PROYECTO DE LIBERACIÓN NACIONAL, LUCHA CONTINENTAL INDÍGENA Y PROYECCIONES. UNA MIRADA DESDE LA C.A.M.
LIBERACION NACIONAL MAPUCHE: EL PENSAMIENTO NACIONALITARIO Y AUTONÓMICO
Como se ha afirmado anteriormente, nuestro objetivo estratégico central es la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche, el otrora llamado wall mapu, sin embargo, en la etapa actual esta aspiración sufre una serie de limitantes, dada la realidad de opresión en que se encuentra nuestro pueblo por el estado y el sistema capitalista. La primera limitante radica en la existencia de fronteras políticas y administrativas de los Estados chileno y argentino, quienes invaden nuestros territorios desde hace ya más de un siglo. Otra limitante es el grado de desestructuración de nuestro pueblo que se expresa principalmente en los planos físico - geográficos, como en lo administrativo – económico, político- social, que en consecuencia representa la dominación de que somos objeto. Sin embargo, cabe destacar la existencia de una serie de elementos culturales e idiosincráticos propios que en el último tiempo han revestido gran importancia para ir superando las limitantes y proyectar las ideas fuerzas para establecer una futura Liberación. Primeramente se hace necesario potenciar más el desarrollo de la concepción nacionalista y autónoma mapuche, y no necesariamente en un plano de la discusión de elite como algunos intelectuales proponen, sino que esta surja al calor del proceso de lucha que desarrollan nuestras comunidades y que involucra a gran parte de nuestro Pueblo, y que genera que mayor cantidad de gente que asuma posturas libertarias. Lo que importa es que esta corriente de pensamiento ideológica se vaya convirtiendo en fuerza de mayor resonancia frente a la opresión de que somos objeto para así perspectivar un proceso de Liberación Nacional Mapuche.
Para la C.A.M. lo más importante es que se desarrolle esta concepción nacional y autónoma y expresarla concretamente en una organización política que se plantee derechamente la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche a través de un proceso de liberación.
Al hacer un diagnóstico de la realidad organizativa de nuestro pueblo, observamos que en el último periodo ha habido un salto cualitativo en líneas que reafirman la auto determinación y autonomía en distintas organizaciones mapuche, sin embargo estas aun no representan en la práctica concreta una postura consecuente en tal sentido, ya que estas desarrollan un quehacer político en formas prefijadas al interior de la estructura del estado dominante, pero vale el reconocimiento de que sus posturas estén cada vez más identificadas con el carácter autónomo y nacional que debe tener la lucha mapuche.
WALL MAPU (TERRITORIO ANCESTRAL MAPUCHE)
El territorio ancestral mapuche es la plataforma básica, absolutamente esencial para la reconstrucción de la Nación Mapuche. La no existencia de un territorio propio lo único que generaría sería el logro de autonomías relativas, de tipo simbólicas culturales e inclusive folclóricas que resultan funcionales al sistema de dominación que a la larga condena a la desaparición física e ideológica. Sin una base territorial y sin los derechos políticos inherentes es imposible la autonomía y se imposibilita el desarrollo de una política de Liberación Nacional. La demanda de territorio y autonomía ha sido siempre nuestra consigna central y son los objetivos estratégicos más importantes, enfatizados con fuerza por los procesos de recuperación territorial llevados cabo por las comunidades en conflicto, porque a través de las recuperaciones de tierras más el ejercicio autonómico no participando de las estructuras del Estado, en desobediencia de la institucionalidad opresora, se puede lograr la recomposición del tejido social y cultural mapuche. Las recuperaciones de tierras y de espacios cada vez más amplios y la implementación de ejercicio de control territorial por parte de las comunidades son la expresión concreta de un proyecto de rearticulación por las demandas de territorio y autonomía.
Hemos sostenido que las recuperaciones de tierras son el eje y motor de una estrategia de reconstrucción, porque a través de estas se irán recuperando todos los demás aspectos que son esenciales para la condición de Nación Mapuche y a través de esta se dinamiza un proceso de mayor conciencia nacionalitaria que en su primera etapa debe consolidar aspectos autonómicos, tanto en lo ideológico como en la práctica política misma, que a la larga permitirá la consolidación del poder mapuche necesario para la liberación.
