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1 Movimientos sociales urbanos en la República Dominicana. Acercamiento a la lectura cultural de su realidad. Tahira Vargas Universidad Iberoamericana, UNIBE Santo Domingo, República Dominicana. tahira_vargas@hotmail.com, ml.delgado@codetel.net.doTel: (809) 548-8794,cel:258-6428 Fax (809) 561-6767Resumen. En este articulo tomamos como punto de partida la posibilidad de que el análisis de los movimientos sociales urbanos en Santo Domingo impliquen una reconceptualización o derivación de los movimientos sociales en la medida en que no necesariamente responden a los contenidos que generalmente definen los movimientos sociales. Esta hipótesis parte de la presencia de una mezcla de ámbitos y condiciones socioculturales en las relaciones entre las organizaciones urbano-barriales que están implicadas en estos movimientos y la población no organizada que genera escenarios de huelgas y protestas barriales. Nuestro análisis del movimiento social urbano en Republica Dominicana esta enmarcado dentro del análisis del movimiento barrial urbano que es un componente del movimiento social urbano no el único y tiene en su praxis una mezcla de elementos de la cultura barrial donde el territorio tiene un peso importante como elemento de identidad cultural porque en el sustentan las redes sociales que conforman el tejido social del barrio. Ponencia presentada en el XXIII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), Washington, D.C., Septiembre 6-8, 2000.
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2 Movimientos sociales urbanos en la República Dominicana. Acercamiento a la lectura cultural de su realidad. Introducción. Cuando me planteo realizar un análisis de movimientos sociales en el país, me enfrento, de inmediato, con un problema epistemológico como punto de partida: ¿Que puede ser categorizado como movimiento social en nuestro país y con arreglos a que criterios? Esta reflexión, que no es el objeto de este ensayo, pero que abordaré brevemente por razones metodológicas, implica una serie de polémicas en las Ciencias Sociales, especialmente desde la Antropología, teniendo como punto de partida la posibilidad de conceptualizar desde la lectura de la realidad, que asumiremos significa siempre traducir la realidad desde los lentes de las categorías consensuadas por la comunidad académica de las ciencias sociales ya establecidas—derivación1Para nuestro caso estamos hablando de Movimientos Sociales partiendo de la mezcla de dos elementos, los movimientos sociales como acción colectiva organizada y ahí estamos rescatando de movimientos sociales como las “formas de acción colectiva que surgen como consecuencia de la centralización del poder y la nueva cultura cívica que genera el Estado—nación”2y la acción colectiva no organizada . Dentro de los posibles movimientos sociales en Santo Domingo mi anállisis se enmarca al estudio de los movimientos barriales que probablemente entran dentro de la posible categoría de movimientos sociales urbanos aunque no son los únicos movimientos sociales urbanos que se desarrollan en el país. Tengo mis dudas de la relación movimientos sociales—estado sólo como acción de confrontación o resistencia porque creo que en nuestro caso no únicamente se producen movimientos de resistencias, o estos son los más escasos, sino que la acción colectiva del movimiento barrial en nuestro país esta bañado de una heterogeneidad donde se confunde la direccionalidad de la acción con la difusa –posible direccionalidad o no de la misma. Aunque creo que en nuestro caso, Santo Domingo, no hay mucha posibilidad de que nuestros movimientos barriales puedan encajar dentro de los conceptos típicos del movimiento social y de la construcción de sujeto que desde Touraine hasta Carlos Vilas y otros autores latinoamericanos le dan tanto peso a esta relación, aún así creo que no es 1La profundización de esta polémica desde el lenguaje conceptual de la antropología la hacen Angel Díaz de Rada y Francisco Cruces en la Revista Antropología. Angel Díaz de Rada y Francisco Cruces. “sobre el lenguaje conceptual de la Antropología”. Antropología No 1. Octubre 1991.Madrid 1991. 2Diccionario Sociología, Alianza Editorial. P.p.511
