El paro de los profesores y trabajadores de la salud

24.Sep.06    Análisis y Noticias

En Chile el gremio del colegio de profesores hace años es coto de caza de los partidos de izquierda gobiernista y la reformista, como el gremio de trabajadores de la salud, que había participado en la fundación de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales Anef convocada por el inolvidable Clotario Blest, fundador también de la Central Única de Trabajadores CUT y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.

En la salud manda el Partido Socialista en alianza con sectores del partido radical y algunos demócratas cretinos, digo cristianos. El PC y la FSD ahí son minoritarios, al contrario de la organización de los profesores, donde la FSD y el PC tienen mayor peso que sus aliados socialistas, a los que se les conforma entregándoles algunos puestos de menor valía, en especial en regiones. En la salud los socialistas les devuelven con la misma moneda y todos tan amigos.

Los trabajadores de la salud llevan 15 días de huelga nacional y la insatisfacción de las bases se está acrecentando, pasando a llevar en parte a las dirigencias, lo que puede ser indicador de un aumento de la conciencia de trabajadores con autonomía, como lo indica la ocupación del Hospital Fricke de Viña del Mar, la toma del hospital regional de Concepción y las barricadas con corte de calles en el Hospital Van Buren de Valparaíso. De otras regiones las noticias traen similares inquietudes de los trabajadores. Sin duda estamos ante una radicalización de las formas de lucha que va más allá de las anteriores movilizaciones de los últimos años.

El funcionalismo público había sido en Chile un importante sector social de apoyo al Frente Popular y su política keynesiana del Estado de Bienestar, la alianza que conduciría a Chile al desarrollo capitalista por vía de la conciliación de clases y la constitución de una fuerte capa de funcionarios burócratas que junto a la aristocracia obrera asegurarían la transición pacífica al socialismo, el capitalismo de estado. El gobierno empresarial-militar expulsó a 100 mil de estos funcionarios en pocos días, en una operación limpieza necesaria no sólo para asegurarse una base de sustentación proclive, sino, lo más importante, para el inicio del proceso de jibarización estatal exigido por la escuela de Chicago. La picardía popular no tardó en hacer irónicos y despiadados juegos de palabras con las dos últimas sílabas del nombre de esa ciudad yanqui donde se daban clases de neoliberalismo mientras en la Escuela de las Américas se enseñaba contrainsurgencia. Una escuela para los intelectuales dirigentes y administrativos, otra para los perros de la jauría militar. Después acusaban de intervención a los cubanos por darle instrucción a miembros de la resistencia, que no era más que la posibilidad de defenderse de la plaga de asesinos y torturadores que nos enviaban bien entrenados los yanquis, puros Rambos de pacotilla acostumbrados a ponerse capucha para que no les identifique el o los destinatarios de la golpiza –o de los tiros de barco, como en Mehuín-. Y si uno de nosotros se coloca capucha para levantar barricadas de resistencia contra el capital, ponen el grito en el cielo. El símbolo fálico de la patria para ellos es empuñar un fusil o una espada para atravesar haciendo sangrar el cuerpo de las víctimas de su poder patriarcal.

Años le tomó a la Anef recomponerse, más aún si su principal dirigente, Tucapel Jiménez, firme opositor a la dictadura, había sido asesinado alevosamente y las reparticiones públicas con jefes militares y cadenas de sapos y confidentes paniaguados de los uniformados. En los últimos años se ha ido perdiendo el miedo, pero a la vez se ha ido escapando a la conducción de los partidos, problema que sumado a las disputas por espacios de poder interno en el PC, llevaron a Pávez, presidente del colegio de profesores, a salir de sus filas con una fuerte base de apoyo para constituir rápidamente (antes que la gente se siguiera escapando) la Fuerza Social y Democrática FSD teóricamente “no partidaria”, pero que en nada se distingue de las políticas del PC. Desde los profesores se fueron extendiendo hacia otros gremios fraccionando la dirigencia reformista en muchos sectores por la vía de levantar esa falsa alternativa no partidista agrupando a los insatisfechos. El mismo perro con diferente collar.

Luego se alían con el movimiento Surda, que dice ser autónomo, pero no lo es, ya que su eje estratégico es la formación de lo que llaman nueva izquierda –siguiendo los lineamientos de Martha Harnecker-que suministra el contenido “conciente” a los movimientos sociales. Este movimiento conquistó algunas posiciones en universidades y hoy día –cuando ha empezado a declinar- se ha aliado con los disidentes del PC agrupados en la FSD conquistando juntos la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile Fech. Ahora están analizando constituir bloques locales para presentarse a las elecciones municipales.