EL PODER MAPUCHE
El logro de poder político se obtendrá mayoritariamente a través del proceso de lucha por la reconstrucción de la Nación Mapuche, en donde la demanda de territorio y autonomía son fundamentales. Se trata de un poder político no subordinado ni con participación de las estructuras del Estado, no en el marco de la política oficial indigenista del estado opresor. En este sentido, muchas son las organizaciones que siguen este curso y terminan siendo funcionales a las políticas integracionistas y de asimilación impuestas por el sistema. Es necesario el logro de poder político sobre la base de una implantación territorial, es decir, en la medida que las comunidades en recuperación vayan ejercitando un control territorial cada vez más extenso, y los lonko adquieran más capacidad política y asuman mayores atribuciones y prerrogativas dirigenciales. Sólo el control territorial potenciará mayor poder político, pero este también debe ser sostenido con el desarrollo de una cada vez mayor base económica autónoma; ambos, poder político y base económica, generan las condiciones para sostener el poder mapuche, expresado más tarde en un gobierno propio, tanto a nivel local como de identidades territoriales cimentando las bases para la reconstrucción territorial definitiva.
Una base económica productiva con mayor cantidad de tierras recuperadas, requerirá de una estrategia de desarrollo que proyecte un tipo de socialismo comunitario mapuche que se sostenga desde cada comunidad en recuperaciones productivas articuladas a un nivel territorial mayor. Es por ello el impulso que hemos dado a las recuperaciones productivas, porque estas no sólo permiten combatir la pobreza en que están sumidas nuestras comunidades, sino que generan una plataforma necesaria para una base económica mayor y hacer sostenible un proyecto de autonomía integral, que represente al conjunto de nuestro pueblo. El logro de una base económica propia, autónoma, desvinculada de las lógicas del mercado capitalista, que recoge los elementos culturales de nuestros antepasados en relación al equilibrio y a la conservación del suelo, permitirá no sólo superar los niveles de descomposición social y económica que nos condena a la pobreza, sino que a través de esto se puede frenar definitivamente la migración y la dispersión de nuestra gente, y lo que resulta más estratégico aún, es que se puede implementar una política de retorno masivo al territorio mapuche.
El poder Mapuche, no sólo está asociado al poder político que se adquiere o a la implantación de una sólida base económica y social para las comunidades, sino que es necesario también, generar condiciones para la revitalización de todos los aspectos culturales mapuche.
Es de vital importancia, entonces, la reconstrucción de los espacios sagrados para una práctica cultural más consistente, ya que muchos de ellos están aún bajo dominio del sistema de propiedad usurpado a nuestro pueblo. Otro aspecto es la recomposición del suelo y la biodiversidad que, a nuestro juicio, se logra luchando y recuperando las tierras. Importancia vital tiene la reposición del “mapudugun” como el idioma oficial de la Nación Mapuche, ya que esta representa a nuestra cultura y nos da la particularidad como Pueblo y Nación. Así mismo la religión mapuche y su práctica constituyen un imperativo por su vitalidad e importancia identitaria lo que nos permite reafirmar nuestra condición mapuche, y a su vez dotar de fuerza espiritual a los planteamientos políticos ideológicos que son la base para implementar el proyecto de Liberación Nacional Mapuche.
EL NACIONALISMO
Es considerado como un fenómeno histórico de carácter primordial a través de la cual, las comunidades originarias se desarrollan y hayan su expresión y madurez histórica para constituir un tipo de sociedad organizada. La idea de “nación” se vuelve un concepto anterior a la idea de Estado que es considerado un fenómeno más moderno, y la idea de nación occidental moderna se vuelve una estructura práctica política y administrativamente que rige una sociedad determinada, concepto que dista mucho de lo que se entiende por nación originaria.