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3 posible considerar un fenómeno como no-existente porque no encaja en el análisis conceptual que tomamos como punto de partida. El análisis de los movimientos barriales en Santo Domingo pasan por la mezcla de diversos matices y dimensiones que en algunos casos se entrecruzan, se mezclan o se repelen. En los movimientos barriales en Santo Domingo encontramos que se expresan las expresiones organizadas y no-organizadas. De ahí que trabajaremos ambas expresiones a lo largo del ensayo. El ensayo que estamos presentando a continuación tiene tres grandes ejes sobre las que se fundamenta el análisis: 1. Peso del espacio-territorio en los movimientos sociales urbanos de Santo Domingo el cual tiene como aspectos: a) Peso del espacio-territorio en las relaciones moradores barriales—gobierno presente en las demandas y conflictos en los períodos de gobierno:1996-2000 ,2000-2004 b) La calle y su significación cultural compleja en las protestas de los barrios urbano-marginales. 2. Las huelgas nacionales en el país y sus significaciones culturales. 3. La mezcla de lo formal con lo informal en las estructuras organizativas que componen el movimiento urbano barrial en Santo Domingo y su incidencia en el cuestionamiento mismo de los paradigmas que sustentan la definición de movimiento social—sujeto . Peso del espacio-territorio en los Movimientos Sociales Urbanos de Santo Domingo. El concepto de espacio-urbano tiene como premisa el planteamiento del espacio en la dimensión de una delimitación física de un territorio, el barrio y en su interior, la calle, lo cual está atravesado no sólo por su significado físico sino también en el sentido amplio del concepto espacio donde se conjuga lo físico con las actividades sociales y culturales que se desarrollan en el mismo. El peso de lo que le llamo espacio-urbano en los movimientos sociales urbanos o movimientos barriales de Santo Domingo esta sustentado en el análisis de los siguientes indicadores: 1. Peso del espacio urbano en las relaciones moradores barriales—gobierno presente en las demandas y conflictos tanto en la gestión 1996—2000 como en la actual (2000-2004) . Análisis de las protestas y de los conflictos barriales producidos en ese período.
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4 2. La Calle y su significación cultural compleja en las protestas de los barrios urbano-marginales. 1. Peso del espacio urbano en las relaciones moradores barriales—gobierno presente en las demandas y conflictos tanto en la gestión 1996—2000 como en la actual (2000-2004) . Si analizamos con un vistazo rápido los distintos movimientos sociales urbanos de los últimos 10 años encontramos una fuerte presencia del problema de la relación moradores—territorio en los movimientos barriales. Entre 1986—1990 durante el gobierno de Balaguer se produjo una intervención directa y de cambios bruscos en la textura urbana de los barrios urbano-marginales de Santo Domingo como producto de los desalojos masivos desarrollados por esa gestión. Estos desalojos generaron movimientos de protestas importantes en los barrios y el fortalecimiento de espacios y organizaciones barriales que asumieron la presión directa al gobierno para que detuviera ese modelo de intervención. En este sentido se destacan huelgas barriales como las desarrolladas en la Zona Norte de Santo Domingo en 1987 y 1989 , así como otro tipo de manifestaciones de protestas que se incrementaron en ese período como fueron: encendidos de velas en las calles, ocupación de locales, marchas etc… En el período gubernamental de 1996—2000 se produjeron también diversos procesos de protestas y conflictos en los que el territorio se mostró como uno de los ejes importantes generadores de esos movimientos en los barrios de Santo Domingo así como de otras ciudades del país.
