:: El Poder de la AbsTención de la MulTitud: Rechazo al Referéndum por la reforma constitucional de Venezuela

12.Dic.07    Análisis y Noticias


El Poder de la AbsTención de la MulTitud
Rechazo al Referéndum por la reforma constitucional de Venezuela

-Material MULTIMEDIA-

“Este Nuevo Proyecto Histórico que comenzó en 1999 (..) La abstención nos derrotó. Esos venezolanos que nos votaron hace un año y ahora no nos votaron, nos dieron una lección”.
Hugo Rafael Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, 3/12/07.

“Situación: Elecciones en Venezuela: Respaldo al presidente Hugo Chávez. Ganó el “SI” con una diferencia que supera el 10%”.
A R G E N P R E S S . i n f o, Prensa argentina para todo el mundo, Marcelo Colussi, 2/12/07.

“Durante un acto con promotores del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Presidente Chávez afirmó que “Los sindicatos no deben ser autónomos, que habría que terminar con eso”.
CCURA (Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma) de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), aporrea, Caracas, 27/3/06.

“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”.
Simón Bolívar.

“Si en todo el mundo los “oficiales” de la neoconquista del planeta son los gobiernos nacionales y su tropa está formada por funcionarios de todo tipo y rango, el papel de bufones de la corte del Emperador está muy disputado por los partidos políticos… y no sólo en tiempos electorales, pero siempre referido a ellos”.
Subcomandante Insurgente Marcos, Las Ropas Nuevas de los Viejos Conquistadores, México, 10/07.

[NOTA]: MATERIAL CON PROTEÍNAS MULTIMEDIA
http://www.colectivonph.com.ar/infocus/111207.htm
http://www.colectivonph.com.ar/infocus/111207.htm

:: 1.- Abstención: Ni el SI, ni el NO, para un simpático Perón fuera de época:

“Pueblo todo de Venezuela: Los del Sí, los del NO, y los del NI el SI y el NO”.
Hugo Rafael Chávez Frías, 3/12/07.

“Para este momento, ya empieza a reconocerse la victoria del SÍ por distintos medios internacionales y en distintas partes del mundo, las encuestas a boca de urna se han convertido en el indicativo de esta victoria del Pueblo Bolivariano que no pueden ocultar las grandes cadenas mediáticas internacionales. No puede haber sorpresa alguna que cambie la voluntad del Pueblo Bolivariano, que ya está en las calles celebrando nacionalmente y con toda la alegría su merecida Victoria, una Victoria para reforzar las luchas de Nuestramérica y para impulsar el Socialismo contra la barbarie mundial capitalista. Finalmente que sirva esta inmensa Victoria para sentir lo que está flor de piel de cada uno de los héroes anónimos de este proceso revolucionario, nos atrevemos con todo respeto a interpretarlo: CONDUCTA ÉTICA, CONSECUENCIA, INTERNACIONALISMO Y SOLIDARIDAD REVOLUCIONARIA. ¡Viva el Proceso Revolucionario Bolivariano! VAMOS A MIRAFLORES ¡TODOS AL BALCON DEL PUEBLO!
aporrea, 2/12/07.

“Sólo las luchas sociales del pueblo y sus organizaciones verdaderamente autónomas frente a cualquier poder constituido, pueden llevar a cabo los cambios que la sociedad venezolana reclama desde la llegada a estas tierras de la llamada “civilización occidental”.
Espacio Insurgentes de Venezuela, Caracas, Clajadep, la haine, 31/10/07.

“El poder popular es efectivamente un poder constituyente e insurreccional: esto quiere decir que su labor es una labor eminentemente insurgente y constructiva que no se encadena a teorías de la transición ni modelos societarios preelaborados. La transición es el mismo, es su actualidad, su evolución, su expansión, su capacidad de organización y autogobierno, su combate abierto a toda la lógica del capital. Tránsito que no tiene un comienzo y un fin, actúa desde otro criterio del tiempo, del espacio y la necesidad política totalmente distintos a los tiempos de la valorización del trabajo y la representación política. Su tarea estratégica dentro del momento que vivimos, es ir arraigando territorios y relaciones de soberanía colectiva e imponer su derecho a la “equivalencia” frente al resto de los poderes dominantes. Es en ese sentido un poder “más allá de todo socialismo”.
Roland Denis, El poder popular no es institución de estado- ¡NO a su disolución en un sexto poder!, 23/08/07.

“El “chavismo de aparato” (dirección PSUV) fue derrotado. La revolución se construye desde abajo, o se desgasta desde arriba (..) No subestimen al pueblo, ni su intuición, ni su capacidad de autonomía política, intelectual y moral (..) Hay que enterrar el imaginario jacobino de las revoluciones dirigidas desde arriba, desde vanguardismos y personalismos esclarecidos (..) Tiempos para liquidar el burocratismo y la corrupción. Tiempos para liquidar la deriva cesarista-populista. Tiempos para renovar el pensamiento crítico socialista. Incluso tiempos, para pedir perdón y mostrar humildad por tantos maltratos proferidos (..) Aquí hay cuatro grandes derrotados: el burocratismo de aparato, la derecha endógena y su mito cesarista, el estalinismo, y las actitudes autoritarias de la ego-politik que habita, espero transitoriamente, en Chávez. Se trata de construir el socialismo de las mayorías democráticas. Nada más y nada menos. Para esto, no hay que radicalizar el discurso, hay que profundizar-renovar las prácticas socialistas, democráticas y revolucionarias, desde abajo, de cara a la construcción orgánica de un poder popular autónomo, democrático y revolucionario”.
Boletín Miguel Enríquez, Javier Biardeau R., ¿Por qué ganó la abstención?, la haine, 4/12/07.

Y calló el telón. Y comprobamos que, por primera vez en nueve años, al presidente Hugo Chávez le entran las balas. Todas las encuestadoras se volvieron a equivocar dando al SI como ganador. Las operaciones políticas de la mass media, para condicionar al electorado, no son patrimonio exclusivo de la “patria” encuentológica Argentina. Pero la multitud ya no compra espejitos de colores, por más que ahora se lo venda CNN con antenas parabólicas, doblaje al español y presentadoras con guiños taimados como los de Patricia Janiot.