Con el derrumbe de la Unión Soviética y del bloque socialista se han creado una serie de nacionalismos. La otrora federación soviética, la yugoeslava y la checoeslovaca se desintegraron dando origen a una gran cantidad de pequeños estados - naciones principalmente de tipo capitalista. En general en el mundo, en el último tiempo, se han desarrollado nuevas naciones que terminan conformándose en Estados nacionales, y también se aprecian la reemergencia de luchas de liberación nacional de pueblos que son oprimidos por diferentes Estados, como es el caso de los palestinos, los vascos, los kurdos que vendrían a ser las luchas más emblemáticas.
En América, el nacionalismo ha tenido características diferentes, puesto que esta concepción tiene más posibilidades de arremetida en los pueblos originarios, por lo cual se ha convertido en fuerte preocupación para los Estados nacionales que se han conformado sobre la base de la conquista y dominación de los territorios históricos de los indígenas. Esta preocupación también es compartida por el imperialismo norteamericano quienes ven en las aspiraciones nacionalitarias un factor de desestabilización en la región que pondrían en riesgo sus intereses económicos financieros.
Es en el norte de América, más específicamente en el círculo ártico, donde los pueblos originarios han conseguido conquistas en el plano de la autonomía, son los inuits o esquimales quienes han logrado territorios autónomos y de paso el reconocimiento de su lengua nativa como un idioma oficial más. Consideramos que estos logros son base de una autonomía relativa, que puede ser puente para el logro de su reconstrucción nacional. En Latinoamérica, los indígenas de México, en particular de Chiapas, han obtenido avances en materia de territorialidad, a través de una rebelión armada y que en la actualidad se encuentran en proceso de recuperación autonómica, sin embargo aún no hay mucho desarrollo en los planos ideológico y cultural que les permita su definitivo desprendimiento de las estructuras de dominación que son de tipo colonialistas y que los sumen en políticas de integración con la obsecuente asimilación cultural y política. En la medida de que dejen de reivindicar los símbolos de la dominación como la bandera y su incorporación al Estado, y reclamen su independencia como naciones originarias con sus propias particularidades, se notarán avances sustantivos. De la experiencia de estas comunidades rescatamos la fuerza y la mística que han impreso a su lucha, pero los instamos a mirar más a sus hermanos, los pueblos naciones originarias que levantan la liberación como nación y culturas propios. Donde más desarrollo puede tener el nacionalismo es en los pueblos originarios andinos, particularmente en los aymara, quechua y mapuche, que son los pueblos que más han conservado su especificidad cultural expresadas en sus tradiciones y lenguas, manteniendo una identidad étnica que los sigue particularizando. Es en la zona andina donde los tres principales idiomas indígenas son el quechua, hablado por unos 13 millones de habitantes, el aymara por 3 millones y, en menor medida, el mapudugun hablado por cerca de medio millón de personas. Si bien en Sudamérica el castellano es la lengua oficial, es una realidad impresionante la cantidad de zonas en donde las lenguas nativas son la fuerza de expresión mayoritaria con su consecuente prácticas de culturas y formas de vida ancestrales que aún persisten y que son humanitariamente hablando mejores modelos que los impuestos por los occidentales, a pesar de la pobreza y marginación de que son objeto las comunidades. Son formas de vida que se han opuesto inclusive a lo avasallante que es la globalización con su uniformidad económica social, cultural occidental y capitalista. Como contrapartida, al interior de estos pueblos existe un fuerte incremento traducido en madurez ideológica que les permite plantear la liberación nacional.
De estos pueblos, tal vez sea el aymara el que potencialmente cuente con más elementos para su resurgimiento, puesto que posee un idioma cultura, creencias y demás rasgos característicos, que son dominio de un territorio bien definido e integrado en la memoria colectiva, a pesar de las fronteras impuestas por los Estados nacionales. Hay sectores del mundo aymara que se autodefinen como una nación oprimida, atrapada por distintas Estados, que por tal situación reclaman su soberanía y su derecho a ser nación. Es el Movimiento Indio Pachacuti (MIP), el mayor exponente y representante de los intereses y reivindicaciones del mundo aymara. Propone la independencia contra los k’aras como occidentales blancoides a través de una guerra civil en que la expresión más avanzada se desarrollaría desde las comunidades, en lo que se ha llamado la “guerra revolucionaria de ayllus”. Reinvindican la condición aymara culturalmente, rescatan y practican el idioma, los cultos precolombinos a sus divinidades los cerros inty y la pacha mama. Plantean restituir la justicia comunitaria aboliendo al estado opresor y sus símbolos y representaciones lo que incluye echar a la policía. Proponen crear un estado de ayllus hasta el restablecimiento del Kollasuyo, el antiguo territorio incario que va desde el sur de Cuzco hasta la cierra central de Chile y Argentina. Estas líneas ideológicas tienen su representación política en el MIP y en menor medida en la Confederación Sindical Unitaria de Trabajadores Campesinos de Bolivia, pero también tiene una expresión político militar en lo que conoce como el cuartel de Kalashaca y, a nivel estratégico, en el Ejército Guerrillero Tupac Katari, el EGTK. Es Felipe Quispe, el Mallku el principal dirigente y exponente de estas tesis.
