencia. En menor medida, organizaciones campesinas que
defienden la tierra y sus productos se han acercado a la otra. La
convocatoria al Congreso Nacional Indígena comenzó a reactivar la
comunicación, la coordinación y la articulación de los pueblos
reunidos en el CNI. Sin embargo, la inercia del repliegue del movimiento
indígena es fuerte, por lo que vencerla es una tarea pendiente de la otra
campaña.

L@s jóvenes y l@s estudiantes. Chavas, chavos, y más chavos y más
chavas participaron en las reuniones de la otra campaña. El hartazgo
frente a la clase política pero también la necesidad de una alternativa y la
influencia zapatista en toda una generación de jóvenes activistas, sin
lugar a dudas han provocado que el papel de las y los jóvenes sea
masivo en la otra campaña. Los masivos actos en las Universidades de
Michoacán, Querétaro, en la Ibero de Puebla, en varias escuelas periféricas
de
la Ciudad de México y en la propia Universidad Nacional reflejan el
enorme interés de una parte de los estudiantes en la otra campaña y la
propuesta zapatista. Sin embargo, son los colectivos estudiantiles los que
más dificultades tienen para llegar a consensos y es el sector con
menor organicidad. Esos miles de asistentes a los mítines no cuentan con
mecanismos de información y participación, quedando sólo los grupos más
organizados de activistas que se han adherido a la Sexta
Declaración de la Selva Lacandona. La dinámica de división y
fragmentación en las luchas estudiantiles es fuerte y será difícil de vencer.
Por otro lado, una pléyade de organizaciones de jóvenes participan en la
otra: punks, hip hoperos, graffiteros, anarquistas, libertarios,
pequeños grupos y colectivos que en todos los estados y en decenas de
reuniones imprimieron su identidad y sus luchas.

L@s trabajadores. Como habíamos dicho, prácticamente ninguna
dirigencia sindical se ha acercado a la otra campaña. Es necesario analizar
las
razones de que quien se haya adherido y sumado sean esencialmente
corrientes y colectivos de trabajadores de todo el país. Pequeños grupos,
generalmente disidentes de sus direcciones sindicales. Trabajadores
petroleros, del sector salud, profesores, administrativos, trabajadores de
caminos y puentes, mineros, siderúrgicos, de la industria automotriz,
telefonistas, y ese nuevo proletariado, identificado con las mujeres
maquiladoras son quienes participan y se reúnen en la otra campaña. Son
trabajadores de abajo, que llegan con uniforme, bata u overol a las
asambleas de la otra. Que hablan con sus compañeros en los dispersos
lugares
de trabajo. Que no tienen recursos y que generalmente están enfrentados
y hasta reprimidos por sus dirigencias. Cabe resaltar por último, a los
Sindicatos de Uniroyal y Euzkadi, trabajadores de la
producción de llantas, los primeros despedidos en conjunto, pero
organizados y en pie de lucha, los segundos copropietarios ya de la fábrica,
autogestionando la producción después de una larga lucha contra la
empresa. Muchos grupos de trabajadores de esos espacios sindicales
adheridos a la otra campaña. La realización del Encuentro Nacional Obrero
reunió por primera ocasión a este universo de disidencias obreras. Es un
proceso incipiente y débil, aunque ya ha comenzado.

Las luchas de la urbe. Innumerables organizaciones populares se han
sumado a la otra campaña. Organizaciones de colonos, en lucha por una
vivienda digna, en defensa del medio ambiente, pero también
organizaciones de choferes, transportistas, bicicleteros, contra las altas
tarifas
eléctricas, comerciantes ambulantes, gente de mercados públicos y
barrios de muchas y muchos y muchas más.