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5 En el cuadro que acabamos de presentar podemos observar que las áreas generadoras de los principales movimientos de protestas en la gestión gubernamental de 1996-2000 son obras físicas y política económica, ambas con un 19 % de las protestas en los 4 años. La demanda continua de intervención física en los barrios de Santo Domingo y de todo el país fue uno de los factores principales que generó diversos movimientos de protestas y conflictivos en las distintas poblaciones hacia el gobierno. De ahí que el peso de la intervención física es sumamente significativo para los pobladores y se expresa en la articulación de movimientos de presión social tanto organizados como no-organizados. En el período actual encontramos el mismo peso de las obras físicas no tanto en movimientos de protestas los cuales aún no han tenido el peso urbano-territorial que tuvieron en el período pasado, pero sí en las demandas. De ahí que probablemente estén expresándose en el tiempo de espera que la población le ha dado al gobierno para que intervenga directamente en el barrio. Como también en el hecho de que los problemas relacionados con la política económica asumida por el gobierno actual han tenido mayor efecto en los moradores barriales que la intervención física que se mantiene como un tema latente con una fuerte demanda de la población. 0%2%4%6%8%10%12%14%16%18%20%Educac.Repres.Polic Gest.urb.SaludPol.ecnObras FísicasTransporteElectricidadMedio Amb.AguaAgropec.JusticiaotrosAreas de conflictos y su distribución porcentual en la gestión gubernamental, 1996–2000
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6 El peso de la intervención física del espacio urbano queda expresado en estos cuadros de comparación de ambas gestiones y de la presencia de movimientos barriales organizados y no—organizados con esas demandas. En la gestión pasada los conflictos más fuertes en la relación gobierno.– población estuvieron matizados por la no-respuesta cabal de esta demanda en las dimensiones en que esperaba la población. Teniendo como respuesta una intervención gubernamental con mucho peso en las principales urbes del país ( Santiago y Sto Dgo) desde una perspectiva macro-espacial no micro-espacial como demandaba gran parte de la población.¿Qué posibles asociaciones podemos hacer de la priorización del territorio en estos movimientos barriales? El territorio atraviesa la vida cotidiana en los barrios urbanos convirtiéndose en el elemento que aglutina a los moradores barriales en su sentido de “identidad”con el barrio produciéndose en esa relación morador—territorio una serie de significaciones que diversifican e intensifican la relación. Este análisis parte de un estudio etnográfico realizado en un barrio urbano—marginal de Santo Domingo donde se plasman diversas dimensiones, una de ellas es el sentido de apropiación y pertenencia al territorio. Principales demandas de la población al gobierno, Septiembre—Julio 200021%13%1%4%9%4%10%3%2%7%10%9%4%Obras FísicasPol.EcnViviendaPol. UrbanaAgropecuariaControl Delincuenc.Pol. Soc.Agua PotableJusticiaMedio AmbienteElectricidadSaludEducación
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7 Sentido de Apropiación—pertenencia . En el análisis que hago del espacio-territorio en el estudio publicado en el libro de la Casa a la Calle encuentro que el espacio para los moradores del barrio tiene una significación multidimensional es propio, parte de su historia de vida y ha sido transformado por ellos mismos. Este último elemento es significativo , explica la relación de intervención continua y de transformación del espacio realizada por los moradores y además el que esta intervención los hace percibir el territorio como propio y le da sentido a su presión continua hacia el Estado para el mejoramiento de las condiciones físicas de ese espacio-territorio. Este tipo de identidad llamada por otros estudiosos del tema como identidad por devenencia matiza la relación con el espacio desde una dimensión de patrimonio.3La Calle y su significación cultural compleja en las protestas de los barrios urbano-marginales. El contexto de las protestas populares de los últimos años en el país ha sido, a diferencia de otras ocasiones, las pequeñas ciudades del interior del país y zonas semi—rurales o semi—urbanas. Aún desde este contexto me parece significativo la conjugación de elementos propios de la cultura urbano—popular, sobre todo la relación con el territorio y el espacio—calle, convertido en “calle—política”, concepto usado por un antropólogo español en el análisis de las protestas callejeras en México, D.F.4Este concepto de calle—política tiene un peso significativo en nuestra cultura urbano—barrial. Esta relación estrecha entre la calle y la acción político—social de los pobladores urbanos viene dada por una serie de dimensiones culturales que trabajaremos brevemente aquí como son: La calle tiene una significación cultural importante para los moradores de los barrios urbano—populares. La calle es mucho más que el espacio físico, el asfalto, o el eje de circulación, entrada y salida del barrio. La vida cotidiana de los barrios transcurre en el espacio—calle. Las articulaciones sociales, la formación de redes informales, la interacción vecinal y familiar, las actividades domésticas, el lavado, la 3“ La identidad por devenencia se caracteriza por una concepción compromisoria de la pertenencia y la solidaridad; la identificación dela identidad barrial con el proceso mismo de integración en el mundo urbano por parte de sujetos supuestamente heterogéneos ; la concepción de la historia barrial como conquista de terreno y adquisición delas infraestructuras y servicios básicos, que además de prestaciones materiales, suministran un patrimonio de signos genéricos de lo urbano”.Gonzalo Abril. “Crónicas de la Conquista de la Ciudadanía: representaciones narrativas dela identidad urbana en Cali”.Mimeo p.p.4 4Cruces, Francisco. “ El Ritual de las Protestas”, en “ Cultura y Comunicación en la Ciudad de México, comp: Nestor García Canclini.