Para efectos de la comprensión de la lucha aymara, es necesario repasar brevemente la historia política y militante de este insigne y tal vez más pre claro dirigente indígena del continente. Mallku nació en el ayllu de Ajllat’a en la zona de Ch’ixilaya, provincia de Omasuyo; fue un destacado dirigente sindical agrario de comunidades aymara en los años setenta. El año 84 fue elegido secretario de la organización de la Federación Única de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari; en aquel entonces también fue fundador y dirigente de la Ofensiva Roja de ayllus kataristas que más tarde se transformaría en el EGTK. Por su actitud guerrillera cae detenido el año 92, estando 5 años preso en el penal de San Andrés de San Pedro, en su calidad de preso político indígena, realiza estudios de bachiller en historia y sigue manteniendo el cargo de dirigente de la Federación. Actualmente ejerce como secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la CSUTCB y es el jefe político del MIP. En su planteamiento político plantea la formación de un estado aymara basado en las comunidades igualitarias agropecuarias (ayllus para la reconstrucción del Kollasuyo). El Mallku practica la religión cósmica y el culto a las comunidades como los Uywiris, los pach-awkis, pacha-taykas mallkil y demás espíritus ancestrales, aunque se declara marxista, pero es más indianista y revolucionario. En lo económico social plantea la implementación de un sistema socialista comunitario indígena basado en el trueque y no en el mercado y que las autoridades sean las tradicionales elegidas por las propias comunidades, implantando una suerte de auto gobierno aymara.
En el mundo aymara hay varias tendencias separatistas más que plantean reunir a los aymaras en un solo Estado, recuperando parte de Bolivia y Perú y crear un gran Omasuyos. Gran parte de los dirigentes aymara y quechua plantean recuperar Perú, Ecuador y Bolivia para sus pueblos y transformarlos en Estados multinacionales. Es por ello que las fuertes movilizaciones llevadas por los indígenas en Bolivia y Ecuador van adquiriendo mayor contenido en la demanda nacionalitaria. Es en este contexto que los sectores marxistas y de izquierda han diseñado discursos pro indios con el fin de capitalizar las fuertes movilizaciones de los pueblos originarios, contribuyendo con ello a que se cree la dispersión en el movimiento indio, quienes se confunden con los planteamientos que mezclan la lucha indígena con la lucha de clases, asumida por algunos sectores que ven en la izquierda a un aliado político, situación que resta de protagonismo a la concepción nacional revolucionaria indígena.
Lo que es importante es que los sectores nacionalistas, ratifiquen ideológicamente el indianismo como la única posición capaz de autoafirmar los valores intrínsecos de la nación originaria y crear un consistente cuerpo teórico revolucionario que, en conjunto con un planteamiento político militar y religioso, posibiliten la liberación nacional. En síntesis es en el MIP, bajo el liderazgo del Mallku en donde mejor se condensan las los anhelos de liberación de los aymara y quechua, que apunta a la destrucción del modelo de República Andina basado en una lengua y cultura europea, posibilitando la transformación de las estructuras de dominación, basándola en una nueva distribución de las tierras a favor de los pueblos originarios.
