Indymedia Argentina
El 1 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores y trabajadoras, fue acordado en el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, como homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron asesinados en Estados Unidos por su participación en las luchas por la jornada laboral de ocho horas.
Estos hechos se originaron en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 que culminó tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago. Ese día, el jefe de policía impidió la continuación de un acto obrero, luego que el alcalde lo diera por terminado, para lo que utilizó una brutal represión. Mientras esto sucedía, estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial y produjo heridas a otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda. En los días siguientes a este hecho, detuvieron a cientos de obreros que fueron golpeados y torturados. Por este suceso fueron acusadas 31 personas de las cuales 8 quedaron incriminadas, de ellos tres fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
Entre ellos se encontraba Albert Parsons estadounidense, 39 años, periodista, se entregó la policía a pesar de no haber estado en el lugar, para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente. Albert estaba casado con Lucia González de origen mexicano. Lucia era una militante anarquista que luchaba contra el racismo y por la destrucción del capitalismo. Participó de la primera Internacional de los trabajadores y fue editora de eldiario “El Libertador” . Colaboró en la fundación de la Asociación Internacional de personas trabajadoras (IWPA- siglas en ingles), que promovia ideas anarquistas de acción directa contra los capitalistas. Coopero en las luchas por la jornada laboral de 8 horas organizando a las costureras de la industria maquiladora (sweat-shops)
Mientras se llevaban adelante las detenciones y el juicio, Lucia generó un gran movimiento de apoyo en defensa de los procesados. Cuando Lucia escuchó el veredicto para los 8 mártires, entre ellos su esposo, tomo los cordones de una cortina, los anudo como una horca y los arrojo por la ventana para que los trabajadores y trabajadoras que se encontraban afuera del tribunal entendieran cual era el castigo impuesto. Luego del ahorcamiento de su compañero continuó organizando a las trabajadoras por todo el país y escribiendo para diversos periódicos sindicales.
“Allí la mulata de Parsons, implacable e inteligente… no pestañea en los mayores aprietos, que habla con feroz energía en las juntas públicas, que no se desmaya como las demás, que no mueve un músculo del rostro cuando oye la sentencia fiera. Los noticieros de los diarios se le acercan, más para tener qué decir que para consolarla. Ella aprieta el rostro contra su puño cerrado.”, escribió José Martí en sus crónicas sobre los sucesos de Chicago en 1886 publicadas por el diario La Nación.
Lucia militó hasta los 89 años, cuando murió en un trágico incendio en su hogar. La policía de Chicago seguía considerándola peligrosa y sus documentos personales fueron robados de las ruinas de su casa. Al igual que la labor de muchas trabajadoras, su vida y su historia se encuentra invisibilizada, a pesar de haber sido una figura importante en la organización sindical por la jornada de 8 horas.
Hoy la pelea de las mujeres continúa en las calles, en defensa del derecho al aborto, contra la trata de personas. En los sindicatos por salarios dignos, como la lucha que están llevando adelante miles de docentes en Neuquen que dejo como saldo el asesinato del maestro Carlos Fuentealba, una semana antes que se cumplieran diez años del crimen de la trabajadora Teresa Rodríguez en Cutral Có. La joven se encontraba en un piquete y fue muerta, al igual que el maestro, a manos de la policía provincial que recibio ordenes del gobierno neuquino de reprimier la manifestación. Por su muerte se realizaron dos investigaciones pero su homicidio continúa impune. La contienda de las mujeres no se circunscribe al espacio publico sino también en el plano personal. Si son jefas de hogar, responsabilizándose por lxs hijxs, percibiendo salarios menores a los que percibe el hombre, trabajando fuera de sus casas y cuando vuelven al hogar limpiando y cocinando. Muy lejos de las madres personificadas por las modelos publicitarias de las grandes cadenas de supermercados, donde también se explota a sus trabajadoras y trabajadores con bajos sueldos y extensas jornadas laborales.
Hoy la lucha de Lucia Gonzáles Parsons se resignifica y actualiza, en un mundo capitalista y de economía globalizada repleto de trabajo esclavo, derechos laborales flexibilizados que golpea a la clase trabajadora en su conjunto, pero más intensamente a las mujeres, en las que se conjugan la crudeza de la explotación capitalista con la opresión y los modos específicos de dominación del patriarcado.
“Somos las esclavas de los esclavos. Nos explotan más despiadadamente que a los hombres” ( Lucia González de Parsons, 27 de junio de 1905 )
Fuente: La viuda mexicana de los Mártires de Chicago Por Raúl Lescas Jiménez/ Lucía González, una heroína olvidada por Enildo Iglesias