Balance del año 2008 y proyecciones para el 2009
Profesor J
La primera conclusión es que se percibe de manera más perfilada la conformación de dos polos contradictorios: por una parte el capital y por la otra la autoorganización de los pueblos.
En el polo de los pueblos se evidencia un auge de la lucha identitaria nacional que a esta altura ya no ha podido ser vencida por los sistemas de dominación, como es el caso de las luchas por la independencia y la autonomía en varias regiones de Europa, la fuerte expansión de la lucha autonomista de los Tamazigh en diferentes países del noroeste de África, grandes batallas sociales en la India y otros países asiáticos, destacando los Tigres Tamil de Sri Lanka.
En América Latina las luchas de los pueblos originarios se ha extendido de tal manera que en algunos casos practicamente llega a modificar el cuadro socio-político nacional, como ha sido la extraordinaria movilización de las comunidades en Perú, que llevaron al presidente Alan García a nombrar un conocido izquierdista de ministro del Interior para generar interlocución y calmar las aguas, desgastando de paso la figura de Yehude Simon, y la aún más extraordinaria movilización nacional de comunidades en Colombia, que instaló el liderazgo del movimiento indígena junto al campesinado y afrodescendientes sobre el conjunto de los sectores sociales colombianos, quebrando el antiguo eje de polarización gobierno-guerrilla convocando audazmente a una cadena de movilizaciones que se extenderán por todo el territorio colombiano durante el siguiente año.
Desde la caida del muro y la crisis de cohesión de los estados y partidos, las dinámicas populares autónomas venían creciendo por abajo hasta que el Forro de Porto Alegre reunió muchas de ellas con la pesada costra de intelectuales y partidos sobrevivientes de la época del estado de bienestar y del capitalismo de estado, extraña alianza que consiguió arrastrar parte importante de los movimientos que se caracterizaban por operar con cierta autonomía detrás de las propuestas electorales de la socialdemocracia del PT de Lula y del peronismo de izquierda de la familia Kirchner, neutralizando el primero el crecimiento del MST y el segundo la expansión de los MTDs y asambleas barriales.
De allí vendría la llamada ola de gobiernos progresistas, que atraería tras de si a buena parte de las protestas populares del continente, continuando con Uruguay, cuyos militares se sumaron felices al eje populista Brasil-Argentina, a los que seguirían posteriormente Bolivia, Ecuador, Nicaragua y este año Paraguay. Sin embargo este año 2008 ha podido verificarse que parte importante del movimiento social ya no se subordina como antes a las convocatorias partidarias como ha podido apreciarse en el desarrollo de la organización social por abajo en la mayoría de los países, destacando el distanciamiento institucional de la juventud chilena, la expansión de los municipios autónomos en México, la autonomía indígena en Guatemala, la consolidación de la Coordinadora del Gas y los Servicios Públicos en Bolivia, la independencia del gobierno ecuatoriano por parte de las poderosas comunidades originarias y los casos ya señalados de Colombia y Perú, así como el fortalecimiento de la conciencia autónoma en el Wallmapu, tanto en el Gulumapu como en el Puelmapu.
La segunda es que bajan de perfil y disminuye aún más la influencia de los partidos políticos, los sindicatos y los gobiernos.
La crisis de la estabilidad laboral no es resultado de una inadecuada política económica por parte de los gobiernos, sino el desplazamiento progresivo de la mano de obra debido a la tecnificación de la producción, en que los trabajadores son arrojados a su suerte y al sumarse a las capas desempleadas no se sienten representados por las autoridades estatales, perdiendo la fe en los discursos y propuestas de los partidos que disputan los cargos de gobierno o el control del estado, así como en la organización sindical que no consigue negociar como lo hacía en el período del estado de bienestar.
Las pugnas sociales, reivindicativas y políticas se trasladan en gran medida a los territorios, justamente donde los partidos, sindicatos y gobiernos no ofrecen soluciones, como en las zonas de la depredación minera, conflictos con los pueblos originarios, construcción de represas, destrucción de bosques, barrios populares, etc.
De allí que las victorias electorales ya no se producen por el predominio de los viejos destacamentos de cuadros militantes, sino más bien pasando por encima de ellos, creándose nuevas organizaciones distantes de las anteriores ya muy desprestigiadas, como los que sustentan los gobiernos de Evo Morales en Bolivia, Correa en ecuador y Lugo en Paraguay, mientras en Uruguay y Nicaragua se espera el desgaste estratégico de las antiguas guerrillas más prestigiosas del continente, los Tupamaros y los Sandinistas.
La tercera es que las alianzas de partidos políticos, empresarios y oficiales de las fuerzas armadas se fortalece configurando bloques de dominación de nuevo tipo.