NACIÓN MAPUCHE
Mucho se ha dicho sobre autodeterminación, libre determinación y autonomía, entendiéndolas como el gran derecho que le asisten a los pueblos o naciones a decidir su destino sin la injerencia exterior, tener la capacidad política de auto gobernarse que permita un desarrollo económico social y cultural propios. Para la C.A.M., la autonomía es la que mejor representa, nuestra realidad y nuestra aspiración libertaria, por lo tanto constituye nuestro mayor logro político a alcanzar; pero no queremos una autonomía para una etnia o una cultura o una realidad diferente, queremos la autonomía para la Nación Mapuche, porque esta es la forma más concreta políticamente para reconstruir nuestra Nación. La autonomía y el territorio son la garantía definitiva para la existencia nacional.
Reivindicamos el concepto y la idea de “nación”, porque los mapuche traemos históricamente una homogeneidad étnica y cultural y la población originaria tuvo un territorio propio con unidad lingüística religiosa e idiosincrática que permitió la construcción de una sociedad sana y organizada, que tuvo la calidad de nación o el otrora país mapuche. Reafirmamos nuestra condición de nación como producto de la evolución natural desde las comunidades originarias, étnicas hacia un estadio superior concebido como nación. La inexistencia de un territorio y la carencia de autonomía, hace que reivindiquemos con mayor fuerza la idea de nación, no sólo en el plano político, sino como sentimiento, idea fuerza que permite la identidad y la particularidad de los mapuche.
Para nuestra condición de mapuche es central la idea de nación o país mapuche. No es un artificio construido o de elaboración que reacomode una postura para la actualidad o para darle proyección, sino que es la restitución de lo que ha sido la historia del Pueblo Nación Mapuche. Una nación que se defendió y que mantuvo su independencia, inclusive en periodos de guerra o de invasión, y los antecedentes concretos de esto son más de 350 años de resistencia manteniendo esta condición de nación libertaria y de nación independiente. Pero también significa la realidad actual que tiene el Pueblo Nación Mapuche a partir de la derrota político militar por parte del Estado nación chileno hacia fines del año 1800, por lo tanto la condición de un pueblo invadido militarmente, de un pueblo sojuzgado, de un pueblo al que se le ha usurpado territorialmente y que se le controla hoy día y que se le ha controlado durante todo un siglo y más, sobre un andamiaje de construcción estatal que no le pertenece, una concepción ideológica que no le pertenece y que es de dominación, y actualmente sufre la invasión no solamente en el sentido político militar de un Estado nación, sino a través de los procesos de transnacionalización económica que vienen dirigidos inclusive desde el sistema capitalista central o del imperialismo norteamericano.
La idea de nación viene a cobrar mayor relevancia, mayor fuerza a partir de nosotros por el hecho de que somos un pueblo oprimido y todo pueblo oprimido tiene el derecho a la Liberación, así como otros pueblos que han sido sojuzgados y que están siendo invadidos por distintos Estados - naciones, inclusive, a la par ponemos el ejemplo de kurdos en el Asia oriente, el caso de los vascos en Europa o el caso de los palestinos en el medio oriente, son situaciones que hacen validable o justificables las luchas por un tipo de liberación nacional, donde los planteamientos de fondo son la restitución de lo que los pueblos ancestralmente o milenariamente conformaron y llegaron a ser, estableciendo tipos de economía, tipos de administración, de ideologías, de religiosidad y términos idiomáticos, culturales, idiosincráticos, en fin, todos los elementos que hacían el desarrollo de una vida como país o como nación, por lo tanto, la necesidad o el legítimo derecho que tienen estas a rebelarse y a salir de la opresión, reivindica necesariamente un proceso de liberación nacional. Ahora bien, en el caso mapuche, nosotros restituimos con mayor fuerza, porque el elemento fundamental para la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche pasa necesariamente por restituir la condición de país o de nación, y esto obedece básicamente, como vértebra de construcción, a la restitución de la territorialidad y todos sus derechos políticos.
EL NACIONALISMO INDÍGENA
Para la Nación Mapuche, un proceso de liberación exige esfuerzos para masificar y dotar de calidad un pensamiento nacional y antisistémico que genere las condiciones necesarias para la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche.