Está claro que la Constitución de 1999 no coincide con la multitud insurrecta de 2002. El derecho siempre va por detrás de la política. Pero por sobre todas las cosas, más que un falta de correspondencia entre acción y legislación, poder material y formal, existe una incongruencia entre la práctica autónoma del nuevo sujeto histórico de la clase del trabajo, la multitud, y el procedimiento de reforma constitucional desde las alturas. El arriba quiere perpetuarse ignorando al llano; cuando el suelo social, abajo y a la izquierda, es quien restituyó, insurreccionalmente, al poder chavista. Y ese abajo, que nace con el Caracazo en el ’89, que sacó carnet de adulto en el ’02, y que se sabe poderoso, hace casi una década que espera que el proceso popular se radicalice con la ayuda del estado. El 2 de diciembre, esta multitud, se cansó de esperar. El abajo se divorcia del arriba, porque el estado se divorció de la insurrección. Para ella, ya son buenos 9 años para hacer un balance del chavismo. Para ella, así no va, así no se los vota, así se elige la abstención.

¡Quien hubiera dicho, hace un lustro atrás, que la construcción del poder constituyente de la multitud esté a la orden del día en Bolivia, Ecuador y Venezuela! Latente en Brasil, Argentina y Perú; y saliendo de su letargo en Chile, Paraguay y Uruguay. Eso demuestra que, lo que en un momento es puro imaginario radical instituyente, desde la autoactividad destronante de las mayorías, al poco tiempo, pasa a constituirse en una necesidad acuciante del nuevo poder instituido de la revolución social. Lo mismos planteos que, mueven a risa, o, parecen descabellados, se tornan verosímiles e imprescindibles llegado el momento de la activación de la autoconciencia popular. Lo que ayer fue imaginación hoy es realidad. Porque todo lo que sea imaginable por el humano, para mal o para bien, antes o después, resulta realizable.

Las utopías pasadas son las revoluciones presentes. Los locos de ayer son los cuerdos de hoy. Y para el poder del capital, los sensatos del orden instituido de la actualidad, cuando mañana se insubordinen, pasan a revistar en las filas de los chiflados del nuevo orden constituyente revolucionario. Hasta aquí, todo es ganancia para el poder constituyente. Se han abierto las compuertas de la imaginación radical instituyente. La acción y la reflexión multitudinaria, ha puesto en juego, la necesidad de refundar las naciones, la democracia, la política, la sociedad, la vida toda. Ahora, en cambio, estamos ante otros desafíos. Tenemos que despejar las dudas, aprovechamientos y mentiras, que utilizan los vacilantes, oportunistas y simuladores, de todo lo nuevo desplegado en esta última década al calor de la lucha autodeterminada de los nuevos movimientos sociales. Desbrozar prácticas y conceptos tales como:

1.- La acción directa de la multitud con sentido anticapitalista, contra todo poder heterónomo, como soberanía constituyente en acto. Y no como la utilizada el campo enemigo para derribar gobiernos progresivos y revolucionarios; una acción directa, que se clausura, apenas el capital recupera el control político.

2.- La autonomía de la clase de la multitud, su conciencia y cerebro colectivo. Su común singularidad.

3.- El poder constituyente del trabajo, irreconciliable, antagónico, indialectizable, contra el capital.

4.- La necesidad de inéditas instituciones de la multitud: democráticas, asamblearias, autogobernables, absolutas.

5.- El Poder Popular o El MultiKratos, el Poder de la Multitud: originario y permanente; creador, reformador y derogatorio de sus propias leyes; renuente a su cooptación e insubordinable desde el estado.

6.- Un portentoso y sacrosanto socialismo. Anticapitalista = Antiimperial= Antimercantil = Antipatronal. Por lo tanto, que reniega de todos los aparatos, dispositivos y agenciamientos alienantes, enajenantes y cosificantes del poder constituido de la mercancía.

La burocracia no es un fenómeno ideológico sino material. Basada en la objetiva escasez económica que instituye cualquier sociedad mercantil. Carencia de la que huye la burocracia apropiándose de parte del excedente social desde su posición en el estado. Y que ninguna apelación ética, ninguna batalla cultural, ninguna posición subjetiva; por sí misma, y por sí sola, puede modificar en un ápice los cimientos materiales en los que descansa, y se reproduce, el mercado y la burocracia de la sociedad del robo del trabajo humano.

Burocracia = base material en la escasez = gestión del excedente social = Nueva Clase Política

La apropiación de la gestión de los medios de producción, o el gerenciamiento del comando estatal por parte del Funcionariado, le abre las puertas a sus privilegios sociales, económicos y políticos. Prerrogativas, miserias y canonjías, por las que atravesaron todas las revoluciones socialistas del siglo XX. En Venezuela, lo que se está viviendo, es la constitución de una Nueva Clase chavista (NCch). Y lo que la abstención popular atacó medularmente es la consolidación de una NCch parásita, omnipotente y omnipresente, sustitucionista de la acción autónoma multitudinaria y con veleidades vitalicias. Sea esta Nueva Clase chavista más o menos revolucionaria, retardataria, o reaccionaria; honesta, manipuladora o corrupta; lúcida, dubitativa o estúpida. Este no es el punto medular, sino la propia constitución material de la Nueva Clase. Una New Class hecha gobierno, la política hecha clase desde la autonomía relativa del estado. Classe política, la clase electa y selecta; clase que se organiza por su posición estatal ventajosa en el modo de producción, sea capitalista o socialista, pero siempre como Gestionariado de la sociedad mercantil.