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8 socialización de los niños y niñas, la venta informal para la subsistencia, el juego de dominó, la agrupación informal alrededor del ocio y la recreación, las actividades laborales, todo este complejo tejido social se articula y rearticula alrededor de los espacios físicos del barrio, calles y callejones. La calle es un espacio de connotaciones culturales con expresiones de mezcla público—privado, en la medida de que las actividades relegadas al concepto de lo privado –residencial se desarrollan en una circulación residencia—calle y convierten a la misma en una extensión de la residencia. Las condiciones físicas de la calle, su arreglo o su mejoría son de una gran importancia para la población. Una calle mejorada implica la residencia misma de la gente y una mejoría del espacio donde se desarrolla su cotidianeidad. De ahí que las demandas de obras físicas, sobre todo arreglo de calles, cañadas, callejones, se conviertan en necesidades fundamentales para los pobladores urbanos. En una calle sin arreglar o con una intervención paralizada no se puede vivir; incluso recreaciones con juegos de niños como el “jumpi” sólo se hace en “calles asfaltadas”. El flujo de las relaciones entre el barrio y el resto de la ciudad, el barrio y los escenarios públicos políticos se produce a través de la calle. La ocupación de la calle se manifiesta en ocasiones que se logra una articulación que involucre de alguna manera al barrio, en velorios, fiestas, matrimonios y cuando se necesita hacerse “escuchar” o sea las protestas, son los rituales asociados a este espacio físico. La relación calle—protestas populares conjuga estos elementos y otros también de carácter externo e interno que tienen relación con: la presencia de expresiones organizadas, presencia de agrupaciones informales, la articulación de algunos jóvenes que matizan las protestas desde sus peculiaridades como sector y la presencia de .partidos y movimientos políticos y sociales con mayor o menor incidencia en la vida barrial. En la relación calle—protestas se producen también rasgos aparentemente contradictorios que prefiero catalogar como más bien ambiguos. Entre estos rasgos tenemos: Las protestas implican una ruptura con la cotidianeidad del barrio. El barrio, sus calles son de interacciones sociales y económicas densas. Las protestas, al ir adquiriendo cada vez más un matiz violento, rompen con esa interacción socio-económica y afectan la economía informal, principal sostén de la dinámica barrial El incremento de violencia en las protestas, tanto en el modo de ejecución de las mismas como en el modo en que están respondiendo los mecanismos policiales de control, generan una resistencia de una gran parte de la población barrial a integrarse a las mismas. Convirtiéndose en una manifestación con mayor apoyo de la población juvenil y con resistencias
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9 por la población adulta, sobre todo femenina, siendo la población femenina el eje principal de la interacción social y cotidiana del barrio. Las protestas se están convirtiendo en el mecanismo de negociación por excelencia de los pobladores urbanos. Esta característica de las protestas ha sido leída en otros contextos latinoamericanos y destacado por autores como Luis Salamanca quien destaca: “ La protesta funge, muchas veces, como medio de negociación obligando al adversario—generalmente el Estado—a sentarse en la mesa de negociaciones pero también como un “ estímulo” para el funcionamiento normal del mismo”. Las protestas están fortaleciendo un cierto carácter de circularidad entre demanda—expectativas de respuesta, con débiles rupturas. Este último elemento es, para mí, el más delicado y complejo de las tendencias de las protestas en estos momentos. El hecho de que sean un mecanismo de negociación y que las respuestas se estén ofreciendo en función de la mayor o menor intensidad de las protestas, fortalece esta circularidad.“ La ola de protesta se alimenta a sí misma, en la medida en que el recurso rápido a ella estimula a otros sectores a hacer uso de la paralización de actividades para probar suerte en la defensa de sus intereses. Es el efecto multiplicador que la acción de protesta de los sectores iniciales, sobre todo si es exitosa, produce en otros grupos sociales”5. Las huelgas nacionales y sus significaciones culturales. Durante la gestión gubernamental de 1996—2000 se produjeron tres movimientos huelgarios nacionales con distintos períodos de duración, ( Noviembre de 1997, Mayo 1999 y Octubre 1999) . Analizamos estos tres procesos huelgarios tomando en cuenta algunos elementos comunes que encontramos presentes en ellos como son: 1. La huelga se produce en el momento de un punto máximo de conflictos y protestas en distintas localidades del país. Si analizamos cada momento previo a las huelgas en cada uno de los años , encontramos que los meses anteriores a las huelgas generales son meses de una gran cantidad de protestas locales e incluso con matices altamente violentos como ocurrió: • San Francisco de Macorís, Barahona, Azua y Mao en Agosto y Septiembre de 1997. • Nagua, Licey al Medio, San Pedro de Macorís, Barrios de Santiago, Barahona y Bonao en los meses de Marzo y Abril de 1999 • San Pedro de Macorís, Bonao, Azua, San Juan, Licey y otras localidades en Septiembre y Octubre de 1999 5Ibidem.
