Crónica de la autoorganización y resistencia comunitaria al megaproyecto hidroeléctrico La Parota

22.Sep.06    Análisis y Noticias

México: resistencia al megaproyecto hidroeléctrico La Parota

Desde el año 2003 organizaciones campesinas e indígenas de México resisten un megaproyecto hidroeléctrico que afectará a cerca de 25.000 personas de cinco municipios del Estado de Guerrero, inundando unas 17.000 hectáreas con el represamiento del Río Papagayo. El proyecto, de supuesto “desarrollo”, se ha impuesto a las comunidades en base a claras ilegalidades federales y estatales. Biodiversidad visitó la zona y habló con los habitantes de las comunidades que resisten
En el suroeste mexicano
José Elosegui / Biodiversidad
Esta es la crónica de esa visita y de la resistencia del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota.
El proyecto hidroeléctrico La Parota planea ser una gigantesca obra de infraestructura sobre el río Papagayo, promovida por la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE), “organismo encargado de generar, transmitir, distribuir y comercializar energía eléctrica” [1] en México.
A mediados del año 2003, las comunidades de la zona afectada se agruparon en el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (CECOP), para nuclear y organizar la lucha de los labriegos e indígenas que se oponen al megaproyecto.
Según el CECOP, el proyecto implicaría la inundación de más de 17.000 hectáreas de tierras y afectaría directamente a unos 25.000 campesinos de 5 municipios de Guerrero, que deberían ser desplazados. Los municipios son Acapulco, San Marcos, Juan R. Escudero, Tecoanapa y Chilpancingo.
Otros 50.000 labriegos serían afectados indirectamente por la represa, que tendría una cortina de más de 190 metros de altura.
Según el diario mexicano Reforma, uno de los coordinadores de la CFE, Cuitláhuac Rangel, dijo en abril que en un plazo de dos a tres meses podrían iniciarse los trámites
de expropiación de las tierras donde se construiría La Parota. Rangel agregó que las obras del proyecto se iniciarían en enero de 2007.
En los cinco municipios serían afectados 20 “ejidos”, cuatro “bienes comunales” y una “propiedad privada”, las tres formas de tenencia de la tierra en México.
Los bienes comunales son tierras de las comunidades indígenas que han sido sus dueñas de forma “comunal” y desde sus ancestros, aunque sus características actuales son posteriores a la revolución mexicana de 1910-1917.
Ejido es la denominación que se dio a las tierras repartidas a los campesinos después de la revolución, y la pequeña propiedad es la propiedad privada.
Además de la CFE, dirigida por Elías Ayub, y del gobierno mexicano que preside Vicente Fox, el proyecto hidroeléctrico La Parota cuenta con el apoyo del gobierno de Guerrero, encabezado por Zeferino Torreblanca.
También cuenta con el aval, o el silencio, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (SEMARNAT) y de la Procuraduría Agraria, dependiente del gobierno mexicano.
El candidato a la presidencia mexicana por la coalición “Por el bien de todos” y líder del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obra dor, también ya ha dicho que apoya el proyecto La Parota.
Uno de los coordinadores del CECOP, Rodolfo Chávez, dijo en una entrevista cedida a Biodiversidad, que existe información que prueba que La Parota formaría parte del Plan Puebla Panamá, proyecto de cooperación para el “desarrollo” entre los países centroamericanos y varios estados de la región sur-sureste de México.
Regina Méndez, integrante del Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos de México, que está trabajando junto al CECOP, dijo a Biodiversidad que varias organizaciones que apoyan al movimiento preguntaron al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo, a través de cartas, si financiarían La Parota.
Méndez explica que los jerarcas de las dos instituciones financieras internacionales reconocieron que La Parota es el tipo de proyectos que apoyan pero no adelantaron que fueran a financiarlo.
La historia
La CFE comenzó en enero de 2003, sin los permisos necesarios, los trabajos de construcción de La Parota en los “bienes comunales de Cacahuatepec”, en el municipio de Acapulco y donde estaría la cortina de la represa.