Una Nueva Clase chavista que se ubica por encima de cualquier Poder Popular, para luego forzar su subsunción en la forma política de la mercancía, la forma estado. Mientras que, desde la Comuna de París, la clase obrera sabe por sus propios errores que la maquinaria estatal debe ser demolida hasta sus cimientos. O, contrariamente, en la actualidad, lisa y llanamente se ahoga la autoactividad popular (la autodeterminación de la multitud, la autoconciencia del cerebro colectivo del intelecto general), a pura cooptación, sangre y fuego. ¡La multitud no ha llegado hasta aquí para reiterar los horrores del pasado! No arrastra los cadáveres revolucionarios insepultos de la clase obrera, para enterrarse en vida reeditando un camino socialista trillado y fracasado. El anticapitalismo del siglo XXI será completamente revolucionario o no será nada. La revolución terminará con el capital en todas sus formas o el capital terminará con la revolución. En cambio, lamentablemente, hasta el presente, el socialismo del siglo XXI no ha sido más que una mueca, una caricatura, de revolución social.

Es incorrecto reprochar, como contrarrevolucionarios, a los revolucionarios que se abstuvieron porque no coincidían con las reformas propuestas por Chávez. Militantes que mantienen día a día abierta la lucha radical. Que defendieron el comienzo epocal venezolano iniciada en el 99’, inicio destronante contra el capital, que buscó ser abortado por el golpe de estado cívico y militar del 2002. Que resistieron el coup d’État y el posterior boicot petrolero que intentó ahogar la profundización del cambio social. Atacar a los revolucionarios, porque no acordaron con el rumbo estatal chavista que establecía el referéndum, es parte del peor legado del bolchevismo en el poder. De las prácticas más nefastas del partido único, hoy, más marketineramente, llamado partido Unido socialista. Y esta no es una herencia atribuible exclusivamente a Stalin, sino al propio Lenin. Un “jacobinismo conciente” del que fue presa el propio Vladimir Ilich Ulianov (Lenin); a partir que el hombre de estado se almorzó al hombre revolucionario. Un Lenin que, apropincuado en el gobierno, prohibió las tendencias en el partido comunista y disolvió la Asamblea Constituyente porque su fuerza había sido derrotada en los comicios realizados antes de la toma del poder. Es el pasaje del Lenin que va de “El Estado y la Revolución” (1917), a “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo” (1920). Seguir blandiendo este último texto, obviando, el devenir que va, de “Todos el poder a los soviets” (1917), a, “El capitalismo de estado” (1921), es el procedimiento más contrafáctico, engañoso e incorrecto; indiferenciando, clase de partido, poder constituyente de poder constituido, autonomía social de heteronomía estatal. ¡Cuidado!, en esto, el socialismo del siglo XXI se mueve en un desfiladero que va camino a no diferenciarse del socialismo del siglo XX. Es más, tiene sus peores defectos sin ninguna de sus virtudes.

No es que el chavismo esté lejos del anticapitalismo, lo que resulta una obviedad, sino del propio nacionalismo burgués. Mejor aún, al gobierno de Hugo Chávez, el mote de “Capitalismo de Estado” le queda grande. Es más, el primer peronismo argentino, del ’45 al ’51, ha sido más popular en las condiciones de igualación distributiva, de apropiación por parte de los asalariados de una mayor porción del PBI -y todo esto dentro de estrictos márgenes capitalistas-, que los 9 años de presidencia que lleva en Venezuela el golpista teniente coronel, devenido, comandante democrático burgués.

El último Chávez, el socialista, nacido de la insurrección multitudinaria que lo devolvió al gobierno, después de ser depuesto sin oponer resistencia el 11 de abril de 2002, ha sido pírricamente derrotado.

Si una virtud tiene el comandante, es que resulta ser parte, junto con los mandatarios Rafael Correa de Ecuador y Evo Morales en Bolivia, de los únicos presidentes de Sudamérica atentos al nacimiento y desarrollo de la autonomía de la multitud. Chávez, rápido de reflejos, registró que el mismo fue su enemigo. Que perdió el referéndum a manos de sus ex-votantes, y que su política tiene fallas groseras que lo llevó a perder 3.000.000 de votos en el último año.

La abstención es un actor más de la política electoral. Ya no resulta ocultable, ni menospreciable. No es un comportamiento accesorio, un dato de color, ni el exilio de las urnas de ciudadanos despreocupados por la política. Cada vez más, deja de ser un significante vacío. Cada vez más, se parece a una insurrección electoral silenciosa, pero contundente, que licua el poder de la democracia indirecta. No connota el accionar de lúmpenes y burgueses fordistas, asociales y fascistas, sino, básicamente, de la autonomía de la multitud irrepresentable del Working Poor, -o pobreza con empleo-, el Inmaterialado del general intellect, el Precariado y el Excedentariado, el Sobre y Subocupariado, el Prole-Delito y el Lumpen Ilustrado postfordista.

Hugo Chávez lo reconoció con todas las letras: a su proyecto lo venció la abstención. No miró al costado, ni se excusó en la recurrente abstención venezolana. No invisibilizó a los no votantes. Maña, tan común, en todos los representantes que creen que la multitud que no vota no existe, no cuenta, no vale. ¡Qué diferencia con la práctica de tanto pretendiente a Nueva Clase que desprecia al no votante! Ya no alcanza, el miope discurso, de una izquierda partidaria desdeñosa del éxodo de las urnas, como repudio, contra todas las ofertas electorales. Un autoexilio de la democracia de toda la Nueva Clase como Partido Unico del Capital (PUC). Un comportamiento antielectoral, que incrementa, no solo su caudal de rechazo a todos los representantes, sino, que significa, una sintonía más fina para expresar -desde su silencio electoral y su evasión de las urnas- el repudio a la democracia delegativa y a su viejo, o nuevo, sistema reciclado de partidos modernista. Una multitud del “¡Qué Se Vayan Todos!” (QSVT), que no se la coacciona con el discurso “progre” de que tiene que sufragar por el mal menor; o la trampa, de conformarse con la izquierda que hay para no hacerle el juego a la derecha.