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102. Las Huelgas Generales no necesariamente recogen las demandas que generan las protestas locales que la preceden. Si comparamos las demandas que sustentan la Huelga General convocadas por el Colectivo con las demandas de las protestas locales veremos que hay diferencias entre las mismas. Tomamos como referencia el Pliego de Demandas que ofrece el Colectivo en 1997 y que retoma en los distintos movimientos huelgarios, excepto en Octubre de 1999 donde la demanda principal fue la rebaja del combustible. 3. Posterior al proceso huelgario se produce un reflujo del movimiento de protesta . Si analizamos los meses posteriores a las huelgas generales ( ver gráfico anterior) encontramos que en todos los meses posteriores o el mes posterior es un mes de bajísimos porcentajes de protestas, elemento contrastante con los meses anteriores. Así en 1997 ocurre con los meses de Noviembre –Diciembre, en 1999 con los meses de Julio-Agosto y de Noviembre-Diciembre . Este reflujo se contradice con los grados de satisfacción de las demandas de las huelgas. Las huelgas parecen generar un cierto grado de “desilusión” o sentimiento de “desinfle” en los movimientos de presión local, ya que al no recoger las demandas locales, y establecer demandas muy generales las posibilidades de negociación se reducen y a la vez el acercamiento a la satisfacción de las demandas. 4. Presencia de un porcentaje significativo de aceptación subjetiva de la huelga en la población. En distintos sondeos pre-huelgas que realizamos encontramos porcentajes significativos de aceptación de la población del movimiento huelgario, como fueron en Mayo de 1999, tenemos que un 42.58% de la población entrevistada se mostró de acuerdo con la Huelga , y en Octubre de 1999 el apoyo explícito de la población entrevistada a la huelga fue aún mayor, en un 69.76% de la población entrevistada. Este incremento significativo de la subjetividad a favor del movimiento de protesta previo a este, se debe probablemente a que la huelga de Octubre de 1999 fue una huelga en reacción a una medida gubernamental de impacto económico-social, el alza de los combustibles. 0%10%20%30%40%50%60%70%Mayo 1999Octubre 1999Grado de Aceptacion de las Huelgas Generales. Segun Sondeos Previos en la población. Desacuerdo con protestasDe acuerdo con protestas
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115. Presencia de Causas Efectivas para la Huelga según la población: Uno de los rasgos más significativos de los sondeos fue la emergencia de una serie de aspectos relacionados con la gestión gubernamental como elementos que motivaban la realización de movimientos de protestas en el país. Si bien una parte de los entrevistados, el 56.13 %, en algunos sondeos estaba en desacuerdo con el llamado a Huelga6, aún así casi todas las personas entrevistadas, 93.58 % (290 personas) identificaron causas tangibles en la producción de estos movimientos, sólo un 6.42 %,( 20 personas) no identificó ninguna causa o motivo . Las causas que establecieron las personas encuestadas fueron las siguientes: 6. Las organizaciones que forman el espacio de coordinación no fueron las que organizaron las protestas locales, sólo algunas de ellas formaban parte de este espacio de coordinación. Las organizaciones convocantes de las 3 huelgas generales fueron un grupo de organizaciones articuladas al espacio de coordinación llamado Coordinadora de Organizaciones Populares, Campesinas, Choferiles y Sindicales. Este espacio de coordinación está formado por las siguientes organizaciones: En el caso de las protestas locales encontramos una diversidad de organizaciones comunitarias, ecológicas, moradores no-organizados, organizaciones campesinas, asociaciones de productores agrícolas, Comités de Defensas de los Recursos Naturales etc… que no son parte de este espacio de coordinación pero que hemos identificado como los 6Estamos haciendo referencia al Sondeo Pre-Huelga Mayo 1999 realizado por Tahira Vargas en referencia a los porcentajes de aceptación a la huelga. Condiciones económicas muy críticasDeficiencias en los ServiciosIncumplimiento del GobiernoObras Físicas Paralizadas o sin realizar. Demandas de Sectores Sociales: Médicos, Enfermeras, Maestros, Trabajadores cañeros. Bajos Salarios Represión Policial Organizaciones Sindicales :CGT, CASC, CNTD, CTU Organizaciones Populares: JUNTAPO, Colectivo de Organizaciones Populares, FALPO Central Nacional de Transportistas Unificados, Federación Empleados de la Corporación de Empresas Estatales, CORDE. Otras Organizaciones: MIUCA, Coordinadoras locales de organizaciones Populares en las provincias: Barahona, Azua, Bonao, Santiago, Nagua, Salcedo, San Juan de la Maguana.
