Amauta aymara: Aún no estamos en el poder

20.Ago.06    Análisis y Noticias

Valentin Mejillones: Amauta de Evo
“Siempre nos dejaron fuera, ahora queremos ser parte”

Por Luis Bruschtein
Valentín Mejillones Akharapi es el amauta (hombre sabio o guía espiritual) que
entregó el bastón de mando al presidente de Bolivia, Evo Morales, en la
impresionante ceremonia de asunción que se efectuó en Tiwanaku. Su nombre en
aymara es Siquititi Huaranca. En una convención de pueblos indígenas, en 1998,
fue designado coordinador de Ancianos y Guías Espirituales de América. Fue
secretario de Cultura y Educación de la Federación de Juntas Vecinales de la
ciudad de El Alto y es el mallku o jefe político de su comunidad. Mejillones
Akharapi habla en forma pausada, medita sus respuestas y las elabora con cierta
dificultad porque su lengua de origen es el aymara y recién aprendió a hablar
español a los 13 años. Evo Morales no oculta el respeto que siente por el
amauta, a quien conoce desde los años ’80 cuando, todavía joven, el actual
presidente boliviano comenzó a participar en los movimientos indigenistas. Antes
de las elecciones, los principales amautas de Bolivia
celebraron una wajta, oración a la Pachamama, para que “el hermano Evo fuera el
vencedor”.
–Todo estaba escrito, hemos podido recibir los mensajes por los espíritus de
nuestros ancestros que moran en nuestras montañas, recibimos los mensajes de los
espíritus tutelares que moran en el Illimani, Silillica, el Wayna Potosí y el
Chacaltaya, que también llamamos el cinturón de seguridad de la integridad de la
humanidad. El amauta, que es un intermediario de la Pachamama y el cosmos, o un
profeta aymara, recibe mensajes casi constantemente de ellos.
–¿En esa profecía estaba incluida la imagen del regreso de los hombres sabios?
–En 1492, cuando fue la invasión, de sujetos pasamos a ser tratados como
objetos, no nos han dado importancia, hemos sido discriminados y estos ancianos,
estos amautas, hemos sido olvidados, hemos sido desprestigiados, nos han llamado
idolatristas, paganistas y hasta nos han tratado de hechiceros. Entonces
nuestras actividades espirituales debíamos hacerlas en clandestinidad. Pero
sabíamos que tenía que llegar el tiempo, el Patcha Kutja o nueva era para la
humanidad, porque todo es evolutivo, nada es estático, porque todo es al
movimiento del cosmos, entonces sabíamos que tenía que llegar y tenían que
cumplirse estas escrituras sagradas.
–¿Cuáles fueron las señales de esta profecía?
–El amauta lee en la hoja de coca, que es nuestra hoja sagrada, que jamás en
esta Pachamama se va a acabar. Aquellos que pretendan acabar con ella, el que la
queme para matarla, va a sufrir con sus cenizas, por eso la hoja de coca es
siempre para siempre. Ella nos dice, por ejemplo, quién debe ser amauta. Las
señales están en la hoja de coca, pero también en las escrituras que están en
los templos sagrados, en el Taikepalla, que es la piedra central de Tiwanaku,
que en alguna época fue el ombligo del mundo, y en otros templos. Hasta este
momento muchos de nuestros hermanos y hermanas todavía ignoran el significado
completo de estas escrituras. Alguna vez yo decía que las piedras también
hablan, también saben pensar. Entonces este movimiento se ha cumplido.
–¿Qué papel tiene Evo Morales en este movimiento que usted anunciaba recién?
–Bueno, él también ha sido señalado por este pensamiento profético…
–¿El también es amauta?
–No es amauta, pero es un hombre político que realmente estaba en el proceso,
constantemente con el movimiento de los pueblos originarios que agrupa a los 37
pueblos: aymaras, quechuas, guaraníes, chiquitaníes, chimanes, guarayos, los
mojos, etc, etc. Se está cumpliendo una profecía que estaba escrita en las
piedras, pero nadie podía entenderlo del todo. Hasta ahora yo mismo ignoro cómo
descifrar esas escrituras sagradas en la Puerta del Sol, en el templete
subterráneo, en la kapana que está construida sobre la base de siete gradas que
significan un número sagrado para la cultura aymara. –¿Cómo conviven en Evo ese
aspecto espiritual de los pueblos indígenas con el hombre político, el
funcionario?
–En nuestro pensamiento, en la vida misma, existen cuatro elementos sagrados
que son la tierra, el fuego, el aire y el agua. En la vivencia de la humanidad
también conviven la espiritualidad y la política y la economía y la educación.
Son cuatro pilares, cuatro sabidurías importantes que no se pueden separar. Es
como decir el sol y la luna, la noche y el día, no se pueden separar, son
complementos, el hombre, la mujer. En nuestro pensamiento, nuestra parte
ideológico-filosófica, siempre han sido pares y siempre han sido complementos,
porque el mal siempre ha sido complemento del bien. Entonces la espiritualidad
ha sido parte de la parte política. Por eso yo también participo en el
movimiento político, pero no soy politiquero, sino que por ser un hermano
aymara, estaba apuntando que sabíamos que había un hermano aymara que tenía que