Chávez hizo centro en la abstención, pero se quedó corto. Asumir que el 44,1% objetó a todos, sin disminuir en consecuencia el porcentaje de votantes por el SI y por el NO, sin tomar a los sufragantes sobre el total del padrón electoral, y no únicamente por los que efectivamente votaron, es dejar fuera de las cuentas, que son voluntades políticas, a las y los que se abstuvieron. Chávez tuvo menos votos que afiliados a su Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV). Es más, hubo dos millones y medio de venezolanos que ni siquiera se inscribieron para votar en el referéndum. Lo que hace que, entre abstencionistas (7.104.362 millones) + no inscriptos (2.5 millones) + votos nulos (118.693), se llegue al abismo de 9.723.055 venezolanos que objetaron participar, se apartaron, e invalidaron la reforma constitucional impulsada desde las alturas del estado bolivariano. ¡Casi diez millones de ciudadanos rechazaron a todo el Partido Unico del Capital! Sobre 18.6 millones, la mitad, 9.7 millones, no dejó pasar esta reforma. Y esto sin contar a los que votaron por el NO. Si no se registra tamaño repudio, y no se cambia en consecuencia, es por puro dogmatismo.

El verdadero peso del no voto no está, exclusivamente, en evaporarse de las urnas; sino, en debilitar el consenso, la legitimidad, de la voluntad política de los votantes restantes. Es atacar la legalidad, reduciendo, la adhesión al sistema Capital-Parlamentarista en su conjunto. No incorporar el porcentaje de la abstención, como una fuerza más que hay que tener en cuenta cuando se sacan los guarismos, es reducir, seccionar, la lectura política. Implica cercenar el accionar destronante del escape, el abandono, de la mayoría del sistema electoral democrático burgués. Significa quedarse anclado en un balance engañoso basado en las y los que sufragan, y no incluir a toda la ciudadanía, aún, a las y los que no votaron.

La legitimidad política, la anuencia a la delegación del poder, no es la misma si se toma en cuenta el rechazo, el exit del sistema electoral, que si no se lo toma en cuenta. Cambia la calificación y, por ende, las conclusiones. Y hacer un mal diagnóstico, es decir, tomar un universo equivocado, es funesto para arribar a las conclusiones acertadas. El no voto, la abstención, es una fuerza política más con peso propio. Hugo Chávez fue el primero en examinarlo y eso es muy valioso. Pero faltó completar la ecuación, tomando los porcentajes reales de cada fuerza sobre el total del padrón, y no sólo, en relación, a los que efectivamente votaron.

La fundación de un Nuevo Movimiento Anticapitalista, social y político, parte del reconocimiento de la nueva constitución técnica de la fuerza de trabajo postfordista. Incanalizable de manera permanente por el gobierno, indisciplinable por el viejo movimiento obrero fordista, e irrepresentable por todo el sistema de partidos Capital-Parlamentario (sea de izquierda, centro o derecha).

Cada vez más, la mayoría de la multitud, el nuevo concepto de clase del trabajo, rechaza delegar su soberanía en el viejo estado; rehuye quedar atrapada en la representación partidaria y ser subsumida por los sindicatos keynesianos. Los que no votaron a Chávez, no son únicamente la “clase media” sino la multitud. En la posmodernidad, las metrópolis, las grandes ciudades y los centros urbanos importantes -los territorios neurálgicos del poder mercantil-, están compuestos por 9 de cada 10 integrantes de la multitud. Asalariados, autoexplotados y desocupados son parte de la multitud. La clase obrera ha quedado incorporada, incluida, subsumida, en la multitud. La vieja lectura que iguala Centros Urbanos = Clase Media, es eso, un vieja lectura. Una interpretación fordista de la estructura de clases desfasada. Que no da cuenta del pasaje del fordismo al postfordismo como tendency dominante del capital. De la modernidad a la postmodernidad; de la clase media capitalista a la clase media asalariada; de una pequeña burguesía vigorosa a su desclazamiento; de la aristocracia con empleo a la pauperización de la clase media salarial. De las urbes fabriles a las ciudades serviciales; de los centros urbanos con factorías a la ciudad como fábrica de plusvalor; del Materialado al Inmaterialado. De la línea de montaje a la red; de las factorías metropolitanas a la Matrix biopolítica. Del obrero masa al Precariado; de las villas miserias a los hiperguetos del working poor; del crimen como anomalía obrera al Prole-Delito como categoría laboral; de la vigilancia y el control a la [in]seguridad; de la clase obrera a la multitud. Toda esta deriva ataca el sentido común fordista. Sus modos de vida modernista; su imaginario familiar y laboral; la concepción del tiempo sólido y el espacio finito. Lo que impacta en su forma de [i]representar, políticamente, la vida productiva desde la democracia postfordista del Partido Unico del Capital. Un hiato, cada vez más pronunciado, entre biopolítica de la multitud y biopoder mercantil.

La interpretación incorrecta, Metrópolis = Clase Media, resulta una cosmovisión que reniega de la propia creación del capital: de la fluidificación del trabajo, su interinidad y movilidad. De la cosecha laboral del espacio, como factoría social del mercado, cultivado por el obrero de lo social. Un trabajo difuminado por toda la trama urbana y periurbana, inapresable por los caducos dispositivos de encierro de la modernidad vigilante: el partido y el sindicato, la familia y el estado, la escuela y la fábrica. Una Matrix social, una sociedad red, una comunidad mercantil del trabajo difuso, dominada por un sujeto de clase, la multitud, cada vez más irrepresentable políticamente para la democracia del capital.

La [re]composición política, el representante común antagonista, de la nueva composición técnica del trabajo, son los nuevos movimientos sociales y económicos contra los patrones y el Partido Unico del Capital. El movimiento instituye su propia representación que manda obedeciendo. El movimiento se presenta, se expresa y se representa a sí mismo. El movimiento se [auto]representa. El movimiento autónomo, social y político antagonista, es la representación conciente del Poder Popular como poder político constituyente anticapitalista. La presencia del sujeto económico del movimiento social, acontece político, sobreviene representación de la nueva sociedad de la multitud en gestación, antagonizando, autónomamente, concientemente, contra la sociedad del capital.