Personajes del subsuelo. Otro de los fenómenos más interesantes en la
otra campaña es cómo pequeños grupos de los que podríamos denominar
como excluidos entre los excluidos se han sentido identificados con el
llamado zapatista. Son por supuesto pequeñísimos grupos, pero que a lo
largo y ancho del recorrido han irrumpido y llenado de color, de nuevas
demandas, discursos, necesidades y análisis a la otra campaña. Se han
reunido grupos de trabajadoras y trabajadores sexuales; grupos de trabajo
con niños de la calle; varios crews de graffiteros que en muchas
reuniones su discurso iba estampado en la pared; núcleos de lesbianas,
homosexuales, bisexuales, transgénero, travestis que han sido llamados por
el
Subcomandante Marcos como “otros amores” y que en la Ciudad de México,
como sector, se han aglutinado en la “disidencia sexogénerica”. Se han
acercado incluso algunos grupos de motociclistas que en el DF o en
Yucatán, acompañaron en sendas caravanas el paso del delegado zero.
La izquierda tradicional, con una reacción conservadora, se asombra
que la otra campaña de también preferencia a estos grupos y que incluso
se haya llamado ya a formar un espacio de trabajadores y trabajadoras
sexuales, y que con orgullo, en Orizaba, Veracruz y en Apizaco, Tlaxcala
se reunieron con el Subcomandante Marcos. Mientras las campañas
políticas tradicionales huyen despavoridos de estos sectores y de ser
relacionados mediáticamente con ellos, en la otra campaña los
reivindicamos con
orgullo.

Finalmente una pléyade de organizaciones de diversa índole se han
reunido en la otra campaña, organizaciones políticas, de educación
popular, de derechos humanos, de trabajo con mujeres, ambientalistas,
medios
libres, artesanos, grupos culturales, cooperativas de producción, y un
sin fin de temas más que son casi imposibles de agrupar por su
diversidad y su riqueza. Cabe resaltar que mucho del “zapatismo civil” de
pequeños grupos ciudadanos, de solidaridad con el EZLN, de ese zapatismo
de
la sociedad civil, que logró mantenerse cohesionado durantes estos años,
participa en la otra campaña, pero también de muchas y muchos nuevos
activistas que se han acercado a las luchas y que la otra campaña es su
primera experiencia organizativa.

El reporte de la Comisión Sexta sobre las organizaciones y adherentes
deja ver cómo está distribuida esta fuerza por todo el país, con poco
menos de 1200 organizaciones adherentes a la Sexta Declaración de la
Selva Lacandona: Los estados con mayor convocatoria entre organizaciones
son el DF (con 372 organizaciones); Chiapas y el Estado de México han
convocado a 99 y 97 organizaciones respectivamente. Estados con tradición
de lucha han respondido también a la convocatoria zapatista: Oaxaca ha
reunido a 70 organizaciones en todo el Estado; Michoacán y Veracruz 45
organizaciones cada uno; 36 y 35 organizaciones han reunido Puebla y
Morelos respectivamente.[5]

Hay una presencia intermedia en Guerrero, Guanajuato, Hidalgo,
Jalisco, Querétaro, Tlaxcala y San Luis Potosí. Y hay una respuesta
pequeña
en Aguascalientes, Las Bajas, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Durango,
Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas,
Yucatán y Zacatecas.

Territorialmente diríamos que una tercera parte del país (una parte
de la región central y el sureste) ha respondido ampliamente a la
convocatoria zapatista. El segundo segmento (la otra parte de la región
centro y otros estados específicos de occidente y sureste) han respondido
de
manera intermedia. Finalmente, el tercer sector ha respondido
débilmente al llamado zapatista, la zona norte y peninsular de México,
espacios
dominados por la ausencia de movimientos sociales y de tendencia
conservadora. A pesar de ello, aún ahí, existen compañeros y compañeras
de la
otra, que reivindicamos con orgullo. Estos son elementos
indispensables de balance para fortalecer a la otra campaña.

III. La otra política.
En la otra Campaña hay un universo de nuevas prácticas políticas que
deberían ser caracterizadas como su tercer fortaleza. La diversidad de
potencialidades, discursos, pero sobre todo también prácticas políticas
alternativas no deberían ser menospreciadas no sólo por los que no son
parte de la otra[6], sino esencialmente por quienes la conformamos. Si
uno sabe escuchar y observar, esas prácticas existen, sólo que aún no
se han generalizado, ni se les sabe apreciar.

