Entrevista a José Huenchunao

29.Mar.07    Análisis y Noticias

Entrevista con José Huenchunao Mariñán, preso político vocero de la Coordinadora Arauco Malleco. “Estamos a las puertas de que los conflictos se reproduzcan con más fuerza y en forma más coordinada”

El vocero de la Coordinadora de Comunidades Mapuches de la Provincia de Arauco dice que ‘no es casualidad que en las zonas donde están concentradas nuestras comunidades y en donde las forestales tienen sus mayores propiedades, estén produciéndose nuevas enfermedades, como que salgan los niños deformados; que se nos esté secando el agua; que nuestras tierras ya no sean capaces de producir lo que sembramos’

-¿Cuáles son los resultados parciales de catastro de tierras que, desde el punto de vista mapuche, han sido usurpadas?

-Nosotros estamos haciendo un catastro referido a las tierras que fueron entregadas en el tiempo de la radicación, los famosos títulos de merced. Considerando esos datos estadísticos, nosotros estamos viendo cuántas son las comunidades a las que se les usurpó tierras de los títulos de merced, principalmente. Ahora, nosotros sabemos que los títulos de merced fueron entregados con lo mínimo de las tierras que los mapuches tenían en esos tiempos: de 10 millones de hectáreas entregan 500 mil a los mapuches. Estos títulos de merced se entregaron entre 1883 y 1925.
El catastro de demandas se hace en base a lo que el Estado reconoció como tierra mapuche, indígena. Tenemos un cálculo de las tierras que pertenecerían a los títulos de merced y otras en la Provincia de Arauco, hasta el momento, de 60 mil hectáreas de tierra. Eso es lo que no tienen en su poder hoy día las 19 comunidades mapuches con estas tierras usurpadas.

Sin embargo, en Arauco tenemos 60 comunidades reconstituidas por la Ley Indígena, de las cuales por lo menos 50 estarían con problemas de tierras y nosotros solamente tenemos datos de 19 comunidades, que son las que están movilizadas en este momento.

-¿Cuál es el camino que van a seguir como coordinadora para encontrar respuesta a estas demandas?

-Estamos tratando de hacer todos los esfuerzos para unir nuestras distintas problemáticas. En términos de tierra, todas son medias similares; la diferencia es que algunas son problemas de deslindes, otras son directamente usurpación de tierras que nos pertenecen por títulos de merced.

Hemos tratado de acercar posiciones con algunos parlamentarios, sobre todo de la Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente; hicimos un viaje como coordinadora de comunidades en conflicto al Parlamento, planteamos nuestras demandas en términos generales y los mecanismos que pensamos hoy día podrían implementarse para resolver el problema.

-¿Cuáles son esos mecanismos para la resolución del conflicto?

-Estamos planteando tres: una ley especial con facultad de expropiación de predios; creación de una comisión especial que abordara el tema de los conflictos de tierra y el desarrollo de las comunidades mapuches. Si hay una voluntad política en este país para resolver los problemas sociales que tenemos nosotros los mapuches, podrían integrarla la gente del gobierno, parlamentarios y alguna gente nuestra, y si es necesario hacer parte de ‚sta la sociedad civil.

El tercer mecanismo es que se asignen mayores fondos a la Conadi [Corporación Nacional de Desarrollo Indígena], y que éste tenga una facultad política mayor para negociar, porque hasta ahora sus facultades políticas y jurídicas son limitadas.

-¿En qué se nota esta carencia de facultades en la Conadi?

-La Conadi no ha sido capaz de tomar algunos casos que son problemas emblemáticos en las comunidades mapuches de Arauco, Malleco y Lumaco, donde ha tratado de intervenir y no ha tenido el peso político como para llegar a un acuerdo de las partes.

-¿Quién negocia, entonces, las compras de terrenos a particulares y empresas?

-Lo que sé es que en Arauco o Lumaco a ninguna forestal se le ha comprado terreno. Lo que sí se ha hecho es compras a particulares, se han devuelto algunas tierras fiscales a las comunidades. Pero a las forestales no se les ha comprado nada.