En la derrota, la enorme virtud de Chávez radica en reconocer donde está el corazón de su adversidad. Y se sabe, que el corazón, late a la izquierda. Y la izquierda más perseverante y consecuente, la social, la clasista, la autónoma, la insurreccional; la izquierda con capacidad revolucionaria y constituyente, no compró la reforma constitucional y se abstuvo en consecuencia.

El referéndum demuestra que la estrategia del socialismo etapista y estatista, típico de la modernidad, resulta inviable en la posmodernidad.

La medias tintas, ese engendro del “Socialismo del Siglo XXI”, que no es ni capitalismo de estado, ni socialismo de lo cotidiano; ni pura democracia de partidos, ni república asamblearia; ha recibido un cachetazo multitudinario que debe llevar al replanteo de toda la estrategia sobre la construcción del Poder Popular en Venezuela.

La mayoría, que se jugó la vida para restituir en el Palacio de Miraflores a Chávez en el 2002, mientras avanzada en las calles el postfascismo golpista, ha sido defraudada. Reeditó su confianza el año pasado reeligiendo a Chávez, pero su paciencia no es eterna. Y así lo ha hecho saber el 2 de Diciembre. Los U$S60.000 millones anuales de renta petrolera no “derraman”. La especulación con los productos de primera necesidad, la corrupción y el delito, el desabastecimiento y la inflación venezolana no son temas menores. Esta última, en el 2006, fue del orden del 17%, a la que hay que sumarle la acumulada durante el 2007. Con bajos salarios y el 44.3% de trabajo precario, el impuesto inflacionario del capital sobre el trabajo resulta demoledor para la reproducción de la fuerza de trabajo de la multitud. Que es lo mismo que decir, en una sociedad mercantil, subconsumo de masas y atentado contra la continuidad de la vida.

Mientras la multitud no esté en las calles echando presidentes y cuestionando todo el sistema capitalista, la única forma de insurrección electoral es la abstención. Un repudio antielectoral a todos los que no se fueron, ni se irán, por sus propios medios. El Partido Unico del Capital no se depura, apenas si se recicla. Mientras tanto, estamos ante una multitud que se insurrecciona con su ausencia llenando de vacío las urnas. Reteniendo su potencia política para que no se transfigure en poder constituido de la Nueva Clase. Evitando subsumir su Poder Popular autónomo en el poder heterónomo del capital.

De nada sirvió la visión y la práctica del nacionalismo popular, del progresismo reformista, y de la construcción del Partido Socialismo Unido desde las alturas. Además de ser un insulto gratuito, nada aporta, ubicar únicamente en el antipueblo “gorila” a los opositores a la reforma constitucional. Al presidente lo derrotó su propio pueblo. El mismo Chávez despejó todas las dudas el 3 de diciembre a la madrugada, y así lo dijo: “Si, No, y Abstención, todos somos el pueblo”.

Referendo de la Reforma Constitucional, efectuado este 02 de diciembre de 2007.

En los 23 estados del país y el Distrito Capital, se dispusieron 11 mil centros de votación y 33.900 mesas.

Consejo Nacional Electoral: ¿Aprueba usted el proyecto de Reforma Constitucional con sus Títulos, Capítulos, Disposiciones Transitorias, Derogatoria y Final; presentado en dos bloques y sancionado por la Asamblea Nacional, con la participación del pueblo y con base en la iniciativa del Presidente Hugo Chávez?

Opción
Descripción
Electores totales 16.100.000
Porcentaje (%)
% con Abstención
A Abstención 7.104.362 44.1% 44.1%
No
a la reforma constitucional 4.504.354

50,7%

27.9%

SI a la reforma constitucional 4.379.392 49,2% 27.2%
VN Votos Nulos 118.693 1.34% 0.74%
A+VN Abstención + voto nulo 7.104.362 +118.693
=7223.055 44,1+1.34
=45.4 44,1+0.74
=44.8

Tabla propia de resultados: en base a la recolección combinada de datos.
http://www.cne.gov.ve/divulgacion_referendo_reforma/

Doce Conclusiones:

1. La primera fuerza fue la Abstención: más de 4 de cada 10 electores.

2. El NO, no ganó por el 50.7%, sino por un escaso 27.9% del total del padrón.

3. Sólo 3 electores, de cada 10, votaron por el NO o por el SI.

4. Tanto como 7 electores, de cada 10, estuvieron en contra de la reforma constitucional.

5. Los distritos más importantes del país se abstuvieron y votaron en contra del SI.

6. Los distritos más numerosos gobernados por el chavismo fueron derrotados por la abstención y, en un lejano segundo lugar, por el NO.

7. La abstención obtuvo casi un 60% más, que los votos por el NO y por el SI.

8. Con relación a 2006 la oposición solo incrementó su caudal en 100.000 sufragios. En cambio, el chavismo perdió 3.000.000 millones de votos. Casi 1.000.000 millón de afiliados al PSUV se abstuvieron o votaron por el NO.

9. El 44.8% objetó a todos. La reforma de Chávez tuvo a favor 4.379.392 sufragios. Exactamente 942.608 votos menos que los 5.322.000 aspirantes a militantes a su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Hubo dos millones y medio de venezolanos que ni siquiera se inscribieron para votar en el referéndum. Lo que hace que, entre abstencionistas + no inscriptos + votos nulos, se llegue al abismo de 9.723.055 venezolanos que objetaron participar, se apartaron, e invalidaron la reforma constitucional. Tanto como 9.7 millones de ciudadanos y ciudadanas, sobre 18.6 millones de electores potenciales (16.1 millones de empadronados + 2.5 millones que no se inscribieron) no dejó pasar esta reforma. Y esto, sin contar a los que votaron por el NO, que suman, otros 4.504.354 millones. Lo que hace un total de 14.204.354, el 76.3 % sobre 18.6 millones, que rechazaron la reforma constitucional.