Así las cosas, llega con todo su esplendor la movilización de los pingüinos y ambas agrupaciones, FSD y Surda, imaginan que ha llegado su hora de ponerse a la cabeza de una movilización más amplia. Por medio de las organizaciones que controlan, el Colegio de Profesores y la Fech, invitan a los estudiantes secundarios a integrarse a una comisión educacional paralela a la del gobierno. Pero los pingüinos resultaron más sagaces, algunos obviamente influidos por el PC se negaron a asistir, pero la gran mayoría declinó la invitación por diferentes razones, a pesar de la fuerte campaña del blogg de la Surda, “El Quinto Infierno”, que había ganado cierta simpatía entre los muchachos y muchachas para comenzar a perderla una vez que se le vio la cola al diablo.

De esa manera estas dos agrupaciones cupulares, la FSD y la Surda, que esconden la cola reformista con mensajes de autonomía, fracasaron estrepitosamente en la tentativa de conformar un fuerte bloque “social” partiendo por la educación y hoy aspiran en el paro nacional a realizarlo de hecho convocando a las demás organizaciones de todo tipo a “sumarse”, lo que agregado al de la salud, se anhela que resulte una poderosa movilización con la cual exigir algunas reformas y promoverse para luego mandar a la gente a sus casas hablando maravillas de lo fantástico que son estos “nuevos” líderes.

Nada han aprendido de los nuevos tiempos estos dirigentes que aspiran a montarse en la cresta de la ola social actualmente iniciada por los pingüinos. Mal les va a ir, pero luego volverán nuevamente a las andadas, hasta llegar a las elecciones municipales, donde se mostrarán con todo su esplendor institucional.

Por nuestra parte pensamos que las discusiones y movilizaciones debe orientarse a fortaleces las capacidades locales de autoorganización y resistencia en todos los planos, concentrando energías en cada barrio para consolidar allí redes de cooperación y apoyo mutuo entre experiencias autogestionarias y comunitarias. Si los profesores van al paro, hay que apoyarlos, obviamente, pero no en la forma que desea la dirigencia, sino en la forma que sabe hacerlo la organización social desde abajo en los espacios de vida cotidiana y de relaciones directas cara a cara. Por ejemplo, no es difícil que los Comités Populares para una Nueva Educación y Trabajo CET, o como se les llame, o dos o tres colectivos locales, convoquen a la población del barrio a reunirse frente a la(s) escuela(s) del sector que estén en paro. Eso se puede coordinar con los estudiantes y apoderados alejándose de las organizaciones tradicionales como juntas de vecinos o similares que en su mayoría más cumplen funciones para el cuadrante policial que para la población, aunque digan o crean hacer lo contrario.

La idea es constituir una asamblea barrial que pueda discutir estos temas abiertamente con horizontalidad y respeto a la diversidad. Hágalo en su barrio, aunque lleguen pocas personas, que sea una experiencia.

Con relación a las municipalidades, es de conocimiento común que no cumplen funciones de apoyo o solución de las necesidades de la población, sino únicamente de trasladar de arriba hacia abajo las políticas orientadas por el mal gobierno y el capital, por lo que será más eficaz plantearse estratégicamente la constitución de municipios paralelos autónomos que puedan ir desarrollando fórmulas de solución a los problemas y necesidades de empleo, habitación, educación, salud, recreación y otros, no mediante la “participación popular”, sino sobre la base del “protagonismo social”. La fuerza social de los barrios, presente o latente, ya no puede ser más capitalizada por los partidos y agrupaciones oportunistas que cuando llegan a ganar espacios de poder en las instituciones, los utilizan en su propio beneficio o para cumplir funciones encomendadas por las burocracias dirigentes.

Las asambleas barriales y las coordinaciones locales entre agrupaciones populares con experiencias autónomas autogestionarias y comunitarias, entonces, no deberían solamente apuntar a una economía alternativa en la forma de redes de intercambio que evadan el estado y el mercado constituyendo nuevas relaciones sociales, sino también a la discusión y preparación de las condiciones para instalar esos municipios paralelos.

Así estaremos avanzando hacia una nueva sociedad de hecho y no de promesas.

Abrazos

Profesor J