Las forestales tienen un peso muy grande en este país. Nosotros entendemos que uno de los accionistas mayores de las forestales es el señor Anacleto Angelini. Este caballero tiene un compromiso muy especial con el gobierno actual, porque entendemos que la nacionalidad chilena se la dio la administración Frei. Hizo un aporte al gobierno de la Concertación y ‚ste le ha hecho un reconocimiento como una de las personas que ha hecho un tremendo aporte a este país. Por eso mismo pensamos que hay un problema más de fondo y por eso que las forestales no han devuelto ni una hectárea de tierra, todavía.

CONTRA EL PODER EMPRESARIAL

-¿Crees que ese ‘compromiso’ anula la conciencia política del gobierno para solucionar el problema mapuche?

-Yo creo que si hacemos un análisis más profundo de la Ley Indígena, su naturaleza es igual a las primeras leyes que se dictaron en el país. No hay un cambio fundamental, sustancial en sus contenidos, en su promoción y en su ejercicio. Para que una ley represente el ínterés y los derechos de los mapuches, tiene que tener por lo menos esos tres aspectos básicos: la promoción, el contenido, el ejercicio tienen que ser de los mapuches.

Esta ley indígena la hizo un Parlamento que es semidemocrático. Muchas de las autoridades que están en el Parlamento fueron quienes cometieron los mayores atropellos en la historia de Chile hacia los mapuches, llegando al extremo durante la dictadura de PInochet que a nosotros por decreto-ley se nos suprime la calidad de indígenas biológica y culturalmente. Ese Parlamento fue el que resolvió hacer una ley para los mapuches.

Todas esas resoluciones, que tienen un componente ideológico y político, no están muy de acuerdo con nuestra naturaleza de vida. En ese aspecto, nosotros entendemos las limitaciones de la ley, sin embargo no las justificamos. Aquí el Estado tiene una deuda histórica, cualquiera sea la posición política, que tiene que reparar.

-El mayor problema que tienen los mapuches de Arauco es que las tierras que ustedes reclaman están bajo dominio de empresas forestales, que son parte importante en el desarrollo económico actual de Chile. ¿Cómo pretenden contrarrestar ese poder que ostentan tales compañías?

-Pensamos que hay un tema básico que preocupa no sólo a esta sociedad, sino que preocupa al mundo, que es la cuestión de la humanidad. Las empresas forestales tienen que reconocer que le están haciendo un daño a la humanidad. No es casualidad que en las zonas donde están concentradas nuestras comunidades y en donde las forestales tienen sus mayores propiedades, estén produciéndose nuevas enfermedades, como que salgan los niños deformados; que se nos esté secando el agua; que nuestras tierras ya no sean capaces de producir lo que nosotros sembramos.

Esos temas son muy sensibles en nuestra naturaleza de vida. Apelamos a la conciencia humana de estos empresarios, que sean más seres humanos y no máquinas. Por ese lado puede haber una voluntad de devolver algunos pedazos de tierra, por problemas de sobrevivencia.

El problema de los mapuches se enmarca dentro de un nuevo cuadro político-social, porque nuestras comunidades han asumido en forma natural las movilizaciones, por el estado de desesperanza que existe. Si esta administración política, si los actores de la sociedad civil no toman en cuenta nuestra situación, estamos a las puertas de que los conflictos que se han dado en forma aislada, se reproduzcan con mayor fuerza y de forma más coordinada. Eso puede ser mucho más grave, puede tener un costo mucho mayor para esta sociedad que devolver ciertas cantidades de tierra, que son el mínimo que las comunidades están reclamando.

-Si las comunidades están sufriendo las consecuencias ambientales por la cercanía con las plantaciones forestales, ¿qué sacan con reclamar esas tierras, cuáles son sus posibilidades de desarrollo?

-Dentro de las comunidades mapuches hay recursos básicos, que a futuro van a ser la base económica. A nosotros no sólo nos preocupa el pedazo de tierra, sino que también cómo los mapuches vamos instaurando nuestro desarrollo, que nos permita vivir en armonía con nuestro entorno.

En ese aspecto, hay comunidades que han venido peleando para que se le reconozca el derecho de usar el borde costero, las riberas de los lagos. Por ejemplo, las comunidades del lago Lleu-Lleu, tal vez el problema fundamental es de la tierra, pero con eso nosotros estamos tratando de que se cuide. El señor que domina la tierra de la [comunidad] Pascual Coña quiere instalar un proyecto turístico de elite, que a nuestro juicio va a atentar contra todo el equilibrio ecológico de la zona.