El resurgimiento del nacionalismo indígena es el resultado de un fenómeno socio político de gran envergadura que ha remecido en le último tiempo a gran parte de América Latina. Esta nueva corriente ideológica ha calado fuerte en los pueblos originarios que ven en el reforzamiento de su identidad y de su orgullo étnico una plataforma para proyectar su existencia nacional. Es en el contexto de los quinientos años de la invasión española, en que se ha venido desarrollando un fuerte sentimiento de identidad étnica en los pueblos originarios de América lo que permite sostener que estamos en tiempos de un verdadero renacer del nacionalismo indígena.
DE LA CONVERGENCIA IDEOLÓGICA Y LAS ALIANZAS
La C.A.M. por sus definiciones políticas e ideológicas, hace que sus postulados entren en un proceso de convergencia con las luchas de Liberación Nacional; primeramente, las llevadas a adelante por los pueblos originarios que reivindican la reemergencia como nación. También confluimos con las luchas de liberación de los pueblos oprimidos del mundo que demandan territorio y autonomía y el respeto a sus culturas milenarias, tal es el caso de nuestros hermanos palestinos, vascos y kurdos y más tarde simpatizamos y apoyamos las demás causas de otro tipo de interpretación.
EL ESCENARIO LATINOAMERICANO
La posibilidad de convergencia ideológica y alianzas estratégicas
En el último tiempo, mas bien a fines de los 90 y principios de los 2000 se ha venido dando un nuevo reordenamiento en el mapa político de la izquierda latinoamericana, lo que incluye a las posiciones de los partidos políticos tradicionales, los movimientos sociales y las organizaciones revolucionarias. Es la aparición en escena de un fuerte movimiento bolivariano, sostenido principalmente por el proceso que se viene gestando con el gobierno del coronel Chávez en Venezuela, lo que da empuje a ésta expresión. Ahora bien, la corriente en torno a Chávez más el apoyo político estratégico y de alianza que han concordado con el proceso cubano, ha creado una fuerte corriente de expresión política de izquierda , que si bien no podríamos considerar de revolucionaria al menos recoge en gran parte la influencia y posición del pensamiento emancipador del continente. Dentro de ésta corriente de pensamiento y de acción política se han alineado la mayoría de los partidos políticos de la izquierda tradicional de América Latina , así como gran parte de los movimientos sociales que hasta hace no poco mantuvieron sus posiciones mas autónomas e independientes. La verdad es que, debido en gran parte a los logros obtenidos en el proceso venezolano en tanto a los cambios implementados para beneficio de la masa empobrecida. ,es lo que ha generado no solo la simpatía sino más bien ligazón estratégica en la concepción de transformación social que se pretende, de la mayoria de las expresiones de izquierda.. Sin embargo, también se ha apreciado una fuerte arremetida de posiciones socialdemócratas que han aprovechado la ocasión de hacer valer sus posturas en pos de conseguir posiciones de poder a través de las tácticas electoralístas y su posicionamiento en las estructuras de dominacion,, es en este sentido que mucho de lo logrado en el campo de la influencia bolivariana con su nueva expresión de democracia participativa , se diluye en solo recambios en el marco de lo interburgues con la complacencia, obviamente, del imperialismo norteamericano, tal es el caso del gobierno socialdemócrata de Evo Morales, y de otros gobiernos populistas..
Nosotros creemos, que si bien estas expresiones de la izquierda representan un avance en materia de derechos políticos para los pueblos, aún no sustituye la creación necesaria de una plataforma básica para la liberación definitiva.
Tambien existe en América Latina un pensamiento y acción política revolucionaria y ésta está expresada en los pequeños pero fuertes sectores antisistémicos que aun resisten en cada uno de los paises de acuerdo a las particularidades y realidades en los que les toca desenvolverse. Ahora bien, podemos afirmar con certeza que es en la insurgencia colombiana (FARC-EP, , ELN) donde se da con mayor sostenimiento ésta expresión, sin embargo tampoco es de desmerecer que en el seno del proceso bolivariano venezolano existen organizaciones que trabajan por establecer y mantener esas posiciones. Tambien se observa que algunos movimientos sociaes y particularmente del movimiento indígena autónomo están encontrando esos caminos revolucionarios.