10. Un fantasma recorre al capital, el fantasma del QSVT. La abstención es un fenómeno universal = pobreza con salario + trabajo sin salario.

11. El rechazo a todos = postfordismo = tendencial subsunción real = crisis de las viejas mediaciones fordistas de la democracia de partidos y sindicatos.

12. Antikapitalismo = antagonía contra la Nueva Clase + autonomía política de las y los trabajadores + acción directa + rechazo al trabajo mercantil + asambleísmo + nuevo imaginario + unidad revolucionaria + Re[s]pública autogobernada = Poder constituyente de la multitud.

:: 2.- Multitud o Boliburguesía:

“¿Qué revolución es ésta?, ¿La revolución del whisky, de los Hummers?”.
Hugo Chávez, 28/11/07.

“La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), Artículo 5, 1999.

“No una identidad, sino una estructura en movimiento”.
David Viñas, Lo Pasado Pensado, Canal 7, 26/11/07.

“Ahora le toca al pueblo, nos toca asumir autocríticamente este revés electoral, nos toca hacer un profundo balance de nuestras fuerzas, del enemigo, de los traidores y de los que conspiraron desde dentro. Nos toca traspasar los márgenes de la camisa de fuerza que es la institucionalidad y su cuerda de burócratas y corruptos, para implementar el programa revolucionario tenemos que prescindir de ellos. Nos toca cobrar y cobrar duro a alcaldes, diputados y gobernadores traidores, nos toca desatar desde abajo el verdadero poder constituyente, la acción transformadora del pueblo, construir con o sin apoyo del estado y al lado del comandante Chávez la nueva institucionalidad revolucionaria, profundizar el desarrollo de la conciencia, la formación y los valores. Darle un parao a la desesperanza y a la frustración. Las respuestas y soluciones a las necesidades que tenemos como pueblo tenemos que darlas nosotros mismos, “el pueblo salva al pueblo”. La Liberación Nacional y el Socialismo sigue siendo la tarea revolucionaria y popular de carácter prioritario. Hagamos un alto en el camino para ver el frondoso bosque de la montaña, para abrazarnos, para organizar nuestros hombres, municiones, provisiones y trazar los nuevos caminos por los cuales transite la revolución bolivariana esta vez en manos de sus legítimos dueños, el pueblo armado de conciencia y organización”.
Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, Frente Nacional Comunal Simón Bolívar, Prensa De Frente, 9/12/07.

“El rumbo burocrático y clientelar que ha tomado la gestión de gobierno en estos nueve años. En la mayoría de ministerios y misiones ha privado la misma práctica adeco-copeyana de repartir favores y dádivas, junto al desarrollo de prácticas generalizadas de corrupción administrativa, muchas de las cuales se desarrollan en forma pública y notoria (..) La destrucción del movimiento obrero bolivariano, promovida desde las propias instancias de gobierno. El reiterado desconocimiento de la existencia de una diversidad considerable de tendencias políticas revolucionarias dentro del movimiento sindical bolivariano, ha generado la confusión y la desorganización dentro de las filas de los trabajadores que respaldan a la revolución. No puede existir revolución sin movimientos sociales organizados, y este aspecto constituye una de las profundas debilidades de este proceso. La destrucción de la UNT promovida desde el ministerio del trabajo ha sido la última estocada de una política errónea cuyas carencias se han manifestado en todos estos años de gobierno de Chávez. (..) En 1999 dijimos que no se podía hacer una revolución sin revolucionarios. Esa realidad sigue vigente y es la que hoy golpea al proceso bolivariano. Chávez constituye prácticamente el único izquierdista, el único revolucionario de su tren de gobierno. Ha existido una excesiva concentración de decisiones en el presidente, unido a una igualmente excesiva adulancia de sus colaboradores más cercanos. No se puede gobernar con adulantes, con cumple órdenes, una revolución se dirige con cuadros que tengan cabeza propia, que contradigan y propongan alternativas de trabajo distintas a las del líder del proceso. El problema está en que el entorno de Chávez ha demostrado en estos nueve años que es incapaz de producir ideas, ni buenas ni malas. No son los más capaces ni los más comprometidos, más allá de su aparente lealtad hacia el presidente. (..) El mismo presidente se ha rodeado de personajes que casi en su totalidad no comparten y tal vez ni siquiera entienden qué carajo significa una revolución socialista. (..) Más temprano que tarde, el chavismo burocrático, clientelar y reformista conducirá al gobierno bolivariano a una crisis política, que amenace su poder e incluso pueda volver a derrocarlo, como ocurrió el 11 de abril del 2002 (..) Chávez debe desarticular progresivamente a la derecha endógena que mantiene dentro de su estructura de gobierno, antes que esa derecha lo derroque en alianza con el imperialismo y las fuerzas opositoras”.
Roberto López Sánchez, aporrea, La Revolución se radicaliza o será derrocada en corto plazo, 3/12/07.

Hay toda una tendencia que recorre la política, por derecha e izquierda, a ningunear los procesos políticos desde las bases. A leer la realidad únicamente, o sobredeterminadamente, desde el estado. Un desprecio, explícito o inconfesado, a toda forma de organización política constituyente nacida desde el llano. Un sesgo a privilegiar el ejercicio del poder de arriba para abajo, y nunca al revés. Esto es parte de la herencia militarista patriótica, nacionalista revolucionaria, progresista jacobina, marxista leninista y trotskista. Identidades populares y de clase que, por sí solas, ya dieron todo lo que podían dar. Que hoy desoyen y rehuyen al nuevo latir popular que proviene desde el sótano insurrecto de la Patria Grande del trabajo. Una forma de construcción por el cambio social que no tiene más patria que la lucha contra el capital de los más, de los nadies, de los comunes, más allá de todas las fronteras nacionales.