Rodolfo Chávez lo expresó así: “la CFE entró sin permiso alguno, sin autorización ninguna, sin el permiso de la SEMARNAT, sin permiso de la Secretaría de la Reforma Agraria (del gobierno), ni de las comunidades, para hacer un proyecto impuesto”.
La CFE “entró ilegalmente, es una absoluta irregularidad”, sentenció Chávez. Sin embargo, la rápida organización de los labriegos de la zona obligó a la CFE a retirarse de las tierras ocupadas. Así nació el conflicto que ahora ya se cobró la vida de tres campesinos, por enfrentamientos armados entre defensores y opositores a la represa.
La CFE realizó ampliación de caminos en las tierras ocupadas, perforaciones con maquinaria, tala de árboles y trabajos de desmonte, entre otras cosas.
Las explicaciones de la CFE para justificar la realización de La Parota han variado y no son claras, aunque siempre coinciden en que el proyecto promovería el desarrollo de la región.
Jerarcas del organismo han explicado que la represa permitiría satisfacer la demanda pico de energía en el centro de México. Otras veces han argumentado que la hidroeléctrica permitiría cubrir los requerimientos energéticos de nuevos centros urbanos y turísticos ubicados a lo largo de la costa del sur de México.
El CECOP explica en un comunicado difundido el 14 de marzo de 2006 que la CFE “se ha movido en la ilegalidad” desde que ingresó en los bienes comunales de Cacahuatepec. Su estratagema de irregularidades ha sido muy variada.
De acuerdo a la CECOP, la CFE “ha influido en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, generando una estrategia autoritaria y antidemocrática para imponer este proyecto”.
La comisión estatal ha citado a asambleas de campesinos para que se vote sobre el proyecto La Parota, sin tener potestad para hacerlo. Las asambleas deben ser citadas por los propios campesinos y su fecha y hora de realización deben ser informadas oportunamente.
El CECOP sostiene que la CFE fomentó “la realización de asambleas comunales y ejidales fraudulentas que violan la ley agraria y el Estado de derecho”. Además “solicitó el uso ilegal de cuerpos de seguridad pública para la vigilancia de dichas asambleas”.
Las asambleas siempre se hicieron en un lugar dentro de los bienes comunales de Cacahuatepec, sin embargo la CFE cambió varias veces el lugar de las reuniones, incluyendo el municipio.
Según afirma el CECOP en el comunicado, la CFE también ha comprado votos “en las asambleas fraudulentas, que han dividido y enfrentado a las familias y comunidades”.
A esto se suman las amenazas de muerte a los campesinos opositores a La Parota, como estrategia intimidatoria para que desistan de su posición de rechazo a la represa.
De acuerdo al CECOP, la CFE “promueve la criminalización de quienes se han opuesto al proyecto a través de la liberación (por parte de la autoridad judicial mexicana) de
órdenes de aprehensión y sometimiento a proceso judicial de los líderes opositores por delitos prefabricados”.
El objetivo de la CFE ha sido generar un clima de desinformación y temor para que los labriegos opositores a La Parota no concurran a las asambleas y así restar oposición a su proyecto.
La lucha
Los campesinos del CECOP se jactan de que la CFE no ha logrado volver a entrar a los bienes comunales de Cacahuatepec desde que se organizaron a mediados de 2003. En su comunicado del 14 de marzo de 2006 el CECOP expresa que “el imponer este proyecto contra la voluntad de los afectados, viola la normatividad nacional e internacional en materia de derecho a la información, participación y consulta, y vulnera los derechos a la vida, integridad y seguridad personales de la población afectada”.
Por eso “denunciamos que el gobierno mexicano está incumpliendo con su obligación internacional de respetar el derecho a la libre determinación de los afectados, negándoles su derecho a decidir sobre su desarrollo económico, social y cultural”, agregan los campesinos.
Chávez dijo a Biodiversidad que “poco a poco los campesinos fueron entendiendo que no hay desarrollo para las comunidades, que no hay desarrollo ni siquiera para Acapulco, ni para el estado de Guerrero, ni para el país”.
“Y esto empezó a generar una movilización, que ha sido muy fuerte, que ha llegado a todo el estado, que ya lo rebasó y llegó a todo el país, y que tiene repercusiones a nivel internacional”, agregó el dirigente del CECOP.