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12actores principales de los procesos conflictivos durante los 4 años. A estos actores se suman los gremios sectoriales: ADP, AMD, Chóferes, CODIA, Trabajadores Cañeros, etc… . Los actores con mayor presencia en los procesos conflictivos de la gestión fueron los moradores organizados y las organizaciones populares-comunitarias sobre todo locales ( de municipios, barrios, localidades pequeñas) que generaron el 23% de los movimientos de protestas, y el 19% de las protestas fueron producidas por moradores no-organizados7. En el análisis de estos movimientos huelgarios encontramos una relación entre lo que puede llamarse movimiento barrial –local y los movimientos de presión social a nivel nacional con rupturas y discontinuidades que nos parecen interesantes: 1. La ausencia de articulaciones locales y nacionales que ofrezcan una línea continua de presión y relación hacia procesos con contenidos políticos y sociales de peso en la vida nacional. Los movimientos barriales se quedan en el barrio o en zonas que articulan varios barrios aledaños pero no logran articularse a procesos mucho más amplios ni tampoco las organizaciones que se llaman “nacionales” y que convocan a huelga logrando éxitos significativos en la expresión de las mismas , tienen procesos locales de articulación a esos movimientos. Sino que más bien se producen tensiones entre ambos movimientos o en el menor de los casos algunos apoyos. 2. La presencia de una aceptación subjetiva de la huelga como método de presión hacia el gobierno que a la vez genera una disminución de otras expresiones de presión social articuladas en el ámbito local. 3. La poca respuesta que ofrecen las gestiones gubernamentales a las huelgas y la ausencia de procesos de negociación—concertación con acuerdos materializados en la intervención gubernamental. 4. El peso de la espontaneidad y la coyuntura en los movimientos de protestas dado por el alto porcentaje de protestas generadas por moradores que no “organizaban” una protesta como parte de una planificación y un proceso de coordinación con las organizaciones sino que se tiraban a la calle como expresión de descontento a ocupar las vías públicas y así generar 7Estos datos son obtenidos como resultado del análisis de los reportes que hace la prensa de los movimientos de protestas a lo que le hicimos un registro diario en una base de datos y de ahí parte el análisis general. El hecho de que sean datos periodísticos le da el matiz de ser datos secundarios no de fuente directa con el inconveniente de que pueden estar sesgados por la capacidad y el interés de los medios de comunicación de presentar o no protestas que se hayan realizado en distintas partes del país.