Las nuevas formas organizativas abrevan en la autonomía de clase de la multitud y la espontaneidad insurreccional. Una espontaneidad que se organiza en acto, que no le pide permiso a nadie para actuar, que no tiene amo electoral, y que parte la historia cuando irrumpe: como el 13 de abril de 2002 en Venezuela, y el 20 de diciembre de 2001 en Argentina. Formas organizativas que despliegan proto instituciones anticapitalistas, como las asambleas populares; neo consejos obreros, con potencialidad radical, en las empresas recuperadas por la clase trabajadora; y prefiguraciones antisistémicas, como la construcción del poder territorial, de los Movimientos de Trabajadores Desocupados autónomos.

Cualquier estrategia de cambio social, que se precie, tiene que dar cuenta de este escenario en movimiento o está condenada al naufragio.

Toda esa energía desplegada en las calles, en el trabajo periódico en los barrios, en las fábricas gestionadas por la clase obrera, en el saber milenario indígena y la soberanía alimentaria campesina, en el arte insurgente, las coordinadoras de los precarios, el sindicalismo clasista, la contrainformación y la lucha de género, en el estudiantado revolucionario, debe explorar por sí misma la institucionalización del poder constituyente que surge de su práctica.

Desde el estado, si se quiere aportar a una nueva forma de hacer política revolucionaria, lo que resta, es sintonizar con lo nuevo. Pasar del Gobierno partidario al Cogobierno con los movimientos, y de allí, al Autogobierno de la multitud. De la representación estatal a la desrepresentación asamblearia, y de allí, a la autoexpresión soberana del poder constituyente como nuevo poder del trabajo de la multitud. Darle tiempo y espacio, lo que es lo mismo que poder, a los nuevos movimientos políticos, sociales, económicos y culturales de las mayorías. En todo caso, cuando se apela al cambio del texto constitucional, para hacer coincidir el derecho con el Poder Popular, resulta vital poner en manos del cerebro colectivo de sus actores sociales la reforma de la constitución nacional.

Poder Constituyente no es sinónimo de Asamblea Constituyente. Esa no es más que una rémora modernista. Heredera de la revolución francesa, aplicable por el independentismo decimonónico y del siglo XX. Actualmente, una pieza de museo.

De lo que se trata, es de que la Asamblea Constituyente se transforme en una Convención Revolucionaria (ver: Colectivo NPH, Masa y Poder XX, “El doble poder como proceso: de la Asamblea Constituyente a la Convención Revolucionaria”).

La Convención Revolucionaria no es una mera Asamblea Constituyente. El poder constituyente de la multitud no se derrama desde las alturas del estado. Sin el compromiso popular con la reforma, sin agotar el debate, sin construir Poder Popular en cada retícula social, el poder originario para refundar la nación es estéril, o queda secuestrado, por la reedición del partido único de estado. Un partido sustitucionista de la multitud que, aún con la mejor de las voluntades, zozobrará, porque la revolución social, el socialismo anticapitalista, será obra de la multitud o no habrá revolución en el siglo XXI. La derrota del SI en el referéndum es una lección para toda la multitud del planeta; circunstancialmente para el pueblo Bolivariano de Venezuela, pero también, para los bolivianos y ecuatorianos abocados, por estos días, en sendas Asambleas Constituyentes.

Y Chávez, así lo comprendió el mismo día de la derrota: “Perdimos tres millones de votos en un año. Gente que está con nosotros y que no está con el NO. Hubo dudas, nos faltó tiempo, profundizar el debate”.

Al comandante Hugo Chávez le dio la espalda su propio pueblo. Excluyendo la abstención, que fue la que triunfó contando todos y todas las potenciales sufragantes; de los votantes, el NO ganó en los distritos más importantes del país que cuentan con gobernadores y alcaldes de su propia fuerza. El chavismo perdió en el Distrito Capital (52.4% por el NO), en Carabobo (52.8%) y Miranda (56.2% en contra). Al igual que en Mérida (54.7% eligió por la negativa), Táchira (57.3%) y Lara (51% votó por el NO).

El socialismo se ha convertido en un término polisémico, al igual que comunismo un término controvertido. ¿De qué socialismo se habla donde abunda el whisky y falta la leche? ¡Donde abundan los lujos burgueses y las 4×4 y, al mismo tiempo, hay desabastecimiento de aceite y arroz!

Las prácticas del socialismo real, o el mal llamado comunismo de China y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ha bañado de sangre y desprestigio los sueños más nobles de la especie humana. El socialismo, hasta el presente, nunca fue la primera etapa del comunismo. Y el devenir del comunismo anticapitalista a quedado bien lejos de la captura de los soviets por el partido único de estado en la extinta URSS. Remontar y superar ese pasado funesto, el asesinato de la democracia obrera, los crímenes aberrantes del stalinismo en nombre de la revolución social, la implosión del socialismo de estado, es una tarea fatigosa pero indispensable. Sin una nueva praxis, un novedoso imaginario, un relato histórico renovado, otra ética y estética revolucionaria, resulta imposible recuperar en el presente el comunismo. Un proyecto común, como utopía libertaria realizable, por el poder constituyente de la singularidad multitudinaria. Como emancipación de la libertad contra el capital, la muerte del trabajo mercantil, la abolición del estado, la extinción del Imperio productor de plusvalor y el fin de la sociedad clasista de la mercancía.

El socialismo del siglo XXI, así, a secas, no deja de ser un collage. El deseo de congeniar propiedad privada, estatal y comunal es una ilusión irrealizable. Capturar la autonomía de la multitud, encerrándola en un molde partidario, resulta inviable. Tomar partido en la disputa interburguesa, contra la patronal que se opone al régimen chavista, a cambio, de favorecer desde el estado a otra parte del empresariado prebendario, y así creer, que se neutraliza al frente social patronal; además de ser un error que acarrea la derrota estratégica de la revolución social, se paga, y se pagó en lo inmediato, con el distanciamiento del chavismo de buena parte de las y los trabajadores. Una multitud que resulta boicoteada desde el estado en la construcción del Poder Popular, autónomo y constituyente, es decir, de sus instituciones igualitarias y, por tanto, anticapitalistas.