Los campesinos opositores a La Parota han concurrido a las asambleas realizadas ilegalmente por la CFE, para manifestar su rechazo a La Parota. Los labriegos debieron enfrentar a fuerzas policiales armadas y cercos humanos que evitaban su ingreso a las reuniones.
La violencia que ha rodeado la realización de esas asambleas ha sido denunciada por los dirigentes del CECOP en numerosas oportunidades. Los labriegos también interpusieron un pedido de nulidad de algunas asambleas, logrando que la justicia mexicana fallara en su favor en alguno de los casos.
En el marco de esta lucha los campesinos de Guerrero decidieron y afirmaron, según Chávez, que defenderían sus tierras, el agua, el río Papagayo y su propia vida.
Y para lograr ese objetivo concluyeron que debían “integrar a mucha gente en torno a nosotros, tomar un alto nivel de conciencia que responda a las agresiones y defendernos con lo que tengamos a la mano, palos, piedras”, expresó Chávez a Biodiversidad.
Los campesinos también resolvieron que debían formar un “escudo de solidaridad”, que debía estar integrado por organizaciones locales, nacionales e internacionales.
Chávez dijo que “este escudo de solidaridad va a responder por todos nosotros, así lo esperamos y así lo han estado haciendo las organizaciones”.
El dirigente campesino agregó que “significa una decisión de vida, aquí no van a venir a matar gente llevándola a ser mendigo en Acapulco o en otra ciudad, o llevándola como migrante a Estados Unidos”.
“No hay desarrollo si es sólo para las transnacionales, un desarrollo es para todo el pueblo y esto es fundamental: o hay desarrollo para todos o lo que dicen que es desarrollo no lo es”, sentenció Chávez.
Siete días cruciales
Con el apoyo de varias organizaciones nacionales e internacionales, el CECOP organizó el 14 de marzo un encuentro internacional llamado “Sí a la Vida, no a la presa La Parota”.
Se realizó en los pueblos de Aguascalientes y Las Cruces, dentro de los bienes comunales de Cacahuatepec en Acapulco, y a orillas del río Papagayo.
La actividad en la que estuvo presente Biodiversidad se enmarcó en la conmemoración mundial esa fecha del “Día Internacional de Acción contra las represas y por los ríos, el agua y la vida”.
Participaron cientos de personas de las comunidades campesinas que serían afectadas por La Parota, y cerca de 20 representantes de organizaciones y medios de comunicación mexicanos y de varios países, presentes en México para participar de las actividades paralelas al IV Foro Mundial del Agua.
Los campesinos realizaron varias charlas y conferencias en las que explicaron a todos los presentes su posición con respeto al proyecto La Parota y todos los acontecimientos sucedidos desde comienzos de 2003.
Fue en este marco que Biodiversidad pudo dialogar con Marco Antonio Suástegui, uno de los referentes fundamentales del CECOP y quien tiene sobre sus compañeros una ascendencia muy particular, basada en el gran nivel de su discurso pero también de sus acciones.
Suástegui dijo que “desafortunadamente hemos estado en la cárcel, ha habido mucha represión por parte de los gobiernos (estatal y federal principalmente), violación a nuestros derechos, pero la gente sigue puesta y creo que vamos a llegar hasta el final”.
Para el dirigente del CECOP la lucha se encuentra en la actualidad en su punto más importante porque “la violencia está al borde de las comunidades, la CFE ha venido a interrumpir la paz social que antes reinaba”.
Suástegui expresó también: “hoy creo que la lucha ha tomado otro rumbo, antes únicamente era la resistencia con la gente, con los plantones, pero ahora ya estamos en una lucha legal, con nuestros abogados”.
El dirigente manifestó además su satisfacción por que la lucha del CECOP ha logrado llegar a otros países y sus integrantes han participado en encuentros internacionales, donde se analizan problemáticas de otros pueblos a causa de proyectos hidroeléctricos.
Suástegui destacó la importancia de “las organizaciones que vienen de afuera porque son un escudo de protección para nosotros. Hay que recordar que tenemos amenazas de muerte (…) pero con observadores internacionales como hay ahora creo que la lucha se va a fortalecer”.