Una de ellas son las formas de protesta. Como por ejemplo, para
difundir el recorrido del delegado zero, en un lugar le pusieron capuchas a
todas las estatuas; en Chiapas, en las protestas del 2 de noviembre
pasado, la banda más joven articuló una protesta novedosa, amaneciendo la
Ciudad de San Cristóbal de Las Casas con los nombres de las calles
cambiados, recordando eventos y personajes, enviando mensajes políticos
que
toda la población observó con curiosidad.

Los chavos y chavas del Manifiesto del Agua Roja, un puñado de
colectivos y personas de la Ciudad de México protestaron contra la violencia
en Atenco, tiñendo de rojo varias fuentes en toda la Ciudad –cuidando
al hacerlo, de realizar la acción con pintura no contaminante- ; hay
otra buena narración de los jóvenes de Colima que utilizaron el concierto
de la cantante Tania Libertad para enviar un mensaje a los medios de
comunicación. Cuentan los compañeros, cómo, aparentando ser seguidores
de
la cantante, con miles de asistentes a un concierto y frente a la
prensa que cubría el evento, pudieron introducir una manta que decía
Tania
Libertad. Aparentando querer acercarse a la cantante para verla mejor,
pudieron frente a todo el auditorio desplegar un lado oculto de la
manta: Tania… Libertad….a los presos políticos en Atenco. La prensa local
recuperaría la acción de forma exitosa. Como estas hay cientos de
historias y de acciones. De otra forma de protesta que lleva implícita
otra forma de acercarse y enviar un discurso político, esencialmente a
la población. Como la gente de Subversión Sonora, la batucada que
acompaña con estruendo, música y baile todas las acciones de protesta;
como
lo hace también la mesa informativa Neza, que con latinos y africanos
ritmos está empezando a formar lo que podría ser el germen del
contingente festivo, donde se reúnen zanqueros vestidos de zapatistas,
gente con
botargas y mojigangas, disfraces, gente bailando, chavos y chavas que
se han pintado el cuerpo completo con múltiples colores y mensajes,
reivindicando al cuerpo como expresión política, tanto de contenido como de
expresión estético-política.

Están los carnavales que por zonas populares impulsaron varias
organizaciones, - organizaciones sociales junto con colectivos autónomos-
rompiendo con la cotidianidad del barrio, asombrando a la banda de
Iztapalapa o de La merced con mojigangas, disfraces, música y por
supuesto,
volantes y periódicos. Pero también hay otras formas de hacer trabajo
político: desde los conciertos en Los Angeles, que reporta la Otra del
otro lado, es decir los méxico-americanos organizados en la otra campaña,
hasta una caravana informativa en Sinaloa, que de barrio en barrio va
reuniendo a la gente haciendo un taller de la Sexta Declaración de la
Selva Lacandona con una exposición visual. Los trabajadores sexuales
que hacen recorridos diurnos y nocturnos para explicar qué es la
iniciativa zapatista junto con “la otra campaña de salud sexual” y que han
creado audio cuentos y radio novelas para el mismo fin. Los talleres
contra la homofobia y lesbofobia que el sector de la Disidencia
sexogenérica ha comenzado a impartir dentro de las mismas
organizaciones de la otra, porque en ellas mismas esas formas de
dominación,
discriminación y exclusión deben ser abandonadas. También el trabajo que
se
ha comenzado como sector niños y niñas con decenas de talleres sobre la
Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la posibilidad de que se
expresen políticamente desde chavitos y su presencia como contingente en
varias movilizaciones. Está por supuesto el Encuentro Libertario de
adherentes a la otra, que ha comenzado a crear una red nacional
libertario-anarquista. Muchos estudiantes, han creado pequeñas
representaciones de
teatro, performances y juegos para difundir lo ocurrido en Atenco, como
varios estudiantes de la UAM, que durante el periodo de este mundial de
futbol, decidieron crear un juego educativo, en que jugaba por un
equipo, el pueblo, y su adversario, del otro lado, era el Estado de Derecho.
El juego futbolero del pueblo contra el estado de derecho era
fervientemente narrado por un locutor de la “prensa comercial”
disfrazado con una televisión en la cabeza. La gente que caminaba por la
calle, con los gritos del locutor, los disfraces que portaba cada equipo, se
acercaban a mirar el llamativo juego y así, se enteraban de los hechos
en Atenco y la otra campaña.