La mayor parte de los gobiernos latinoamericanos se basa en una fuerte alianza con los militares, debido al importante papel que conceden a los aparatos del estado, a la cohesión institucional de la población y a la criminalización de la protesta social. Aún los gobiernos más progresistas como Venezuela y Bolivia no pueden prescindir del control y represión institucional. Los gobiernos izquierdistas como Brasil, Uruguay y Argentina han consolidado sus lazos con la policía y las fuerzas armadas. Brasil con los gobiernos de Lula ha vivido uno de los momentos más importantes de su historia de fortalecimiento militar. En Chile ello es dramático, ya que las fuerzas armadas de este país consumen uno de los más altos porcentajes mundiales del erario nacional. En Perú el propio gobierno de García estimula las provocaciones chauvinistas de sus altos mandos
La cuarta es que el capital de papel sobre papel muestra una tendencia a llegar a sus límites de expansión. Este año fue de la crisis y quiebra de varios grandes bancos y empresas dedicados al préstamo, seguros, previsión, hipotecas y similares, lo que ha obligado a un intenso reestudio de su factibilidad, evitándose por ahora su expansión hacia otras áreas mediante la inyección estatal de millones de dólares.
La quinta es que recrudece el avance del capital contra la naturaleza. Es bastante nítido que en los últimos años ha aumentado fuertemente el ataque empresarial a los bosques, ríos, mares y montañas buscando extraer aún más riquezas a bajo costo. Se ha llegado a límites que difícilmente pueden ser ultrapasados sin causar gravísimos daños al entorno.
La sexta es que se han abierto las puertas para una nueva recesión que comenzará a alcanzar al capital industrial y extractivo. La crisis de las empresas de papel sobre papel muestran un circulante ficticio, deudas e hipotecas sobre las cuales se mueven importantes factores productivos y comerciales. Una empresa con una lista de deudores puede obtener créditos sobre esa base
La séptima es que se impone con mayor fuerza el capital concentrado en las telecomunicaciones, cibernética, nanotecnología, biotecnología e ingeniería genética. Si bien en la época del estado de bienestar se impuso como caballo de batalla del capitalismo la industria automotriz junto a la de electrodomésticos y químicofarmacéutica, hoy día es la conexión a la internet y telefonía sin hilo, que muy luego llegarán a fusionarse del todo, junto a la nanotecnología, la que genera los mayores procesos de circulación y acumulación por la cantidad de población que envuelven y que se subordina al uso de esa tecnología. Los fabricantes de aparatos no consiguen atraer tanto capital como los controladores de sistemas de operación. La tecnificación ya ha alcanzado a las empresas de servicios como electricidad y agua y ha llegado a la producción de alimentos, habiéndose producido en el año 2008 una impactante multiplicación de la oferta y consumo obligado de transgénicos, que van sometiendo al agricultor a las empresas fabricantes de semillas y al consumidor a ingerir productos modificados que no tienen las funciones alimenticias de los naturales y que debilitan el organismo aumentándose las alergias y la baja de la capacidad de inmunidad del cuerpo.
La octava es que se ha entrado de lleno es una etapa donde la simbología y la imagenología ocupan un lugar preponderante en las pugnas por la hegemonía del aparato del estado. El caso más emplemático fue el desplazamiento de los políticos tradicionales en Estados Unidos y la nominación de un candidato demócrata derechista negro a la presidencia que resultó ganador y se rodeó de lo más granado del fascismo estadounidense nombrando ministros y responsables de la linea más dura. Ello también es un claro indicador de la comprensión de las clases dominantes acerca de la baja de perfil de los partidos en la forma que venían mostrando hasta ahora. Se trata a todas luces de una reingeniería política basada en la convicción de que hay que lanzar otros ganchos para atraer la disposición de ceder la soberanía popular en la forma de transferencia a los representantes. Los candidatos ahora arrojan píldoras digeribles por la población basadas en fórmulas de estudio populista de las reivindicaciones y exigencias populares. La crisis de las ideologías está llegando a su máxima expresión.
La novena es la mayor presencia de la juventud como actores sociales y políticos de gran peso, como han sido las batallas de los estudiantes en Italia, Francia, y especialmente en Grecia, así como las luchas estudiantiles y juveniles en Chile, Brasil y otros lugares.