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13mecanismos de presión para que se produjeran intervenciones directas en su territorio. La mezcla de lo formal con lo informal en las estructuras organizativas que componen el movimiento urbano barrial en Santo Domingo. Las organizaciones barriales en Santo Domingo presentan una autopercepción continua de crisis y de fragilidad que tiene su sustento en la ambigüedad presente entre lo que ellas esperan de sí misma y lo que es su realidad cultural y su contexto. Las organizaciones barriales se manejan con paradigmas de lo que “debe ser” su estructura y su dinámica interna que está permeada por concepciones relacionadas con una dimensión de sujeto social y sujeto político que parte de la visión de construcción de sujeto social y político desde el movimiento barrial y las organizaciones populares presentes en el pensamiento latinoamericano de la década de los 80 e inicio de los 90. En este sentido hay que destacar dimensiones presentes en diversos autores donde se establece que el movimiento popular, el movimiento barrial está compuesto por un sujeto social y político que refleja: Determinación de clase. En este sentido citamos a Eduardo Ballón. “El movimiento popular refleja la síntesis de la multiplicidad social , regional, ideológica y cultural del pueblo latinoamericano, pues el movimiento popular es reflejo de la realidad latinoamericana y de la “manera de ser” de las sociedad que la conforman”8. Voluntad colectiva con contenido político.Entre estos están los planteamientos de Daniel Camacho9quien plantea: “ al utilizar la categoría de movimiento popular estamos refiriéndonos a una dinámica social contituida por una voluntad colectiva o un un grado mayor de desarrollo a un sujeto social y político. Esa voluntad colectiva con vocación de sujeto político tiene la cualidad de que sintetiza a las masas, sus intereses, sus frustraciones , sus deseos, sus reivindicaciones y en el grado mayor de desarrollo , su proyecto político”10. Sin embargo estos rasgos que permean el discurso y la autodenifición de muchas organizaciones barriales no se corresponden con su contexto y su realidad porque en ellas no necesariamente se expresan contenidos de clase como plantea Ballon ya que su matriz barrial está compuesta por estructuras sociales que parecen ser más complejas marcadas por el sector informal y por redes sociales informales .Otro elemento es que en estas organizaciones barriales no necesariamente se presenta un contenido político en su praxis cotidiana sino una serie de rasgos donde se plasma la informalidad característica de la cultura barrial. 8Ballón, Eduardo. “Proceso de constitución del Movimiento Popular Urbano”. En: Movimientos populares en América Latina, S. XXI, 1era edición. México, 1989. p.p.313. 910Introducción de Daniel Camacho en la compilación : “ Los Movimientos Populares en América Latina”. Siglo XXI , 1era edición. México, 1989. p.p.19
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14Esta informalidad la encontramos expresadas en rasgos y prácticas como son: Poca presencia de objetivos y de una visión a largo plazo que ellos mismos se exigen. Estructuras basadas en la reunión como medio y fin de la organización donde “reunirse” es lo más importante. En este sentido encontramos organizaciones barriales que mezclan la presencia de una directiva con la reunión simple y llanamente sin directiva . Peso de lo coyuntural como elemento aglutinador y articulador de la organización. Presencia de lo temporal como el “ahora” y no tanto el sostenimiento de un tiempo o un período mucho más largo. Peso de la búsqueda de reivindicaciones directas y en corto plazo en el tejido urbano del barrio. Relaciones sociales basadas en las redes sociales informales presentes en la estructura social del barrio. Escasa articulación de los moradores barriales no-organizados convirtiéndose en organizaciones de dirigentes o directivas en muchos de los casos. Tensión entre la cultura femenina presente en la vida cotidiana de las organizaciones barriales y sus procesos de aglutinamiento y la masculinidad presente en la dirección de las mismas. En este sentido se entremezclan la dinámica femenina cotidiana que permea a las organizaciones por representar las mujeres la mayoría en esas organizaciones11, Mezcla de la participación de moradores que provienen de: comunidades eclesiales de base o parroquias, partidos políticos y clubes sociales. La combinación de estos tres componentes distintos en la organización barrial ya sea dentro de una organización o en la formación de distintas organizaciones genera al interior de la organización situaciones de tensión y conflicto con la búsqueda de un modelo de independencia y autonomía de la organización barrial como ente único y la presencia de las influencias eclesiales, político-partidarias por el otro lado. Estos rasgos emergen de un estudio sobre las organizaciones de base en Santo Domingo12y dejan muestras claras de una posible necesidad de reconceptualización del concepto mismo de movimiento social y de sujeto latente en los análisis latinoamericanos del movimiento. Me parece que lo interesante sería reconceptualizar el movimiento social leyendo en el sus ambigüedades y sus condiciones sociales y culturales tanto como expresión de una 11En el estudio que realizamos sobre las organizaciones debase en Santo Domingo encontramos que el 87.9% de la membresía de estas organizaciones son mujeres sin embargo las directivas están compuestas en un 85% por hombres. Vargas, Tahira .“Las organizaciones de base en Santo Domingo”,Centro de Estudios P.Juan Montalvo, p.p.108 y109 12Ibidem.