Podríamos llenar varias páginas más de los cientos de acciones,
festivales, conciertos, ferias, caravanas, conferencias, foros, entrevistas,
radio bocinas, proyección de videos, exposiciones, bailes, fiestas,
charlas, brigadeos, saloneos, mítines, bloqueos, de cientos de actividades
que buscan llegar a los de abajo y que se han hecho con la creatividad
de las organizaciones de la otra campaña, de manera autónoma y
descentralizada, además de las movilizaciones centrales. Esto sucede en la
otra
campaña porque la otra es un movimiento, no organizaciones con acuerdos
de unidad, ni dirigencias progresistas o politizadas. La otra es un
movimiento vivo, no corporativo, que intenta expresarse por múltiples e
insospechadas vías. Otra política murmura en la otra campaña.

En los espacios de coordinación, especialmente en los que son
descentralizados hay una búsqueda constante de la horizontalidad, una
crítica
permanente a la jerarquía y la verticalidad. Se nombran voceros que son
rotativos. Se critica la centralización, el protagonismo e incluso la
centralidad del EZLN, más por la incapacidad del resto de las
organizaciones de la otra campaña por no tener una voz propia. Los
espacios
buscan acuerdos por consensos, y mantienen una actividad intensa en
muchos
espacios de coordinación no centrales.

Las fortalezas de la otra campaña son el enorme proceso de reflexión
popular sobre el sistema que generó el recorrido, la enorme diversidad
y potencialidad de quienes participan en la iniciativa y la
creatividad, análisis e imaginación de los mismos. Pero no es suficiente.
La otra
Campaña adolece de múltiples límites y contradicciones, como cualquier
proceso social, pero que pueden ser heridas de muerte si no sabemos
construir entre todos, en efecto, una nueva forma de hacer política.
Apuntamos aquí sólo algunos de ellos.

Aunque hay una tremenda reflexión política, esta se da sólo al
interior de cada espacio u organización. No hay espacios comunes
de análisis políticos más amplios. Estos deberían autoorganizarse
de inmediato, frente a la segunda etapa de la otra campaña.
La mayor participación, por el número de organizaciones
adherentes, es en la Ciudad de México. Esa virtud, se ha convertido en
una tendencia de centralización negativa. También, la enorme
diversidad de cerca de 400 organizaciones adherentes no ha hecho
sencillo
el logro de consensos. Es lamentable que muchas organizaciones
decidan llevar los problemas del DF a los espacios nacionales,
haciendo orbitar a la otra campaña alrededor de la Ciudad de México, sin

