Venezuela: Sobre la eliminacion de los sindicatos autonomos
Dirigentes ven con temor eliminación de sindicatos
Oscar Fernando Murillo
miércoles, 28 marzo 2007
Los ataques verbales del presidente Hugo Chávez contra los sindicatos que pretenden ser autónomos provocaron molestia y temor entre la dirigencia sindical de Guayana, según las simpatías o no que se tenga con la llamada “revolución”.
Quienes simpatizan con el Presidente interpretaron sus palabras de otra forma, asegurando que Chávez lo que está es demandando un cambio de actitud de los dirigentes, circunstanciado con la ideologización. Los que han sido más críticos, advierten que “si se diera un golpe a los sindicatos, detrás viene la entrega de estos beneficios de larga y dura lucha histórica”.
En lo que sí parecen coincidir los líderes sindicales consultados por Correo del Caroní es en que no debe plantearse siquiera la posibilidad de eliminar una institución de estas características que pese a lo deslucida e infecunda que se presentan a la luz del siglo XXI, prefieren el camino de descubrir su razón de ser en tiempos completamente distintos.
También hacen un mea culpa y reconocen que se han cometido los errores del pasado, y que los sindicatos deben abrirse hacia la sociedad.
El movimiento sindical de Guayana, fuente inagotable de sorpresas para el resto del país, atraviesa por una de sus etapas más infecundaNo es un secreto que la actividad sindical per se es una característica propia de la región Guayana. Es necesario comprender la dinámica laboral para adentrarse en el complejo mundo de una zona aún mística, llena de posibilidades, y que sigue marcada por las diatribas sindicales, por lo que pueda o deje de aportar un movimiento que a la luz del siglo XXI se presenta deslucido, sin organicidad, ni claridad de objetivos.
Pese a estos aspectos, frases como que “en el país existen sindicatos como inodoros, insípidos, que se limitan tan sólo a la lucha de las reivindicaciones laborales, pero que pierden de vista la lucha histórica de la clase obrera por la revolución”, generan las interrogantes de propios y extraños, sin embargo, para hacer honor a la verdad las reacciones han sido pocas. Más aún si se plantea la eliminación de estas instituciones.
Nuevamente, el presidente Chávez arremete contra una institución que, indistintamente de los miles de errores presentes, sin duda ha sido un verdadero escollo.
Y a este respecto, oportuno es traer a colación las reflexiones del integrante del centro de investigaciones de la Fundación Gumilla, José Ignacio Arrieta, quien en su trabajo titulado La encrucijada del sindicalismo, publicado en la revista SIC, señala que mucha gente se pregunta por qué si fue Chávez exitoso en el desmantelamiento de las instituciones de la cuarta República, no logró hacerlo con el sindicalismo tradicional.
Cabe recordar que en el 2001 se realizaron unas elecciones sindicales en todo el país, las cuales perdió el candidato del gobierno, el ex ministro Aristóbulo Istúriz, y cuyos resultados en detalle aún se desconocen. Esto fue desconocido y dio paso a la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNT), en la cual hoy subsisten más de tres corrientes ideológicas separadas entre sí, aunque todas dicen profesar su fervor por el proceso liderado por el presidente.
En Guayana los resultados no han sido distintos, con algunas excepciones. Los sindicatos de mayor arraigo no han sido totalmente puestos al servicio del gobierno. Los trabajadores han elegido autoridades de vieja data, vinculadas a La Causa R, antes que a los de camisa y gorra “roja rojita”. Y quienes hoy elevan las banderas de la revolución, en su mayoría, fueron líderes que se formaron en movimientos de izquierda, pero en la “cuarta República”.
Sin embargo, en términos porcentuales la población guayanesa ha brindado un respaldo mayoritario al “comandante”. Al parecer se cumplen las premisas de Arrieta en su ensayo: “Un dirigente requiere años de formación. Los trabajadores organizados requieren dirigentes con una larga historia de preparación”.
Se ha dicho en varias ocasiones que los trabajadores aplauden y respaldan un proyecto político “afuera” de la empresa, pero en la solución de los problemas laborales del día a día prefieren al que ya ha demostrado que sabe hacerlo.
Fisuras ideológicas
Ahora bien, la arremetida reciente del presidente contra los sindicatos no permite percibir, en términos reales, cuál en la verdadera intención, pues quizás es parte de las fisuras ideológicas que se están presentando en relación a la conformación del partido único. Puede ser una alerta de lo que viene o sencillamente adelantar un tema de la agenda.
El Presidente pide a los sindicatos -palabras más, palabras menos- que lo apoyan un acompañamiento a eso que él llama Socialismo del Siglo XXI.
A todas estas no existe una central que goce de la identidad y correspondencia de los problemas de los trabajadores venezolanos de este siglo que responda a dicha propuesta, por no llamarla pretensión.
