Documento de contexto, presentado y discutido en el marco del evento, “Jain Tüu Wapushikat – Por el Alma de Nuestra Gente”, realizado en Cuatro Vías, Maicao (La Guajira), el sábado 14 de abril de 2007.
CONVOCATORIA PARA TEJER LA MEMORIA DE LAS COMUNIDADES DEL PUEBLO WAYÚU VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA PARAMILITAR Y EL CONFLICTO ARMADO
“Las almas de los difuntos vuelven sobre la tierra. Se encuentran con las nuestras cuando soñamos con los muertos. Aquí, a veces, vemos sus sombras. Son los Yoluja, sombras de los muertos sobre la tierra”.
Jain Tüu Wapushikat – Por el Alma de Nuestra Gente, pese a ser una modesta y sencilla jornada, surgida de nuestra palabra de verdad y de fuego, sueña con grandes propósitos.
1. Mostrar que el camino del silencio conduce inexorablemente al olvido y a la impunidad de los crímenes cometidos contra comunidades del pueblo Wayúu por parte de los distintos actores armados, principalmente autodefensas y paramilitares. En este sentido el anhelo es que ante cualquier caso en que un Wayúu sea asesinado o desaparecido forzadamente en hechos que involucren a los actores del conflicto armado, nuestras autoridades ordenen la movilización inmediata de las comunidades Wayúu afectadas por estos hechos. Cada hecho violento contra las comunidades del pueblo Wayúu debe ser respondido con expresiones de resistencia civil.
2. Llamar la atención nacional e internacional sobre la tragedia que significa para un pueblo como el Wayúu –independientemente que este sea el de mayor densidad demográfica de Colombia y Venezuela–, no solo la extensa y afrentosa lista de Wayúu que han sido ya sea asesinados o desaparecidos forzadamente, entre 2000 y 2007, a causa de la violencia paramilitar y el conflicto armado, sino también evidenciar los innumerables y desconocidos desplazamientos masivos y familiares que afectaron a muchas comunidades del pueblo Wayúu y de los cuales ni siquiera hubo registros ni reportes. Como se ha venido diciendo con insistencia, la gravedad de la tragedia del pueblo Wayúu se profundiza si se tiene en cuenta que esta ha sido negada por amplios sectores de la institucionalidad pública que encontraron en los tradicionales conflictos entre clanes Wayúu, la excusa perfecta para evadir el reconocimiento de la sistemática arremetida paramilitar contra comunidades del pueblo Wayúu.
3. Señalar la importancia que tiene para el pueblo Wayúu la reconstrucción y la preservación de la memoria de todas y cada una de las víctimas de la violencia paramilitar y del conflicto armado, con la finalidad de generar un escenario propicio para que irrumpa la verdad histórica sobre los hechos que se sucedieron, de manera que arroje luz sobre los responsables materiales e intelectuales de los crímenes cometidos contra comunidades del pueblo Wayúu, así como también sobre las motivaciones, objetivas y subjetivas, que esgrimieron para cometerlos. Con la movilización de la resistencia civil de las comunidades del pueblo Wayúu se debe enviar un mensaje claro y contundente: No se quiere una verdad formal constreñida con ortopedias legalistas sino que se quiere una verdad real y plena.
4. Contribuir a la construcción y consolidación de un movimiento de víctimas de comunidades del pueblo Wayúu, que articulado estrechamente a las instancias de autoridad y representación propias de nuestro pueblo, se convierta en una plataforma que se oponga a la impunidad y al olvido y demande los derechos colectivos de las víctimas de las comunidades del pueblo Wayúu a la verdad, a la justicia y a la reparación, mas allá de los estrechos marcos legales en que estos derechos han quedando entrampados. De esta manera las víctimas de las comunidades del pueblo Wayúu deben pasar de ser meros objetos silenciosos y pasivos –lo que, entre otras cosas, ha facilitado la manipulación de sus expectativas por parte de diversos sectores–, para transformase en sujetos activos y propositivos de la reivindicación de sus derechos y, por supuesto, el de las comunidades de las que hacen parte.