darse cuenta que con ello, se debilita al proceso en general.
Los métodos de convergencia nacional siguen siendo
tradicionales. Otros métodos para llegar a acuerdos como grupos de
afinidad,
foros, equipos de trabajo, corrillos, talleres y otros no han sido
puestos en práctica haciendo lentas y difíciles las decisiones en
espacios nacionales.
La organización es débil y la comunicación casi inexistente
entre estados y regiones. Aunque hay propuestas e intentos de ello,
ha sido difícil la comunicación nacional. La otra tiene como reto
comunicar y articular al menos, por ahora, a los colectivos,
organizaciones y espacios que participaron en el recorrido. En varios
estados este proceso sigue siendo muy débil.
Por ello, la voz de la otra campaña ha sido confusa y débil en
muchos temas sustantivos. La otra comienza ya a tener rostro, pero
no así una voz. Así, la única voz con legitimidad y consenso sigue
siendo el EZLN lo que hace perder la diversidad y la amplitud del
resto de los participantes. Hacia afuera, pareciera que la otra
campaña sigue siendo esencialmente el zapatismo, cuando esto, por
todo lo narrado, es evidente que no es así. Las organizaciones que
participamos en la otra campaña debemos asumir el reto de poder
tener consensos más claros que permitan posiciones política públicas
más fuertes.
Existen miles de simpatizantes que desean participar en las
iniciativas de la otra campaña. Son miles que responden en la calle
cuando uno se acerca a dar información, en las escuelas, en las
comunidades, que escriben o llaman pidiendo información. No existen
ni lugares, ni mecanismos para que puedan integrarse, informarse,
autogestionar su participación o sumarse al proceso.
Muchos estados no han logrado constituir procesos más
unitarios, o de plano no existe comunicación entre distintas unidades
organizativas.
Existe malestar y confusión en una parte de la población, que
con desconfianza mira el proceso, haciendo más difícil que la otra
campaña crezca, ahí donde desea hacerlo: abajo y a la izquierda.
En la otra existe también el pragmatismo, el sectarismo, las
división y discusiones estériles, y la incapacidad de coordinación y
construcción de consensos.
Hay varias posiciones, que argumentan la autonomía como
autodefensa del resto de los adherentes. Desde nuestro punto de vista
autonomía no debe significar fragmentación. Autonomía no debe
significar incomunicación y descoordinación. Los procesos locales y
particulares son la base de la riqueza de la otra campaña; sin embargo,
el espíritu de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona invita
no sólo a seguir en nuestros procesos locales y propios, sino a
entrelazarlos, coordinarlos y organizarlos.
No existen mecanismos de comunicación de coordinación y
comunicación entre distintos: entre lo rural y lo urbano, entre valles y
montañas, entre sectores y territorios, entre generaciones.
Sin embargo, el mayor obstáculo que tiene la otra campaña es
precisamente concebirla SOLO como un esfuerzo organizativo. Es
decir, que si bien la comunicación, coordinación y articulación de
todas las unidades organizativas de la otra en todo el país es
indispensable, el error al que nos enfrentamos es concebirnos como el
proceso organizativo de UNA SOLA organización cerrada. La otra
campaña es un proceso de construcción de un movimiento mucho más
amplio
que debe opinar, impulsar, fortalecer, ayudar y construir en y con
las luchas del pueblo, de los de abajo. La otra campaña debe ser
un enorme proceso de sinergia de luchas y resistencias organizadas
en una MULTIPLICIDAD de formas organizativas que permita la
convergencia de todas y todos los de abajo y a la izquierda con un
horizonte anticapitalista. El reto es consolidar lo sembrado, pero
empujando hacia afuera en las luchas en todos los sectores, en todo
el país. La otra no es sólo la construcción de una estructura
nacional, sino un movimiento civil y pacífico, un movimiento político
que debe irrumpir, opinar, construir en las luchas nacionales,
regionales, locales. Un movimiento muy otro que no debe dejar -por
concentrarse en el esfuerzo organizativo- la discusión política y la
voz que debe representar una alternativa.

Quienes construimos diariamente la otra campaña, debemos asumir estos
retos, y muchos más que todas y todos los adherentes hemos detectado,
analizado y discutido, pero que poco se ha hecho para enfrentarlos.

IV. La opción de la otra campaña

Frente a los procesos de apropiación, destrucción y despojo de la
acumulación capitalista en México, una pléyade de excluídos y
superexplotados se organizan como único vehículo contra su devastación y
aniquilación. Ese sector –tendencialmente- de forma organizada, está hoy
en la
otra campaña. No están millones que no se han autoorganizado y que han
tenido que migrar, que sucumbir frente al poder del narcotráfico o bien
declinar su propio poder frente al de las redes corporativas de los
partidos políticos, que –todavía- llegan a miles de pueblos, barrios y
comunidades.

La otra campaña se levantó como una iniciativa a contracorriente que
desconoce la legitimidad de la dominación –la que sea- pero sobre todo,
se rebela frente al pensamiento hegemónico, caracterizado por la
democracia liberal. Esa osadía ha costado caro. Buscar a quienes no tienen
fama, ni poder, ni dinero, ni jerarquía, ni reconocimiento ha costado a
la otra campaña y al EZLN parecer un movimiento de plebeyos, irredentos,
sucios y groseros. Y tal vez eso somos. Pero también la otra campaña
está llena de resistencias, de luchas, de imaginación, de análisis y por
supuesto, de límites y contradicciones.

