Paro patronal en Nepal amenaza transición

21.Mar.07    Análisis y Noticias

EFE. KATMANDÚ. Nepal quedó hoy paralizado por una huelga general indefinida de empresarios y comerciantes contra la extorsión de los ex rebeldes maoístas, en una protesta que ha puesto en evidencia la fragilidad del proceso de transición.
Se trata del primer paro de este tipo que vive Nepal desde que el rey Gyanendra se vio obligado a renunciar a sus poderes absolutos, en abril del año pasado, a raíz de una revuelta popular que abrió una nueva etapa política en el país asiático.

La huelga ha sacado a la luz las dificultades políticas que aún existen con los maoístas pese al histórico acuerdo de paz firmado en noviembre, por el que la guerrilla aceptó poner fin a una década de lucha armada.

A pesar de este pacto, los empresarios aseguran que los ex rebeldes no han abandonado sus tácticas de intimidación y extorsión a los negociantes para financiar sus propias actividades.

Las denuncias de abusos se remontan a hace meses, pero el detonante de la huelga de hoy fue la paliza propinada por maoístas el pasado domingo al dueño de un hotel de Katmandú que se negó a hacer una “donación” de unos 100.000 euros o 133.000 dólares a un sindicato vinculado a los rebeldes.

Ante esa situación, este lunes los empresarios y comerciantes pidieron un encuentro con el primer ministro nepalí, Girija Prasad Koirala, para abordar el problema, pero éste rechazó recibirles y se convocó la huelga general.

“Nos hemos visto obligados a tomar esta medida ante la falta de ley y orden en el país”, afirmó hoy a Efe el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio e Industrias Nepalíes, Chandi Raj Dhakal.

Las fábricas, los bancos, los comercios, las escuelas y las aerolíneas secundaron la convocatoria y detuvieron hoy su actividad para reclamar al Gobierno mayor seguridad contra los abusos de los maoístas.

Además, una gran manifestación congregó a cerca de 25.000 personas en las calles de Katmandú, desde donde pidieron al Gobierno mayor seguridad y que exija a los dirigentes maoístas que pongan punto final a la extorsión y abusos por parte de sus seguidores.

“Las empresas y las industrias no pueden sentirse seguras”, advirtió Dhakal, que advirtió de que “la duración de la protesta dependerá del Gobierno”.

Un total de 71 asociaciones de diferentes sectores se han unido a la huelga, entre ellas la Asociación de Operadores de Aerolíneas de Nepal, que en un comunicado subrayó que detiene sus operaciones “hasta que el Gobierno no afronte el problema”.

Buena parte de las escuelas también cerraron hoy sus puertas y el transporte público funcionó parcialmente, mientras en localidades como Birat Nagar, uno de los núcleos industriales de Nepal, los empresarios anunciaron la paralización de sus actividades desde las 16.00 hora local de hoy (10.15 GMT).

“A menos que los partidos en el Gobierno y los maoístas (…) se comprometan a resolver el problema, las fábricas, negocios, instituciones educativas y financieras, servicios, tiendas y aerolíneas cerrarán de forma indefinida”, advierte un comunicado conjunto de los empresarios nepalíes.

El Gabinete, reunido hoy con carácter de emergencia, se mostró dispuesto a sentarse a negociar con los empresarios, mientras que el sindicato de los maoístas anunció que ha expulsado a dos afiliados por su supuesta responsabilidad en la paliza propinada al hostelero de Katmandú el domingo.

Por su parte, el líder de los maoístas, Prachanda, aseguró a la radio Kantipur FM que “detrás de las movilizaciones está el movimiento monárquico”, en referencia a las agrupaciones que respaldan la continuidad del rey Gyanendra.

Según el acuerdo suscrito en noviembre por la guerrilla y el Gobierno, en los próximos meses se deben convocar elecciones para elegir una Asamblea Constituyente encargada de redactar una nueva Carta Magna, que decidirá si Nepal sigue siendo una Monarquía o, como piden los maoístas, se convierte en una República.

Antes de esos comicios, está previsto que los maoístas se integren en el Gabinete de Nepal, aunque para ello se les ha exigido, entre otras cosas, que faciliten el retorno de los desplazados en una década de lucha armada.