llegar al gobierno.
–En este momento hay una polémica con la Iglesia Católica en Bolivia por la
educación.
–También en esta parte la educación es foránea, opresora, alienante y cómplice
del sistema. Cuando se habla de un cambio tiene que haber un cambio. Aquí no
tenemos por qué excluirlos a ellos. Ellos están molestos porque piensan que
nosotros vamos a excluirlos, pero esto es malentendido por la religión católica.
Nosotros queremos incluirnos como una materia en la educación que enseñe nuestra
espiritualidad, por eso vamos a insistir. Aquí es como decir que nuestra
espiritualidad es como nuestros hermanos que hace años vivían en armonía, hacían
florecer, vivían en equilibrio con la naturaleza. Y cuando hay un cambio, un
Pacha Kutja, significa retorno a la nueva era. No es volver al pasado, pero si
no tenemos la historia, de qué pasado podemos hablar, de qué futuro. La
filosofía nuestra dice: mirar atrás, eso significa leer el pasado, mirar a los
costados y caminar hacia adelante. Caminar hacia adelante es el proceso.
–Usted no usa la palabra religión sino espiritualidad cuando se refiere a sus
creencias. ¿Cuál es la diferencia?
–Cuando habla de religión, es una palabra latina: “relegare”, que significa
algo de lo que está alejado, entonces religión significa que está buscando para
reencontrarse con su Señor. Para nosotros no existe religión en ese sentido,
nunca hemos sido separados de la Naturaleza, siempre hemos convivido con el
padre Sol, la madre Luna, con la Pachamama, la madre tierra, como todo un ser
integral; respetando cada cosa que existe en el mundo nos hermanamos, porque la
piedra o las estrellas también son nuestros hermanos, los árboles son nuestros
abuelos, etcétera. No tenemos por qué buscar otra religión porque nosotros
estamos viviendo con la naturaleza, somos parte de un todo, de ese ser integral.
–¿Esas dos culturas ahora establecerán puentes, deben convivir?…
–En este aspecto, los aymara siempre hemos sido representativos, expresivos y
protagonistas. No somos excluyentes sino incluyentes. Jamás vamos a decir: “los
católicos fuera” o cualquier otra religión, porque hay libertad de culto. La
constitución política del Estado no ha sido trabajo nuestro o de nuestros
padres, pero ahora es el momento en que nosotros queremos ser parte de ello. No
sólo la religión católica sino también de acuerdo con el convenio 167 de la OIT,
queremos ser parte.
–Usted ha participado en movimientos políticos, en las marchas que produjeron
la caída del presidente Sánchez de Lozada. ¿En este proceso tiene aspiraciones
políticas?
–Yo soy aspirante a guerrero espiritual, pero soy parte también cuando se
habla de la política, que nada va separado, nada está aislado, sino que todo es
un conjunto. Como los cuatro elementos, no podemos separarlos. La política y la
espiritualidad se habían manejado cuando florecía la cultura Tiwanaku.
–Usted participa políticamente en la ciudad de El Alto.
–Y también ocupo un lugar de mallku (líder político) en la comunidad y estoy
cumpliendo el servicio de ser autoridad de mi comunidad.
–¿La figura del mallku está institucionalizada en Bolivia?
–Yo por eso decía a veces que no soy boliviano. Porque nosotros tenemos una
estructura diferente a la del gobierno y durante siglos esas estructuras se han
mantenido separadas. El gobierno tiene la Cámara baja, la Cámara alta, sus
ministros, diplomáticos. En lo propio, los pueblos originarios hemos tenido
siempre nuestras autoridades aunque no fueran reconocidas institucionalmente. El
ayllu tiene su autoridad propia donde está conformado por kapas mallku,
apumallku, mallku, ucamani, irpa y arka. Las arkas son las bases. El dirigente
es nombrado por las bases.
–¿Qué importancia tiene para usted este aporte espiritual al proceso de
integración que se da en América del Sur?
–La palabra importancia no sé si se aplica en este caso. Cuando dije que no
somos excluyentes quiere decir que por diferentes colores que seamos,
blancoides, morenos, negros, etc., cuando se habla de humanidad se habla de uno
y ese uno somos todos. No tenemos por qué escogernos, ni tampoco ser racistas.
Yo soy hablante aymara y no conozco que exista en mi lengua la palabra raza, no
la encuentro.
–¿Esta sociedad armónica de la profecía es la que debe construir Evo Morales?
–Alguien quizá decía: “Ustedes los aymaras están en el poder. Todavía no
estamos en el poder. Eso sí, tenemos un hermano, Evo Morales, en el gobierno,
presidente que se sentó en la silla de los que han manejado los gobiernos
neoliberales. Cuando en el Parlamento estén sentados nuestros hermanos
guaraníes, aymaras, chiquitaníes, de otras culturas, allí podremos decir que
estaremos en el poder. Porque hasta el momento sólo ha habido un cambio. Lo que
nosotros llamábamos neoliberales ahora son opositores y nosotros, los indígenas
que antes éramos opositores, ahora estamos en el gobierno. Se ha dado un giro.