-Una de las cosas que plantean las empresas forestales y los particulares que tienen disputas con mapuches es que, como las tierras son de aptitud forestal, el futuro de los mapuches es ser trabajadores forestales. ¿Creen ustedes que la dinámica va por ese camino?

-Yo creo que no…

-Pero en la práctica está sucediendo. La mayoría de los mapuches que viven en pueblos aledaños a las plantaciones de bosques trabajan en ellos…

-Perfecto… creo que por eso mismo nosotros hemos llegado a comprender de que el desarrollo no es un tema que esté ajeno a nosotros. Nosotros tenemos que perfilar un tipo de desarrollo que nos permita vivir con nuestras expresiones culturales, nuestra identidad, básicamente. Las tierras que nosotros estamos reclamando van a fortalecer una base económica, que es lo que estamos haciendo. Nuestras comunidades tienen conocimientos arquitectónicos, medicinales, de productividad agrícola y de tratar el suelo. No se ha hecho ningún tipo de tratamiento de suelo en la zona; al contrario, se ha estado explotando más todavía.

Nosotros entendemos que las tierras están erosionadas y todo eso. Pero, sin embargo, creemos también de que se puede hacer un tratamiento de esos suelos. Tanto en Chile como en la comunidad internacional, hay gente que está interesada en que se revierta este proceso. En contacto con gente del extranjero, hemos planteado desarrollar algunos programas y proyectos que vayan en esa línea.

El plantar pino [radiata], si se hace en términos moderados y dentro de una economía que responda a la necesidad humana, va a ser bien. Nosotros no estamos diciendo que si se entregan las tierras, vamos a eliminar todo lo que sea forestal. Pero el control de la base económica debe estar en las comunidades.

-La autogestión económica de la que hablaba anteriormente, ¿ha tenido repercusión en los jóvenes mapuches, que generalmente buscan salir a otras zonas?

-Nos preocupa mucho de que el sistema tenga una lógica de operar que, lamentablemente, está en contra del desarrollo natural que tenemos como mapuches. En ese aspecto, nosotros podemos hacer muchas reparaciones a través del Estado como política social: que la Conadi esté ofreciendo a las comunidades en conflictos trasladarlas del terreno en que han permanecido milenariamente, es un atentado en contra de nuestra cultura y nuestra identidad. Y las ofertas son tremendas, porque si una comunidad está reclamando 50 hectáreas y la Conadi llega y dice ‘300 hectáreas les vamos a comprar, pero en otro sector’. Nosotros tenemos una comunidad [la Pascual Coña] dividida por ese aspecto y la responsable de eso es la Conadi.

Los mapuches tenemos una carga ideológica en nuestra mente ajena a nuestra concepción cultural. Eso nos complica mucho porque entender nuestro problema básico es complicado, porque nuestra mente está estructurada de otra forma. Todo lo que a nosotros nos venden, lo que tenemos que hacer, se estructura para desarticular nuestra forma de organización, nuestra sociedad y economía. Nos hallamos re’complicados.

En cuanto a que los jóvenes siguen emigrando, siguen emigrando hasta que no haya un revertimiento de la situación actual de los mapuches. Social y económicamente los mapuches estamos muy mal. A pesar de que las fuentes productivas que se ofrecen a los mapuches fuera de sus comunidades siguen siendo denigrantes e inhumanas, son más tentadoras que lo que tienen las comunidades. Un mapuche no se va a trabajar en una oficina en Santiago, se va a la construcción o una panadería, a lo más en un puesto de ventas; las mujeres no se van a trabajar en administraciones de empresa o algo así, sino que derechamente a asesorías de hogares. Esas fuentes productivas son más tentadoras que las que tienen ahora nuestras comunidades, reducidas en menos de media hectárea de tierra, sin solución social a nuestro problema. Si no se resuelven esos problemas, la emigración va a seguir adelante. A nosotros nos preparan para que emigremos de nuestras comunidades, la educación que tenemos no está dirigida a que nuestra gente permanezca en las comunidades.

