A los abstencionistas

10.Ene.08    Análisis y Noticias

Queridos compas.

Muchos de nosotros discutimos más sobre las maneras de acceder al estado que si en efecto ese estado nos interesa.

Hay quienes de nosotros quieren dirigir el estado y levantan diferentes ideologías y principios para acceder a su dirección, aunque digan que lo van a destruir totalmente y erigir otro, lo que queda en lo mismo, ya que normalmente esos compañeros no piensan en la sociedad sin clases, sino que esa será una temática a posteriori, a posteriori, a posteriori, a posteriori …..

Marx fue muy claro en el capítulo 3 de La Guerra Civil en Francia:
La comuna asume las funciones del estado, dejando para lo centralizado sólo algunos elementos.

Pero bueno.
Total Marx tiene otras cosas escritas y Lenin concluyó de él que hay que ir tras el estado (ver el estado y la revolución).
Sólo que Lenin hizo la pillería (disculpen los adoradores del pelao) de decir que seguía las enseñanzas de Marx sobre la comuna, lo que luego se demostró que no era cierto, puesto que solamente se refirió a la introducción de Engels al libro mentado de la comuna.
Si analizamos los libros y experiencias (y no solamente vamos a la militancia orgánica detrás de una propuesta muy bien presentada), veremos que la introducción de Engels tergiversa la interpretación de Marx.

Pero bueno, eso parece intelectualismo.
Tal vez podamos leer al revés el libro de Lenin sobre el ultraizquierdismo, que tanto usó el PC para combatir al MIR, es decir poniéndonos al lado de los consejistas y mirar las aberraciones del aniquilamiento de los soviets, es decir el acabose del poder popular para pasar únicamente al poder centralizado que dio en lo que dio.

Para aprender creo necesario dejar de disputar el control de la centralidad y construir el poder popular con capacidad de trascender el estado, es decir, la misma capacidad que acumulamos durante años para destruirlo invertirla también en la construcción de las redes de contrapoder, que no sólo podrán destruir el estado si quieren o utilizarlo si quieren, sino, lo que es más importante someterlo decididamente a las órdenes y mandatos del poder popular aniquilando de verdad al capitalismo de forma estratégica produciendo una expansión generalizada de la autogestión y del control local de los medios de producción, no más el control obrero, sino del barrio donde está inmersa la empresa, que los obreros no sigan comiendo la ilusión de que serán vanguardia de la industrialización, digamos la firme, se acabó el fordismo, la economía debe concretarse sobre otras bases, en fin.

Pero he ahí el debate:
Por diferentes motivos muchos compas solamente desarrollan lo que llaman “vocación de poder”, es decir voluntad de acceder al estado centralizado. Y de manera aún no reflexionada plenamente se dedican más a construir el aparato que destruirá el estado y dirigirá a las masas (que horror, disculpen el lenguaje antideluviano, pero es así tal cual como lo plantean, escondiéndose tras diferentes máscaras, pero con el puñal bajo el poncho) que a asegurar el protagonismo y poder real de la organización social, desconfiando terriblemente de la capacidad social de autoorganizar lo alternativo, la comuna, el soviet, el consejo, el poder local, o como quieran llamarlo.

Si el objetivo central fuese realmente construir el protagonismo y autonomía de los soviets (NO al soviet supremo!), no importa si estamos o no dentro de las instituciones mientras paralelamente se desarrolla el poder paralelo.

Una cosa es entender el estado como instrumento del capital en la forma de capitalismo de estado. Por favor no nos veamos la suerte entre gitanos, ya que el modelo socialista es nada más ni nada menos que un modo avanzado del estado de bienestar keynessiano, es la fase superior del capitalismo más que la fase inferior del comunismo, convicción que le costó muy caro al Che, nuestro comandante, no sólo por guerrillero como pregan muchos, sino por la economía que planteaba y la necesidad del socialismo cotidiano para asegurar el avance hacia el comunismo, lo que aún ni se vislumbra en ese lejaaaaaaaaano horizonte, con todas las explicaciones plausibles que se puedan traer a colación.

De esa manera a mí y a los que me acompañan en la candidatura alternativa no nos va ni nos viene el principio de votar o no votar, de inscribirse o no inscribirse, ya que de hecho es secundario, habiendo priorizado nosotros por la construcción del poder paralelo en la forma de creación de muchos comités autónomos en las caminatas de la anti campaña, que sumados a los que existen, pequeños pero están ahí y muchos podrán apoyar a los nuevos desde diferentes ángulos ideológicos, podremos lanzar una semana antes de la votación el municipio autónomo, red de contrapoder donde esperamos asentar prácticas autogestionarias, economía alternativa, ferias del trueque y otras, tales como escuelas comunitarias y más.

Así independe del resultado electoral, creemos que más importante que votar o no votar se trata de aprovechar la dinámica envolvente del proceso eleccionario para construir y echar a andar esos pasos desde abajo de manera más masiva y visible desde su propio contorno, no más desde el discurso o el panfleto.

Podemos aprovechar esa dinámica juntos sin tener que competir?
(”No lo hago porque mi principio se debilita ante los eventuales simpatizantes de mi programa estratégico”, etc.)
Hasta cuando vamos a estar perfilándonos y reperfilándonos bien diferentes de los otros para atraer prosélitos?
Es más importante la orgánica que la multiplicación de las autonomías territoriales?(no es inocencia, es apelo a superar la teoría de la vanguardia).

No me gusta la competencia entre compañeros, menos que unos se agarren a tiros con los otros, pero creo que es hora de dar saltos cualitativos de organización y movilización social.
El abstencionismo social está explicado por el descrédito de las instituciones, que siga así, pero hay que pasar a la fase organizativa y de acción constructiva de lo nuevo. Por eso aunque el circo esté lleno de payasos también está lleno de niños.

Abrazos
Profesor J