5. Aportar a la discusión sobre las posibilidades y pertinencia de formular un plan de reparación colectiva, al igual que de reparación simbólica, para resarcir integralmente a las comunidades del pueblo Wayúu afectadas por la violencia tanto de paramilitares como de otros actores armados. Si bien ciertamente muchos daños son inconmensurables e irreparables, el caso de las comunidades del pueblo Wayúu no puede excluirse de una eventual agenda de reparaciones colectivas de pueblos indígenas, puesto que es posible identificar regiones específicas del territorio Wayúu que fueron especialmente golpeadas por la violencia inherente al conflicto armado. En esa dirección, algunas comunidades del pueblo Wayúu están adelantando procesos autónomos y en solitario de reconstrucción y de recomposición, los cuales deberían ser tenidos en cuenta para la reparación colectiva.
6. Coadyuvar a la habilitación de escenarios de reflexión, discusión e investigación sobre los efectos que acarrearon los vínculos que sectores de la fuerza pública y de los organismos de seguridad del Estado, presentes en territorio del pueblo Wayúu, establecieron ya sea directa o indirectamente, de manera permanente o esporádica, de forma velada o abierta, con autodefensas y paramilitares. En ese sentido se insistirá, en aras de la verdad histórica, en que el paramilitarismo en La Guajira también se vio favorecido por el apoyo, colaboración, contribución, articulación, permisividad, tolerancia… de sectores de la fuerza pública y de los organismos de seguridad del Estado. Este debate igualmente debe llevar al conocimiento de la verdad sobre las formas y contenidos que adquirió en La Guajira la infiltración de autodefensas y paramilitares en cierta institucionalidad pública que terminó seducida, cuando no cooptada, por grandes y pequeños “señores de la guerra”. De otro lado, dado el contexto regional es lícito pensar que el fenómeno de la parapolítica que se escenifica en departamentos vecinos, también tuvo sus expresiones en La Guajira.
7. Afirmar la responsabilidad histórica y jurídica que le cabe al Estado colombiano por la creación, consolidación y expansión del paramilitarismo y de las autodefensas en el país y en la región. Ya sea por omisión, en la medida en que no combatió a los grupos paramilitares con la firmeza, la decisión y la intensidad con que debería hacerlo, o por acción, dado que no sólo se presentaron numerosos casos de connivencia estrecha de estos grupos con sectores de la fuerza pública y de organismos de seguridad del Estado, sino que bajo la Doctrina de Seguridad Nacional, recetada por los usamericanos y aplicada por las fuerzas armadas desde mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, en determinados momentos históricos puede decirse inequívocamente que las operaciones encubiertas así como la creación de grupos paramilitares, es decir la utilización de civiles para el combate contrainsurgente, fueron políticas de Estado.
8. En razón a que en territorio Wayúu varios grupos paramilitares y de autodefensas mantienen sus estructuras militares activas, en tanto que otros continúan además con sus estructuras económicas y políticas intactas, se hace indispensable evidenciar la necesidad de abocar el tema de la protección y la seguridad para las víctimas y organizaciones Wayúu que se han puesto al frente de los derechos de las víctimas y de las comunidades del pueblo Wayúu de las que hacen parte.
Planteadas las reflexiones anteriores, desde Cuatro Vías, convocamos a las organizaciones de derechos humanos, a las organismos de ayuda humanitaria, a las asociaciones de víctimas de la violencia, a las agencias del Sistema de Naciones Unidas (SNU), a las instituciones de cooperación internacional, al cuerpo diplomático presente en el país… a que brinden sus buenos oficios y presten su apoyo para la conformación de una “Mesa de Solidaridad con las Comunidades del Pueblo Wayúu Víctimas de la Violencia” en la que su puedan viabilizar las propuestas arriba planteadas.
Woumain, Cuatro Vías, Maicao (La Guajira), 14 de abril de 2007