ALZAMIENTO AUTONOMO

-En la opinión pública se observa por parte de los mapuches el uso de la fuerza para tomarse los fundos que reclaman. ¿Cómo se explican estas acciones de hecho?, ¿no existen otros métodos?

-No es que no existan otros métodos. El problema es que el arrinconamiento de las comunidades es tremendo. Tenemos comunidades viviendo en 0,22 hectáreas, 0,33 hectáreas… Qué puede hacer una persona con sus medios productivos basados en la agricultura. Qué podría hacer ahí una familia que tenga entre seis y siete hijos.

Las tomas son un proceso natural que las comunidades están desarrollando. No son planificadas, por eso hoy día se ven que parecieran ser aisladas, porque justamente las comunidades están sintiendo la estrechez en donde están.

Los procesos que se están dando son naturales, las comunidades saben que las tierras que están al lado son de ellas, están avaladas por un título de merced, por un plano, por la historia. Esos derechos tienen mucho peso en nuestra sociedad y, como el estado en que se encuentran esas comunidades es de desesperanza, están haciendo uso de lo único que tienen… Ni siquiera como un recurso para presionar, sino que como el ejercicio natural de ejercer sus derechos.

-Tanto el gobierno como la oposición política ha hablado de la infiltración de grupos extremistas en el movimiento mapuche…

-Nosotros lo descartamos totalmente, porque no somos militantes de ningún partido, aunque hay que reconocer que históricamente los conflictos mapuches los manejaron los partidos políticos. Y los partidos políticos y la religión, históricamente han sido los que han intervenido de mala forma en las comunidades, produciéndose las divisiones de las organizaciones, de los dirigentes.

Hoy día la gente se moviliza más por la necesidad, por el estado de desesperanza en que están viviendo las comunidades. También hemos comprendido que ni siquiera los partidos políticos que se sienten apegados a nuestra cultura por cuestiones de clase, han considerado nuestra condición cultural y de identidad. En ese sentido, creemos que podemos hacer un aporte desde nuestra apreciación, muy claro, muy legítimo, y que no pasa por que otros sean los que nos representen. Distinto es la necesidad de tener nuestras alianzas con gente que comprenda nuestra situación. Este no es un problema de los mapuches, de un sector de la sociedad, sino que es un problema de la sociedad en general.

-En este contexto, ¿qué rol cumplen las organizaciones extranjeras que apoyan la labor mapuche?

-Nosotros tenemos mapuches por todo el mundo, ellos están siendo nuestros embajadores en el exterior. Los organismos que apoyan nuestras demandas, más en términos logísticos, son organismos que le interesa el medioambiente, que esta sociedad se equilibre socialmente. Ellos nos apoyan porque nosotros no somos un peligro, como mucha gente nos califica. Al contrario, tenemos mucho que aportar, conocimientos que van a servir a esta humanidad, que es el tesoro que va a quedar.

-En los últimos días se ha mencionado en la prensa chilena que ustedes están preparando un alzamiento armado, un nuevo Chiapas. ¿Qué hay de cierto en eso?

-Es un tema que es preocupación central del gobierno, que a través de la Oficina de Desarrollo, tiene alguna gente trabajando directamente en terreno mapuche. Está recogiendo una serie de antecedentes para configurar un cuadro ante la posibilidad de que haya armas, en el fondo.

La realidad es que el sector forestal está creando condiciones para justificar la represión. Esas condiciones las están creando al amparo de hechos, de encontrones con algunas comunidades, que ellos mismos han provocado. Han habido heridos, vehículos hechos pedazos, pero ningún caso se han sacado armas.

En el caso concreto de si hay armas, no tengo ningún antecedente. Las comunidades son autónomas de determinar cómo defenderse. Las comunidades han desarrollado en forma autónoma su lucha, por lo que puedo asegurar que no hay intervención de agentes externos. Son los lonkos los que están dirigiendo a los mapuches.

Es una estrategia directa de la forestal para crear una condición y reprimir a todas las comunidades. Yo no sé si esas condiciones al final las van a favorecer, hasta puede suceder que las comunidades tengan que tomar sus medidas y defenderse. Es lo único que va a crear. La gente sí está preparada, tienen sus palos, herramientas. Pero armas, no hay.

Ñuke Mapu, mapuche.info. colectivoavanzar.org