En líneas generales, aunque se habla de protagonismo de la clase obrera, cada día es menor la participación de los trabajadores en la dirección y camino que toman las empresas, tampoco se observa una participación directa de los trabajadores en las decisiones de orden nacional que son calificadas de trascendentales por el mismo gobierno.
Aquí habría que hacer la acotación que Chávez ha requerido de los servicios de dos ex dirigentes sindicales, ligados al proceso, para designarlos en puestos ministeriales de relevancia, como el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social y el Ministerio de Industrias Básicas y Minería (Mibam). Sin embargo, sigue prevaleciendo esa falta de vocería de los trabajadores, reconocida por el propio primer mandatario en actos públicos, tarea esta que no ha podido desempeñar la fragmentada UNT.
“Los sindicatos no quieren tener nada que ver con el partido ni con el Gobierno; quieren ser autónomos, es una especie de chantaje”, refirió el presidente el pasado sábado, lo cual es paradójico, pues una de las causas del deterioro de los sindicatos fue, precisamente, que estos entraron en una fase de dependencia de los partidos políticos, dándose el caso donde el líder sindical estaba a las órdenes de la estructura partidista, propiciándose una doble fidelidad.
Esta crítica vino acompañada con la oferta de campaña del hoy relegitimado presidente Chávez. Son muchas las tareas pendientes del sindicalismo en Venezuela y una de ellas sería precisamente diseñar a través de un intenso debate nacional, desprendido de los vicios que se repiten hoy, pero que adquieren nuevas modalidades, un marco de actividades con el objeto de hacer crecer un renovado y creativo movimiento sindical. ¿Será Guayana la cuna de esto? Sólo los dirigentes tienen en sus palabras y acciones el desenlace de esta historia.
Un auténtico sistema de previsión social, la educación para el trabajo, relaciones democráticas de participación, inclusión de las nuevas formas de trabajo que nacieron a raíz de los cambios tecnológicos y sociales, combate a las políticas antiobreras, en fin reconstitución sindical, son algunos temas por los cuales se puede comenzar.
Para finalizar este intento de generar ideas para un debate que está a la vuelta de la esquina -llamémoslo aproximación al fenómeno sindicalismo en tiempos de revolución- habría que afirmar que el sindicalismo del siglo XXI, aquel invocado por la población excluida, la precarización del trabajo, entre otros nuevos elementos de la dinámica laboral, no ha llegado. ¿Será que llega primero el sindicalismo del Socialismo del Siglo XXI?
Visión de líderes regionales
José “Acarigua” Rodríguez, presidente de Sutiss: “Estamos llamados a preservar la institución sindical, pues es la herramienta más idónea en defensa de las conquistas laborales. Es verdad, hay muchos defectos como virtudes, prefiero la imperfección que a la nada. Más bien, debemos enfocar esfuerzos en combatir la división en el movimiento, el cual no es casual ni gratis. El presidente debe ser más prudente con sus palabras”.
José Sánchez (Sutrabolívar): “No hemos ocultado nuestro respaldo a la constitución del partido único, mas no ponemos en discusión la unificación de los sindicatos o la desaparición de los mismos. El sindicato es democracia y por lo tanto debe ser propulsor de cambios y de renovaciones al colectivo, pues no podemos seguir apegados al viejo sindicalismo que se practicó en la CTV”.
Henry Arias (Sintralcasa): “Nos toca hacer grandes reflexiones. El movimiento sindical, en su mayoría, brindó un respaldo irrestricto al proceso de cambios, pero pareciera que lo que tanto buscó el régimen capitalista se lo va a regalar un gobierno que se dice revolucionario: las convenciones colectivas de trabajo. Si se diera un golpe a los sindicatos, detrás viene la entrega de estos beneficios de larga y dura lucha histórica”.
José Meléndez (Sutiss): “Hay gente en la revolución cometiendo los mismos errores que en el pasado criticamos y debemos acabar con el cogollismo. El presidente Chávez no planteó la eliminación de los sindicatos, lo que hizo fue poner los puntos sobre las íes. No se puede aceptar que sindicalistas presten mayor atención a los intereses particulares que a los de su entorno social. Acabar con el sindicalismo es imposible”.
Dennis Sucre (Movimiento 21): “El presidente Chávez no planteó la eliminación de los sindicatos. La institución debe estar siempre a la orden de los trabajadores. Nosotros no le tenemos miedo al cambio y como militante de este proceso revolucionario, por supuesto, que exigimos cambios de las estructuras sindicales que siguen jugando a los vicios partidistas. Hay que desprenderse de la prebenda”.
Francisco Alarcón (Suteeb): “La dirigencia sindical debe acompañar el cambio social que se está produciendo en la nación. Debemos olvidar el locherismo. El Presidente planteó la formación de nuevos cuadros, el proceso revolucionario demanda un acompañamiento sindical con todas las de la ley, de lo contrario que se cumpla lo que dijo el primer mandatario: que se retiren quienes no simpatizan con el Socialismo del Siglo XXI”
Enviado por uzcategui.rafael@gmail.com