La décima es que el capital ha asumido formas de lucha social territorial desde abajo consolidando zonas de control de población local aprovechando . Los casos más emplemáticos son los de la oligarquía de Santa cruz y la Medialuna boliviana, la región de Zulía en Venezuela y la región del Guayas en Ecuador. La derecha venezolana ganó mediante este expediente la municipalidad de Caracas, asestando un duro golpe al avance popular desde abajo hacia el socialismo del siglo XXI
La undécima es la caida del rol masculino de proveedor del hogar y el despliegue de la potencia de la mujer. La precariedad del trabajo ha traido como consecuencia la fractura de la estructura patriarcal, el debilitamiento de los lazos familiares y de la disciplina interna en el verticalismo y jerarquía de la relación inmediata de los adultos con los jóvenes, lo que se aprecia de manera mucho más visible en el transcurso de los últimos años adquieriendo un perfil más notorio en el año que termina, especialmente en Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina, México y Chile, curiosamente los países más industrializados donde las leyes del trabajo han retrocedido para abrir paso a la reorganización de la justicia, lo que es más perceptible en Chile donde el estado ha invertido cuantiosas sumas monetarias en los tribunales de familia, divorcios, tutelas y pensiones alimenticias, obligando al género masculino a cumplir a la fuerza su papel de proveedor aunque ya no pertenezca al núcleo afectivo donde han nacido los hijos. La mujer, por el contrario, no se limita al rol de recibir el aporte monetario del macho, sino que ha aumentado sus vinculos sociales con la juventud y aún con la lucha reivindicativa en torno a la vivienda, la salud y la educación, entre otras.
La duodécima, siendo una de las más importantes, es la expansión de los movimientos sociales autónomos y la autoorganización comunitaria.
Una de las más significativas expresiones sociales en nuestro continente la constituyen los procesos de autoorganización social y su empoderamiento territorial, que ya es visible de manera directa, superándose en parte la invisibilidad de años anteriores y el manejo desinformativo de la midia, que al presentar las noticias de su interés contribuye a forjar una visión distorsionada del mundo que no alcanza a ser despejada por los medios progresistas, más concentrados en sumar voluntades detrás de sus propuestas alternativas de estado y gobierno que en mostrar los avances de la autonomía social, que no es funcional a sus propios intereses de poder.
La décimotercera es la instalación definitiva del protagonismo social de las comunidades originarias, las que teniendo una base identitaria y de vida en común, no consiguen ser reabsorvidas por las instituciones de poder, cuyas relaciones sociales se asientan en la división, separación, distancia y competencia entre individuos. La misma ausencia de los espacios laborales que antaño favorecían la identidad y solidaridad proletaria en las formaciones sindicales, favorece el acercamiento entre personas por fuera del ámbito del trabajo, sea en los lugares de habitación, como los barrios periféricos de las ciudades, sea en los lugares de estudio, como han mostrado las luchas estudiantiles.
Necesidades de análisis
Hace falta profundizar el estudio y la reflexión sobre los siguientes aspectos del diagnóstico social:
Aspectos sicológicos de la crisis existencial del rol de género masculino. Hay un fuerte rebrote del alcoholismo, depresión y violencia del hombre contra las mujeres, lo que es estimulado por campañas de propaganda contra la violencia masculina. Esta tarea debería ser encarada por parte de profesionales y estudiantes de derecho, sicología y ramos similares, como sociología y orientación familiar, entre otros. El enfoque no debería ser terapéutico ni adaptativo, sino la profundización sobre las causas y posibles extensiones o desdoblamientos, como la precariedad del trabajo, la imposibilidad de cambio en el mundo laboral, la búsqueda de soluciones en forma de trabajo asociativo barrial, la revalorización o reconstrucción del rol masculino en forma de nuevas relaciones horizontales con la mujer y los jóvenes, etc.
Educación. A estas alturas del desarrollo de la autoorganización comunitaria y la presencia de gérmenes de autonomía social en barrios periféricos, es necesario profundizar el estudio y la práctica de formas alternativas de educación popular basadas en la autoeducación y expansión de los saberes sociales, para encontrar modalidades pedagógicas por fuera del estado y del mercado, instaladas sobre la autogestión y la participación efectiva de estudiantes, apoderados, profesores y vecinos.
Redes de economía alternativa. Si la precariedad del trabajo es la tónica del capitalismo, las ideas progresistas deberían profundizar el estudio y las experiencias concretas de economía autosustentable en barrios y localidades, como autogestión de productos y servicios, energía alternativa, colectivos de “comprando juntos”, ferias del trueque y otras que permitan enlazar personas concretas, de carne y hueso, en forma asamblearia, horizontal y democrática.
Municipios autónomos. Su expansión y consolidación en diferentes estados de México debería ser más divulgada y estudiada para descubrir modalidades factibles de ser implementadas en los barrios periféricos de las ciudades.
Salud comunitaria. Las deficiencias de los estados, más preocupados en la represión y control de población que de los derechos sociales, obligan a buscar formas alternativas de resolver situaciones inmediatas como comités autónomos de salud comunitaria que rescaten y amplíen el uso de la medicina tradicional, plantas medicinales y similares.