No avanzar en la producción desde el puro valor de uso y, en cambio, fondearse en la producción de plusvalía, es suicida para todo cambio social de raíz. Ubicar al Imperio fuera de las fronteras, y más aún sólo en los Estados Unidos de Norteamérica, es una reedición ordinaria de la creencia del socialismo en un solo país como capitalismo de estado autónomo. Socialismo que decía que, así, se avanzaba en la lucha antiimperialista. Basta hoy ver a China para constatar la pesadilla capitalista que acaeció de esa fantasía antiimperialista del socialismo nacionalista.

El Imperio del capital no está sólo afuera de las fronteras de cada Estado-Nación, sino al interior de cada uno de ellos. La burguesía imperial, como la multitud contraimperial, son clases sociales globales que se combaten antagónicamente en todo tiempo y lugar. No hay liberación nacional sin emancipación social. No hay independencia política del trabajo sin anticapitalismo. No hay autonomía nacional del trabajo sin expansión universal de la antagonía de la multitud contra el capital. Y no existe etapismo alguno para lograrlo. Como aquel viejo cuento de que primero viene lo nacional para luego ocuparse de lo social. Mientras las situaciones revolucionarias pasan y la burguesía se queda. Aplazando, y aplazando, la emancipación del trabajo de la especie humana en espera, o a la búsqueda, de la burguesía nacional y el militar patriótico que nunca llegará. Cantinela repetida, hasta el hartazgo, por cuando gobierno progresista, anticolonial, socialista y antiimperialista ha pasado por la faz de la tierra. El pasado nos enseña. Eso nunca fue posible y más aún, bajo el Imperio del Capital, nunca lo será. O se actúa en los dos planos de la independencia al mismo tiempo, lo nacional y lo social, o no concurrirá ninguna de ellas. El parte aguas del presente es bien claro: Multitud versus Capital, Anticapitalismo versus Imperio.

Chávez no pierde porque fue muy lejos en sus propuestas. Muy por el contrario, resulta derrotado por acortar el horizonte de cambio. No lo derrota la derecha, sino sus limitaciones por izquierda. No le sobró, sino que le faltó, antagonía contra el capital. Transformar la crispación en odio de clase, y el odio en conciencia erótica revolucionaria. No sobró, sino que faltó, polarización social. Toda la virulencia chavista para atacar al Imperio fronteras afuera, fue inexistente fronteras adentro.

La vacilación es el peor consejero de cualquier proceso de cambio social. No hay empate de fuerzas permanentes. Ni garantía de continuidad histórica porque se hayan ganado todas las elecciones anteriores. O avanza la revolución o se pierde lo trabajosamente conquistado. No existe la quietud en la lucha de clases. La vida es movimiento, cambio, y el poder del estado que aspira a ser revolucionario pero que no se disuelve en lo social, entregando la prerrogativa de administrar la vida a la multitud, cede y se repliega ante el capital. No existe el estancamiento; si no se avanza, se retrocede.

Todas las reformas progresivas de Chávez no superan los marcos democráticos burgueses, la democracia del capital y el poder constituido. En la era postfordista no hay espacio para reformas transicionales. ¡Capitalismo o Anticapitalismo!, ¡Esa es la consigna de la hora! El futuro del planeta pendula entre ¡Anticapitalismo o Exterminio!; poder heterónomo o poder autónomo; Asamblea Constituyente o Convención Revolucionaria; captura del Poder Popular en las alturas, o autogobierno multitudinario desde el llano. Cooperativas obreras trabajando para el mercado, o tierras y empresas recuperadas por la multitud para el uso y goce sin valor monetario de todo lo producido. Para el trabajo concreto todo, para el trabajo abstracto del capital nada. Para el valor de uso y el ahorro social del trabajo todo, para el valor de cambio y la acumulación del trabajo como capital nada.

Hugo Chávez resulta vencido por primera vez, pero su derrota acontece en su peor coyuntura personal. Ya agotó su reelección, “(..) El Presidente o Presidenta de la República puede ser reelegido, de inmediato y por una sola vez, para un período adicional”, Art. 230 CRBV. Y para peor, está impedido legalmente de presentar una nueva reforma constitucional en lo que falta de su segundo mandato. “(..) La iniciativa de Reforma Constitucional revisada no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional”, Art. 344 de la CRBV.

Pero tal vez, su tropiezo, sea una futura victoria popular. Hugo Chávez presentó la reforma constitucional como “su” reforma, y ese fue su peor error. Los liderazgos al estilo Fidel Castro son inviables en la posmodernidad. Cuba hay una sola y no casualmente es una isla. Es hora de rectificar el rumbo y que sea la propia autoorganización de la multitud la que plantee su reforma constitucional. “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario (..)”, Art. 347 CRBV.

Un poder constituyente del trabajo que nace desde la antagonía contra el capital como lucha de clases. Que disputa el sentido común mercantil en todos los planos y en todos los terrenos. En el imaginario instituido, en las acciones revulsivas para los patrones, los símbolos del poder heterónomo y la mística revolucionaria. Desde abajo, desde la alteridad y por fuera de las instituciones del capital. Desde una izquierda políticamente autónoma de partidos y el estado, sindicatos y mass media, la academia y las empresas, iglesias y ONG’S. Un movimiento social y político que avance decididamente en la construcción de sus propias instituciones anticapitalistas. No todo está perdido. Bien lo dijo el presidente bolivariano “Esta no es ninguna derrota, sino un por ahora. Hasta la victoria siempre, ¡Venceremos!”. Ahora, como nunca, la victoria depende de la multitud.

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

10 de diciembre de 2007

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:: El Poder de la AbsTención de la MulTitud

[NOTA]: MATERIAL CON PROTEÍNAS MULTIMEDIA
http://www.colectivonph.com.ar/infocus/111207.htm