Es ésta expresión de izquierda revolucionaria que en la actualidad está desarrollando con muchas desventajas estratégicas sus procesos, por lo cual cuenta con muchas dificultades porque la mayoría de la izquierda latinoamericana está en posturas reformistas y socialdemócratas, sin embargo, con mucho ímpetu han logrado posicioonarse con sus proyectos de lucha. En éste ámbito, también existen otras expresiones menores que en la actualidad están en la búsqueda de lineamientos revolucionarios reales que les permítan establecer procesos de acumulación de fuerzas en todos los planos y así desarrollar procesos revolucionarias que los lleve a la toma de poder. El mayor sentido que tiene esta expresión es el valor que le asignan todavía al desarrollo de la lucha armada, es decir que a traves de estas organizaciones y su acción política se viabiliza la lucha armada como legítima expresión para hacer frente a las oligarquías y al imperialismo, por lo cual aún es vigente la utilización de todas la formas de lucha para la liberación de los pueblos. En éste sentido no se puede dejar de reconocer el gran aporte que realizan con su ejemplo herçóico las guerrillas colombianas, porque en la práctica se han convertido en poderosos movimientos de resistencia y con reales perspectivas de poder para la tranformación de la sociedad, por lo cual también pasan a convertirse en la reserva moral para el movimiento de izquierda en el continente y así lograr verdaderos caminos de liberación para los pueblos oprimidos.
En relación al movimiento indígena se puede sostener que aun el grueso de ésta realidad está en la vía sistémica, algunos a traves de la dependencia e influencia de ONG o de las fundaciones establecidas por los gríngos. Otro importante sector aún continúa influido por la izquierda tradicional reformista o por la izquierda pragmática que ha surgido en el último tiempo, en tal sentido hemos visto a mucha organizaciones que han sido conquistadas e intervenidas por lo movimientos de izquierda principalmente de influencia venezolana y cubana y últimamente hemos visto afirmar éstas posiciones con la llegada de Evo Morales al poder de la republica de Bolivia, dando curso con esto a una corriente indigenísta en tal sentido, es decir, un movimiento indígena confinado a posiciones lideradas por una izquierda reformista y socialdemócrata. Tambien se ha vísto a un pequeño sector del movimiento indígena que ha hecho alianzas o se han incorporado a los movimientos político-militares del continente, con la desventaja de que han supeditado sus concepciones tanto culturales como ideológicas, por lo que no representan cabalmente a los pueblos originarios.
Sin embargo, en el último tiempo ha resurgido un movimiento indígena autónomo y revolucionario que tiene su máxima expresión en algunos sectores delas naciones aymáras, quechuas y mapuche . Es en este marco que se desarrollan las líneas de liberación de los pueblos originarios, que sería la principal expresión nacionalitaria, principalmente de los aymara, quechua y mapuche. También se desarrollan con fuerza los denominados movimientos sociales, que han adquirido gran protagonismo político, como son los Movimientos sin Tierra y los piqueteros, más algunos movimientos campesinos con el agregado cultural indígena que aún no logran un perfil más identitario, más otras expresiones de raigambre anarquista y auto gestionarios.
Por supuesto, como mapuche nacionalistas y revolucionarios estamos más cerca ideológicamente de los palestinos que con alguna vanguardia de izquierda marxista. La convergencia radica en que también somos un pueblo acosado, invadido, usurpado de territorio y que luchamos como pueblo cultura y nación. Nuestra cercanía es también con los vascos, los andaluces y los kurdos, porque son pueblos atrapados y dominados por estados opresores. Es más, nosotros los mapuche o los aymara podemos llegar a ser lo que los vascos representan para Europa y los kurdos para el medio oriente. Sin embargo, dejamos en claro que nuestra mayor convergencia ideológica y política, y que se puede traducir en alianzas estratégicas, será con los pueblos originarios, con nuestros hermanos los aymara, los quechua y los guaraníes, y todos los pueblos originarios que se planteen el nacionalismo revolucionario que combata al capitalismo y al imperialismo, y que reconstruyan las sociedades sanas y justas que fueron en el pasado.