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15estructura social que no necesariamente tenga un contenido rígido de clase social sino que probablemente tenga en su sustrato la presencia de redes informales que lo sustenta así como una primacía de la relación social en sí y para sí y la intervención en lo micro-espacial que el contenido y la búsqueda de transformaciones políticas-macro sociales. Conclusión. El análisis de los contenidos culturales presentes en la relación espacio-pobladores, movimientos sociales-espacio-pobladores en los movimientos sociales urbanos en Santo Domingo nos deja una serie de cuestionantes sobre si podemos analizar a los movimientos sociales desde posibles modelos que estructuran esta acción hacia formas y comportamientos regulares o si este análisis nos muestra que probablemente encontremos en estos movimientos otras significaciones que no son las que hemos manejado desde el análisis sociológico de los mismos? El hecho de que en nuestro país protestar no necesariamente signifique presionar o resistir es una aproximación a esa resignificación. Además de que quienes están asumiendo el papel protagónico de las protestas no son personas organizadas ni responden a lineamientos políticos ni sociales que necesariamente le de contenido político, de clase o social a estos movimientos sino que probablemente sus manifestaciones son expresiones de establecer una presencia en el territorio que a la vez tiene un sentido de pertenencia (suyo) para así generar “atenciones” necesarias a su accionar. También la protesta está matizada por esa necesidad de ruptura temporal a la cotidianeidad y la rutina del barrio y a la necesidad de “hacer algo” para que se resuelvan los problemas del mismo. Las protestas y los movimientos tienen esa mezcla de ocupación del territorio-ocio-recreación-presión que hace difícil establecer delimitaciones conceptuales claras y diferenciadas de su significación. Estas significaciones de las protestas unidas al peso del territorio en el barrio y a los contenidos socio-culturales delas organizaciones barriales y su “informalidad” nos hace el análisis de los movimientos sociales urbanos muy complejos al que ha que agregar un análisis de la estructura social que implica trascender los paradigmas que hasta ahora hemos manejado.
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16Bibliografía . Ballón, Eduardo. “Proceso de constitución del Movimiento Popular Urbano”. En: Movimientos populares en América Latina, S. XXI, 1era edición. México, 1989. p.p.313. Bobea, Lilliam. “De la protesta a la propuesta.:Articulaciones entre los movimientos populares y el Estado en la República Dominicana”. En: Lucha popular ,democracia y Neoliberalismo: Protesta popular en América Latina en los años de ajuste. Nueva Sociedad. Caracas. 1999 Calderón, Fernando. “Los movimientos sociales en América Latina : entre la modernización y la construcción de la identidad”. En: Filosofia Política I, Ideas políticas y movimientos sociales. Trotta. Madrid.1997. Camacho Daniel , “ Los Movimientos Populares en América Latina”. Siglo XXI , 1era edición. México, 1989. Cela, Jorge. ” La Otra Cara de la Pobreza”. Centro de Estudios Sociales Juan Montalvo. Santo Domingo,1996 Cruces, Francisco. “ El Ritual de las Protestas”, en “ Cultura y Comunicación en la Ciudad de México, comp: Nestor García Canclini. Díaz de Rada, Angel y Cruces, Francisco. “Sobre el lenguaje conceptual de la Antropología”. Antropología No 1. Octubre 1991.Madrid 1991 Diccionario Sociología, Alianza Editorial. Gonzalo Abril. “Crónicas de la Conquista de la Ciudadanía: representaciones narrativas dela identidad urbana en Cali”.Mimeo Laufer, Ruben y Spiguel, Claudio. “Las Puebladas” argentinas a partir del “santiagueñazo” de 1993. tradición histórica y nuevas formas de lucha”. En: Lucha Popular, democracia , neoliberalismo: protesta popular en América Latina en los años de ajuste. Nueva Sociedad. Caracas, 1999 López Maya, Margarita. “La protesta popular en Venezuela entre 1989 y 1993 ( en el umbral del neoliberalismo). En: Lucha Popular, democracia , neoliberalismo: protesta popular en América Latina en los años de ajuste. Nueva Sociedad. Caracas, 1999.
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Movimientos sociales urbanos en la República Dominicana
25.Jun.03 Análisis y Noticias