“Tengo la plena seguridad de que este año vamos a cancelar este proyecto”, enfatizó el dirigente campesino.
Dos días después, el 16 de marzo, unos 300 manifestantes, en su mayoría campesinos del CECOP (con una fuerte presencia de mujeres), realizaron una marcha en Ciudad de México que terminó frente a la puerta de una de las oficinas de la CFE.
Los labriegos portaron banderas, pancartas, cantaron y gritaron su rechazo al proyecto La Parota.
Los manifestantes fueron atendidos por algunos jerarcas del organismo estatal y su muy concurrida incursión por las calles de Ciudad de México fue valorada por el CECOP como muy positiva.
Cuatro días más tarde, el 20 de marzo, fue el turno de los fallos del Tribunal Latinoamericano del Agua, según el cual “el proyecto hidroeléctrico La Parota debe cancelarse, ya que no se demuestran los beneficios a la población local ni su contribución al desarrollo regional, ni a la protección del medio ambiente y los recursos naturales” [ 2].
Los campesinos del CECOP que escucharon el veredicto del Tribunal en el Ex Templo Corpus Christi de Ciudad de México celebraron acompañados por una sala repleta de gente de varias partes del mundo, que festejó la sentencia como si fuera propia. Se empezaba a hacer justicia.
La emoción, solidaridad y hermandad entre los pueblos se pudo tocar, se la sentía en el aire y se la veía en los rostros. Quizá ese sea el logro mayor del CECOP, haber internacionalizado una lucha por la tierra que fue muy desigual y que ahora es mucho más pareja.
Marco Antonio Suástegui lo había presentido días antes: “Tengo la plena seguridad de que este año vamos a cancelar este proyecto”.
La Parota “sólo podrá hacerse con una guerra en el sureste mexicano”
Los campesinos del CECOP recibieron el domingo 16 de abril de 2006 la visita del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y de su líder, el subcomandante Marcos, que llegaron hasta Aguascalientes en el marco de un recorrido por todo el país que iniciaron el 1º de enero. Unos 1.000 campesinos que se acercaron a Aguascalientes escucharon decir a Marcos que la represa La Parota sólo se concretaría con una guerra en el sureste mexicano, donde se ubica el estado de Chiapas, de donde proviene el EZLN desde su nacimiento en 1994.
En un clima de alto voltaje emocional y político, con manifestaciones continuas del público en contra de la represa La Parota, el subcomandante Marcos explicó que si el ejército mexicano atacaba a las comunidades que se oponen a la central hidroeléctrica, el EZLN se sentiría agredido y actuaría contra él.
Las palabras del líder del EZLN hacían referencia a una denuncia del CECOP, que informó haber sido advertido por representantes de la CFE de que si seguía resistiéndose al proyecto el ejército mexicano intervendría para hacerlos deponer su actitud.
Según el diario mexicano La Jornada, Marcos manifestó en Aguascalientes: “si el Ejército ataca a sus comunidades, también nos tiene que atacar a nosotros, porque lo vamos a considerar como una agresión al EZLN”.
“Según nuestro pensamiento como indígenas mayas, el río Papagayo corre también por las montañas del sureste mexicano. Por eso queremos avisarle a Vicente Fox y a su brazo amarillo y negro, Zeferino Torreblanca, que si el Ejército ataca estas tierras, tendrá que atacar también las montañas del sureste mexicano.(…) Es nuestro compromiso”, especificó Marcos.
El líder zapatista fue más enfático aún al asegurar que La Parota “sólo podrá hacerse con una guerra en el sureste mexicano”.
Marcos dijo también a los campesinos del CECOP: “admiramos su lucha. Son un ejemplo y unos maestros de lo que debe ser la dignidad en nuestras tierras”.
El CECOP difundió ese domingo un manifiesto dirigido al EZLN en el que anunció, entre otras cosas, que las tierras donde se pretende construir La Parota “son nuestras y serán de nuestros hijos”, y declaró “cancelado” definitivamente el proyecto hidroeléctrico.

Fuente: Biodiversidad en América Latina
http://www.biodiversidadla.org