La otra campaña, como acción contrahegemónica se vuelve casi
incomprensible para las mentes de las élites, pero también para todo aquel
que
comparte el pensamiento hegemónico, que equipara democracia a
elecciones, poder a partidos, estrategia a pragmatismo ramplón, correlación
de
fuerzas con autoderrota y claudicación.

La otra campaña, y la voz zapatista, lanzadas contra la relación de
mando-obediencia construida a través del enorme aparato estatal es una
pequeña grieta en el campo de fuerzas en lucha, pero que, hemos visto,
mantiene una solidez enorme en el pensamiento colectivo, incluso en el
de izquierda. La otra campaña se enfrentó a “la manera en que el propio
proceso de dominación moldea las palabras, las imágenes, los símbolos,
las formas, las organizaciones, las instituciones y los movimientos
utilizados por las poblaciones subalternas para hablar de su dominación,
entenderla, confrontarla, aceptarla o resistirla”[7]. La principal
batalla de la otra campaña fue contra ese pensamiento y la resistencia fue
enorme, ya que el pensamiento hegemónico dicta que política es sólo
aquella actividad en torno a los asuntos públicos que tienen lugar en el
terreno de las instituciones estatales y en el contexto de la dominación.
Por eso, todo aquello que quede fuera de esa definición, desde
el pensamiento dominante es deplorable, radical, quimérico, poco
estratégico, soñador, infantil o marginal. En el caso de los seguidores de
la izquierda institucional, la respuesta fue inmediata. Es como si los
seguidores de la izquierda institucional aceptasen sin decirlo los
términos propuestos por Fukuyama: el marco histórico contemporáneo se
limita a la democracia liberal y a la economía capitalista de mercado.
Frente a esta definición la otra campaña dijo NO: Debemos construir otra
cosa, basado en varias premisas:

Que frente a la visión de tomar el poder, la otra campaña se
opusiera, constituyendo y construyendo poder desde abajo y a la izquierda.
Que frente a la displicencia y el olvido contra la izquierda
institucional, la otra campaña hubiera opuesto la crítica y la memoria.
Que frente a la exigencia y a la presión de impulsar acuerdos
cupulares, la otra campaña hubiera opuesto la difícil y ardua tarea de
construir todos todo.
Que frente al conformismo y autoderrota disfrazada de prudencia, la
otra campaña hubiera opuesto la organización y un horizonte de lucha
anticapitalista.
Que frente a la exigencia de apuntalar una forma de hacer política
que está en crisis, la otra campaña hubiera decidido impulsar otra
política, incipiente y débil aún, que a contracorriente rema para poder
existir y crecer.
Que frente a la exigencia de que los diagnósticos sean creados arriba
y por los expertos, la otra campaña hubiera creado el espacio para la
escucha y el análisis de quien protagoniza los dolores y las luchas.
Que frente a la estrategia de no confrontar a los bloques, clases y
grupos dominantes, la otra campaña los hubiera señalado por su nombre
para combatirlos y resistirlos.
Que frente a la estrategia de depositar la confianza en un hombre y
su programa, la otra campaña hubiera decidido confiar en los pueblos y
sus organizaciones, y en la idea de que son ellos, ellas, nosotros y
nosotras quienes podemos construir el programa nacional de lucha.
Que frente a la forma de lucha acostumbrada la otra campaña hubiera
decidido construir esa fuerza emergente que contra viento y marea y sus
propios límites y errores, se ha sembrado en esta etapa.
Que frente al programa iluminado, frente al mesionanismo de
soluciones de un solo hombre la otra campaña reivindicara las otras, las
múltiples y numerosas alternativas: la autogestión obrera de Euzkadi, la
otra
comunicación con las radios comunitarias de Buenavista, o Teocelo junto
a los medios libres; los procesos autonómicos del caracol de Zirahuén
en Michoacán, la policía comunitaria en Guerrero o las propias juntas de
buen gobierno zapatistas en Chiapas.