Estudios sobre la precariedad del trabajo y la imposibilidad del retorno del pleno empleo.
Análisis de la importancia de las comunidades originarias, tanto por sus formas de vida como su independencia respecto de las instituciones, ya que ahí se encuentran aspectos claves para la reorganización social desde abajo.
Hace falta también profundizar el estudio, la divulgación y el combate contra los alimentos transgénicos, descubrir campañas e iniciativas que lleguen a la población y que ésta pueda organizarse para boicotear los alimentos modificados. No basta la autoconciencia de colectivos de afinidad, sino que esta denuncia y acción debe extenderse a las más amplias capas en los barrios populares.
Por último, sin agotar las posibilidades de análisis, es necesario estudiar y profundizar más las formas de intervención popular en las instituciones al tiempo que se construyen las propias, tales como candidaturas independientes a los diferentes cargos estatales y municipales mediante representantes designados en asambleas sociales que se subordinen al mandar obedeciendo.
Proyecciones
Lo más destacado sin lugar a dudas es la expansión de la lucha de los pueblos originarios y la creciente influencia que va teniendo en los barrios periféricos de las ciudades y aún en las propias instituciones, a condición de guardar la debida independencia de los partidos tradicionales o de partidos nuevos que adoptan métodos centralizados, verticales y autoritarios.
En el año que viene, si la tendencia se mantiene, es posible que se verifique una mayor presencia de las formas de autoorganización en los barrios donde la gente pueda organizarse también en comunidades urbanas.
Aumentará el desempleo y la precariedad laboral, por lo que las candidaturas electorales, en especial en Chile, intentarán presentar propuestas de solución que serán demagógicas en la misma medida que ya es imposible absorver la mano de obra, a menos que el estado y los municipios abran sus puertas como empleadores, lo que dificilmente sucederá.
Por ello aumentará la protesta social y la lucha reivindicativa, parte importante de la cual tenderá a la autoorganización barrial para la subsistencia por los mismos factores ya enunciados más arriba.
Ello obligará a los gobiernos a aplicar más mano dura aún y a buscar soluciones demagógicas que arrastren sectores de izquierda con capacidad de traer consigo categorías sociales que deban ser neutralizadas, como en Chile la alianza entre los partidos de gobierno y la izquierda tradicional, la que inventa frentes y movimientos donde se integren sectores conflictivos para envolverlos en la exclusivas batallas electorales descuidando la organización barrial y local, o sea, aniquilando el protagonismo social desde abajo.
Se acentuará la polarización entre capital-represión estatal y autoorganización de los pueblos, por lo que los activistas deberían preparar las condiciones barriales y locales para que la energía popular encuentre sus propias maneras de crear nuevas formas de vida y subsistencia.
La extensión de la resistencia y lucha popular seguirá tomando dos caminos, por una parte la autodefensa convocada por destacamentos rebeldes y por otra la autoorganización de nuevas formas de vida.
Propuestas
Si bien la rebeldía social es innata, no resulta prudente continuar exclusivamente la acumulación de fuerzas organizativas y de combate contra las instituciones, sino que hay que estimular también los procesos de aproximación entre vecinos y el tejido de relaciones económicas, educativas, sanitarias y otras que posibiliten la formación de espacios comunitarios asentados en la territorialidad.
Creemos que hace falta aprender del pueblo mapuche, que se rebela y se levanta, pero sobre la base de la reorganización de sus comunidades, de su cultura y del empoderamiento territorial.
En el caso chileno el año 2009 será un año de fuertes embates electorales, ya que las burocracias se enfrentan a la posibilidad de perder o ganar espacios de poder. Por una parte la derecha y la Concertación disputan palmo a palmo y por la otra la izquierda extraparlamentaria orienta sus esfuerzos a la alianza con el bloque en el gobierno, lo que representa un golpe a la construcción autónoma de las capacidades populares para cambiar el mundo desde sus propios barrios y localidades avanzando desde allí hacia el acoso y copamiento del estado. Los modos en disputa sólo auxilian a que la gente siga dependiendo de los partidos para su intervención en las instituciones, lo que es siempre lo mismo. Tal vez sea necesario provocar una discusión nacional y discusiones locales acerca de levantar un candidato presidencial del pueblo escogido en asambleas barriales y de comunidades campesinas y originarias de entre varios postulantes desigandos por los movimientos y dinámicas alternativas. Una especie de votación o plebiscito popular que se realice en los principales barrios del país para designar el candidato popular, que deberá someterse al mandar obedeciendo. Ese proceso permitirá por su vez establecer bases de sustentación para el desarrollo de la autogestión y autogobierno local.
Abrazos
Profesor J
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