Esta y otras disyuntivas, son las alternativas que ofreció la otra
campaña en esta primera etapa, la de la siembra. El reto de este
incipiente movimiento con diversas expresiones que empieza a ser la otra
campaña es enfrentar la crisis – no diferirla-. Crisis que no se representa
en la disputa poselectoral que vive México. Mientras arriba, la disputa
y la crisis se vuelven el epicentro de medios de comunicación,
partidos, analistas, empresarios, abajo, el colapso, la devastación y la crisis
avanzan profunda e inexorablemente. Abajo el proyecto de devastación,
destrucción y despojo no se detiene, arrasando playas y litorales,
bosques ancestrales, costumbres y cosmovisiones, artes y lenguas,
biodiversidad, pueblos, derechos, tierras, barrios. Ahí es donde la otra
campaña
ofrece una alternativa, ahí es donde la otra campaña se ha sembrado,
ahí es donde la otra política puede germinar, ahí es donde las luchas y
las resistencias empiezan a entrelazarse. La otra cara de la luna
existe aunque muchos no quieran reconocerlo. Quizá, un día, toque
virar al astro nocturno y podamos ver lo que en la noche se ha sembrado.
Eso que abajo y a la izquierda murmura ya y dice: somos la otra. Somos la
dignidad rebelde, el corazón olvidado de la patria.

Junio-Julio de 2006.

———————————
[1] Enrique Pineda es integrante de Jóvenes en Resistencia
Alternativa, organización adherente a la Sexta Declaración de la Selva
Lacandona, egresado de la carrera de Sociología.

[2] Revista Expansión 941. Mayo-junio 2006. pag. 78.

[3] Andrés Manuel López Obrador. Un proyecto Alternativo de Nación.
México. Grijalbo. 2004. pag. 50 y 56

[4] En su artículo EZLN: política y poder desde los movimientos
sociales, Guillermo Almeyra critica al zapatismo por tener este una
posición hostil al PRD argumentando que ese partido “en el resto del país
no
tiene esa cara”, es decir, corrupta y cómplice de la represión y otras
violencias ejercidas en Chiapas. NO puede haber caracterización más
desinformada y más condescendiente con esa estructura partidaria. Y para
muestra muchos botones: organizaciones civiles en Oaxaca dicen del PRD
que “no era lo que esperábamos”; en Guerrero un viejo comunista y luego
experredista dice sobre un gobierno local de ese partido “hace todo eso
contra lo que nosotros luchábamos”; en Morelos una lidereza perredista
agrede a comuneros que se resisten a vender en Tetela del Monte; en
Hidalgo en Tulancingo el presidente municipal perredista impulsó un
enorme
operativo policiaco de intimidación al paso del recorrido del delegado
zero; la lista podría seguir pero en sus análisis a
Guillermo Almeyra se le olvida decir que el presidente municipal de
Texcoco pidió la intervención estatal para reprimir en Atenco, o que el
edil perredista de ese municipio declaró que “el municipio continúa
secuestrado por integrantes del EZLN y del CGH” o que el diputado del
Estado de México coordinador de la bancada perredista en ese estado,
Mauricio Hernández González firmó una carta de apoyo al gobernador
Enrique
Peña Nieto ¡apoyando los acontecimientos represivos en Atenco!.

[5] Las cifras, dadas a conocer en la Asamblea Nacional de
Adherentes de la otra campaña el 30 de junio y 1 de julio en la Ciudad de
México, pueden consultarse en www.enlacezapatista.ezln.org.mx

[6] Porque el desprecio existe. Desde los intelectuales chiclosos
que desprecian a lo que no conocen, pero se atreven a juzgarlo, hasta
los movimientos tradicionales que miran con desprecio a los distintos y a
los nuevos.

[7] William Roseberry, citado en Adolfo Gilly, Historia a
contrapelo. México. Era. 2006. Pag. 85
jovenes en resistencia alternativa
sueña, genera, crea, baila, imagina, resiste, construye…otro mundo
posible.

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